Capítulo 16
Dolor
—Vaya —fue todo lo que dijo mientras tomaba una taza de té—, sí que se escucha mal.
—Es peor de lo que piensas —recostó la cabeza en la mesa—, me uso... jugó conmigo y... según él quiere que arreglemos las cosas, pero no le creo.
—La confianza es muy difícil de recuperar, y aún si lo logras, no es por completo —dejó la taza en la mesa, tomando la mano de su hermano—, pero eso no quiere decir que no puedas darle una segunda oportunidad de hacer las cosas bien.
—Sí, claro —torció la boca—, a todo mundo se le brindan segundas oportunidades para hacerlo mejor, menos a mí.
—En eso te equivocas —se levantó para dejar la taza entre los tratares sucios que debían llevar a la cocina—. Nuestro padre te envío aquí para que pudieras tener una vida, pudo haberte destruido, pero te brindo la oportunidad de hacer las cosas bien por la gente que hizo el mal.
Y ahora —se acercó para agacharse y tocar su vientre—, la vida, el destino mismo, te dan una segunda oportunidad para rehacer tú vida, Luz, solo tienes que aprender a vivir con lo bueno y lo malo.
—Solo cosas malas pasan aquí...
—Ven aquí —tarareo ofreciendo su mano—, no hay nada que temer, pues me tienes a mí y eso es más de lo que crees merecer —sus alas se extendieron.
—Eres un idiota —se sentó en la mesa.
—Creo que se cómo deshacer tú trato.
Miguel se asomo de que nadie lo estuviera escuchando y sonrió un poco al ver a Alastor regañando a Husk.
—Pero necesitaré la ayuda de tú novio y de tú hija.
—No es mi novio...
—Tienes razón, tú esposo —se burló—, y no podrá decir que no, porque es la única forma de que no le arranque la cabeza en este momento
Lucifer se encontraba en su habitación, Miguel le había dicho que se quedara ahí y se relajara, después de todo, él hablaría con Eva y no sabía exactamente sí eso saldría bien.
Observo por la ventana de su habitación como Alastor estaba afuera, mirando el cielo como buscando alguna respuesta. Una punzada en su pecho se hizo presente y solo deseaba que el demonio de la radio se apareciera por su cuarto para darle un abrazo o simplemente ignorarlo mientras me hablaba.
Lo quería tan cerca, al punto de poder oler su esencia y arreglar su gran traición.
Se apartó de ahí con lágrimas en los ojos.
—Hoy aprendí que contigo, entre más me duele, más te sigo —murmuro con pesadez.
Tomo el pequeño pato que se parecía a su amado y sonrió con melancolía.
¿Cómo salir a la luz del día, cuando no tengo tú compañía?
¿Cómo seguir mi propio camino, sí este dolor me hace sentir vivo?
Canturreo dejando caer su cuerpo al suelo.
Y no se cuanto, no se cuanto, voy a soportarlo.
Y no se dónde, no se dónde voy a dar sin ti.
Y no se cómo, no se cómo lograré olvidarte...
No sabes cuanto me duele este adiós...
Abrazó su vientre con una tristeza que comenzaba a ahogarlo, en ese maldito mar de mentiras debía haber algo bueno, algo real de lo que se pudiera sostener para no morir entre las olas que lo arrastraban.
Lo que medianamente le daba las ganas para seguir adelante, era ese pequeño ser que esperaba, producto de un amor que solo él sentía.
Cuando la puerta de abrió, Lucifer se giró para toparse con Alastor.
—¿Qué pasa? —se agachó para cargarlo—, ¿Quieres que le hable a Charlie?
No obtuvo respuesta, en su lugar, un par de ojos cansados y sin brillo lo miraban con atención.
Alastor lo llevó a la cama, acostandolo con cuidado y cubriendo su cuerpo con una cobija ligera.
—¿Quieres que me quede?
—¿Tú me amabas? —la voz que emitió aquello carecía de felicidad, en su lugar, la tristeza acompañó la pregunta.
—Te amo —corrigió acariciando sus dorados cabellos—, pero cometí un error que me costó todo y no sabes cuanto me arrepiento. Se que no me crees, y me esforzaré por..
Lucifer sonrió un poco, pero no había felicidad en ningún lado.
Se giro para dejar de verlo.
—Descuida, que yo te ame, no quiere decir que el sentimiento deba ser correspondido.
Estoy acostumbrado a ser usado, y la culpa no es tuya, es mía.
Al fin y al cabo, solo soy un ángel, un alma pura que acabo aquí por la persona incorrecta.
Mi padre tenía razón, ustedes los humanos son seres imperfectos que pueden causar mucho dolor a los que somos tan ingenuos.
Las lágrimas rodaron nuevamente y Alastor le acaricio el cabello, pero el Rey le apartó la mano.
—Tú complicidad fue el veneno que daño todo lo bueno que quedaba en mí...
Alastor cerro los ojos ante la punzada de dolor que lo invadió con aquellas palabras.
—Volvere a enamorarte —susurro—, no importa sí es un amor a segunda vista, lo haré de nuevo.
Jugaré bien y haré lo que haga falta, con tal de ver esa sonrisa en tu rostro otra vez.
Cuando la noche cayó en todo el pentagrama, Alastor caminaba por los pasillos acompañado de su habitual sombra, con una sonrisa en el rostro aunque por dentro se ahogaba.
Tan inmerso iba en sus pensamientos que no pudo notar a Miguel hasta que chocó con él.
Su expresión de tranquilidad se perturbó al ver a Alastor, tenía rabia contenida por todo lo que ese tipo le había hecho a su hermano menor.
—Permiso —habló el soberano rodeándolo.
—Ven aquí —lo tomo del saco y lo regreso frente a él, ganando un gruñido molesto por parte del demonio—, no sabes cuántas ganas tengo de matarte.
—Adelante —extendió los brazos—, haz que tú hermano te odie por toda la eternidad, después de todo —miro sus uñas—, soy el padre de tú futuro sobrino.
—Malnacido hijo de puta..
—Oh, no, no, no —sus astas se hicieron más grandes—, a mí dulce, maravillosa y perfecta madre no la va a insultar por mis errores —el ambiente se puso tenso y la voz con estática de Alastor lo hizo tenebroso.
—Sí ella está en el infierno, me imagino que tipo de persona solía ser —dijo con cierto desprecio.
Alastor sonrió con cinismo y su sombra le proporciono un buen golpe al arcángel frente a él.
—¡Cabron! —se abalanzó sobre él, pero Alastor logro hacerse a un lado, logrando que Miguel cayera de frente al suelo.
—Le falta disciplina —se hizo sobra y apareció frente a el—, y un poco de respeto.
—Tú...
—No deseo pelear, su divinidad —respondió con burla—, comprendo su molestia, pero no permitiré que insulte a mi madre.
Sí desea culpar a alguien, culpe a mi padre.
Miguel lo tomo desprevenido y le dio un golpe, sacando la sangre del demonio Radio.
Alastor sonrió con enojo.
—Bien —Miguel se levantó—, que bueno que te veo, porque te necesito para liberar a mi hermano. Digo, ya que por tú culpa está en esta situación...
—Que amable recordatorio sobre algo que ya sé.
—Y te lo recordaré toda la eternidad.
—Sí, sí, ¿Algo más?
—Se como romper el hechizo de Eva —Alastor mostró interés—. La cuestión aquí, es que alguien debe ser el cebo, tú o Charlie.
El demonio agachó las orejas ante la idea.
—No metas a Charlie en esto —acomodo su abrigo—, por mí Lucifer está en estás condiciones y seré yo quien lo saque.
—Podrías morir, y mi hermano no lo pasará bien.
—Pero será libre —tenía una sonrisa genuina—, y él estará bien sí te quedas. No me necesita a mí, necesita de Charlie, del bebé y de ti.
Y bien, ¿Cómo voy a morir?
¿Le falta presupuesto al capítulo?, sí.
¿Hay una razón?, sí, mí asqueroso trabajo ;)
Perooo bueno, ya cubrí horas y ya puedo morir en paz (xd).
Agarren los pañuelos porque el capítulo que viene —a parte de ser el más largo por el momento—, será uno de los más dolorosos.
Los adoro pecadores, nos vemos en la próxima actualización
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