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CAPITULO 22

APRIL

—Vale, entonces esa no será, pero estaría genial que la bailaras en el concurso. —Toby niega con la cabeza luego de haberme hecho ver algunas canciones de tango.

—Ninguna me convence realmente. —suspire terminando de picar algunas frutas, había tenido que empezar una dieta bastante estricta debido a que baje de peso demasiado rápido.

—A ti nada te gusta. —él rodo los ojos y yo solo me encogí de hombros.

Tomé el plato que ya tenía listo y me senté a su lado en el sofá, no había ido mucho a la Academia, porque no quería ver a Conor tan seguido, aun así, en los días que he ido, no hemos podido elegir ninguna canción para poder bailar.

—Que difícil se volvió esto. —me queje llevándome una de las frutas a la boca.

—Buscar no es difícil, lo difícil, es que estés de acuerdo con algo, porque nada te gusta. —le di un golpe leve y miré a la pantalla del computador.

Toby le dio play al video que había encontrado, era de dos bailarines de tango, estaban en una competencia mundial de ese género en específico y eran demasiado buenos, me quedé mirándolos, poco a poco, terminé por reconocer a la chica, era Angelina Louder, quien había ganado numerosas medallas por su técnica al bailar.

Tal vez ver cómo era su técnica me podría servir para usar un poco de eso en el baile de nosotros, de ese modo era mucho más probable que la impresionáramos.

—¿Harás este baile? —Toby me miro.
—No, claro que no, ella se daría cuenta enseguida que tomamos un baile que no es nuestro. —aclare sin dejar de analizar los pasos.

—Solo decía. —se encogió de hombros.
A los pocos minutos de terminar de ver el video, mi abuelita nos mira desde la puerta de su habitación, su mirada se ve algo decaída y al instante me preocupo, así que me levanto y voy hacia ella con rapidez.

—¿Qué pasa nona? —pregunto con rapidez mientras Toby toma mi teléfono para llamar al doctor.

—No me siento bien. —habla con dificultad. —me duele el pecho, me duele mucho.

Los nervios se me disparan y la llevo a sentarse mientras abro una de las ventanas, guio sus respiraciones esperando que el doctor no tarde en llegar.

Cada vez, se pone más pálida, veo como le cuesta respirar y sus ganas de llorar por la desesperación, me rompe el corazón en más de mil pedazos. Sabe que no puede llorar o será peor, pero, de todas formas, es algo que no se controla del todo.

Agradezco cuando finalmente llega el médico a revisarla, lo hace de una manera rápida haciendo que mi cuerpo se ponga ansioso ante la preocupación.

—Debemos internarla en el hospital rápido. —me avisa y eso solo empeora mi estado.

Él no se despega de mi abuela mientras hace el llamado a la ambulancia, pidiendo que todo sea con urgencia, aun no me decía que estaba pasando, pero por todo lo que hacía, yo podía deducir que no era nada bueno.

Para cuando llegó la ambulancia, nosotros ayudamos a que mi nona, que parecía un poco más calmada a pesar de estar algo asustada, se acomodada en la camilla, la cual llevaron rápidamente.

Antes de irme con ella, le pedí a Toby que cerrará el departamento y me esperará en el hospital si llegaba antes que yo, cosa que era un poco menos probable.

Apenas llegamos al hospital, los enfermeros bajaron la camilla y la internaron en cuidados intensivos pidiéndome que esperará en la sala. Yo no quería esperar, yo necesitaba saber que estaba pasando y mis nervios eran peor cada vez.

—April. —el doctor me hablo finalmente. —debemos iniciar tratamiento fuerte, no podemos operar como te lo dije antes, pero debo advertirte que el siguiente tratamiento, será agresivo y pueden pasar muchas cosas.

—¿Por qué? —seguís sin entender que pasaba.

—Tu abuela casi tiene un infarto allí mismo, su corazón no hubiese aguantado aquello, si la medicina de ahora no funcionó, entonces tendremos que usar algo más agresivo. —terminó por explicarme.

Mi cabeza ahora estaba peor, se supone que el vuelo a California, sería después de la final, ya habían aceptado mi traslado, ya había organizado todo, pero ante la situación que acababa de pasar, no iba a poder irme así de fácil.

—¡April! —Toby llegó corriendo a darme un abrazo. —¿qué te dijeron?

—Usarán algo más agresivo, porque pudo haberse Infantado, pero no sabemos cómo reaccione y… —un nudo se me hizo en la garganta. —tengo miedo Toby, ella es todo lo que me queda.

Frotó mi espalda con cariño manteniéndome en su abrazo, sabía lo importante que era mi abuela en mi vida, sin ella no estaría aquí, sin ella no hubiese logrado nada de lo que logre, si la perdía ahora iba a perderme a mí misma, porque ella es todo lo que tengo.

—Tranquila cariño, veras que tu abuela es fuerte. —me susurro, aunque muy en el fondo sabía que todo era probable.

Estuvimos al menos tres horas metidos en ese maldito hospital, esperando alguna noticia, incluso me había atrasado en las prácticas por todo esto, pero era lo menos importante ahora.

—¿April Dibrina? —uno de los doctores me llamó y enseguida me levante para ir con él.

—Soy yo. ¿Pasa algo? —tenía miedo de saber la respuesta.

—Sígame por favor. —asentí en respuesta.

Lo seguí como me dijo por el pasillo del lugar, cada paso que daba era una tortuga para mí, cuando por fin llegamos a la habitación, no dude en pasar y allí estaba mi abuela, dormida respirando con ayuda de varias conexiones que desconocía.

—Logramos mantenerla estable, pero el tratamiento es algo que cansa demasiado, así que es mejor que descanse. —me explico el doctor dándole un chequeo.

—Entiendo. ¿Estará bien? —de nuevo, me dio miedo lo que dijera.

—Te voy a ser muy sincero April. —suspiro mí me miro. —aquí hay posibilidades de todo por igual, ahora mismo reaccionó bien al medicamento, lo que es buena señal, pero aún hay que ver cómo sigue. Por ahora, estará bien, pero no prometo que regrese pronto a casa.

Asentí de nuevo, sus noticias me daban un mal sabor de boca, en un par de días, era la final de la competencia y con que esto pasará, no sabía si podría ir.

—El horario de visitas casi acaba, debes irte y también descansar un poco. —volvió a hablar. —te llamaremos si hay cualquier cambio.

No quería irme, pero forzarlos a que me dejaran quedarme era peor y solo armario un escándalo, dejé un beso en la frente de mi abuela y salí del hospital acompañada de Toby.

Debía ir al estudio y practicar al menos el poco tiempo que me quedaba, Toby no estuvo de acuerdo con eso, pero al final término aceptando y me llevo el mismo hasta el edificio de la Academia.

—Te veré luego. —le dije sin muchos ánimos y entre al lugar.

Era tarde, así que era probable que solo algunos siguieran aquí en los salones de danza. Esperaba que Conor no se hubiera ido aún.

Entre al salón de siempre encontrándome para mi suerte con que él, parecía practicar alguna coreografía de las que necesitábamos.

—Lamento llegar tarde, tuve un problema y hasta ahora logré venir. —no quería dar detalles o rompería a llorar ahí mismo.

—Tenemos apenas tres días para practicar y eso es mucho. —me dijo sin mirarme.

—Lo sé. —una vez terminé de cambiarme me dispuse a estirar y calentar mis músculos.

Me estaba costando concentrarme en la coreografía, me iba a desesperar si esto seguía así, pero la verdad era que todo se había vuelto muy difícil ahora que tenía a mi abuela en el hospital.

Me agote tan fácilmente, que me preocupaba caer al suelo desmayada, porque eso sería un problema más.

—¿Qué sucede? —me pregunto Conor, pero yo no sabía ahora que responderle.

—Muchas cosas, pero hay que seguir, ya podré concentrarme. —fue todo lo que dije, dudaba realmente que le importará algo de lo que me pasará.

Quedamos entonces en que íbamos a tomar un poco de horas extra esa noche, así a lo mejor podíamos aprovechar mejor el tiempo. Eso hicimos, practicar sin descanso, sin importar que mi cuerpo me dijera ya no más.

Yo necesitaba olvidar todo ahora mismo y no había nada que me ayudará más que el baile ahora.

—Deberíamos tomar un descanso, no te ves bien. —volvió a hablarme Conor.

—No necesito descansar ahora. —replique con un tono fuerte.

La desesperación volvió a mí y entonces mi pecho se oprimió fuerte, tenía una sensación horrible que no me quería dejar respirar, Conor se acercó y trató de hablarme, pero yo no podía escucharlo, era tan lejano que me costaba escucharlo con claridad.

Me ayudó a sentarme en las bancas y yo tome aire como si me estuviese ahogando, quería llorar y aunque no sabía porque, tenía la sensación extraña de que nada estaba bien ahora.

Fue entonces que mi teléfono sonó con insistencia, lo busqué entre mis cosas con dificultad y respondí con dedos temblorosos.

—¿La señorita April Dibrina? —preguntaron al otro lado de la línea.

—Si. Soy yo. —respondí con un nudo en la garganta.

—Se solicita su presencia en el hospital Seattle NY. Es de suma urgencia. —cuando me dijo esas últimas palabras, ni siquiera respondí, solo corte la llamada y tome mis cosas con urgencia.

—April ¿qué pasa? —no me detuve a responderle la pregunta a Conor.

Corrí por los pasillos, sintiendo que me seguía, pero sin darle importancia en lo más mínimo. La ansiedad de no llegar rápido me carcomía todo el cuerpo.

—¡April! —me grito de nuevo mientras corría por la acera de la calle.

—¡Conor ahora no! —respondí ahogándome entre mis palabras.

Era un mal momento para correr y la lluvia no me estaba dejando ver mucho, aun así, no pare en ningún momento hasta llegar al hospital, donde enseguida busque al médico de mi abuela.

No me dejaron pasar al instante y uno de los códigos que usan en aquel lugar, se disparó enseguida dando el número de habitación de mi abuela.

Quise ir detrás de ellos, pero alguien me lo evitó, forcejé con esa persona hasta el cansancio, donde me rendí y la preocupación me ganó haciendo que mis ojos empezarán a soltar lágrimas.

—April, April. —era Conor. —debes dejar que hagan su trabajo. ¿Entiendes? debes dejar que ellos hagan su trabajo.

Empecé a temblar como nunca en mi vida había temblando, tenía de verdad miedo, era el miedo más horrible que estaba experimentando.

No supe cuánto paso, a lo mejor eran horas, pero el frío de haberme mojado llegando hasta el hospital, me había alcanzado. Uno de los médicos salió de la habitación de mi abuela y se acercó a nosotros.

—¿April? —me levante tan rápido como mi cuerpo lo permitió. —puedes pasar a verla.

Suficiente tuve con eso, como para entrar de una vez en la habitación, ahí estaba mi abuela, estaba despierta, pero sus ojos mostraban tristeza.

—Nona. —susurre y tome su mano, quería llorar ahí mismo.

—Mi pequeña. —hablo ella en un tono bastante bajo. —sabes que debes dejar que me vaya linda.

—No digas eso por favor. —negué varias veces.

—April. —hice silencio cuando hablo. —ambas sabemos que pronto llegará el momento y es algo inevitable linda.

—No hables así nona… no puedes, no ahora. —apreté ligeramente su mano dejando que más lágrimas salieran por mi rostro.

—Mi niña. Yo te amo muchísimo. —sonrió débilmente. —debes seguir adelante con tu sueño, debes ganar esa competencia y demostrar de lo que eres capaz. Prométeme que harás lo que sea para demostrar que mereces más oportunidades.

—Te lo prometo, pero no puedes dejarme ahora. —me negué a sus palabras, no me gustaba la forma en la que me hablaba.

—Debes dejar que me vaya linda. —repitió con tranquilidad. —tú puedes hacerlo. Mi niña, estoy harta de tener que pasar por todo esto, cada vez es peor y quiero descansar. ¿No crees que lo merezco?

—Pero… —y rompo en llanto, sabía que tenía que pasar, sabía que estaba siendo egoísta con ella, pero yo no quería que me dejara sola.

—Se que es difícil para ti mi pequeña. —soltó mi mano y junto con la otra, se quitó el colgante que llevaba desde que la conozco. —pero ten en cuenta que nunca estaré lejos de ti, voy a acompañarte siempre. Debes ser fuerte, sé que lo eres y sé que tienes vida por delante… sigue adelante por mi, por ti. Por las dos.

Su mano dejó el colgante en las mías y con delicadeza limpio mis lágrimas. Ella también lloraba, y yo no podía seguir escuchándola.

Observe su mirada que iba al marco de la puerta, allí estaba Conor, no le pedí que se fuera porque note que también estaba llorando.

—Ah muchacho. Ven, ven. —mi abuela le hizo una seña débil y el entró. —que gusto verte de nuevo Conor.

—Me gustaría que fuera en otro lado, pero… —Conor no pudo decir más.

—Oh muchacho no sufras por eso. —sonrió de nuevo débilmente. —ven, que yo debo decirte algo. Pero es un secreto.

Parecía tan tranquila, me levante para dejar que Conor se acercara a ella y la observe desde un poco más lejos. Ella sabía que se iría de mi lado y yo no estaba lista para eso.

Cuando Conor se alejó, volví a su lado, ella me sonrió y tomó mi mano.

—Siempre serás mi pequeña. —me dijo con sus ojos llenos de lágrimas.

—Te amo mi nona. —susurre abrazándola con cuidado dejándome llorar en su regazo.

—Yo siempre te amaré mi niña.

<3

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