Segunda oportunidad

-¿Papá? -Charlie apareció con un nuevo plato de comida, dándose cuenta que su padre estaba despierto, mirando la playera que Alastor solía usar cuando él se quedaba a dormir-, ¿Cómo estás..?

-Oh, Charlie... -su voz sonaba apagada-, estoy bien, bien...

-¿Cómo está el bebé? -puso el plato en la mesita de noche y sonrió mirando un poco a su padre.

-Esta bien.. -su mirada seguía fijada en esa playera-, está todo bien...

-Estaba pensando, ¿Por qué no salimos y paseamos?, sí quieres solo tú y yo -se levantó de la cama emocionada-, ¿Qué dices?

-No lo sé Char...no tengo ganas de salir de esta cama -se recostó, abrazando la almohada que aún tenía un poco del olor de Alastor-, sal con Vaggie.

La rubia volvió a tomar asiento junto a su padre, le acaricio el cabello como él solía hacerlo cuando era apenas una niña.
Sintió a su padre relajarse un poco, mientras más lágrimas comenzaban a salir.

-¿No quieres panqueques? -susurro en un tono dulce-, puedo prepararte los que quieras papá.

Lucifer sonrió un poco.

-Panqueques -acaricio su vientre un poco-, en realidad, quiero ir a ver a una persona.

-¿Puedo saber a quien?

-Sí quieres puedes acompañarme -se levantó de la cama con pesadez-, creo que le dará algo de alegría...

Azrael había bajado a Alastor cuando llegaron a la entrada del círculo del orgullo, mirando con atención las fuertes cadenas rojas que retenían a los residentes de ese círculo en su lugar.

-¿Habías venido antes? -cuestiono el soberano sin apartar la vista.

-Sí, algunas veces guío a las almas hasta el lugar que pertenecen... -una ligera sonrisa se formó en sus labios-, yo te traje aquí. Seguramente ya lo has olvidado.

-Mis memorias de cuando llegue son borrosas, recuerdo ver mi cuerpo sin vida, a mi madre esperándome y después de eso deambulaba por las calles hasta que llegue al barrio caníbal, el resto es historia.

Azrael sonrió un poco, abriendo las cadenas con solo chasquear los dedos.

-Estabas perdido cuando llegaste, parecías un niño asustado, es la mirada que tienen todos al llegar.

-Me sorprende que recuerdes algo como eso -entro después del ángel, quién mantenía una sonrisa algo melancólica-, ¿Pasa algo?

-Sí -negó rápidamente-, no, lo siento.
Olvídalo.

Alastor iba a decir algo, pero Azrael camino a paso rápido por el bosque que estaba frente a él, caminaba tan rápido y sumergido en sus pensamientos que terminó chocando con un árbol, haciéndolo caer.

-¿Todo bien? -el soberano le extendió la mano.

Azrael alzó la vista, y un leve sonrojo se hizo presente en sus mejillas, pero Alastor ni siquiera lo notó.
Por un instante, para aquel ángel, era como sí nada más existiera a su alrededor, donde solo estaba el tipo de moralidad cuestionable que no pudo proteger en vida y él.
Pronto, la realidad lo golpeó con fuerza. Alastor tenía dueño, y ese dueño era su hermano menor, Luzbel.

-Sí, sí -le tomo la mano y se apartó-, lo siento mucho.
Sigamos -indicó con una ligera sonrisa-, solo debemos atravesar el bosque.

-Lu y yo venimos aquí cuando deseamos tener tiempo para nosotros -relató, tratando de sacar algún tema de conversación.

-Que bueno -murmuro entre dientes.

-Sí seguimos por esta dirección -señalo un camino-, llegaremos justo a la cabaña de mí madre.

-Necesito tú cuerpo, no la comida de tú madre -parecía molesto-. Sin un cuerpo, no eres nada.

Alastor entendió entonces que era mejor cerrar la boca ante lo que sea que molestaba a Azrael.

Lucifer tocó la puerta y espero pacientemente.

-¿Qué hacemos aquí? -preguntó Charlie mirando a su padre.

Lucifer traía puesta una camisa blanca, pero sobre sus hombros descansaba el particular saco de Alastor. Le quedaba enorme, pero era todo lo que tenía para sentir que él estaba a su lado.
Su cabello rubio estaba alborotado, sus ojos tenían el rastro de las noches en vela que pasaba y en su sonrisa solo se veía la tristeza.

Cuando la puerta se abrió, apareció una mujer un poco más alta que él.

-¿Majestad? -la mujer lo miro sorprendida y entonces notó que traía el saco de su hijo-, ¡Oh que maravilla! -se hizo a un lado-, pase por favor, que descortés he sido.
Dejeme le traigo algo de beber.

-No es necesario -sonrío un poco-, muchas gracias -paso a la casa y admiro un pequeño retrato de Alastor, eso le generó un hueco en el pecho.

-¿Y bien, mi hijo se ha disculpado con usted? -le ofreció un vaso con agua y el lo tomo, después Charlie tomo uno-, dígame la verdad, por qué si Alastor no fue un caballero, se las va arreglar conmigo.

-No...no hace falta -suspiro-, en realidad, tenía muchas ganas de conocerla.
Alastor habla maravillas de usted.

-Ay por favor, no me hable de usted.
Simplemente puede llamarme Amiyah -sonrío con ternura-, encantada de conocerlo su majestad.

Lucifer sonrió un poco antes de desviar la mirada con dolor.
Se sentó en uno de los sillones y con lágrimas en los ojos relato todo lo sucedido. Sí había alguien en el infierno que debía saber de la muerte de Alastor, esa era su madre.

La mujer a un inicio no lo creyó, incluso se disculpo un par de veces cuando lo interrumpió.
Poco después, cuando Lucifer volvió a contar la misma historia, ella solo pudo llorar amargamente de una manera baja, disculpándose por su llanto tantas veces que Lucifer y Charlie perdieron la cuenta.

-Lamento su perdida, señora.. -habló el Rey con un tono de tristeza-, también...hay otra cosa que debo comentarle.

Amiyah miro al Rey con tristeza. Lucifer no pudo hacer otra cosa que tomar sus manos y Charlie agachó la mirada ante toda la tristeza que se sentía en el ambiente.

-Bueno... -Lucifer estaba nervioso-, yo...estoy esperando un hijo de Alastor -sonrío con un poco de alegría-, usted era la persona más importante en la vida de Al.

-¿Eso cree? -limpio un poco sus lágrimas.

-No hay que ser genios. Con una madre como usted, es lógico que Alastor la amara como nadie más.

-Oh no, si hay alguien que mi hijo amaba con locura, es a usted.
Pero -seco sus lágrimas-, un bebé de mi bebé.

La mujer se levantó del sillón y se arrodilló frente al Rey y llevo una mano al vientre de Lucifer.

-Hola bebé -una sonrisa se formó en sus labios-, apuesto a tú padre estará orgulloso.... dónde quiera que esté.

Tengo sentimientos encontrados.
Les juro que tengo un bloqueo escritor HORRIBLE, me costó 4 días poder escribir esto.

Perdonen por la poca calidad de este capítulo, pero, creo que ya pude salir. Es que me enamoré, una disculpa.

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Nos vemos pronto mis amados pecadores