11 | Recordar lo que fuimos
No sé cuántos días llevo sin poder conciliar el sueño.
No es por el estrés del encargo de la boda, aunque eso también me tiene algo agobiada. Lo que realmente me está robando la paz a la hora de dormir son los mensajes de mi madre. Y lo peor es que no importa cuántas veces intente desconectarme, esos mensajes siguen retumbando en mi cabeza, sumando más peso al cansancio que ya siento. Es como si, de alguna manera, no pudiera escapar.
También se suma mi momento de vulnerabilidad con Caleb. Fui incapaz de contenerme y no pude evitar contarle todo: cómo me martirizaban los mensajes de la mujer que me dio la vida, cómo me hacían dudar de mí misma. Él me abrazó, me escuchó sin juzgar, y me dijo que no tenía que cargar con eso sola. Fue un consuelo que no sabía que necesitaba, pero, al mismo tiempo, me invadió un profundo miedo, como si al abrirme de esa manera con él, estuviera cruzando una línea que ya no es tan fácil pintar de nuevo.
Estar de vuelta en Oakville me está recordando por qué me fui y por qué quizás también me habría quedado.
Los recuerdos de cuando era pequeña, aquellos en los que ella aún sentía una cierta empatía por mí, parecen tan lejanos. Creo que tan solo fueron un par de años, después todo empezó a irse a la mierda. Para ella, yo era la culpable de sus sueños truncados. Entonces me convertí en el blanco de la diana.
Aunque no quiera admitirlo, al menos no muy a menudo, me duele pensar que nunca voy a ser suficiente para ella.
Caleb me ha dicho puedo contar con él, pero ¿y si, en el fondo, esa es la única manera en la que conozco el amor? Sola, perdida en mis propios pensamientos, manteniendo en alto los muros de mi castillo para evitar salir lastimada. Siempre he creído que el silencio era mi mejor defensa. Y tal vez esa defensa es lo único que me queda intacto.
Respiro hondo, intentando despejar la niebla de mi mente antes de que se apodere por completo. La tostadora emite un click cuando el pan finalmente está dorado. Con movimientos automáticos, saco las rebanadas y las coloco sobre el plato.
Acto seguido unto un poco de mantequilla y para darle cierto sabor, le añado algo de mermelada de frambuesa.
Justo cuando le voy a dar un pequeño mordisco a mi tostada, el teléfono vibra sobre la mesa, interrumpiendo el momento. Es Riley. Respiro hondo, y termino de tragar antes de contestar.
—¡Hazel! —dice la voz animada de Riley, al otro lado de la línea. Me sorprende un poco la energía que tiene desde bien temprano—. ¿Cómo vas?
—Pues me pillas desayunado… ¿Todo bien? —respondo, mirando el pan ya a medio comer, saboreando la mezcla de mantequilla derretida y mermelada de frambuesa que aún está en mi boca.
La verdad es que me sorprende un poco que me llame tan pronto un sábado, así que siento cierta curiosidad por el motivo de su llamada.
—Todo bien. Oye, estaba pensando en hacer algo de senderismo con Theo para desconectar un poco del día a día. ¿Te animas a ir a Rattlesnake Point? He escuchado que está increíble con el clima fresco y las vistas desde el mirador son espectaculares.
Rattlesnake Point. Lo he visitado varias veces con mi abuela, y alguna que otra con Caleb, pero de eso hace ya unos cuantos años. Aún así, la idea de caminar, de cambiar de ambiente por un rato, me atrae. Hace tiempo que no salgo de la rutina. En Londres vivía sumergida en mi trabajo de final de Máster, y aquí en Oakville, me hallo enfrascada con recuperar clientes en la floristería.
—Mmm, suena bien —digo, dudando un poco—. ¿Cuándo?
—Hoy. Lo más temprano que puedas estar lista. Así evitamos las multitudes y aprovechamos las mejores vistas. ¿Te parece?
—Está bien, creo que puedo estar lista en unas dos horas —respondo, sintiendo una mezcla de emoción y algo de nervios.
Aunque en Londres iba al gimnasio de vez en cuando, mi vida estaba completamente absorbida por el Máster. Recuerdo que Gwen siempre me decía que hacer ejercicio era muy importante para mantener una buena salud mental, pero yo estaba demasiado absorta con los estudios. Entregar el proyecto final y graduarme, era como cumplir al fin ese sueño que siempre había perseguido cuando me fui de Oakville.
Ahora que estoy de vuelta, la rutina de la floristería me tiene bastante ocupada, y no he tenido tiempo de desconectar mucho.
—Ah, y por cierto, Hazel… —Algo me dice que sus siguientes palabras no me van a entusiasmar—. También invité a Caleb. Espero que no te incomode —añade con tono relajado—. Pensé que sería divertido, los tres, con Theo. Va a estar bien.
Sus últimas palabras flotan en el aire. Algo en su tono me hace pensar que está tratando de darme ánimos. La mención de Caleb altera todos mis sentidos. Pasamos mucho tiempo juntos en la floristería, pero ese es un ambiente más profesional. Claro; salvo cuando estoy desahogándome con él sobre los estúpidos mensajes de mi madre, pero ese es un tema que prefiero olvidar. Este plan que ha propuesto Riley, en cambio, es más… personal.
Entonces, una voz en mi cabeza me susurra el último mensaje de mi madre: El mundo odia a las personas débiles como tú.
Mis dedos se tensan involuntariamente, y me encuentro deseando que esas palabras se desvanezcan, pero no lo hacen. Sujeto con fuerza el teléfono y todo mi cuerpo se tensa por un instante, sintiendo cómo mi pulso se acelera. Riley permanece en silencio al otro lado de la línea, supongo que bridándome algo de espacio que sabe que necesito.
Tienes el control.
Me muerdo el labio, luchando contra la pequeña voz que aún me dice que debería quedarme en casa y hace cualquier otra cosa que no pusiera en riesgo a mi corazón. Pero, al final, me doy cuenta de que si sigo esperando que todo sea perfecto, nunca saldré de este círculo vicioso. Así que, finalmente, respiro hondo y digo:
—Está bien. Nos vemos luego.
Tras despedirme de Riley, cuelgo el teléfono y miro por la ventana. El sol se cuela débilmente, dibujando sombras largas sobre la mesa. Continúo con mi desayuno, aunque el café está algo frío y la tostada reblandecida, perdiendo esa textura crujiente. Pero ni siquiera me importa.
No pasan ni cinco minutos, cuando mi móvil vuelve a emitir un sonido. Aunque esta vez no se trata de una llamada, sino de un mensaje.
Noto como el aire se me sale de los pulmones. Me aterra desbloquear el móvil y toparme de nuevo con un mensaje hiriente de mi madre. ¿Cómo es posible que viva con ansiedad cada vez que alguien se contacta conmigo por su maldita culpa? El simple hecho de ver una notificación me pone los nervios a flor de piel. Respiro tranquila cuando veo que no es de ella.
Es un mensaje de Caleb.
Caleb. 9.15a.m.
¿Tú también vas a la ruta de senderismo?
Solo con ver su nombre en la pantalla, causa que algo revolotee en mi estómago. El interés de su pregunta genera mil preguntas en mi cabeza. ¿Acaso él quiere que vaya? ¿O simplemente es solo curiosidad?
Me doy cuenta de que estoy sobrepensando todo. Supongo es un defecto que tengo. Siempre pienso mucho e intento mantener todo bajo control, incluso hasta lo que siento, y eso, la mayoría del tiempo, es casi imposible.
Al final, respiro hondo y escribo rápidamente.
Hazel. 9.18a.m.
Sí. Supongo que nos veremos allí.
Cierro los ojos por un momento, cuando el móvil vuelve a vibrar.
Caleb. 9.20a.m.
Será divertido entonces.
Por cierto, sigo manteniendo lo que dije el otro día; no estás sola, Hazy.
Sonrío levemente a la pantalla por culpa de sus palabras. Caleb está derribando poco a poco las defensas de mi muro, y, sin darme cuenta, se está haciendo hueco en mi corazón, recordándome lo que un día fuimos. Esa certeza de que realmente está ahí para mí, me hace cuestionar todo lo que he estado evitando. Como si con cada palabra, con cada gesto de amabilidad, despertara en mí algo que pensé que había olvidado.
🐚
¡Hola!
Ha pasado casi un mes desde la última actualización, pero ya comenté que tuve un problema con mi ordenador. Aún no está resuelto, pero he buscado una pequeña solución para poder escribir 🤗
Espero que hayáis disfrutado del capítulo tanto como yo lo hice escribiéndolo.
Vemos que los muros de Hazel cada vez son menos resistentes. Caleb está logrando hacerse un hueco en su corazón.
¿Lo conseguirá?
¿Qué pasará con los mensajes de la madre de Hazel?
¿Y en la excursión de senderismo?
Nos leemos, espero que pronto, con más y mejor 🤍
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro