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06 | Quedarse en lo seguro

Empujo la puerta de El Jardín Encantado y el suave tintineo del timbre me da la bienvenida. El aire se llena de un dulce aroma a flores frescas y tierra húmeda, un olor que siempre me resulta reconfortante. La luz del sol se filtra a través de los grandes ventanales, iluminando los vibrantes colores de los ramos que adornan el local. Rosas rojas, girasoles amarillos y lirios morados crean un espectáculo visual que me hace sonreír.

Aún recuerdo cuando Elise me contó la historia del porqué de ese nombre. Ella decía que esta floristería era como su pequeño jardín, un espacio donde las flores brotaban llenas de magia y amor, y donde cada ramo tenía su propia historia que contar. «Cada pétalo guarda un secreto», me decía con una sonrisa llena de sueños.

Camino hacia la sala que está cerca del mostrador, que funciona como oficina, y cuelgo mi chaqueta en el perchero. El espacio es pequeño pero acogedor, con estanterías llenas de libros sobre arreglos florales y un par de plantas que añaden un toque verde.

Sobre el escritorio de Elise hay un marco con una foto de ella y Hazel de hace algunos años. En la imagen, Hazel luce una diadema de flores que su abuela le hizo para la fiesta de Halloween, con pétalos de colores vibrantes que adornan su cabeza. Recuerdo que le dije que su disfraz debía dar miedo, porque bueno, era el día de los muertos y todo el mundo iba a llevar disfraces espeluznantes. Pero Hazel solo se rio, asegurando que su diadema era la mejor parte de su atuendo. «Las flores pueden ser aterradoras también», dijo con picardía.

No supe cuánta razón tenía con esa frase hasta que la veo entrar por la puerta de la floristería.

En este momento, una ola de nerviosismo me inunda, y me doy cuenta de lo aterrorizado que estoy de volver a compartir espacio con ella.

―Buenos días ―saluda, y se nota que está agotada, como si hubiera tenido una noche de mierda.

―Buenas ―respondo, sintiendo cómo el miedo se asienta en mi pecho, a la vez que aparto la vista del marco, abandonando la oficina.

Hazel se mueve por el local con cierta cautela, como si cada paso la acercara a un recuerdo que prefiere evitar. Sus ojos recorren las estanterías, pero su expresión es distante, casi perdida en sus pensamientos. Supongo que volver a pisar este lugar, para ella es como retroceder varios años en el tiempo.

—¿Todo bien? —me atrevo a preguntar, intentando romper el silencio. Pero mi voz suena más insegura de lo que pretendía.

La distancia entre nosotros se siente como un abismo; a pesar de la cercanía física, parece que hay kilómetros de distancia emocional que nos separan. Y el problema es que no sé cómo narices actuar frente a ella.

Sin embargo, de repente, algo en su expresión cambia.

―¿Por dónde empezamos? ―pregunta con una chispa de impaciencia, dejándome un poco aturdido por su cambio tan repentino.

Pero, a pesar de la energía que intenta transmitir, la tensión en sus hombros me dice que desearía estar en cualquier otro lugar menos en esta floristería. No es que este espacio no sea importante para ella; más bien, creo que mi presencia no ayuda mucho en este momento. Y eso, en cierto modo me duele.

—Podríamos... revisar las ventas de los últimos meses —sugiero, buscando un punto de partida en medio de la tensión.

Ella asiente, caminando hacia el mostrador. Abre el cajón que hay justo debajo de la caja registradora y saca un viejo libro de cuentas que parece haber visto mejores días. La encuadernación de cuero está desgastada, y las páginas, amarillentas, revelan que, guarda demasiadas historias.

Mientras lo sostiene, noto una sombra de tristeza en su mirada. Pasa las páginas lentamente, hasta que llega un punto donde percibo que su ceño se frunce, como si algo realmente no le encajara. Ahora, la tristeza se mezcla con la preocupación.

—Esto es... preocupante —murmura, su voz cargada de desánimo mientras pasa la mano por los números en la página―. No puedo creer cuánto han disminuido.

Recorro la mirada por toda la floristería hasta centrarla de nuevo en Hazel.

—Sí, ha sido un desafío —respondo, sintiendo que la presión de la realidad se cierne sobre nosotros―. Elise... Bueno, Elise ha hecho todo lo que estaba en su mano, pero el negocio está pasando por un momento complicado.

Cierra el libro y lo mete de nuevo en el cajón. Luego, camina hacia a mí y, cruzándose de brazos, con una decisión en su rostro, dice:

—Tal vez podríamos hacer un enfoque diferente, ¿sabes? Organizar eventos, talleres, colaborar con otros negocios.

Algo en su propuesta me detiene.

—No sé, Hazel... —digo, sintiendo la necesidad de frenar su impulso―. No estoy seguro de que eso sea lo que necesitamos. Este lugar siempre ha sido pequeño y acogedor. No quiero que se convierta en un circo.

Ella frunce el ceño, claramente sorprendida por mi reacción.

—Pero si seguimos haciendo lo mismo, nunca vamos a salir de este bache. Necesitamos atraer a más gente, hacer que la floristería sea un destino —responde, su voz firme, pero con un matiz de frustración.

—Tal vez, pero también podríamos perder el toque personal que tiene este lugar.

El ambiente se tensa entre nosotros, y siento que estamos atrapados en un tira y afloja emocional.

La floristería significa mucho para mí. Se convirtió en mi refugio cuando dejé el trabajo en la empresa de mudanzas de mi padre. Elise me abrió las puertas de su lugar más preciado, dándome la oportunidad de trabajar codo a codo con ella. Este espacio es más que solo un negocio; es un hogar. Para Hazel, tan solo es un sitio de paso.

—Pero si no arriesgamos, ¿cómo podemos esperar mejorar? No quiero que este lugar se convierta en un recuerdo.

Por una parte, me sorprende su interés repentino por recuperar las ventas de la floristería. Se nota a leguas que no quiere estar en Oakville, así que, ¿por qué no simplemente me vende su mitad y se vuelve a Londres? Sería mucho más fácil para todos. Ella recuperaría su vida perfecta allí, y yo trataría de volver a sacar a flote esta tienda.

—No se trata solo de números o de hacer crecer un negocio. Y sí, quiero que esto funcione, pero también quiero que siga siendo especial —le respondo, mi voz reflejando el conflicto interno que siento.

Ella deja caer los brazos a un lado de su costado y niega lentamente con la cabeza, soltando un suspiro de resignación.

―¿Por qué tienes que complicarlo todo, Caleb? ―pregunta, y siento cierta profundidad en su tono, como si por un segundo no estuviera hablando de la tienda, sino de nosotros.

—No estoy complicando nada, Hazel. Solo estoy tratando de proteger lo que hemos construido aquí —replico, cruzando los brazos.

Ella frunce el ceño, para nada contenta con mi respuesta.

—¿Protegerlo de qué? ¿De crecer? ¿De cambiar? A veces parece que prefieres quedarte en lo seguro en lugar de arriesgarte a mejorar las cosas —responde, su voz cargada de impaciencia.

Resoplo. Hazel comienza a ponerme de los nervios. Reduzco la distancia que hay entre nosotros, y por un instante, mi mirada se pierde en sus labios, que parecen llamarme, pero de inmediato alzo la cabeza y mis ojos hacen contacto con los suyos. La veo tragar saliva, como si la cercanía repentina alterara todos sus sentidos.

El aire se siente cargado entre nosotros, y un silencio pesado se instala, como si el mundo exterior se desvaneciera.

—Caleb... —murmura, su voz apenas un susurro, y hay una fragilidad en su tono que me hace sentir un nudo en el estómago.

—Hazel... —empiezo, pero las palabras se quedan atrapadas en mi garganta. La confusión y el deseo se entrelazan, haciendo que mi mente se sienta como un torbellino.

Ella me observa con una intensidad que me desconcierta. Por un momento, me pregunto si debería dar un paso atrás, pero en lugar de eso, me acerco un poco más.

Entonces, como si dejara de ser dueño de mis propias decisiones, llevo mi mano hasta su mejilla, acariciándola con suavidad, y junto nuestros labios.

🐚

¡Hola!

Me sorprendo a mí misma de publicar tan seguido jeje. Pero estoy algo inspirada, así que me he animado a subir este capítulo.

Espero que lo hayáis disfrutado 🤗

Vemos que Caleb ha dado el paso 😏. Aunque ya os aviso que las cosas no serán tan fáciles. Realmente aún ni tengo pensado el final de estos dos. Así que si acabarán juntos o no aún es un misterio...

Nos leemos pronto con más. Os beso el corazón 🤍

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