Capitulo 23: Secretos desvelados.
Capitulo 23: Secretos desvelados.
Valeria estaba comiendo un sándwich de tuna acostada en el mueble. Ben se paseaba por la sala sin camisa, solo en jean. Quería fumarse un cigarrillo pero le había prometido a Valeria que lo dejaría. Ella se había molestado de verlo fumar la noche pasada. Pero es que él estaba muy ansioso. Quería contarle las cosas a Valeria. Pero esa noticia buena debía esperar.
Alguien tocó la puerta, y después, percatándose de que estaba abierta entró. Rebecca, como en los viejos tiempos, estaba vestida extravagante con un vestido de lentejuelas nocturno aunque era mediodía. Maquillada como si fuera profesional y unos tacos altísimos.
Te hacia dudar si tenía cuarenta años o tan solo treinta recién cumplidos. Al lado de ella, Madison, también bien arreglada, pero sin el maquillaje y los tacos, entró junto a ella, vio a Ben y lo fue a abrazar, Valeria se levantó al verlas entrar.
—Pon el canal 35. —Rebecca le ordenó a Valeria. Ella todavía estaba un poco sorprendida así que no tomó el control en seguida.
—¿Qué sucede? No te esperaba —Ben estaba un poco fuera de lugar.
—Lamento interrumpir tu romántica luna de miel, querido, pero te gustará lo que estoy por enseñarte. —Rebecca se sentó dónde estaba antes Valeria en el sofá y le quitó el control de las manos. Cambió al canal 35. Un noticiero. Se mostraban una reportera y al lado la foto de un rostro conocido para Valeria y Ben.
—Hector. —Valeria dijo con sorpresa—. ¿Ese es Hector? —Volteó a mirar a Ben, quien se acercaba con Madison que no se había despegado de él.
«... De treinta años, "La sombra" ya tenía en sus manos una nación completa. El tráfico lo hacían a través de unas velas aromáticas. Los cargamentos recorrían toda la isla. Además, se especula que tenía conexiones con la mafia cubana en Estados Unidos. La interpol efectuó su apresamiento después de un operativo en la región sur, a cien kilómetros de donde lo vieron por última vez. La sombra está ligado a cientos de desapariciones y asesinatos. Las fuerzas armadas, la Dirección Nacional de Control de Drogas, y el FBI han contribuido a desmantelar lo que podría ser una de las organizaciones de contrabando más grandes en el país. Sabemos de la importancia de la Republica como puente de la droga desde Suramérica hasta Estados Unidos. Estamos a la espera de más informaciones sobre La Sombra y la nación oscura, nación que operaba desde hace más de diez años. Aunque no será interrogado aquí, el Gobierno de los Estados Unidos y Colombia han solicitado la extradición de Hector Samuel Gonzalvo Cáceres, alias La sombra..."
La reportera seguía hablando y los tres adultos seguían pegados al televisor.
—La sombra, ¡Ja! —Rebecca rompió el silencio y bajo el volumen de la televisor—. Nos jodimos, estamos muertos todos.
—Increíble. —Valeria musitó—. Gracias a Dios Ben ya no está en eso, ¿no es así? —Valeria afirmó inocentemente.
—Cuando el FBI está metido en eso, ya no se sabe. Hector va a hablar. —Rebecca se quejaba.
—Hector no es la cabeza de la nación oscura. Lo usaron como chivo expiatorio. Diablo, que fea nariz se mandó hacer —decía Ben con una mano en la cadera—. Increíble cómo se dejó engatusar —comentó después tocándose la barbilla.
—Vamos a ir todos presos si Hector abre la boca. —Rebecca repitió. Estaba más asustada de lo que se veía.
—Hector no va a llegar vivo a los Estados Unidos. —Ben dijo tan seguro que a Valeria le causó terror—. No por mí, sino porque la cabeza de los oscuros no lo dejaría.
—¿Quién es la cabeza de los oscuros?
—No lo sé. —Ben se alzó de hombros—. Me expulsaron ya hace siete años. No sé nada de ellos. Trabajo independiente. —le respondió a Rebecca.
—Pensé que me dijiste que no trabajabas en eso. —Valeria se quejó.
—No en eso, en otros asuntos. —Ben murmuró, se fue al cuarto dejando a las tres mujeres allí.
—¿Sabes por qué estamos ligados?, porque lo encontraron gracias a la emboscada en la finca. —Rebecca le voceó a Ben.
—¿Y quién es el dueño de la finca? Un tal Rogelio. ¿Y yo quién soy? Soy David, mucho gusto Rebecca.
Rebecca se levantó del sofá.
—Vámonos, Madison.
Madison se levantó mirando a Valeria con los labios en línea recta. No podía definirle su emoción, tal vez confusión.
—Valeria, querida, ¿no querrás irte antes de quedar embarrada, o sí? —le susurró para que Ben no escuchara y después se marchó.
Valeria aún estaba en la misma posición y el sándwich estaba a medio comer. Se quedó pensando largo rato. Y después caminó a la habitación donde estaba Ben. Se echó el cabello hacia atrás y se limpió la garganta.
—Tal vez me debes una explicación.
—¿De qué hablas?
—Quiero que me expliques qué ocurre.
—No tengo idea.
—Además de las razones que me dijiste en el café, ¿qué más influyó en que te fueras? No me dijiste que te expulsaron de los surcuros nunca. —Le comentó.
—Es que esos no son tus asuntos como para inmiscuirte en eso —le respondió.
—¿Por qué Rebecca está tan insegura entonces? —le siguió preguntando.
—Las mujeres de la mafia siempre se llevan uno o dos años de prisión. Pero a mí me expulsaron de los surcuros. Ya lo sabes. Desde entonces, no tengo contacto con ellos directamente.
—¿Ni con Gregorio?, ¿tu mejor amigo?
—Gregorio sí. Él dejó a los surcuros, ¿no lo sabes?
—Sé que tiene una familia ahora.
—Bueno, entonces seguíamos siendo cercanos. Nunca perdimos el contacto —continuó hablando.
—Cuando te fuiste, él me pidió que durmiera con él, ¿te dijo eso? —le preguntó.
—No. —Ben se puso serio. Se le veía celoso. Miró a Valeria seriamente, después miró a una ventana que estaba abierta—. Claro que no lo iba a decir, sabía que iba a matarlo si me lo decía.
Valeria se cruzó de brazos.
—¿Te dijo todo lo que le conté?
—No. ¿Qué le contaste? —preguntó, picado de la curiosidad. No podía creer que se lo había ocultado.
—Entonces... ¿Qué tan cercanos eran? Sí le rogué tanto porque me diera noticias sobre ti, ¿por qué nunca me dijo nada?, ¿por qué nunca te pasó el mensaje?
—¿Y lo hiciste? —Se levantó y caminó frente a ella, sin ánimos de responder sus preguntas anteriores—. ¿Lo hiciste Valeria? No me enojaré, lo juro. —Lo decía por fuera, pero por dentro, la posibilidad en el aire que había de que algo entre ella y Gregorio hubiese ocurrido le molestaba lo suficiente—. Yo me fui, no puedo reclamarte si fue así.
—¿Qué si hice qué? ¿Estás dudando de mí? En ese entonces, yo te amaba con todo el corazón Benjamín, nunca te engañaría con tu mejor amigo, él no me gustaba. Pero sí fui a su casa, y dormí en su habitación, y le conté todo sobre nosotros. Pero ni siquiera lo besé, porque tenía el corazón roto por ti.
Ben se alejó de Valeria. Procesando esa información.
—Cuando me fui volví por ti, y estabas en la universidad, y el maricon ese te agarraba de la cintura, ¿tanto me querías? Porque estaba dispuesto a llevarte conmigo en aquel entonces, pero tú ya me habías olvidado.
—¿Qué es lo que querías de mí? —Valeria le preguntó, rendida—. No lo entiendo, porque me dejaste a mi suerte, y yo todo lo que tenía era a ti, —se le salieron las lágrimas al recordar la angustia de su ausencia—, te amaba con toda mi alma y deseaba que estuvieras a mi lado, pero no me diste la oportunidad, me sentía incompleta porque yo me entregué a ti en cuerpo y alma, era muy joven para tomar decisiones, pero lo hice, decidí entregarme completo a ti y que desaparecieras fue como si se desprendió una parte de mí, pensé que saliendo con otros eso cambiaría... me alagaban, querían sexo de mí, y yo no podía dejar de pensarte...
—No estoy buscando nada de ti justo ahora. —exhaló pesadamente—. Yo... lo siento. Tenía que irme, y odio las despedidas. No había otra opción.
—Eso ya me lo dijiste. —Se secó las lágrimas, respirando profundo, imitando su acción.
—Solo quiero tratar que este algo que tenemos funcione. Me estoy matando la cabeza para ver cómo podemos sobrevivir, que debemos de hacer. No te estoy pidiendo nada, solo que me des el chance. —Ben se volteó—. Maldito hijo de puta. —Se quejó en voz baja molesto todavía por lo que Gregorio le había pedido a Valeria.
—Espero que funcione. —Valeria suspiró, dejando ir todo lo demás—. Y que esto de Hector usando tu anterior apodo, y su captura, no te haga daño a ti. Espero que la vida nos dé un chance de ser felices. Tengo miedo, pero mucha fe, Ben.
—Creyó que podía aprovecharse de que estabas dolida por mí para acostarse contigo, qué traición. —susurró, todavía pensando lejos.
○
—Creo que ya viene siendo tiempo de que me den mi teléfono celular. —Valeria comentó mientras caminaba detrás de Ben y de un hombre. Iban caminando por dentro del mismo club de la noche pasada.
—No es momento para preguntar por eso Valeria.
—Es que acabo de recordarlo —comentó, mirando al suelo por donde caminaba.
—Espérame afuera. —pidió al llegar al final del pasillo. Había una puerta, quien sea que estuviese detrás, Ben no quería que Valeria lo viera.
—Adelante. Ve. —Le hizo una seña con la mano, con la boca en una línea recta después. Él se metió allí y duró casi una hora. Valeria estuvo todo el tiempo ahí afuera esperándolo.
En el camino de regreso al departamento, Ben le pasó su celular en la mano. Valeria lo tomó. Estaba apagado y reseteado. No contactos, mensajes, ni ninguna información.
—¿Es en serio? —Valeria preguntó al revisar su celular.
—Lo siento. —Ben le respondió—. No leí tus mensajes a un tal Javier, descuida.
Valeria ignoró eso. Ni siquiera recordaba el número de Javier. Tal vez él la había llamado un montón porque había desaparecido. Quizá él había ido a pedir perdón.
Llovía afuera del vehículo.
Escuchó a Ben a hablar por teléfono, parecía que con Santa, pero no le preguntó dónde estaban ahora y qué había sido de ellos.
Valeria decidió marcar el número de su mamá, se empezó a marcar y sonar, pero después decidió colgar.
—¿Qué tenemos para empezar de nuevo?
—Tenemos un apartamento, frente al malecón, te va a encantar. —Le dijo—. Nuestra cuenta del banco es ahora mismo de diez mil pesos, nos dará para una semana o más. Conseguiré un trabajo donde sea Valeria.
—Yo también buscaré uno. —Ella comentó, bajando el celular. Se permitió a si misma sonreír.
—Ese es hasta ahora mi plan.
—Son nuestros planes perfectos. —Volvió a subir el celular. De nuevo marcaba a su mamá pero entró una llamada de un número desconocido para ella por el momento.
Ella no contestaba.
—Vamos, contesta. Ha estado llamando insistentemente, me dijeron. —Ben le dijo a Valeria, sin apartar la vista del camino.
Valeria tenía una idea de quién podía hacer. No se animaba a contestar. Dejó el teléfono a un lado y entró su mano por su cabello. Miró por la ventana, pero sabía que la conversación no había terminado.
—¿Te ibas a casar por amor? —le preguntó de pronto.
—No. —Valeria le respondió sin pensarlo.
—Me sorprende que me dijiste que nunca te ibas a casar. —Volvió a repetirle eso. Parecía una cinta repetida.
—Ben, —el teléfono seguía sonando—, el accidente con tus matones me dejó varada, necesitaba a alguien conmigo. Era una necesidad, no era amor.
—¿Y por qué decidiste venir tras de mí?
—Porque... era una necesidad saber, si debía seguir lo que me decía mi intuición, si sentiría como antes de nuevo.
—Coge el teléfono, y dile eso a él.
Valeria lo pensó, no haría eso. Él estaba loco.
—¿Qué te detiene?
—Nada.
—Entonces, adelante, hazlo, dile. —Presionó más de la cuenta, sólo se dio cuenta cuando ya lo había hecho, se rindió, tensó la mandíbula y decidió no pedírselo más.
—Está bien.
Antes de presionar para contestar la llamada, el teléfono de Ben ahora era el que sonaba.
Ben lo tomó en seguida.
—Hola Rebecca.
Valeria aprovechó y colgó la llamada de Javier. Apagó el celular y se recostó del sillón. Cerró los ojos para hacerse la dormida mientras la voz de Ben hablando con esa mujer se escuchaba claro.
Al terminar la conversación el silencio reinó y Ben seguía conduciendo consciente de que ella todavía estaba despierta.
○
—Hola.
—Pues no lo puedo creer. Hasta que me coges el teléfono. Estuve a horas de llamar a la policía, ¿Qué te pasó Valeria?
—Mil cosas. —susurró—. No lo creerás, todo lo que he vivido, todo lo que me abruma. —Le contestó, después de todo, Javier era buen oyente.
—Tú tampoco. Te extraño un montón mi amor.
—No creas que olvidé que me engañabas. —Valeria le regañó, susurrando también.
—Tú sabes que no era tan así. Acababa de volver. Siempre serás especial para mí. —Escuchó su voz suave responderle.
—Gracias, supongo. —le dijo paseando por la habitación, mientras se tapaba el oído con un dedo y con la otra mano mantenía el celular en su oreja.
—Te amo Valeria, me gustaría verte y comprobar que estás bien. Fue un error el anillo.
Valeria se mordió el labio.
—Lo siento Javier. No podré verte. Y amo nuestra amistad.
—¿Amistad?, ¿estás con otro?
—No, con él. —le respondió, ella sabía que él sabría de quien hablaba.
Silencio en la línea.
—Wow, no sé qué decir. Quiero ver si estás bien.
—Lo estoy y no estoy cerca de ti.
—Bien, me conformaré con eso. Al menos pude escucharte.
—Pásala bien.
—Cuídate, linda.
—Adiós. —Colgó la llamada y bajó el teléfono.
○
A la hora de acostarse Valeria sintió cuando Ben regresó a la cama. Con el celular aun en la mano se volteó a su frente, y se sentó en la cama.
—No sé cómo esto va a funcionar. —dijo honesta—. Si sigues hablando con esa maldita mujer, si sigues los lazos con ella. Esto no va a funcionar.
—¿Eso es celos? Solo te amo a ti.
—No me vengas con esas cosas Benjamín, estoy harta. Debes cortar los lazos con todo el mundo que te traiga mala compañía. ¿No fue eso lo que dijiste?
—Está bien, amor, dame un poco de tiempo. —Se cubrió con la sabana hasta el cuello.
—¿Un poco de tiempo para qué?, si tanto te gusta y no puedes dejarla, anda y vete a dormir con ella. Déjame en paz. Déjame irme a casa entonces. Porque honestamente yo no puedo con esto Ben. Odio a esa mujer con todas mis fuerzas.
Ben se sentó en la cama, imitando la acción de Valeria y le sonrió.
—Amo verte celosa por mí.
—No estoy en juegos, no bromeo, o la dejas o te juro que me voy de aquí.
Ben pasó la mano por la mejilla de Valeria, se acercaba para dejarle un beso que ella detuvo.
Ben suspiró.
—No quería contarte esto, pero tendré que hacerlo si no quiero que me abandones.
Valeria se sintió mal. Nerviosa.
—Por favor Ben, no me digas que la a-amas porque y-o...
—Shh. —Le pidió que hiciera silencio—. Necesito que me escuches... por favor.
Ella asintió lentamente.
—Cuando estuve en Estados Unidos caí en las manos de la DEA. Iba a pasar el resto de mi vida en prisión. El FBI pidió interrogarme también, ambos cuerpos policiales estaban seguros que toda esa droga no podía pertenecer a un tipo tan joven. Me hablaron de que si confesaba el verdadero dueño de la droga me iban a rebajar la pena significativamente, en vez de juzgarme como traficante, me juzgarían como un consumidor casual. Luego después, el FBI quería información para llegar al dueño.
—Ben... ¿qué? ¿Te metieron a la cárcel?, ¿saliste fuera del país?
—Sí, a ambas. Al final pasé casi un mes en prisión, y los otros ocho preparándome como agente encubierto, llegué a un acuerdo.
Valeria frunció el ceño. ¿Se había pasado al lado de los buenos?
—Santa es una agente pagada por el gobierno de los Estados Unidos. Ella y también uno de los que anda conmigo. Ellos están conmigo. Después todos estos cabrones están del otro lado. Solo ellos dos saben eso, si alguien más se entera estamos muertos.
—Oh, Dios mío, ¡Ben!
—Shh. Déjame terminar. Rebecca está conectada con los tentáculos de la mafia, sin darse cuenta ella nos da pistas para la emboscada perfecta. La nación oscura se ha fortalecido y tiene cuentas pendientes con los Estados Unidos, al igual que Claudio. Los quieren extraditar, a menos, a los cabecillas.
—¿Qué hay de lo que hacías, no te van a encerrar de nuevo, verdad? —Le tomó la mano, apretándosela.
—Me explicaron que era un principio jurídico, nadie puede pagar dos veces por lo mismo. Así que solo tengo una misión, ayudarlos con información.
—Te pasaste al lado bueno. —Valeria se puso la mano en el corazón, y después lo abrazó, sintiendo un aire de alivio en el pecho—. ¿Quién garantiza tu protección?
—Me dan un apartamento, y un nuevo nombre hasta que pueda establecerme. Solo nos brinda esa seguridad a los agentes. Es por eso que estás aquí, te tengo aquí porque la gente que nos atacó no puede saber que estás conmigo, y ellos de alguna forma lo saben. Me garantizaron protección a mí, no a ti. Probablemente, tanto la DEA, el FBI, la Interpool, la DNCD y el DNI están interviniendo todos nuestros teléfonos celulares, y estoy seguro que la Nación Oscura también. Si ellos se enteran de esto ellos me sacaran de aquí, pero me temo que tú te quedarías sola.
—Ben... esto es tan peligroso.
—Sé que son peligrosos, yo estuve dentro de ese mundo, Val.
Valeria se quedó pensando.
—Necesito tiempo para procesar todo esto.
—Volví con la esperanza de que ahora limpio, iba a estar contigo. —Valeria dejó de abrazarlo, lo besó suavemente con una sonrisa—. Creo que ahora que agarraron a Hector, faltan menos por apresar, tú deberías permanecer lejos de todo esto, de mí, y de todos, y cuando todo esto acabe, volveré por ti.
—No me pidas eso. No me pidas que me vaya y te deje. Todo menos eso, por favor.
—Todo lo que garantice tu vida. Porque si te hacen daño por mi culpa, no lo soportaré.
Valeria se quedó pensativa.
—¿Cuándo acabará todo esto?
—No podría contarte los planes. Pero uno por uno van a ir cayendo. Otros tal vez nunca caerán.
—¿Y el ataque en la finca?
—No tenemos idea. Piensan que alguien de la nación oscura tomó represalias contra mí, están investigando, piensan que algún chivato sabe que soy doble agente. Es peligroso, nadie lo sabe además de ti ahora.
—¿Por qué siempre me pones a mí a cargar con estos grandes secretos?
—Si no te decía, te ibas a ir. —Le comentó sereno—. Volverías con ese amigo tuyo... te lo voy a decir, es claro que él no te lo dirá.
—¿Qué no me dirá?
—Es un doble agente de aquí. Trabaja para el DNI y colaboró con los Estados Unidos para que me atraparan. El cabrón nunca se le ocurrió que ellos me reclutarían a mí. No sé si en el proceso de investigarte para saber más sobre la novia del jefe de los surcuros, se enamoró de ti, o qué mierda, te propuso matrimonio y todo, y su principal móvil para conocerte fue una misión del trabajo.
Valeria se quedó pensativa de nuevo, luego se sintió traicionada de pronto.
—¿Estás bromeando, cierto? —La felicidad de que Ben estaba libre fue un poco disipada por la noticia de que había sido utilizada.
—No. Pregúntaselo. Encáralo. Pero ten cuidado, las identidades de doble agente son protegidas, y si te ve como amenaza te desaparecen o desaparece él. —Serenamente le respondió.
Se mordió el labio. Todo había sido un engaño. Le había contado absolutamente todo sobre ella y Ben. ¿Cómo había sido tan tonta?
—Ben.
—Dime.
—¿Iré a la cárcel? —Parecía asustada.
—No, ¿por qué?
—Por ser tu novia, antes, sabiendo todo lo que hacías, es que él lo sabe todo —confesó.
—No creo que sea delito eso —sonrió—. Tú solo le serviste de puente de información, en el proceso el tipo se enamoró de ti. ¿Y tú te enamoraste de él?
—No. —Valeria negó.
—Se honesta. —Ben volvió a insistirle. Últimamente, estaba muy celoso. Trataba de controlarse a sí mismo. No tenía muchos derechos para estar así.
—Él me gustaba, pero no lo amaba.
Ben le tomó la mano a Valeria. —Tu mejor amiga Nina colaboró con un matón de Claudio. Entrarían a casa y me dispararían. Ella dijo que era peligroso y pidió mejor que lo hicieran de otra manera. Le dio instrucciones de a qué hora estaba en casa, y cuando dormía, prendieron la casa en fuego.
—¿Cómo crees que voy a creerte todo eso? —Valeria preguntó de pronto, se sintió ofendida. Soltando la mano de Ben.
—Claudio me mandó a matar porque me negué a salir del barrio. Iban a hacerlo contigo y yo le dije que lo mataría a él si se atreviese a tocarte. Él sabe que cumplo mis promesas. Tal vez estaría muerto si no fuera por tu amiga —Ben hizo la seña de una pistola siendo disparada—. Me iban a disparar caminando por ahí. Y ya, acababa todo, me llevaba a la tumba todos los secretos de Claudio. Secretos que están ahora en manos de las autoridades y secretos por los cuales estoy protegido por el gobierno de los Estados Unidos.
Le tomaba un poco de tiempo digerir toda la información, la mano que antes agarraba Ben ahora la tenía en el pecho.
—Voy a ir donde Nina y voy a...
—Tranquila. Valeria. —Ben suspiró. Le besó la frente—. Recuerda que todo lo que te he dicho debes guardarlo en secreto.
Gaby: Hey! Este cap, revela a lot. Pronto llegará el final♥
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