Capítulo Trece
Temía lo que pasaría a continuación.
Jake, Mateo y yo estábamos sentados en unas bancas en la comisaría esperando a nuestras madres, la primera en entrar fue Luisa la cual fulminó con la mirada Jake, él en vez de devolverle la mirada le sonrió con superioridad.
—¿Estás bien mi amor? —le preguntó a Mateo revisándolo exageradamente.
—Pero déjalo respirar —Jake rodó los ojos.
—No te entrometas, mocoso.
—Ya veremos como me hablaras cuando mi mamá esté aquí —Jake se cruzó de hombros.
—Como si le tuviera miedo —enfatizó la rubia.
—Ya veremos.
—Hola señora —habló el oficial acercándose, me imagino que debe saber que hace aquí.
—Me han informado que mi bebé tuvo una pelea.
—Pues no sé que hacía su bebé siendo menor de edad en un bar —el oficial le sonríe mientra ella lo mira preocupada —, vamos a esperar a que lleguen todos los padres, primero luego empezaremos con la reunión, vamos a dialogar a ver si las cosas se resuelven.
Con resolver sabía a que se refería "quería dinero". Como todos: pondrán alguna multa o alguna advertencia, pero algo así deben de querer.
—Bien —ella se sentó al lado de su hijo, me atreví a detallarla un poco más, no era fea en realidad con un poco más de pechos, nalgas y con su nariz más pequeña sería incluso más hermosa que mi tía Alanna, el caso es que ella tendría que operarse y Lana es hermosa sin ninguna operación.
Su cabello ondulado se veía suave, su tez blanca pálida, lucía algunas pecas por sus hombros y alrededor de su cara.
Mis especulaciones pararon cuando vi a mis padres y los padres de Jake entrando a la comisaría.
Karolina y Alanna estaban al frente, mientras Liam y Connor las seguían.
Parecían dos parejas modelos.
—Oh Dios mío, no esperaba nunca tener que volver aquí —habló Alanna cuando llegó hacia nosotros, el año ante pasado había roto la nariz de un hombre que se había intentado pasar con ella y terminó en esta comisaría, gracias a el dinero no sufrió cargos mayores, solo una orden de alejamiento.
—¿Qué has hecho, amor? —preguntó mamá luego de darme un abrazo.
—Lo que sea que hayan hecho debe ser obra de esta imbécil —mi tía Alanna señaló a Luisa.
—¿Perdón? No he hecho más que preocuparme por mi hijo.
—Claro y abandonas a el otro —musitó ella de regreso.
—Lo que pasa con mis hijos o no, no tienen que ser problema tuyo Alanna.
—No te atrevas a hablarme así —Ally la señaló —, y dile a tu hijo que deje de meterse con el mío, que meterse conmigo es una cosa y meterse con mi familia es otra —mi tía escupía fuego, cosa que me daba miedo ya que muchas veces no podía controlarse.
—Pues tu hijo le tiró el pastel de cumpleaños encima al mio.
—Pues el tuyo lo hizo primero.
—Pues tu hijo fue el que empezó la pelea.
—No lo creo, Jake no tiene tan poca clase como tus...
—Es cierto mamá, lo he golpeado.
—¿Eh? —Alana parecía desconcertada —¿Y por qué lo has golpeado, amor? ¿Te ha hecho algo a ti o hecho algo a Annie?.
—La ha besado y no me gustó —admitió delante de todos. Se veía como un niño caprichoso.
—Ahí lo tienes, eso fue lo que hizo que mi hijo casi le rompiera toda la cara —la madre de Jake sonrió —. Enséñale a respetar a una mujer o mi hijo lo hará.
Si supiera que su hijo solo juega con las chicas.
—Mamá, ya.
—No voy a dejar que esta mujer dañe tu imagen Jake, sabes muy bien que no eres el malo.
—Bien. ¿Y qué tiene que ver Annie en todo esto?
—Tenemos que esperar al oficial para que nos informe, genio —dijo la madre de Mateo a lo que mi madre la fulminó con la mirada.
—No te estaba preguntando a ti, víbora.
—Pues te he hecho el favor de responder, idiota.
Observé como mamá dió un paso al frente, mi tía la detuvo tomándola del brazo.
—De todas formas Annie y Jake tendrán que salir ilesos de esto, no dejaré que dañen la imagen de mi familia —Alanna tranquilizó a mamá.
—Cállate que... —empezó Luisa pero Alanna no la dejó ni terminar.
—Vuelve a decirme que me calle y me encargaré de que sea lo último que digas en tu vida —amenazó apuntándola con su dedo, pude ver el miedo en los ojos de la rubia, Liam abrazó a su esposa por la espalda.
—Respira —escuché que le susurró al oído, ella obedeció inhalando y exhalando.
—Hola señores —entró el oficial —, me imagino que sus hijos aún no les han dicho porque se encuentran aquí, verán: la gente del establecimiento ha llamado porque ha presenciado una pelea entre estos dos chicos, alguien que estaba sentada al lado de ellos ha confirmado que la pelea ha sido por celos y estar en estado de embriagamiento —abrí la boca indignada —. Así que tengo una pregunta, ¿qué hacían sus hijos en una discoteca para mayores de edad siendo menores?.
—Yo también tengo una pregunta para usted, oficial —Alanna sentenció —, si el problema es que nuestros hijos menores de edad estuvieran tomando en un bar para mayores: ¿Por qué no veo el dueño del bar aquí junto a nosotros? —el policía abrió la boca pero no dijo nada.
—Es cierto —la apoyó mi madre —. Si tanto quieren dinero... ¿Por qué no llaman también al dueño del bar?.
—Porqué me imagino que ya tendrán negocios con él—habló Liam por primera vez —no lo tiene aquí porque todo fue planeado.
—¿Sabía usted que es un delito sobornar a un oficial e igual que el policía acepte un soborno? También sacarle dinero a la gente por su silencio —esta vez fue mi padre el que habló.
—Conspirar falsamente también es estar faltando el respeto a la ley, yo no acepto ningún soborno ni ningún dinero, están equivocados.
—Pues por mí no hay problema —dijo Alanna tengo todo el dinero del mundo como para pagar una estúpida multa.
—Yo tampoco tengo problemas con eso, ponga la multa que quiera, no será muy difícil pagarla.
—Qué lástima, nosotras podemos pagarla y Lou no.
—Puedo afirmar que tengo mucho más dinero que ustedes dos juntas.
—¿El dinero que te dejó el padre de tu hijo menor al morir? —sentenció mi tía, a Luisa le hirvió la sangre.
—¡De Mateo no vas a estar hablando! —Luisa se levantó.
—Me encanta que me levanten la voz —dijo mi tía Lana dando un paso hacia el frente.
—Tranquila —le dijo Liam sosteniéndola por los hombros.
—Yo solo estaba cuidando a Annie —repitió Jake a Mateo —la obligó a besarlo.
—No tengo la culpa de que a ambos nos guste tu casi prima.
La mirada que le dedicó Jake pudo haberlo mandado al Polo Norte, di un paso al frente, suspiré antes de decir lo que diría.
—Jake solo es así porque me quiere como una hermana, él nunca me ha dicho que le gusto, además tiene novia porque ha vuelto con Sasha —voltee a mirar a Lana lo dije más para ella y para mí misma —, nunca sentiría amor de ese tipo por mí y te agradezco Jake que me hayas defendido tanto pero no lo necesito, siempre me ha gustado la manera en que me trata Mateo es un chico muy insistente pero caballeroso.
Mateo me miró como si intentara descifrarme, no sabía si había dicho eso para salir de el momento trágico en el que no se encontrábamos o simplemente para hacer sentir celos a Jake, tal vez era más por la segunda, Luisa me miró asombrada se esperaba todo menos que a la hija de la mejor amiga de su enemiga le gustara su hijo.
—Pero Annie —Alanna me puso la mano en el hombro —no puedes tener nada con el hijo de esa escoria —Luisa la fulminó con la mirada.
—Que hayamos compartido un pene en años pasados no me hace menos ni más.
—¿De qué miembro hablas? Si nunca me acosté contigo —Alanna sonrió escuchando las palabras de su esposo.
—Antes no te golpeé porque estabas embarazada y ahora no te golpeo para no dañar mi maldito proceso con el psicólogo, pero una más y...
—Yo sé que mueres por sacar tu lado salvaje.
—No sabes cuanto, pero es un lado que Liam me ayuda a controlar.
Jake le sonrió a Luisa como un ángel, ella miró a Liam y Alanna con asco, se sentía la tensión.
—Nos podemos..
—¡Suéltame imbécil, no tengo nada que ver! —miramos hacia el portón donde uno de los oficiales traía a Sasha tomada del brazo —, maldito animal. Tómame con cariño que soy una mujer delicada, patán.
—Aquí está, jefe —dijo el policía de quinta casi lanzándola, Sasha lo fulminó con la mirada antes de recogerse el cabello.
—Qué maldito nefasto —susurró llegando a mi lado.
—Se nos ha informado que usted presenció absolutamente todo señorita. ¿Estaba con el chico de aquí? —el policía señaló a Jake, Sasha asintió con la cabeza.
—Si estaba con él, tenemos una relación abierta —Alanna abrió la boca con sorpresa, Jake rio —. Hola hermosas —saludó a mi madre y a mi tía agitando la mano, casi reí, Sasha no merecía que la odiaran, todos mis pensamientos sobre ella habían sido muy incorrectos.
—Necesito que de su testimonio...
—Ustedes solo son una broma —empezó a decir la peli púrpura —, ni que esto fuera un juzgado y hubiéramos cometido un grave delito, solo imponga la multa y cierre la boca.
La forma en la que le habló al jefe de policías me asombró, nunca la había visto tan molesta.
—Usted no puede hablarme así señorita...
—Oh, claro que puedo. ¿Usted no sabe quién soy yo?. Tengo más poder en mi uña que todo el poder que usted ha obtenido en toda su miserable existencia.
El policía no sabía pero yo sí, su padre era un empresario multimillonario, dejó de ser alcalde el año pasado, pero tenía bastantes influencias.
—Lo supuse —continuó al ver la cara confundida del oficial —, con la multa no tengo problemas —dijo una vez más —, incluso puedo pagarte la tuya Mateito.
—Tenemos dinero —Luisa rodó los ojos.
—Entonces cada quien que pague lo suyo —ella sacó la tarjeta de su bolso —, y tú —señaló al policía que la había traído —, voy a encargarme que te despidan, patán.
El policía tragó grueso buscando una hoja que imaginé sería el expediente.
Mamá dió su número de tarjeta, al igual que mi tía Alanna, no odia creer que ambas manejaran el dinero que sus esposos adquirirán de sus trabajos.
El dinero de mis padres iban a una cuenta de banco llamada "Kannor" mientras la de Alanna y Liam tenía de nombre "Lianna".
Y así querían que permaneciera el legado, porque shipeaban a Jake conmigo "Jannie".
Nos dirigimos a la puerta de salida, Luisa no dijo nada más pues sabía que con la furia de mi tía no se podía jugar.
—¿Quieres que te llevemos a casa? —pregunté a Sasha, ella asintió.
—Yo iba a llevarte —anunció Jake.
—Quiero hablar unas cosas con Annie —ella le sonrió antes de subir al auto de mi madre. Yo también subí, no sin antes ver la cara de pánico de Jake.
Odié la noche, pero al menos pude olvidarme un rato de mi mejor amiga, sospechaba que no estaban haciendo nada por recuperarla, no quería meterme en asuntos policiales que resultaran turbios, pero al parecer no tenía otra opción que investigar por mi cuenta.
Andrea era todo para mi y ya había sido bastante paciente con la ley.
—¿Qué piensas? —dijo Sasha cuando el auto ya estaba en movimiento. Ambas íbamos atrás mientras papá y mamá iban ambos adelante.
—No lo sé —respondí.
—¿Puedo quedarme en tu casa un momento? De verdad quiero hablar una cosa contigo.
—Claro —dije.
Asomé la cabeza por la ventanilla apreciando la bella noche que caía sobre nosotros.
—Andrea, donde sea que estés, espero que pienses en lo mucho que te quiero. Resiste, que voy a ir por ti —susurré encargandome de que nadie me hubiese escuchado.
Al llegar a casa observé a Olivia abriendo el portón de afuera mientras bajabamos del auto.
—¿Ahora eres una delincuente? Eso es demasiado cool —me sonrió con sorna, yo me reí. Era la primera vez en años que Olivia bromeaba conmigo de forma buena.
—Tranquila, que para el próximo delito voy a invitarte —mamá me miró mal, mientras sasha limitó a reírse.
La invité a pasar a mi habitación. Teníamos cosas que conversar, según ella.
Cuando entramos a mi alcoba, ella se quedó mirando mis posters de una cantante llamada Taylor Swift. Tenía bastantes, pues en realidad era super fan de su música.
—También me gustan las canciones de Taylor.
—Que bueno —dije sincera.
—Bueno —suspiró ella antes de hablar —, quiero que sepas que nunca te he odiado —empezó, mientras se sentaba en mi cálida cama —, siempre que te he saludado lo que hecho con sinceridad, no me va eso de la hipocresía, no estoy diciendo que a ti si, pero he notado que no te caía relativamente bien, ahora me miras diferente, pero antes sentía que tus saludos eran forzosos —y era cierto.
—Lo siento —incluí —, no quería que pensaras que me caes mal, no lo haces, eres amable y lista.
—Bien, creo que eres una estúpida —la miré de golpe.
—¿Perdón? —levanté una ceja a la espera de su respuesta.
—Si, tú y Jake, son unos estúpidos ciegos —reí.
—Bueno, no lo sé...
—Él te quiere, Annie —ella me miró con dolor —. Te quiere demasiado y no de la manera en la que dijiste que te quería. Solo que tiene demasiado miedo de algo formal como para aceptarlo.
—Jake es complicado.
—Todos lo somos en algún momento —sentenció —, así que deberían dejarse de estupideces y estar juntos.
—¿Y tú no quieres a Jake? —ella bajó la vista.
—Lo amo, Annie —confesó —. Por eso mismo quiero verlo siendo feliz, aunque no sea conmigo.
Sus palabras me conmovieron, no había visto esta parte vulnerable de Sasha.
—Mi mejor amiga está desaparecida y es mi culpa —admití —, no creo estar preparada para darle una relación sana a Jake...
—Inténtenlo —me chocó con su hombro —, no vas a saber si funciona sin intentarlo.
—No se si merezca ser feliz mientras Andrea está quien sabe en que lugar...
—Te ayudaré —me tomó de ambas manos —te ayudaré a encontrarla.
Sin poder detener las lágrimas, brotaron de mis ojos.
—Todo ha sido muy difícil —sollocé —, trato de pensar en que nada está pasando, pero estoy mal. Las pesadillas no paran, no he querido contarlas o tenerlas presentes para no hacer daño pero estoy cansada —las lágrimas salían sin parar.
—Tranquila nena —me acarició el cabello antes de sobarme el brazo.
—Está muy mal todo, la policía me prometió que se encargaría pero no hay rastro, no hay noticias.
—Vamos a encontrarla —ella me atrajo a si misma para abrazarme —, Jake ha estado investigando.
—Yo... —dije impactada —no, no lo sabía. ¿Por qué no me lo dijo?.
—Quería traerte a Andrea sana y salva antes de que lo supieras, pero soy una soplona —reí.
—Eres increíble —lloré un poco más mientras cerraba los ojos.
—Las cosas suceden por alguna razón —susurró —, ella debe estar bien.
—Tiene que estarlo. Sino, no sé que haría conmigo. Me perdería a si misma.
Y era cierto, no podría soportarlo. Estaba siendo consolada por la persona de la que menos esperé, Sasha Harts.
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