Capítulo 23
Habían pasado tres días desde el nacimiento del pequeño príncipe del infierno y heredero al trono tras Charlie haber abdicado su derecho al trono.
Alastor se encontraba en la habitación, mirando a su hijo mientras su pareja se daba un baño. Los bebés tenían un aroma muy particular.
Charles tenía la piel pálida como Lucifer, el cabello rubio con mechones rojos, esos pequeños y adorables círculos en las mejillas, un par de orejas de ciervo al igual que su pequeña cola. En conclusión, la genética de ambos parecía haberse mezclado muy bien.
Un toque en la puerta hizo apartar la vista de su primogénito, su mano acaricio el cabello de Charles, mientras su sombra aparecía y abría la puerta, dejando pasar a Charlie.
—Buenos días —habló bajo—. Oh, hola Char —se acercó a su pequeño hermano con una gran sonrisa.
—¿Le puedo dar un beso?
—Sabes que sí.
Charlie sonrió aún más y beso delicadamente la mejilla de su hermano, quién se removió un poco, pero no se despertó.
—Ay Alastor, jamás creí que tendría un hermano y menos que tú tendrías un hijo —se sentó a su lado—, serás un gran padre para mí hermanito.
—De hecho, hay una cosa que deseo preguntarte.
—Claro, adelante.
—Tú padre y yo estamos formando una nueva vida y nos hemos vuelto una familia —mira a la rubia—, pero ambos queremos que te sientas parte de ella.
Aunque no lo creas Charlie, yo sí te tomo como si fueses mi hija.
—¿En serio? —sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Tú padre y yo nunca podremos sustituir a Lilith. Pero jamás haré diferencias entré tú y tú hermano. Para mí, los dos son mis hijos, y no necesito de un lazo sanguíneo para demostrarlo.
Daría mi vida por cualquiera de los dos Charlie.
Charlie comenzó a llorar de felicidad y se levantó para rodear la cama y abrazar al soberano, quién solo le acaricio el cabello con la mano libre que tenía.
—Gracias.. —murmuró con una sonrisa.
—Olvide decirte —limpió las lágrimas—, mis tíos están de visita.
—¿Miguel?
—Sí, y uno que nunca había visto, se llama Azrael.
Alastor cerro los ojos de manera involuntaria—. Vienen a ver a tú hermano, ¿No?
—Sí —Charlie giro la vista para ver a su padre salir envuelto en una bata con estampado de patos.
—¡Buenos días Char Char!
Entonces Charles comenzó a llorar por el grito que su madre había soltado.
—Uy —se acercó a su hija para darle un abrazo y un beso mientras Alastor cargaba al niño intentando calmarlo.
—Mis tíos están aquí —anunció Charlie a su padre.
—Bajaremos en unos minutos, diles que se pongan cómodos.
Azrael estaba sentado en uno de los sillones de la sala principal, sus piernas estaban cruzadas y una de ellas se movía de manera impaciente ante la idea de conocer al hijo de su amor imposible.
—Ya cálmate —le murmuró Miguel—, ¿Por qué estás tan nervioso?
—Por todo lo que pasa en todos lados y las voces que escucho y que Alastor tiene un hijo con Luzbel —llevó ambas manos a su cabeza.
—Tranquilo —Miguel le tomó la mano—, se que será difícil poder ver al niño como tú sobrino y no como el hijo que tú y Alastor nunca pudieron tener.
—Jamás habríamos funcionado... El ángel de la muerte está casado con la misma y no podría haberle dado un hijo sí quisiera...
Miguel abrazo a su hermano, quién comenzó a llorar de manera baja ante el dolor emocional que presentaba.
Azrael tuvo que limpiar sus lágrimas de manera rápida cuando escucho la voz de Luzbel y Alastor.
—¡Azrael! —Lucifer sonrió ampliamente—, ¡Tenía tantos años que no te veía! —lo abrazo, y su hermano hizo lo mismo pero con cierta pena.
—Sí... Muchos años —su mirada se fijo en Alastor, quién sostenía al pequeño en brazos envuelto en una manta de color azul cielo. Sus miradas se cruzaron y Azrael le dedico una ligera sonrisa, una que Alastor le correspondió antes de acercarse.
—¡Miren nada más! —Miguel se acercó a Alastor—, ¡Pero sí es hermoso!
—Tiene toda la belleza de Lucifer —dijo Alastor sin mirar a nadie que no fuera su hijo, en especial a Azrael—, ¿No crees?
—Tonterias, heredó esas orejas y cola de ciervo —tomo la mano de Azrael—, ven a conocer a tú sobrino.
Por cierto, no te he dado las gracias por regresar a Alastor a mí lado.
—Un placer...
—Miralo, vamos Az, solo mira a mi bebé —presumió con orgullo.
El pelinegro se acercó y miro al niño. Realmente era lindo, definitivamente había capturado la belleza de ambos, quedando solo un pequeño ser perfecto.
—Es hermoso... —sus ojos se llenaron de lágrimas—, disculpen, debí tomar un poco de aire.
Y sin más, dio media vuelta y se dirigió a la salida, donde miro el cielo rojo mientras las lágrimas caían por sus mejillas, generando un llanto cargado de dolor.
—¿Por qué padre... Por qué haz dejado que me enamorara así de él...?
En el cielo, Sera y Gabriel se encontraban en una de las oficinas del consejo cuando las puertas se abrieron y dejaron ver al padre de toda la existencia.
—Buenos días —saludo el creador.
—Padre —Gabriel se puso de pie—, es una sorpresa verte por estos rumbos.
La serafín escondió los papeles que revisaba tras de ella—. Señor, que bueno es verlo.
—El gusto es mío, bueno, ¿Cómo han ido las cosas?
La última vez me enteré que la hija de Lucifer, mi nieta, estaba redimiendo pecadores, ¿Cómo va eso?
—No tenemos conocimiento de el avance que está teniendo la princesa Morningstar..
—Es una pena —su mirada se fijo en Gabriel—, ¿Cómo van las cosas. Todos los ángeles te han dado los informes correspondientes sobre la tierra y el infierno?
—Sí padre, estaba por llevarlos a tú casa.
—¡Pues eso es maravilloso! —junto ambas manos—, ya estoy aquí, puedes mostrarme todos los informes.
—¿No prefieres que te los lleve a la casa?
—No, de hecho déjame todos los papeles aquí, y llama a Uriel, Samael, Amenadiel y Remiel, necesito hablar con tus hermanos de temas importantes que he estado posponiendo con ellos —miró a Sera—, y necesito a Emily aquí.
—¿Causo algún problema? —la serafín lo miro con cierta preocupación.
—Ese tema ya no te concierne, Sera. Igual que tú Gabriel, deja de pensar el porque requiero de la presencia de tus hermanos menores.
Ambos tienen un trabajo, así que esperaré a los mencionados en lo que reviso los informes.
—Sí padre.
Lucifer miraba a Miguel y Azrael con el miedo impregnado en sus ojos—. ¿Qué ellos qué..?
—Lo que has oído —Azrael sobo el puente de su nariz—, Gabriel quiere ponerle fin a la vida de tú hijo.
—Es solo un bebé —Alastor estaba molesto—, ¿Qué clase de mal podría hacerle a este mundo?
Miguel los miro a todos.
—Es el anticristo —suspiro—. Sera y Gabriel temen que su hijo sea una especie de anticristo.
—Creí que el anticristo sería una persona a la que la gente en la tierra seguiría creyendo que hace el bien —Lucifer le dio a Alastor el bebé—. No tiene sentido, Charles es solo un bebé, ni siquiera es un humano.
—No, pero Alastor lo fue, y en algún momento fuiste el portador de la luz en el cielo.
Creen que el hijo de un pecador y un ángel es el anticristo, un ser tan poderoso que solo nuestro padre podrá hacerle frente.
—Es totalmente estúpido —el ángel caído miro a sus hermanos—. ¿Cómo se les ocurrió tal estupidez?
—No es una estupidez —Azrael camino por la sala.
—Solo piensa un momento, Charles es hijo de un pecador y un ángel que se volvió el Rey del infierno. Alastor es un demonio poderoso que en vida fue incluso un problema para el cielo.
—¿Qué? —miró a su pareja.
—El niño podría heredar las cualidades de ambos, desatando un gran poder del que no serían concientes.
Sin embargo, solo sería un peligro sí la crianza fuera mala. No creo que alguno de los dos sea un mal padre, al contrario, ambos serán maravillosos en conjunto, así que no ha de ser un problema —una sonrisa se formó en sus labios—. Estará bien —se acercó al pequeño y le dedico una sonrisa.
—Sí, va a ser un buen niño.
Todos quedaron en silencio, hasta que Azrael se enderezó de golpe.
—Debemos irnos —miro a Miguel—, nuestro padre clama la presencia de todos en la corte —su mirada se posó en Lucifer—, también te espera, Luzbel. Padre quiere verte a ti y a tú familia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro