Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Diecinueve


Día del juicio.

30 de julio/California.

Estaba bajando del avión, éstos quince días con mi familia habían sido grandiosos más sin embargo tenía que volver a la realidad de mis problemas.

Arrastré mi maleta junto a mí, busqué a mi mamá con la mirada, Liam había venido dos días antes, necesitaba hablar ésto con su padre antes de estar frente un tribunal, confiaba en él, y en qué resolvería éste problema.

—Hola mi amor. —Mi mamá me abrazó cuando estuve a su lado, correspondí sonriendo.

—Dios mamá, ¿Por qué te metes en esos problemas?. —Le reclamé.

—Tranquila, ya lo arreglé. —Murmuró.

—¿Y Dayan?. —Pregunté buscándola con mis ojos.

—Oh, en el trabajo, tenía cosas que hacer, al parecer no la quieren ni dejar descansar.

—Oh,¿el de secretaria?. —Pregunté, abrí la puerta del auto y entré en él, mamá lo rodeo entrando en él asiento del piloto.

—Así es, aunque él jefe es un gruñón de mierda, le deja demasiado trabajo por hacer.

—Eso es horrible. —Murmuré.

—Así es, lo bueno es que al menos tiene un buen sueldo. —Masculló. —¿Arreglaste lo del juicio antes de qué empiece?.

—Liam está hablando con su padre, si el no se mete todo irá bien, él problema aquí es Harry. —Aclaré.

—Te entiendo nena. —Susurró. —Pero, ¿No crees qué Liam tal vez si quiera quitarte a los niños?.

—Créeme qué en éste momento es lo menos que quiere.

—¿Se.. Están acostando?. —Preguntó, que vergüenza, la miré con el ceño fruncido.

—¿Cómo así?.

—¿Están teniendo sexo de nuevo?. —Sentí mis mejillas arder.

—Si. —Solté sin darle tanta vuelta al asunto.

—Veo qué no aprendes después de lo qué te hizo. —Rodó los ojos.

—Ese tema ya lo arreglamos.

—Acostarse es una manera muy efectiva de arreglar las cosas. —Irónizo.

—Nosotros hablamos antes y ya deja el tema. —Sugerí.

—Lo hablaron en la cama acostados haciendo...

—Mamá ya te dije, deja el tema, no quieras qué también te eche las cosas malas qué haz hecho. —Exploté, no era qué no me gustara que opinara, pero ella no sabía cómo sucedían las cosas.

—Solo digo, luego no estés llorando de nuevo.

—Ten por seguro que está vez no iré a refugiarme en tus brazos.

—No estoy diciendo que no puedas.

—Y yo no estoy diciendo que vaya a volver a hacerlo, soy una mujer, ya nada puede hacerme daño.

Ajá, como no.

Shh, me molestas.

—Seas mujer o no, igual puede hacerte daño y eso es lo que no quiero.

Ahora se las viene a dar de buena madre.

Ella es buena madre, supongo.

Ajá, ¿Y las veces qué dejó qué abusaran de ti?.

Yo soy tú, perra, así que de ti también abusaron.

Yo solo soy una conciencia idiota.

Por eso mismo, estoy peliando con una conciencia, ya cállate.

—¿Estás bien?. —Preguntó mi mamá a mi lado. —Deja de poner caras raras, me das miedo.

—Lo siento. —Músite incómoda.

¿Ves lo qué provocas?.

Yo no he hecho nada, eres tú la qué pone caras raras.

—¿Ya casi llegamos?. —Pregunté.

—Ya casi.—Afirmó.

Siguió manejando, yo estuve en silencio el resto del camino, pues sabía qué sí decía algo ella lo usaría en mi contra.

Estacionó el auto en el garage de la casa, bajé del auto sacando mi celular, tenía qué llamar a Liam para preguntar cómo le había ido con todo.

Marqué su número, la primera vez no contestó, aunque seguí insistiendo, abrí la puerta de la casa dejando mi bolso en la mesa y sentandome en una de las sillas, sonreí cuando el pitido del celular dejó de sonar.

—Hola señor Coulds, ¿Cómo te fue?. —Pregunté alegremente esperando una buena noticia.

—Ah, Alanna. —Una voz de mujer se hizo presente, fruncí él ceño. —Él está en él baño de nuestra casa,duchandose.

—Amm. —Músite. —¿Podrías decirle qué...

Dejé de hablar cuando sentí un par de manos taparme los ojos, me removí un poco quitándolas.

—Hola. —Murmuró. —¿Llamas a alguien?.

—Gracias Luisa, pero ya llegó. —Murmuré.

—Oh demonios, mi celular. —Se pegó suavemente en la frente.

—¿Quieren Café?. —Preguntó mi mamá entrando a la sala, yo asentí sonriendo.

—Tranquila señora Linda, así estoy bien.

—Déjame ofrecerte algo de beber. —Insistió.

—Está bien, deme un poco de café, gracias. —Habló aquel.

—¿Que pasó?, cuenta todo. —Lo agarré del cuello de la camisa sentandolo en la silla a mi lado.

—Mi padre no ha entrado en razón, pero por suerte, tienes a papi Liam de tu lado. —Sonrió señalándose con los pulgares cómo si fuera lo mejor del universo.

Por el Dios de las bragas, sí lo es.

—¿Fuiste a la casa de Luisa?. —Formulé, vamos, no podría dormir si no le preguntaba eso.

—¿Qué?, no. —Negó con la cabeza repetidas veces.

—Más te vale. —Advertí

—Tranquila señorita tóxica.

—No soy tóxica. —Aclaré.

—Si, lo eres. —Aseguró.

—Qué no.

—Qué si.

—Qué no.

—Qué si.

—Mejor cállate y dame un beso. —Lo tomé de las mejillas acercandolo a mí.

Me besó con deseo, Liam podía dar besos románticos, pero cuando se trataba de no haber tenido sexo por dos días sus besos eran más candentes que cuando me tenía desnuda en la cama.

—Te necesito. —Susurró mordiendo el lóbulo de mi oreja, reí un poco por las cosquillas.

Suspiré cuando sus besos bajaron hasta mi cuello, ya empezaba a palpitarme allá abajo.

—Si, emm, creo qué iré a lavar ropa. —Detrás de mí habló mi mamá, reí un poco avergonzada, Liam me besó los labios de nuevo. —Por favor en la sala no. —Suplicó.

—Vamos a tú habitación. —Susurró contra mis labios, asentí, mi mamá puso una mueca de horror y desapareció de mi vista.

Me levanté de la mesa, me dirigí a las escaleras e hice un gesto para qué me siguiera, él se levantó con gusto, siguiendome escaleras arriba.

Sentí su mirada en mi culo, sabía qué me lo miraba, ni siquiera había qué disimular por qué no sabía hacerlo.

Abrí la puerta de mi habitación lentamente, quería hacerlo esperar y molestarlo.

—¿Podrías ser más rápida?. —Negué con la cabeza, bufó empujandome dentro de la habitación, Sonreí cuando me pegó a la puerta.

—No voy a dejar que me cojas. —Afirmé.

—¿Qué?. —Frunció el ceño confuso, empezó a lametear mi cuello.

—Cómo escuchas querido Liam, no dejaré qué me folles. —Lo tomé del cabello alejandolo de mí.

—Pues si no quieres tampoco puedo obligarte. —Aseguró quitando sus manos de mi cintura.

—Se supone que debes enojarte. —Reí.

—¿Por qué tendría qué enojarme?, debo admitir qué me dejarías con las ganas y la maldita verga dura pero ¿Qué más da?, ya te dije, no puedo obligarte a hacerlo cuando no quieres.

—Tú forma cursi de hablar me dieron ganas de querer. —Lo rodee con mis brazos por el cuello.

—Se llama manipulación inocente. —Me agarró de los muslos para cargarme.

Me tiró en la cama dándome un beso candente, de esos qué te hacían desear ya qué estuviera dentro de ti, tiró de mi labio inferior tan fuerte qué sentí qué me ardía, me gusta más el Liam salvaje qué el tierno, o tal vez los dos me gustaban por igual.

Llevó sus manos a las tiras de mi blusa y las bajó con cuidado.

—Nunca me cansaré de ésto. —Susurró.

Besó mi cuello, sonreí tirando de su cabello hacía mí, paró un miento para terminar de bajar mi blusa, dando besos por mi abdomen.

Me miró un momento cuando sus manos fueron a mi espalda para desabrochar mí sostén, ya estaba ardiendo, yo también lo hacía.

Los tiró en algún lugar de la habitación y se pegó a mis tetas cómo si fuera un ternero, con su lengua marcó las aureolas rosadas, y tiró de mis pezones haciéndome jadear.

—Diablos... Qué rico. —Susurré, él subió a mi cara para besarme de nuevo.

Bajó por mi abdomen y tiró de mí blusa hasta abajo, sacándola por mis piernas, lo mismo hizo con mis tangas de hilo.

—Qué sexy. —Murmuró.

Di un giro quedando encima de él, mis manos fueron a dar a su camisa, desabroché los botones de aquella, sus manos fueron a mi cintura, me empujaron un poco hacia abajo para qué sintiera su enorme erección.

—Alguien ya me desea. —Susurré, mis dientes mordieron la piel de su pecho, él jadeo observando como soltaba la correa y el botón de sus pantalones.

—Me encantas.

Bajé el pantalón por sus piernas y miré el gran amigo ansioso por penetrarme, su glande estaba soltando un poco de su líquido y estaba tan gorda qué veía qué explotaria.

—La quiero toda dentro de mi. —Gemi un poco cuando me senté sobre ella, él también puso una mueca.

Quedé un momento paralizada por él dolor qué emanaba mi sexo.

—En esa posición es más difícil. —Dijo.

—No me importa. —Contesté. —Ya te dije qué la quiero de nuevo toda.

Él asintió tomándome una teta con una mano y la cintura con la otra, empezó a masajear mi pezón para que me olvidara del dolor, su mano trazó círculos en mi cintura.

Empecé a moverme un poco, tampoco quería qué me doliera tanto, su cara de preocupación me daba tanta risa, pero la contenía por el momento.

Mis manos se situaron en su pecho y empecé a acelerar un poco mis movimientos, sin saber de un momento a otro, ya le estaba montando la verga cómo toda una experta.

Entraba y salía, entraba y salía, la fricción, el sudor, lo resbaloso qué estaba, hacía la experiencia una de las mejores, me incliné hacia adelante para atrapar su labios entre los míos, me beso con una fiereza sorprendente.

Sus dos manos estaban en mi cintura, me empujaban fuertemente hacia abajo y arriba, nuestras pieles chocaban salvajemente.

—Liam... —Susurré.

—Ya casi. —Jadeo.

Siguió penetrandome cómo si no hubiera un mañana, mis manos aruñaban su pecho, eso en conclusión es lo más raro por qué yo ni uñas tengo.

Su pecho estaba rojo, mis pezones también, lo besé de nuevo sin dejar de moverme.

Mis paredes se contrajeron, sentí su miembro caliente debajo de mí, mis piernas flaquearon y temblaron.

Chillé cuando mis líquidos se expulsaron, los de él también lo hicieron, llenandome de la mezcla caliente que yacía dentro de mí.

Me tumbé cansada en su pecho, saliendo de su interior , su mano se dirigió a mi mejilla, tomando un mechón de mi cabello y poniéndolo detrás de mi oreja, me acarició la cara y luego dijo las palabras qué he estado esperando desde qué lo vi de nuevo.

—Te amo.

No dije nada, mi cara era un tomate entero, me acosté a su lado, casi pude sentirlo tensarse, tal vez arrepintiendose de haberlo dicho.

—También te amo, no te asustes. —Lo sentí suspirar, mis piernas se entrelazaron con las suyas y sus manos acariciaron mi espalda.

—Tenemos que ir a la reunión. —Recordó.

—¿A qué hora era?.

—A las diez de la mañana.

—¿Son?. —Pregunté, se estiró hacia algún lado del suelo agarrando su celular.

—Tengo que comprar otro. —reí recordando todas las veces qué lo tiro al suelo por la ansiedad de follarme. —Nueve y veinte.

—Aún tenemos media hora.

—Duerme éstos veinte minutos. —Susurró.

—Ok. —Tendió una cobija encima de nosotros y me beso la frente, sus brazos me rodearon de nuevo.

Mis ojos empezaron a cerrarse, casi había perdido la noción del mundo, estaba a punto de quedarme dormida, sus labios se pegaron a mí oído.

—Eres lo mejor qué me ha pasado después de nuestros hijos. —nuestros hijos.

***

Pasé por la puerta qué me había indicado mi abogada, suspiré antes de verle la cara al padre de Liam, estaba sentado al otro lado del salón, el juez estaba de pie, mientras Liam estaba sentado al lado de su padre.

Qué todo salga genial.

Bueno, empecemos. —Habló el juez.

Me senté en una de las bancas separadas de los dos Coulds, Lucy se sentó junto a mí, organizando unos papeles.

—La orden convoca a la señorita, Alanna Juliens por que se ha hecho una denuncia en su contra, ya debe estar informada.

—Así es su señoría. —Hablé con respeto.

—Primero que todo, señor Liam Coulds, la demanda está hecha a su nombre, ¿Algo que decir?.

—Alanna y yo estamos juntos de nuevo señor, no veo la necesidad de hacer ésto.

—Te privó de tus hijos. —Habló su padre hacía él.

—Ahora no. —Contestó.

—Mi clienta tuvo sus razones. —Habló Lucy por primera vez.

—Te escucho. —Murmuró el Juez.

—Según lo que me contó, habían tenido un mal entendido, en el qué el señor Liam Coulds no se veía en condiciones de criar dos niños.

—¿Las condiciones las tiene que ver ella o la ley?. —Preguntó Harry a la defensiva.

—Yo no quiero poner ésta demanda. —Dijo Liam, Sonreí, estaba haciendo lo posible por ayudar.

Harry le susurro algo al oído, Liam frunció el ceño hacia él.

—¿Entonces por qué hacemos ésta junta?.

—Por qué su padre es él qué quiere quitarle sus hijos. —Aclaró Lucy. —Creo qué ésto son cosas de parejas, no tiene por qué intervenir.

—Estoy de acuerdo con la señorita... —Habló él juez mirando a mi abogada.

—Lucy. —Aclaró.

—Lucy, lo qué sea que ellos tengan qué hacer, es entre ellos, son pareja, acaban de decir que arreglaron las cosas.

—Por favor, ni ella ni mi hijo están en esas condiciones.

—¿Quién ve las condiciones, usted o la ley?. —Eso juez, me caes bien.

—La ley. —Dijo a regañadientes.

—Ok, entonces espero qué no se meta en nada de sus temas, por favor, y si pensó que con su dinero me compraría está muy equivocado.

—Muchas gracias por su atención, señor juez. —Habló aquella.

—Es un placer. —Le sonrío, aquí hay amor, puedo sentirlo. —Ahora, doy por terminada está reunión, la custodia de los niños es mitad y mitad, si se separan tendrán qué poner la denuncia para hablar con los niños, aunque espero que sigan estando juntos.

—Gracias, señor. —Agradecí, Liam vino hacía mi ignorando a su padre susurrandole cosas.

—¿Vamos?. —Preguntó tomando mi mano entrelazando nuestros dedos.

—Vamos. —Afirmé.

Salimos por la gran puerta del salón, Lucy se quedó arreglando algunos papeles. Liam y yo caminamos sin mirar atrás, ahora todo iría genial.

Él sonido de mi celular sonando me sobresalto.

—Oh, es Karol, probablemente quiere saber como nos fue. —Moví el dedo en la pantalla descolgando la llamada.

—Alanna.. —Murmuró al otro lado de la línea.

—Nos fue increíble, la custodia nos la dieron a nosotros y tranquila qué partiremos hoy mismo, solo espero a qué Liam empaque todas sus cosas y eso.

—Alanna... —Susurró una vez más. —Algo...pasó.

—¿Qué?.

—Alanna, es la abuela.

Y de nuevo sentí mi mundo irse abajo.

***

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro