09.
Liam.
"Donde rayos estas?"
Colocando mi dedo pulgar sobre el teclado de mi móvil, me debatí si contestar el mensaje de Harry o no. Mirando sobre el aparato, me encontré con la mirada de Zayn quien tenía una ceja alzada en mi dirección, como si estuviese esperando a que saliera corriendo. Eso no iba a suceder, el chico quería librarse de mi pero no iba a lograrlo. Siempre había sido testarudo y no iba a cambiar nunca.
Mirando la hora en la parte superior de la pantalla de mi móvil, hice una mueca. 12.35pm. No había modo de que llegase a la academia, ya había faltado a la lección y si me arriesgaba a aparecer allí para la práctica que siempre hacia con Harry, el rizado arrancaría mi cabello por no avisarle que no iría. Aún tenía varias horas antes de tener que ir al instituto, ya que solo tenía dos materias y eran en la tarde.
Dándole un último vistazo a Zayn, quien ahora parecía interesado en rebuscar en sus bolsillos, teclee rápidamente un mensaje en respuesta.
"Perdí el autobús"
"Dormí en tu casa y te desperté a tiempo. Como rayos perdiste el autobús?"
Mierda, me había olvidado de ese pequeño detalle. Pensando en una rápida mentira, miré a mi alrededor hasta que me encontré con la pequeña tienda a pocos metros de distancia.
"Tía Grace me envió a hacer las compras y me entretuve"
"Te veré en el instituto. Te quiero. Bye"
Con ese último mensaje, desconecté el chat y devolví el aparato a mi bolsillo antes levantar la mirada hacia Zayn. El humo de su cigarrillo golpeo mi rostro de lleno en ese momento, logrando que diera un paso atrás y comenzara a toser. De pequeño había sufrido de asma y aunque ahora los ataques se producían de manera poco frecuente, el humo aun me molestaba.
—¿Puedes apagar eso? —pedí.
Zayn inclinó la cabeza hacia un lado, con el cigarrillo aun entre sus labios—. No.
—Eres un patán.
—Ya me habías dicho eso. —tomo el tubo blanco entre su dedo índice y medio y me miró, soplando el humo en mi rostro nuevamente—. ¿Te molesta? Puedes irte, nadie te retiene.
—No me iré —aseguré—. Pero si tengo un episodio de asma será tu culpa.
—¿Por qué no me extraña que tengas asma? —sonrió—. El niñito bonito sobreprotegido, ¿acerté?
—¿De qué hablas? —abanique mi rostro, intentando disipar el humo.
—A ver —se apoyó mejor en el muro, cruzando sus brazos sobre su pecho—. Caminas en puntas de pie sin darte cuenta, lo que me dice que bailas o al menos bailabas ballet.
—Aun lo hago y soy el mejor de la clase.
Se encogió de hombros—. Irrelevante —despachó mis palabras con un gesto—. Haces ese movimiento irritante de ojos cuando quieres algo, lo que me dice que has sido demasiado mimado por un familiar cercano —inclinó la cabeza—. ¿Padres? —hice una mueca y el negó—. ¿Tienes hermanos?
—Un hermano mayor.
—Bingo —chilló—. Tienes gestos y tu manera de hablar es demasiado rebuscada como para haber sido educado en una escuela promedio, me arriesgo a pensar que fuiste a un colegio privado, ¿me equivoco?
—No —gruñí—. ¿A dónde vas con todo esto?
Arrojó el cigarrillo y lo piso con la punta de su bota de combate antes de volver a mirarme—. Eres demasiado fácil de leer, Liam —aseguró—. Tu no perteneces a mi mundo, no debemos ser amigos —su voz fue más clara cuando dijo: — Yo no quiero ser tu amigo.
—Pero si quieres follar conmigo, ¿verdad?
—He estado con chicos sin siquiera saber su nombre —se encogió de hombros.
Eso logró que pusiera mala cara, pero aún estaba determinado a descubrir de donde habían venido las palabras que dijo por teléfono. No creía que este chico fuese tan malo como él pensaba que era. Debía haber alguna parte, por más pequeña que fuera que en realidad pensara lo que me dijo.
O eso esperaba al menos.
—Voy al bar —anunció—. Si quieres sígueme, si no, vete a tu casa y ahórrate el mal rato.
Sí, eso no iba a suceder. En cuanto comenzó a caminar, lo seguí de cerca. Zayn me miró por el rabillo del ojo antes de sacudir la cabeza, como si yo simplemente le exasperara. Gracioso, ya que el día anterior había casi secuestrado a mi amigo para que le diera mi número telefónico.
Nunca en mi vida había entrado a un bar, pero lo que vi en el Luna Azul no me desagrado tanto como pensaba. Las mesas, al igual que el suelo, habían sido limpiados a fondo, tanto que si no fuese porque eran de madera estaba seguro de que brillarían. No había mucha gente, tal vez dos o tres personas al fondo, pero estos no levantaron la mirada cuando entramos, lo que me dio cierta tranquilidad de que habíamos pasado desapercibidos.
—¡Hey, bambino! —el hombre detrás de la barra le sonrió a Zayn en cuanto lo vio. Sus ojos eran cálidos, con cariño hacia el moreno.
—Hola, Tony. —saludo mi nuevo amigo-a-la-fuerza mientras caminaba pasando el bar hacia una de las mesas—. ¿Me das una cerveza?
—¿Quién toma alcohol cuando tiene resaca? —la pregunta se me escapó y me arrepentí de haberla dejado salir cuando el hombre de la barra se volteo a verme. Sus ojos se ensancharon cuando se encontraron conmigo.
—¿Por qué trajiste al bambino aquí, Zayn? —gruño antes de fruncir el ceño—. Una pregunta mejor, ¿Por qué rayos estas con el bambino cuando tu hermano te pidió expresamente que te alejases de los problemas?
Zayn me miró sobre el hombro—. Créeme, he intentado librarme de él, pero no se quiere ir —se encogió de hombros—. Dale un rato, se aburrirá y se ira.
—Sigo aquí, ¿se dieron cuenta? —gruñí.
—Está bien, pero si no se fueron en media hora yo mismo los sacaré —miró a Zayn con dureza paternal—. A ti también, y no tendrás más que café de mi parte. No pienso ayudarte a empezar otra borrachera como la de ayer.
—Tony...
—No me importa, ve a sentarte —señalo al fondo—. Y cuida al bambino. Que tú seas un estúpido no quiere decir que él deba pagarlo.
Zayn gruño un insulto en italiano antes de volver a mirarme—. Ven, piccolo, vamos a sentarnos.
Me sorprendió que volviese a decirme por ese apodo nuevamente ya que había estado tratándome mal por un rato, pero, aun así, seguí sus pasos como me pidió. Sentándose en una mesa, hundió su rostro en sus brazos sin siquiera mirarme.
Unos minutos después, el hombre de la barra se acercó y palmeo a Zayn en la cabeza con poca fuerza antes de darle el café. El moreno lo acepto a regañadientes y se lo bebió obedientemente bajo la estricta mirada del hombre. Era gracioso ver como el chico malo aceptaba órdenes del señor italiano. Lo que me hizo preguntarme que papel jugaba aquel hombre en su vida.
Los ojos verdes de Tony se dirigieron a mí.
—¿Quieres algo de beber? —preguntó. Estaba a punto de negar cuando Zayn habló.
—Dale algo sin alcohol, Tony, no quiero meterme en problemas por emborracharlo —lo miré con una ceja alzada—. Quiero acostarme contigo, no emborracharte. Si no te mueves no tiene gracia.
—¡Zayn Malik, no seas irrespetuoso! —otro golpe cayó en la cabeza del moreno antes de que el hombre de ojos verdes me hiciera una seña—. Ven conmigo, bambino, te serviré un jugo del que quieras.
Pensé en protestar sobre el trato infantil que estaban brindándome, pero recordando que estaba en un bar, que nadie sabía que estaba allí y al único que conocía era a Zayn, decidí mantenerme callado. Tony, como el mismo se presentó, me guio hasta la barra y me indico que me sentara antes de ofrecerme jugo.
—¡Zayn! —la voz gruesa cortó el aire del bar. Girándome sobre mi trasero, miré a la entrada para encontrarme con un hombre de tez morena como Zayn y cabello oscuro, supuse que ese era su tan nombrado hermano y al parecer estos chicos también compartían su mal humor—. ¿Dónde jodidos estuviste toda la mañana?
—Jalándome la zanahoria —gruño el moreno desde el otro lado—. ¿Qué rayos te interesa? No me metí en ningún problema y no he tomado ni una gota de alcohol, no me fastidies.
El ambiente se volvió tenso y supe que esa no era la respuesta esperada. Aferrándome al vaso de jugo de naranja que Tony me paso, observé como el hombre en la puerta tomaba un par de respiraciones, como si intentase calmarse. Parecía un toro enojado a punto de atacar.
—Hey, yo te conozco. —la voz con fuerte acento a mi lado logró que saltara sobre mi trasero, soltando un gritito poco masculino. El rubio sonrió—. Eres el amigo del niño mordelón.
—No es mordelón, te mordió porque tú lo secuestraste para que tu estúpido amigo consiguiera mi número.
—Dime que el estúpido amigo no eres tú, hermanito.
—No era yo. —hasta para mis oídos eso se escuchó poco convincente.
Kaled cruzó el bar en un par de pasos y comenzó a discutir con Zayn fuertemente, mis ojos se clavaron en ellos por unos segundos antes de que un sonido a mi lado me hiciera voltear a ver.
Un chico castaño de profundos ojos azules me miró con desaprobación—. Eso no se hace, cariño.
—Acabas de convertirte en un pequeño delator —dijo el rubio con una sonrisa—. No debiste abrir la boca.
—No, no debiste hacerlo —acordó el otro—. Los delatores merecen un castigo por ser, bueno, delatores.
—Yo creo que sí, Lou.
Un líquido helado comenzó a caer sobre mi cabeza, el fuerte olor me dijo que era cerveza. Con un saltó me baje del banco intentando alejarme, pero los brazos del rubio me retuvieron mientras el castaño arrojaba la botella entera de cerveza sobre mi cabeza. Grite, más porque las manos del rubio estaban lastimándome que por la cerveza, pero nadie me ayudo.
Zayn.
—¡Te he dicho mil veces que no te metas con ese niño! —Kaled gritó en mi cara—. Nos meterás en problemas por estar de caliente.
—Yo no tengo nada con... —mirando sobre el hombro de Kaled, observé con los ojos enormes como Louis levantaba una botella de cerveza sobre la cabeza de Liam. Era una broma típica que hacíamos entre nosotros, pero sabía que Liam no estaba acostumbrado a ello. Me debatí entre ir hacia él y ayudarlo, pero en vez de eso, me giré hacia Kaled y fruncí el ceño—. El niño solo está aquí porque me siguió, ya no quiero nada de él.
—¿Pretendes que te crea eso?
—Cree lo que quieras, idiota —replique—. No es como si algo que te dijera cambiara lo que piensas de mí.
—Pienso lo que tus acciones me muestran. —dijo—. Has sido del mismo modo desde que tienes quince, no espero que cambies. ¡Solo quiero que dejes de meterte en problemas! Folla con chicos mayores de edad.
—¡Yo no voy a hacer nada con él!
El grito de Liam rasgo el aire y ambos nos giramos justo a tiempo para ver a Niall reteniéndolo mientras Louis vaciaba la botella de cerveza en su cabeza. Un sentimiento horrible oprimió mi pecho al ver al chico luchar mientras gritaba, intentando sacarse a los otros dos imbéciles de encima. Aun así, no hice nada por ayudarlo.
Una vez que Niall y Louis pensaron que era suficiente lo soltaron entre risas, no sin antes darle un último empujón arrojándolo al suelo para terminar de avergonzarlo. La mirada de Liam buscó la mía, vi perfectamente en sus ojos como me rogaba que lo ayudara, pero no me moví. Simplemente sacudí la cabeza y volví a sentarme. Ese no era mi asunto, yo le había advertido y el niño no quiso hacerme caso.
—Eres el imbécil más grande que he conocido. —murmuró Suri, quien había llegado detrás de Kaled, antes de apresurarse a ayudar a Liam.
El ojiverde le dijo algo a Liam antes de que este asintiera y ambos salieran del bar juntos. Kaled me miró.
—Ese bambino no tiene la culpa de los problemas que tú tienes, Zayn —dijo—. Te pedí que te alejaras de él antes de que algo como esto sucediera, tú lo metiste aquí —abrí la boca para protestar, pero él me callo con un gesto—. No, Zayn, si tú no hubieses hablado con él en primer lugar, el niño jamás hubiese entrado al bar. Eres el adulto, debiste cuidarlo, pero no sé porque espero algo así de ti, ni siquiera puedes cuidar de ti mismo.
—Eso no es justo. —murmuré.
—Tampoco fue justo que dejaras que Louis y Niall le hicieran eso al bambino y aun así lo permitiste —se encogió de hombros—. No voy a darte justicia cuando tú no puedes otorgarla.
Dicho eso, se volteo y se acercó a Niall y Louis. Ambos recibieron fuertes golpes en la nuca por parte de mi hermano y bajaron la cabeza sumisamente mientras este los sermoneaba. Mirando la puerta, me sentí como una mierda una vez más en menos de veinticuatro horas.
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