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Capítulo Diez

Había llorado todo el camino a casa, Jake no paraba decirme que todo estaría bien, pero tenía un pésimo presentimiento, había algo que no conectaba en la desaparición de Andrea.

Mi madre me había llamado para ir al instituto, aunque en realidad no tenía ganas de absolutamente nada no podía bajar mis notas, era lo que hacía mantener a mis padres orgullosos de mí.

No estar con Andrea se me hizo muy extraño, hubieron varias clases en donde me preguntaron por ella y no supe qué responder, era la que siempre iba pegada de su brazo así que no tener una respuesta me pareció raro hasta a mí misma.

Estaba adentrándome en una tormenta solo esperaba que después saliera un hermoso sol.

Había llegado la hora de el recreo, estaba sentada en una banca sola, vi a Jake a lo lejos riendo con sus amigos.

—Hola —me sobresalté escuchando la voz proveniente a mi derecha, aún con el corazón agitado y la mano sobre mi pecho voltee a mirar a quien era la culpable de mi susto, había una chica morena de cabello castaño, tenía unos libros sobre su mano y no la había visto jamás.

—Casi me matas de un susto —dije luego de que ella se riera abiertamente.

—Lo siento —me miró apenada, yo volví a mi postura normal.

—¿Necesitas algo? —pregunté con amabilidad.

—En realidad sí, como verás soy nueva y acabo de llegar, el caso es que no estoy muy segura de como situarme en este enorme colegio, nunca había estado en algo así, estoy en grado sexto de secundaria y le pregunté a una chica sobre la que daba los tours o algo así, me ha dicho que buscara a Annie y te ha señalado mientras decía que eras tú, entonces... ¿Podrías darme un pequeño recorrido, por favor? —agitó sus pestañas ese acto me hizo reír.

—Por supuesto —le sonreí aunque la sonrisa no llegase a mis ojos.

Me levanté de la banca sacudiéndome la falda mientras suspiraba pesadamente.

Y justo cuando iba a salir disparada a hacer mi trabajo de representante, escuché que me llamaron a mi espalda.

—¡Annie!.

Giré lentamente, ya sabía quien estaba detrás de esa voz, de igual forma me atreví a verlo a los ojos.

—¿Sucede algo? —preguntó, estos tres días había estado mucho más sobreprotector de lo normal.

Iba a responderle cuando la chica a mi lado soltó un pequeño grito, pensé que tal vez se había lastimado con algo, pero cuando giré a verla miraba a Jake como si fuera lo más hermoso del universo y tal vez lo era pero no había razón para mirarlo de esa forma.

—¿Eres Jake Coulds? —preguntó apresuradamente, él con su ceño fruncido asintió lentamente con la cabeza.

—¿Se conocen? —pregunté más fuerte de lo que pretendía.

—Pues yo nunca la he visto en mi vida —Jake se cruzó de brazos.

—A mí me encanta el trabajo que hace tu padre, sus cortos relatos son increíbles.

—Oh, si. Esos libros que escribió luego de casarse con mamá —explicó al ver que no estaba enterada del asunto.

—También he llevado a mi gato miles de veces a la veterinaria de tu madre, soy súper fan, hasta sigo a tu hermana Emma en tik tok.

—Bueno yo no tengo eso, por suerte nisiquiera lo tengo instalado —le dedicó una sonrisa.

—Entonces corazón, necesitaba hablar contigo sobre el caso...

—Prefiero no hablar del tema por ahora —miré de reojo a la chica que tenía al lado.

—Bien Annie, igualmente espero que me dejes acompañarte a casa cuando salgamos —me guiñó el ojo de una forma encantadora, puedo jurar que mi corazón dió un brinco.

—Como quieras —disimulé las ganas de besarlo, él asintió con la cabeza, luego se fue de nuevo hacía su grupo de amigos.

—Vamos —le dije a la chica a mi lado que aún estaba embelesada mirando a mi crush no tan crush.

—¿Son amigos íntimos o algo por el estilo?                 —preguntó —, porque debo admitir que está bastante bueno.

—Digamos que es como el hermano que nunca tuve —no quería entrar en detalles.

Le di un corto recorrido mostrándole las zonas donde estaban todos los salones, los baños, las salas de profesores, de directores y todo lo que necesitaba saber para no perderse en el instituto.

—Te vi sola. ¿No tienes amigos? —preguntó descaradamente, yo la miré un tanto desconfiada.

—Tengo a Jake —respondí de manera simple.

—Digo, aparte de él —sentí que se burlaba pero hice caso omiso.

—Le agrado a todos, solo que no soy muy confianzuda, sé elegir perfectamente mis amistades —ella me observó con curiosidad.

—¿Puedo ser tu amiga? —indagó, pensé que sería una broma, pero cuando vi el nerviosismo en sus ojos noté que de verdad quería juntarse con alguien.

—Por ahora puedo ofrecerte mi amistad —apreté mis labios, no estaba segura en querer tener una amiga más.

—Muchas gracias —sonrió —, en realidad tampoco soy muy buena haciendo amigos, en mi antiguo colegio no me querían mucho que digamos.

—Espero que aquí sí sepan apreciarte —dije con sinceridad, me sobresalté cuando el timbre sonó.

—Estoy en el salón 11b, puedes pasar si necesitas algo, si quieres hablar o si no tienes con quién salir al recreo —me ofreció ella, yo asentí con mi cabeza, era bueno socializar con cualquier adolescente después de todo por lo que estaba pasando.

—Puedo esperarte en la salida, así me dices donde vives —soné un tanto acosadora pero no podía darme el privilegio de ser amiga de cualquier persona, tendría que saber sus orígenes y que mañas tiene.

Ella asintió con la cabeza antes de despedirse con su mano, yo por mi parte me fui a mi clase de álgebra.

"¿Es cierto que a tu amiga la secuestraron?".

"¿Cómo pudiste dejarla sola en esa fiesta?".

"Todo es culpa de ella".

"Debe estar con algún tipo follando".

"Andrea era la mejor. No creo que alguien fuese capaz de hacerle daño".

"Sabía que Annie era una mala influencia".

Escuché ese tipo de comentarios durante toda la clase, estaba hastiada, quería irme a casa, quería llorar escuchando miles de canciones de mi Playlist, todos eran unos completos idiotas, piensan que no se siente cuando se tiene dinero o cuando se tiene una vida digna, imbéciles.

Cuando sonó la campana de salida solté un suspiro de alivio, si hubiese pasado un minuto más en esa aula no dudaría en tirarme por la maldita ventana.

Llegando a la salida me topé con la chica del recreo, recordé que nisiquiera me había dicho su nombre, así que me tomé la molestia de preguntárselo.

—Dalila —respondió —Dalila Mayne

Ya estábamos cruzando el umbral del colegio y no estábamos hablando de nada en particular.

—¿No esperaremos a tu amigo? —la miré de reojo, sabía que Jake no era absolutamente nada mío, pero no podía evitar la punzada de celos que me provocaba.

—No lo sé —respondí, pero claro que con mi suerte el ya venía hacía nosotras.

—Allí está —señaló a un lugar en particular, yo nisiquiera giré la cabeza.

—Trata de no ser tan parlanchina, no le gustan las que hablan mucho —mentí, era lo que más le gustaba a Jake, ya que él casi no lo hacía, pues no sabía sacar tema.

Dalila me miró y asintió, cuando Jake llegó a nosotras pasó un brazo por encima de mis hombros.

—Y entonces corazón de melón... ¿Ya nos vamos? —preguntó con el increíble tono de voz ardiente que lo caracterizaba, me hizo temblar partes que no deberían de temblarme.

—Claro —habló la morena que tenía al lado.

Jake se rió un poco al escuchar mi bufido, él sí que sabía que a mí no me gustaban mucho las desconocidas, había tenido unos pocos problemas por algunas malas amistades, por eso había preferido quedarme con una en especial, una que ya no estaba.

—¿Y tú de dónde eres? —preguntó a la chica a mi lado, a ella se le sonrojaron las mejillas mientras comenzábamos a caminar.

—Canadá —respondió —, mis padres estaban cansados de vivir en esa ciudad son de viajar mucho así que probablemente solo estemos este año aquí.

Menos mal, pensé.

—Que lástima. ¿Verdad que sí, Annie?.

—Si —me encogí de hombros restándole importancia, noté que Jake sonrió con diversión.

—Me llamo Dalila, pero puedes llamarme Dally.

—Es un placer, Dally —. ¿A qué estaba jugando el imbécil este? Giré mi cabeza como si hubiesen dicho que el mundo se acabaría mañana, él me miró con diversión en los ojos, era un maldito psicópata.

—Vivo por esta cuadra —Dalila señaló un callejón —, así que supongo que ya me voy. Adiós Jake.

—Adiós.

Y luego de eso salió casi corriendo, que chica más rara. Me quedé mirando a Jake con curiosidad.

—¿No se te hace rara? —pregunté, con notable disgusto, Jake soltó una carcajada.

—No, simplemente tiene buen gusto, al igual que tú —me sonrojé un poco, pero eso no iba a quitarme las ganas de meterle un puñetazo en su linda cara.

—Imbecil —susurré para mí sola.

—Hey, no tengo la culpa de ser irresistible.

—Podrías no darle esperanzas preguntándole cosas.

—¡Solo pregunté de donde era!.

—Si, te veías bastante interesado —doblé la cuadra caminando rápido mientras rodaba los ojos

—Vamos corazón, no te vayas a poner celosa...

—¡No estoy celosa! —chillé girandome, para mi suerte estaba bastante cerca de mí, tanto que mi cara casi estaba pegada a su pecho.

—Como digas —se me adelantó pasando por mi lado.

—¡Pero igualmente si quieres podrías decirle a ella que duerma contigo!.

—Prefiero dormir contigo no durmiendo —me quedé callada un momento procesando la frase, cuando entendí puse una mueca de fastidio.

—¡Que asco, Jake!.

—Pero bien que te gustaría —y después de decir eso me sonrojé, él se giró para verme completamente descolocada, luego se rió de mí.

—No entiendo como puedes llegar a gustarme...

—Como no hacerlo —respondió pasando un brazo por encima de mis hombros de nuevo.

—¿Qué querías decirme sobre... ella? —no quería decir su nombre pues me echaría a llorar.

—He estado investigando un poco y no hay rastros de nada, pero la policía le informó a su madre ayer que hubo una actividad sospechosa en la fiesta, revisaron las cámaras de la casa de Luisa y pudieron apreciar un video de Andrea siendo llevada por un chico hacia afuera de la mansión. En el video ella estaba perfectamente, caminaba detrás de él como si estuviera consciente.

Sentí ganas de llorar, ella no me haría eso, ella no se iría así.

—La conozco, sé que ella no haría eso —se me cristalizaron los ojos —, ella está mal, lo presiento y no desaparecería así de la nada.

—Tranquila... —trató de decir pero ya se me había subido la presión.

—¡¿Cómo quieres que lo esté?! Mi mejor amiga está en peligro, la quiero, es uno de los seres más importantes en mi vida, ella no puede, no merece pasar por nada malo.  Andrea no haría algo así. Ella no lo haría —sentí lágrimas bajar por mis mejillas, Jake me miró preocupado.

Me dolía la cabeza fuertemente, el piso daba vueltas, todo de un momento a otro se volvió borroso ysentí que no tocaba el suelo.

—Annie —escuché que me llamaban a lo lejos.

La imagen se volvió nítida de nuevo, Jake me estaba sosteniendo los brazos mientras yo trataba de mantenerme de pie, observé su cara preocupada, era normal que estuviera exhausta, no había dormido bien en días, ni tampoco había comido lo suficiente.

—Oye... ¿Estás bien? —preguntó luego de que me zafase de sus brazos.

—Si... —susurré.

—No vuelvas a asustarme así...

—Lo siento.

—Iremos a comer algo —se dió la vuelva cruzando la calle, en toda la esquina había un restaurante.

—No tengo hambre —traté de decirle.

—Me importa poco, vas a comer algo, no te ves bien.

—¿Estás diciendo que estoy fea? —entrecerré los ojos cruzando la calle.

—Ni en estado crítico podrías dejar de verte hermosa —y con solo esas palabras hizo que mi corazón lo adorara mucho más.

Al llegar allí sacó una silla de la mesa para mí, eso era lo que más me encantaba de Jake, que era demasiado educado en esas circunstancias.

—Pide lo que quieras, yo pago —dijo pasándome una carta.

Pude apreciarlo mientras agarraba la suya observando lo que iba a pedir, también estaba distraído, pero se veía tan sexy.

Él levantó su mirada sin levantar la cabeza, yo sonreí ocultándome detrás de el menú.

—Buenas tardes. ¿Ya han decidido lo que van a ordenar? —un chico joven preguntó a lo que Jake respondió:

—Quiero a esta mujer solo para mí.

Yo me sonrojé y después de la risa del camarero contestó:

—Lo siento joven, aquí no está permitido el canabalismo —luego de eso también reí apenada.

Estaba disfrutando del momento, solo no sabía que las tormentas suaves se pueden convertir en un montón de rayos salvajes.

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