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Capitulo 7: Desde donde no hay retorno.




Capitulo 7: Desde donde no hay retorno.




Dos años y nueve meses después de irse.

—Otra vez tarde.

Valeria dejó su bolso encima de una mesa del pasillo del apartamento. Se pasó la mano por los ojos, y Francisco le acarició sus brazos mientras se acercaba para abrazarla.

—Te extrañé, amor.

—Yo también. —Valeria respondió, pero no era verdad. Pensaba en otras cosas.

De pronto, el teléfono celular de Valeria empezó a sonar. Francisco se dirigió donde estaba su bolso, y lo tomó, para ver quien llamaba. El numero no estaba registrado y lo contestó.

—¿Aló? —Valeria lo miró contestar su llamada. No le parecía bien que tomara su teléfono celular pero tampoco sintió que podía hacer algo para detenerlo—. Este es el teléfono de Valeria, te habla su novio.

Luego colgó la llamada. Valeria se quedó mirándole. Él miraba la pantalla de su celular.

—¿Y bien, me dirás o no quien era que llamaba a mi celular?

—Tu amigo, Javier. —respondió—. ¿Quién es ese?

Valeria exhaló.

—¿Larga historia?

—Es solo un amigo. —Valeria hizo un mohín con las manos—. Nada más.

—¿Para que te llamaba, para invitarte a salir?

—¿En serio? Yo no me meto con tus amiguitas de la universidad. Así que no me cuestiones...

Valeria decidió ir a la habitación y Francisco le siguió detrás.

—No es lo mismo, todos podemos tener amigos. Tu las conoces, puedes revisarme el celular y todo. Yo no te engaño.

—¿Ah, y yo sí? —Valeria preguntó burlándose—. En serio, si tuviera yo la cantidad de amigos que tu tienes te mueres.

Francisco la volteó y la pegó de la pared para que le diera el frente. Ante tal movimiento, Valeria lo miró sorprendida, dentro de la oscuridad del pasillo que guiaba al cuarto. Ni siquiera pudo pensar en como preguntarle que demonios le ocurría, ¿Cómo se atrevia a halarla así? Podía haberse lastimado.

—No juegues conmigo, Valeria.

—Es que no estoy jugando contigo, te digo la verdad, grandulón.

Francisco pudo sentir su aliento alcoholizado. Lo que le habian dicho era verdad. ¿Por qué ella lo negaba?

—Estás borracha.

—No inventes. —Valeria le respondió. no se sentía borracha. Solo habia tomado un poco. Nada mas.

—¿Tú crees que yo no lo sé? Te la pasas tomando cada vez que sales del trabajo junto a tu amigo.

—Eso es una mentira. —Era cierto, pero no supo porque no lo quiso admitir.

—¡Es que te vi!

Valeria puso una expresión de confusión. —¿Me espías?

—Ya deja tu farsa.

Valeria rodó los ojos. —Está bien, es verdad. Me bebo un par de cervezas, nada del otro mundo. Tengo veinte años, puedo hacer lo que se me venga en gana. Javier me besó, ¿y qué? ¡Puedo hacer lo que se me venga en gana!

Solo sintió el ardor en su cara. se habia quedado unos segundos estupefacta sin moverse. Subió sus mano a su cara para tocarse donde el le habia golpeado y aun no cerraba la boca. Alzó la mirada y empezó a llorar.

Él miraba con miedo, con arrepentimiento quizá, pero Valeria tomó una decisión.

Se le fue del lado y él no la siguió. En la habitación, sacó su maleta del closet y la abrió en el piso. Empezó a echar toda su ropa del armario, y de los cajones, y los zapatos que cabian ahí, pero como quiera dejaba cosas atrás. La cerró nerviosa y luego volvió a la sala. Tomó su bolsó y su celular y salio por la puerta.

Llamaría a un taxi pero lo esperaría abajo, en la acera.

En todo ese lapso de tiempo Francisco no la habia interrumpido.

No tenía dinero ni para pagar el taxi, ni tampoco pensaba hacia donde ir. Quizás Iris la podía recibir. Mientras pensaba en eso, la cara se le lleno de lágrimas de nuevo. En ese instante, Francisco bajaba de las escaleras.

—Mi reina, ¿podemos hablar? Por favor vuelve a subir. Perdón. Me enfurecí... ¡me enfureciste!

Valeria no le quería hablar. Secó sus lagrimas y se movió a un lado para no verle de frente, sin embargo, el se le volvió a acercar, esta vez, arrodillándose frente a ella besándole la mano.

Valeria no podia perdonarle, no en ese momento, la habia golpeado y le estaba echándole la culpa además.

Cuando llegó el taxi, tomó la maleta para entrar pero el no quería soltar la maleta. Ni dejarla ir. Entonces Valeria se agarró la sien, sin saber que hacer, pero segura de que no volvería adentro con él. ya no confiaba en él. se sentía en peligro.

Luego el entro en razon. Soltó la maleta y Valeria pudo entrar en el taxi el cual la llevó directo a la casa de Iris, y no le preguntó por qué lloraba, o qué ocurría.

Iris iba camino a su habitación cuando el timbre de la puerta sonó. Curiosa, se detuvo y observó la puerta inerte. Volvieron a tocar. Ella no esperaba visitas a esas horas.

Caminó a la puerta y vio quien era por el ojo visor. Abrió la puerta de inmediato.

—¿Estás bien, Valeria?

Valeria estaba del otro lado, con una maleta tirada al lado de sus pies y los ojos cansados.

—Estoy bien. —Valeria respondió—. Es solo que... Francisco y yo tuvimos una fuerte pelea. Necesito que me des alojamiento hasta que consiga donde mudarme.

—¡Claro que sí! —Tomó las maletas y las cargó a la sala—. Las puertas están abiertas siempre para ti. ¿Y qué pasó?

Lo inevitable, pensó Valeria. Una vez que había conseguido empleo las cosas estaban distintas entre ellos dos. Entre universidad y trabajo solo se veían tarde de la noche. Parecían más compañeros de habitación que novios. Eso a Valeria no le afectaba en lo más mínimo, pero a Francisco sí.

—Discutimos feo. —Se limitó a decir, se sentó en el mueble desganada.

—¿Es por tu nuevo trabajo acaso? —Iris preguntó.

Valeria suspiró con los ojos cerrados.

—¿Cómo lo tomó? —Volvió a inquirir.

—No sabe que nuestra relación terminó. Solo piensa que me fui porque estoy enojada con él. Pues discutimos y me empujó a la pared brutamente.

Iris cerró la puerta y caminó hacia donde Valeria.

—Ay Dios mío ese hijo de la gran perra, ¿te lastimó?

—No. Solo me duele un poco la espalda. —Se tocó los brazos—. Pero estoy bien. —Mintió.

—¿Por qué te empujó a la pared?

—Me estaba cuestionando sobre mi amistad con Javier, ¿sabes? Y yo le dije que tan solo era un amigo, que no me metía con sus amiguitas pasadas de la raya. Y cuando me iba me empujó y choqué con la pared.

—¿Y en realidad estás borracha?

—No. Y si alguna vez lo estuve se me fue todo cuando me dio una bofetada. —Valeria se tocó la cara.

Iris se tapó la boca, Valeria no se inmutó por su acción ni por la noticia que había salido de sus labios.

—¡Valeria!, ¡Dios mío!, ¿te sientes bien?

—Sí, ya te dije que sí. —Continuó con los ojos cerrados, molesta por la insistencia—. Ni siquiera la tengo marcada, es un maricon golpeando... que tal vez no quería darme una paliza, y solo me quería asustar, pero lo hizo y no se lo voy a perdonar.

—Dios mío, Valeria, luces mal, ¿Qué te sucede?

—Es que me besé con Javier. Eso fue todo.

—¿Pero no le dijiste "terminamos" a Francisco?

—No. —Valeria negó—. Me puse a llorar y el muy cabrón no hizo nada. —Valeria soltó una risa nerviosa—. Dios, aun me tiemblan las manos. —Le enseñó las manos extendidas a Iris—. Ya acabé con él.

—A ver... —Iris se subió encima de Valeria y olió su aliento.

—¡Estas bebida!

—No, que va.

—¿Quién te trajo hasta aquí?

—Un taxi. —Valeria quitó a Iris de encima de ella y se levantó—. Ay Dios, ¡Dios! Está esperando allá abajo su dinero, ¿me prestas quinientos, por favor?

Iris, aun confundida, se levantó hacia la habitación a buscar los quinientos pesos.

—Yo bajo a pagarle. —Iris murmuró por lo bajo mientras se ponía una blusa por encima de su bata de dormir. Abrió la puerta, antes de salir volvió atrás—. Y Valeria, tenemos que hablar sobre tu problema con el alcohol.

Valeria rodó los ojos.

—No tengo problemas con el alcohol.

Iris la mofeó mientras salía.

—Gracias, te amo Iris. —Valeria voceó a su espalda. Se quedó recostada pensando en lo ocurrido unos segundos, después bufó—. ¡Qué rayos estoy haciendo con mi vida! —Hundió su cabeza entre sus rodillas, y frunció los labios mientras pensaba.

Dejar a Francisco podría haber sido un error, él la trataba bien, le obsequiaba cosas, y pagaba parte de su universidad después de que la beca haya sido reducida. ¿Por qué dejarlo por Javier? La única respuesta era por su excesivo parecido a La sombra.

Cerró y abrió los ojos varias veces mientras respiraba entrecortada.

La única diferencia era que él se parecía a él, pero nunca sería exactamente él.

Siete años antes de irse.

Sus ojos se ponen borrosos, está en un velorio. No está en su cuerpo, está flotando, puede verse a sí mismo llorando. Un dolor inexplicable le taladra el alma. Se ve a la cara roja y los ojos gastados.

Mira a un lado, unos niños lo estaban mirando como si una paloma le hubiese cagado encima. No podía comprender por qué si quiera lo miraban, ¿Qué no tenían otro lugar dónde mirar? Cerró los ojos.

Dos años y nueve meses después de irse.

Eugenio se sentó a su lado en el balcón del rascacielos del onceavo nivel. Desde ahí se podía ver los demás edificios vecinos en todo el perímetro y el manto oscuro del cielo con la luna rodeada de nubes dispersas. Esa luz hacía lucir los ojos de La Sombra brillosos y melancólicos.

Él fumaba, y la mano le temblaba a simple vista, los labios también. Miraba hacia el frente, con vista empañada.

—Algo te pasa. —Eugenio dijo—.Tú no eres así.

—Soy así. —Ben susurró y después vino un largo silencio—. Me siento cansado, voy a acostarme. —Apagó el cigarrillo en el cenicero.

—¿No me dirás que te pasa? —Eugenio preguntó, aun sentado.

—Me pongo así en esta fecha... —Pasaron unos segundos, Ben se pasó los dedos por los ojos—. Ojalá pudiera solo abrazarla, me cuesta entender que eso nunca pasará. —Ben miró hacia el techo del balcón, tragó saliva—. Siempre tengo las mismas pesadillas. La veo morir y no hago nada para salvarle.

Al final, ella no iba a volver nunca.

Eugenio no miró a la cara de Ben, sino que se quedó mirando las luces de los diferentes departamentos en los edificios.

—Que pases buenas noches, Eugenio.

—Que cosita más hermosa, preciosa, que bello, es un ángel. —Valeria murmuraba con tono infantil al bebé de meses acostado en la cama.

Con casi tres años, Valeria había madurado lo suficiente como para perdonar a Nina. Ella era su mejor amiga. Siempre sería su mejor amiga. Todo lo que ella le dijo alguna vez sobre La sombra era, parcialmente, una verdad.

Además, su mejor amiga ya era mamá. ¿Cómo no estar con ella?

—¿Y tú?, ¿Cuándo me darás un sobrino?

—Un poco difícil. No tengo pareja. —Valeria sonrió—. Es tan bello, tiene la piel colorá.

—Es que el papá es colorao. —Nina se sentó en la cama—. Ahora está trabajando, ¿te vas a quedar aquí hasta la noche?

—Sí, pero tengo que visitar a Estefani, y tengo que ir a mi casa con mi mamá y hermanitos. —Se paseó sobre el lugar, se paró en la ventana—. ¿Y qué ha pasado últimamente por aquí?

—Nada, todo normal. —Nina respondió.

—¿Todo normal?

—Sí... se siguió comentando por unos meses lo del incendio, tú sabes, y su desaparición, pero ya la gente se hace como si él no existe o existió jamás.

—¿Y nunca más ha vuelto?

—No. O al menos no que yo sepa. Sabes que me he alejado un poquito del coro con el barrio. Ahora soy una mujer de la casa, algún día debía dejar la juntadera.

El bebé de meses empezó a llorar. Nina lo cargó y lo acomodó para darle el pecho.

—Nina... sé que él no te caía bien, ¿pero no te molesta ni un poco no saber dónde él está? Uno no sabe si está vivo o si murió.

—Ojalá haya muerto, personas como él eso merecen, nunca llegan a parte porque ya no sirven para nada.

Valeria se mordió la lengua para no responder. No iba a pelear con ella de nuevo. No tenía sentido.

Dentro de sí sentía dos cosas, una: mucho odio hacia él, dos: mucho amor hacia él. Así que aunque le deseaba muchas cosas malas, deseaba que fueran junto a ella. Quería verlo y clavarle estacas en el corazón como el hizo al dejarla pero que al final ella misma las curara.

En ese momento, solo el pensamiento de que Ben estuviera muerto o que alguien le estuviese haciendo daño le rompía el corazón aún más. Le daba unos escalofríos que subían por su espalda hasta detrás de su cuello.

Que idiota era. Que con ningún chico lo iba a olvidar, ni Javier ni ninguno. Lamentablemente él le dejó así, rota. Incapaz de sentir ese amor por otro.

Estaba claro que podía sentir, y que podía desear otros hombres, pero nunca más podría ser capaz de sentirse como se sintió a su lado. Y ese pensamiento la petrificó unos segundos mirando al suelo de la casa de Nina.

Con casi tres años de su partida, aun dolía como la primera semana. Era imposible borrar esa huella. Eso hizo que sus ojos se mojaran, sin dejar caer lágrimas. Justo en ese momento se rindió; no cumpliría la promesa que le hizo a Gregorio, ella seguiría amando a Ben y nunca dejaría de esperarlo, ¿por qué tenía que volver, verdad?, él la amaba...

—Mire... —el cantinero le puso una botella en frente—. Invita la jovencita.

Ben miró hacia donde apuntaba el dedo del cantinero. Una muchacha castaña lo miraba, no era norteamericana, sino que por su rostro se dio cuenta que era latina, por lo que hablaba el español.

Ben, con ya dos años en suelo extranjero, no se acostumbraba al idioma, y aunque lo dominaba, usarlo en su vida cotidiana era más una carga y trabajo que un hobby. Tomó la botella y se dirigió donde ella.

—Hola.

—Hola. —Ella respondió, alzando una ceja—. ¿Uh?

—Gracias, pero no bebo. —Ben le dijo pasándole la botella.

—¿No bebes? —Replicó incrédula—. Oh vamos, que gracioso, eres el hombre más extraño que jamás he visto.

—No es mi culpa que todo tu entorno esté lleno de borrachos.

Ella se rió y después miró sobre sus hombros el entorno.

—¿Y entonces que haces en un bar de los suburbios de Los Ángeles?

—Vine a reunirme con alguien. Pero al parecer me dejaron plantado, la diferencia de dos horas es demasiado.

Volvió a sonreír.

—¿Y dime?, ¿Quién eres chico de las rosas? —preguntó tocando cariñosamente su brazo tatuado.


Colorá: rosada.


Nota: estaba enferma (de amor xd, pero de verdad estaba enferma lol) el domingo, y no pude ni siquiera abrir la computadora. Lo siento mucho, en la faena de la semana solo pude dedicarle par de minutos, pero aún así pude terminarlo y hoy viernes lo estoy subiendo. Haré lo posible para que el domingo venga el capitulo que corresponde. 

Este capitulo tiene escenas nuevas. El próximo también tiene escenas nuevas. Estoy rellenando huecos, sepan que es un trabajo mas que el de solo "editar" . Bueno, los quiero mucho, gracias por leer y apoyar♥♥♥

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