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Capítulo Seis

JAKE

Joder moría por invitarla a salir

Pero eso significaría estar en un solo lugar y yo no era de esas personas, estaba entre dos opciones y sabía que pronto tendría que elegir.

—¿Qué tanto piensas? —preguntó Ney a mi lado, un chico de diecisiete, con lentes y debo admitir que bastante inteligente.

—No es nada —no quería decirle que tenía sentimientos por Annie, aunque posiblemente él ya lo sabía.

—Bien —dijo poco convencido, siguió prestando atención en la clase.

Al salir esperaba encontrarmela y molestarla un poco sobre la situación de la noche anterior, sabía que quizás no recordaba muy bien lo que había ocurrido, así que le daría vergüenza saber que había movido el culo contra mi entrepierna.

Su amiga estaba contándole algo con dificultad, movía las manos en el aire como un pájaro. Me acerqué lentamente cuando Annie puso cara de horror.

Ella sabía lo que había sucedido anoche.

De todas formas, sonreí. No me echaría para atrás, además tenía el presentimiento de que terminaría en una conversación interesante.

—Hola —saludé, Annie dió un brinco al no esperar mi llegada.

—Hola —habló su mejor amiga ya que ella estaba muda.

Miré a Andreine con una expresión seria, ella sabía que quería que se fuera.

Al final entendió bien el mensaje y me sonrió, su amiga ya no estaba ebria, sabía lo que hacía, así que no había razón para cuidarla de que no hiciera algo que ella no quisiese. No obligaría a Annie a hacer algo nunca.

—Lo siento amiga, pero tengo que irme. Mi madre se ha ido y me ha dejado a cargo de las gemelas —informó ella rápidamente acomodándose su mochila.

Annie le dedicó una mirada que no entendí muy bien, pero al final Andreine le dió un beso en la frente y le removió el cabello.

—Que aclaren todo —dijo —adiós Jake.

Y tras alejarse, me quedé mirando a la chica frente a mí.

—Así que...

—Cállate —dijo con brusquedad.

—Pero...

—Estaba ebria, Jake. No pienso lo que hago.

—Bueno, dicen que los ebrios dicen la verdad...

—Lo único que dicen es lo que creen sentir. Pude haber pensado en ese momento que eras otra persona —se encogió de hombros.

Maldita sea. No iba a creerle si hacía ese gesto.

—Escuchame por favor.

—No, Jake. Solo quieres burlarte de la situación, te parece bastante gracioso que hasta la única chica que no está interesada en ti haya bailado contigo.

—Claro que no voy a burlarme —vaya que si quería hacerlo.

—Te estás conteniendo. He convivido contigo toda mi maldita vida y todavía crees que no te conozco.

—No me conoces lo suficiente.

—¡Y que se supone que no conozco de ti, Jake!.

—¡No sabes nada de mí!.

Ella respiró hondo, estaba enojada. Por alguna razón yo también lo estaba, pero no por ella, sino por mí, por ser tan cobarde.

—Vaya, yo pensaba que nos contábamos todo —se cruzó de brazos indignada y se mordió los labios.

—Yo también —me quedé mirando lo perfecta que se veía.

—Hay cosas que no se pueden contar, creo —sentenció.

—Si, nisiquiera se cuenta a la persona con la que te criaste.

Ella me miró dolida, lo había dicho sin querer. Sabía que tenía que respetar su privacidad, y al acordarse de lo que fuera que le había pasado se le cristalizaron los ojos.

—No sabes lo que se siente no poder decirlo —me señaló —, tú lo haces porque quieres, yo no.

No sabía que quería decirme con eso.

Cuando resbaló una lágrima por su mejilla se me estrujó el corazón.

—Oye, espera —la tomé de los brazos.

Ya no había nadie en el parqueadero del instituto, pues era un poco bastante tarde.

—Déjame —intentó soltarse.

—Annie —le tomé las manos.

En un impulso llevé mis manos a sus mejillas, mi corazón latía al mil, quería besarla, claro que quería.

—No llores —dije —, sé que suena algo cliché, pero me duele verte llorar.

—Llorar es algo normal.

—Pero no queda bien en ti —ella me miró mal —, osea, no digo que no seas una humana y no merezcas llorar, sino que no me gusta verte triste, no mereces estar triste.

—Yo creo que debería irme —me quitó las manos de su cara, me quedé mirando sus ojos azules claros.

—Si, creo —dije poco convencido.

—Sobre lo de anoche, deberíamos olvidarlo. No soy buena explicando cosas vergonzosas, pero te juro que estaba muy ebria y hago cosas raras cuando estoy así.

—Te creo —y era verdad.

—Si quieres mantener la relación de amigos que teníamos antes por mí, no hay problema.

—Si, por supuesto.

No quería ser solo su amigo.

—Pues, me voy...

—Vale.

¿Por qué era tan idiota? Con todas siempre me lanzaba y ya, pero con ella era diferente, todo era difícil. No podía simplemente besarla, tenía que saber primero todo que sentía ella por mí y que no me lo dijera estando ebria.

La vi darse la vuelta y alejarse, moría por decirle, pero una parte de mí, tenía miedo. Miedo de que me rechazara.

ANNIE

Era el día, el día de la fiesta del moreno coqueto "Marco", para ir si tenía que pedir permiso a mis padres, pues sabía que si no lo hacía, cualquiera iba a ir a decirle a mi madre y a mi padre que había ido, así que era mejor prevenir que lamentar.

Había optado por ponerme un vestido azul oscuro, con un labial a juego, mi cabello iba suelto con ondas en sus puntas, también llevaba unos tacones azules y un bolso de versace dorado con rosas azules, me apliqué el perfume de mi madre, ya que el de ella era más fuerte y olía exquisito, quería que todo mi atuendo combinara.

Bajé las escaleras sin hacer ruido y me encontré a mi mamá hablando con mi papá de algo desconocido en la cocina, me les acerqué a paso apresurado y me carraspeé la garganta.

—Nena, deberías de estar durmiendo —papá me miró confundido.

—¿Para dónde vas? Annie, sabes perfectamente que estás castigada.

—Mami, como sabrás, Marco está cumpliendo años el día de hoy y quería ir a su asombrosa fiesta, así que quería saber si me dabas permiso —o tendría que escaparme por la ventana.

—Ni de broma sabes que Luisa estará allá, quién sabe que cosas puede hacer esa bruja en venganza a tu tía Lana.

—No pasará nada, esos días de venganza y odio quedaron atrás, sé que no sería capaz de lastimarme, además Marco está profundamente enamorado de mí, mamá, como si no lo supieras.

—Pero sabes que él y Jake no se...

—La verdad me importa poco que ellos se odien, no puedo dejar de ir solo por eso, ya sé que odias a Luisa pero Marco es diferente, es tierno, atento, muy lindo y egocéntrico.

Bueno en realidad parte de eso era verdad, Marco siempre había sido muy demasiado atento conmigo.

—Está bien pero con una condición —me sonrió —Llamarás a Jake para que te acompañe y si no lo haces o él no acepta, no vas.

—Pero mamá, sabes bien que Jake y Marco no se llevan bien, dudo que Jake quiera ir y no puedo ponerlos en esa situación tan incómoda.

—Lo siento Annie, pero las reglas son las reglas.

—Bueno. ¿Y sí Jake dice que no?.

Ella soltó una risa divertida, como si supiera algo que yo no, papá se cruzó de brazos con una sonrisa.

—Cariño, cuando le digas que vas a ir sola a la fiesta de Marco saldrá corriendo detrás, como si no supiera, el Jannie tiene que ser...

—Y volvemos con los shippeos innecesarios.

—Solamente queremos que entiendas la situación, amor —dijo papá —, al fin y al cabo tú eres la única que no se da de cuenta de que hay algo más entre ustedes.

—No hay nada más que una simple relación de amigos.

—Vale amor, yo lo entiendo.

—Mira yo amo a Jake, pero como está de rebelde ahora, no creo que sea el mejor momento para salir con él, sé que estás enamorada de él Annie, lo sé demasiado bien, sino que quieres hacerte creer a ti misma que no es así y tranquila, es normal, yo también lo que he vivido —miró a papá —, incluso tardé bastante en darme cuenta de lo enamorada que estaba y tu padre también era un rompecorazones, pero la mejor parte de estar con un hombre así, es verlo crecer y cambiar, verlo convertirse en un gran hombre.

—Mamá voy a llegar tarde a la fiesta, no quiero tus discursos, llamaré a Jake y le diré que me acompañe y estaremos bien.

—Quiero que lo llames ahora mismo, solo es para asegurarme de que no estés mintiendo, Annie.

La miré indignada, pero en ocasiones había mentido así que no la culpaba.

—Perdí mi celular —ella abrió mucho los ojos.

—¿Qué? ¿Cómo que perdiste tu celular? Annie, ese aparato es demasiado costoso —susurro más para sí misma que para mí, yo me sentí pequeña en mi lugar, papá me miró con una sonrisa de: "te lo dije".

—Mira mamá, yo sé que es difícil de creer, pero lo llevé al instituto y me lo raparon de las manos —mentí mientras me encogia de hombros.

Ella entrecerró los ojos, estaba claro que no me creía.

—Annie no puedo creer que seas tan descuidada, con más razón llamaré a Jake y le diré que no te quite el ojo en toda la noche.

Y tras decir eso, sacó su celular y marcó el número que supuse y era el de Jake, me preparé para lo peor, que dijera que estaba muy ocupado o que no quiere ir conmigo, pero pasó algo que no pensé que pasaría, (no contestó), me alarmé cuando llamó a mi tía, era extraño que él no contestara el teléfono.

—Hola Lanita, tal vez te niegues a la petición que te haré, pero primero quiero saber si tu muchacho está en casa —mamá lo puso en altavoz.

—Ya sé lo que dirás, está durmiendo. ¿Para qué sería? —dijo suponiendo lo que mamá diría.

—Como sabrás, Luisa dará una fiesta en su casa para su hijo Marco, quería saber si podías dejar ir a Jake para que cuide a Annie, últimamente se está metiendo en unos pocos problemas así que sería como un vigía para que me informe si ella hace algo malo —yo me reí irónicamente mamá a mi edad se metía en peores problemas que yo.

—Yo te amo mucho, Karol. Pero no puedo dejar que mis hijos pisen esa casa, sabes todo lo que ha intentado hacer ella en contra de nosotros, así que la verdad es que no sería capaz de dejar ir a ninguno.

—Lo sé Lana, pero el caso es que aunque no entiendo porque Annie quiere asistir, tu hijo podría ir para amargarle el rato a la mojigata esa y a su hijo.

—Ahora que lo pienso no está tan mala la idea, además, él hasta quería ir, pero se cansó de pedirme permiso. Sabes como se odian él y Marco, así que lo más probable es que quisiera ir a hacerle unas cuantas bromas.

—Bien, dile a tu hijo que se organice, que se ponga bien lindo —mi tía rio —, que Annie lo espera en la fiesta, porque imagino que Andrea vendrá por ella —mamá me miró buscando mi afirmación, yo asentí con la cabeza.

Andrea siempre estaba donde yo estaba.

—Vale. Ya lo despierto.

Cuando mamá colgó el ambiente se envolvió en un silencio estúpido, papá miraba a mamá con curiosidad y mamá me miraba a mí como si esperara que dijera algo, en realidad yo no tenía nada que decir, me habían facilitado el plan que tenía para que Jake terminara en la misma fiesta conmigo.

—Espero que disfrutes tu fiesta mi amor —mi padre me besó la frente de forma protectora.

—Claro que lo haré, papá —contesté.

Afuera sonó la bocina de un auto, así que supuse que era Andrea, mamá me extendió las llaves de la casa.

—Te amo mucho mamá, gracias por dejar divertirme —le sonreí, luego me giré hacia mi papá —. Adiós Papi.

—Cuídate y bebe con moderación —asentí.

Me di la vuelta y salí de casa con una sonrisa triunfadora, tenía los mejores padres del mundo.

—Hola linda, sube que esta noche va a ser inolvidable —dijo Andrea tras abrirme la puerta del copiloto.

—Y si te contara quien estará allá sin falta —dije subiéndome —, al parecer tendré guardaespaldas esta noche —ella abrió mucho los ojos como si ya supiera de que hablaba.

—¡No inventes! —me golpeó el hombro.

Y lo peor era que presentía que esta noche las cosas iban a cambiar demasiado.

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