Capítulo 20
⚠️ ADVERTENCIA ⚠️
El siguiente capítulo será totalmente HuskerDust, y realmente no tiene gran peso sobre lo que pasa en la trama del fic, pero se me hacía justo un capítulo de ellos dos.
Alma
Husk se encontraba en el bar del hotel cuando la cadena que lo ataba a Alastor se tenso y se rompió por completo, quitando el peso de ser un esclavo por el resto de su eternidad.
En un inicio creyó que todo esto era gracias a Lucifer, quién de alguna manera tal vez lo convenció de devolverle su alma.
Con esto en mente, se dirigió a la habitación del Rey para dar las gracias, pero la imagen que obtuvo de la realidad era escalofriante.
Alastor yacía inerte sobre la cama, con una herida en el pecho que le puso fin a su vida, y a su lado, el cuerpo de Lucifer se aferraba al cuerpo de su pareja mientras Miguel trataba de despertarlo. No pudo evitarlo, y una gran sonrisa se formó en sus labios al ver a aquel soberano muerto, cómo él tantas veces deseo, pero la sensación de amargura que le dejo en la boca, lo hizo regresar por dónde vino, imaginando el dolor que ese pobre ángel caído estaría sufriendo.
Se sentía extraño, por primera vez en mucho tiempo era libre, y aquello deseaba compartirlo con la persona que se había vuelto más importante en su vida, Anthony.
A paso rápido se dirigió a la habitación de este sin ocultar su clara emoción. Tocó a la puerta un par de veces y entonces salió con una bata rosa y las claras muestras de un sueño interrumpido.
-Husk -musito medio dormido con una ligera sonrisa-, ¿Qué haces aquí?
-¿Podemos hablar?
El más alto asintió antes de bostezar y dejarlo pasar.
Valentino le había dado unos días -por así decirlo- libres, pero Ángel supuso entonces que regresar al trabajo sería más pesado y asqueroso que antes, y tal vez todo se debía a qué se enteró de su relación con Husk.
-¿Qué pasa? -se tumbo en la cama con una ligera sonrisa, invitándolo a acostarse junto a él-, te noto nervioso.
-Paso algo que para mí es muy bueno, pero eso significa el sufrimiento de otras personas.
-¿A qué te refieres?
Husk se subió en la cama y se acostó a su lado.
-Soy libre -una gran sonrisa se le dibujó en el rostro.
Angel soltó una carcajada, incapaz de creer una sola palabra de lo que decía.
-Sí claro, y yo soy el Rey del infierno -extendió los brazos y después se volvió a reír-, ay gatito, eres tan gracioso cuando te lo propones.
Husk torció la boca con cierta molestia.
-Habló totalmente en serio -murmuró.
Angel entonces miró a Husk totalmente atónito, por la seriedad en su voz, supo que ya no era una especie de broma.
-¿Qué, cómo? -se incorporó para mirarlo.
-Alastor está muerto -y aunque aquel demonio lo había capturado y esclavizado, no pudo evitar sentir un ligero dolor en el pecho. Después de todo, Alastor y Niffty habían sido como una familia para él.
Angel guardo silencio ante la confesión. Sus manos se tomaron entre sí en un acto de nerviosismo y sus ojos estaban fijos en el techo.
-Pero tus ojos no han cambiado -murmuró sin creerlo-, siguen tan negros como cuando vendiste tú alma.
-Desconozco sí algún día volverán a la normalidad -soltó un suspiro, tomando una de sus manos-, pero ahora quiero hacer algo aún mejor..
El más alto sonrió con satisfacción, sí Husk era libre, significaba que podría volver a ser un gran soberano del infierno.
-¿Y cuál es gatito?
-Recuperar tú alma.
En el pasado, Husk había ganado su dominio de almas apostando, cada uno de sus juegos tenía como fin una sola cosa. Ganar.
Desde que llegó al infierno ese había sido el plan, ganar y escalar en la tabla de posiciones infernales, dejar de ser uno del montón para convertirse en uno de los pocos.
Entonces empezó a apostar, primero con demonios que solo buscaban algún tipo de protección. El trato era simple, un juego, sí el cliente ganaba, Husk haría el trabajo totalmente gratis, pero en cambio, sí el cliente perdía, entonces Husk se cobraría con lo más valioso que uno tiene, su alma.
Nunca necesito de hacer trampa para poder ganar, a pesar de todas las veces que parecía acorralado en sus jugadas, jamás necesito recurrir al chantaje para ganarles.
Las cosas eran sencillas. El juego empezaba, tras la repartición de las cartas, lanzaba la apuesta. "Te daré algo que tú necesitas, a cambio de algo que yo quiero"
Sí la persona interesada aceptaba, no había más que hablar, pero sí en ese momento el cliente se negaba, Husk esperaba hasta el descarte de las cartas, donde inconcientemente el cliente en cuestión de veía amenazado por solo perder el tiempo y creía de alguna manera que podría ganar, entonces aceptaba la apuesta.
La jugada más alta a la que uno aspira en el póker es la famosa escalera real. La probabilidad de que esté movimiento salga y deje a tus contrincantes totalmente inmovilizados mientras te declaras victorioso es solo de 1 entre 649,370 jugadas.
La mayoría desea poder tener las cartas para hacerla, después de todo ¿Qué tan difícil sería conseguir las cartas del mismo color en orden de poder?
Husk era increíblemente jugando, tomando el control de la apuesta cuando el contrincante menos lo esperaba y ganando aún cuando las cosas parecían ir mal.
En el pentagrama era extraño que cayera lluvia, cuando lo hacía era de la más ácida que existía, de esa que al tocar quema la piel y que sí cae en los ojos te deja ciego.
Husk y Angel caminaban juntos por las calles, cubriéndose con un paraguas encantado por Charlie de aquella lluvia infernal.
Angel llevaba puesto una especie de blusa color rosa, la cual se ajustaba a su figura de una manera excepcional, sus manos estaban cubiertas por unos guantes del mismo tono y sus pies eran cubiertos por sus típicas botas con tacón.
Husk por su parte, llevaba un traje, uno como él que solia llevar cuando era un soberano respetado por todos y no un payaso que servía tragos en el bar del hotel. Su semblante era serio y de cierta manera, en su cabeza repasaba los pasos para una buena jugada, no podía permitirse perder por ningún tipo de motivo.
-Husk, ¿Crees que es buena idea..? -Angel estaba claramente nervioso, al punto en el que su voz tembló al realizar aquella pregunta.
-Lo es, no permitiré que sigas atado a una correa con ese imbécil.
-Podría salir mal, ¡Ni siquiera sabes que podría hacer Valentino sí ganas!
Husk sonrió un poco negando.
-¿Qué más da lo que haga conmigo después de ganar?, tú serás libre. Habré ganado tú libertad, ¿Qué otra cosa puedo pedir?
El más alto solo pudo sonreír en respuesta de lo que Husk dijo.
Ambos caminaron en silencio por el resto del camino al edificio de los Vees, en algún par de ocasiones ambos se dedicaron miradas y sonreían, con la esperanza de que al alba, la suerte de ambos hubiera cambiado.
-Angel Dust -pronuncio Valentino con un tono burlón al verlo-, ¿Qué haces aquí, bebé?
-Yo...
-Ha venido conmigo -habló rápido Husk mirando al más alto.
-Vaya, ¿Alastor sabe que estás aquí? -puso su cigarro en la boca, fumando un poco y sacando poco después su humo rosa.
Husk medito un poco, nadie debía saber que Alastor estaba muerto, de lo contrario el trio de los Vees buscarían desesperadamente adquirir el control, y por mucho que odiara al que alguna vez fue un soberano, no podía hacerle eso a Charlie o Lucifer.
-Sí, sabe perfectamente donde estoy.
-Ya veo -una sonrisa se formó en sus labios-, ¿En qué te puedo ayudar, buscas audicionar? -una risa se escapó de su boca.
-Vengo a recuperar el alma de Angel.
Valentino soltó una carcajada y soltó el humo de su cigarro, haciendo que la cadena rosa apareciera, pero la mantuvo así, retando con la mirada a Husk.
-¿Él alma de mi estrella favorita? -Husk asintió- ¿Y qué te hace creer que la puedes obtener?
-No te estoy pidiendo que lo dejes libre, sé cómo funcionan los de tú clase, así que apostemos, ¿Te parece bien?
El soberano los miro a ambos, con la mano izquierda sostenía la cadena, mientras en la derecha seguía si cigarro.
-¿Apostar dices?, no tienes nada que yo pueda querer.
-Apostemos mi alma, mí alma por el alma de Angel.
-Husk no -el demonio lo miro aterrado-, no puedes hacer eso, no lo vale.
-Lo vale -le dedico una sonrisa.
-¿Tú alma dices? -sonrió con burla-, ¿Qué no esa le pertenece a Alastor?
-Alastor me dio la libertad a petición de su pareja, el Rey del infierno.
Valentino lo dudo por unos momentos, pero supuso que Lucifer podía conseguir lo que quería, así fuera el arrogante de Alastor.
-Bien, entonces juguemos.
Y cuando gane, voy a destrozar tú alma frente a esta puta, después de eso, haré que grave por los siguentes dos días sin descanso -estiro la mano.
-Trato hecho -tomo la mano de Valentino, mientras Angel negaba en repetidas ocasiones.
En el póker, nadie debe saber tú siguiente jugada, tú mirada y lenguaje corporal no pueden delatar que tan bien o que tan mal te está yendo. Todo debe mantenerse neutral, cuerpo y pensamientos deben estar en calma sí se desea alcanzar el éxito dentro del juego.
Husk, Angel y Valentino se encontraban en una mesa dentro del complejo de los Vees.
Solo estaban ellos tres, pues Valentino le pidió a sus dos colegas que lo dejarán a solas con él par que había llegado en medio de la tormenta de lluvia ácida. En un principio Vox se negó, pero ante la insistencia de Valentino -que termino en un pequeño berrinche-, la televisión lo acepto y se marchó junto con Velvet a sus respectivas labores.
-Entonces -el demonio polilla saco un manojo de cartas-, ¿Póker está bien?
-No tengo problemas.
Valentino empezó a repartir las cartas sin quitar la vista de los ojos de Angel, quién mantenía el nerviosismo de manera muy evidente.
Angel estaba sentado frente a su dueño y Husk se mantenía detrás con la mirada sería.
-Listo -habló al repartir las cartas-, ¿Jugamos?
Husk asintió.
-Inicio la apuesta -Valentino reviso sus cartas, desecho una sola, poniendo en la mesa el contrato de Ángel-, el alma de Angel Dust.
-Bien -Husk reviso sus cartas, no era precisamente el mejor juego, pero su cara jamás delató eso.
Sin dudarlo mucho, descarto una carta al igual que Valentino y puso sobre la mesa un contrato nuevo sin firmar, donde estipulaba que al perder, debía firmar y pasar a ser parte de las propiedades de Valentino.
-Pues juguemos entonces.
Ángel tenía miedo, jamás había visto a Husk jugar, en realidad todo lo que tenía de información respecto a las habilidades de Husk con los juegos, era por las breves historias que le contaba algunas noches antes de acostarse a dormir.
No comprendía del todo bien que es lo que pasaba, porque los dos se dedicaban miradas y el porque era tan jodidamente importante mantener una cara tan seria.
Ambos intercambiaron miradas en más de una ocasión, la tensión era palpable en el ambiente y Angel era quien se estaba ahogando.
¿Cómo funcionaba el póker, solo mirabas las cartas y en algunas ocasiones las ponías sobre la mesa?
-¿Y bien? -Valentino sostenía sus cartas con una gran sonrisa-, ¿Que tenemos aquí?
Mostró un juego de cartas, en ellas se apreciaba una escalera de color rojo.
7, 8, 9, 10 y J era lo que Valentino puso sobre la mesa con una ligera sonrisa, dio una bocanada más de su cigarro, dejando que el humo envolviera el lugar.
-Es una buena jugada -murmuro Husk sin expresión en su cara-, tuviste suerte.
-¿De qué hablas?
-En el póker, la probabilidad de una escalera de color es de una entre setenta y dos mil ciento noventa y dos, quiere decir que debes tener suerte para poder hacer ese juego tan maravilloso.
Solo un Repoker podría derribar tan espléndida jugada.
-Un Repoker -repitió el demonio.
-Sí, cuatro cartas del mismo valor más un comodín -su sonrisa se hizo muy grande-, y solo hay algo que podría ganarle a un Repoker.
-Una escalera real...
-Exactamente -puso sus cartas en la mesa, mostrando la escalera real que poseía-, creo que tenemos un ganador, Valentino.
Angel miró como Valentino ponía una expresión de frustración, pero sí algo debía reconocerle, es que era un hombre de palabra. Valentino cumplía con los tratos, y aunque no le gustará perder, aceptaba las derrotas, haciendo que otros pagarán lo que él no podía cobrarse.
-Bien -tomó el contrato y miro a Angel con un ligero toque de nostalgia-, eres libre, bebé -entrego el contrato.
-Mejor que nadie sabes que soy un hombre de palabra y pese a que me encantaría poder matar al imbécil que tienes ahí a tú lado, eso no será bueno para la reputación de los Vees.
Valentino se puso de pie con molestía.
Acomodo su ropa y suspiro antes de caminar a la salida.
-Ya no trabajas para mí, y sí te veo por estos lados Angel Dust, te matare en vivo y en directo, ¿Quedó claro?
-Cómo el agua.
Valentino abandono el lugar sin decir una palabra.
Angel miró a Husk con lágrimas en los ojos y los brazos de su contrario lo rodearon, quedando ambos en un momento donde la paz y tranquilidad se respiraban.
-Eres un ganador cariño, un ganador que sabe bien lo que vale -murmuro con ternura.
-Somos libres -suspiro-, ¡Somos libres!
Husk lo tomo de la mano y ambos salieron del complejo de los Vees con una gran sonrisa, notando que la lluvia había parado e incluso parecía haber luz del sol en un lugar dónde eso no tenía lugar.
-¿Qué haremos ahora? -cuestiono Angel con una gran sonrisa.
-A cómo yo lo veo -extendió sus alas, alzando un poco el vuelo para quedar a su altura, tomando su rostro con delicadeza-, podemos hacer lo que sea.
Y sin más, beso sus labios con ternura, siendo correspondido al instante.
Al fin, ambos perdedores resultaron ganadores de su propia libertad, y ante el libre albedrío que Lucifer les había brindado desde mucho antes de su nacimiento, harían todo con tal de disfrutarse hasta el último segundo.
Y bueno, llegamos al final de este pequeño especial creado especialmente para el deleite de las personitas que les gusta este ship.
Personalmente es uno de mis favoritos y por eso decidí hacerlo. Estaba aprendiendo a jugar póker, pero no sé me dio y se hizo lo que se pudo con lo que se tenía.
Lamento haberlos dejado 10 días sin una actualización de este fic, pero vieran que trate de aprender póker y luego me puse a hacer banners y portadas. Juro que no pasará de nuevo.
Los capítulos de este fanfic se subirán todos los días viernes sin falta.
Los amo pecadores, hasta la próxima.
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