Capítulo 6
Han pasado ya varios días del momento indeseado que tuve con Caleb, días en los que me encargue de ignorarlo como diera lugar, en las clases que compartía por alguna razón cada vez que me encontraba sentada sola intentaba estar a mi lado pero no quería estar horas cerca de él.
La primera vez que buscó sentarse junto a mi intente jalar a la primer persona parada cerca para que no lo lograra pero esta resulto ser Iris, una porrista que en verdad es molesta, no del tipo cliché que hace bullying o algo por el estilo, solo tiene una voz chillona, es un loro, nunca para con sus chismes, noviazgos fallidos y demás cosas que siempre termina haciendo sobre ella conclusión, una molestia y más con mi ánimo irritable.
Cosa que llevo a que lo dejara sentarse e intente ignorarlo pero a él no le pareció porque somos "amigos" y se encargó de molestarme toda la clase, el idiota desayuno payaso, le parecía muy entretenido joder y cuando explote nos gane un castigo por lo que tuve que estar una tarde entera en un salón con un montón de molestias como Caleb, creo que nunca quise tanto volverme homicida como ese día, estuve a punto de clavarle un lapicero en la mano a Caleb, muchas veces pero no quiero saber que castigo me ganaría por el violento deseo que me carcomió.
Yo soy una persona calmada, a veces me meto en problemas pero pequeños nada muy grave, bueno al menos no por mi culpa, si no por los locos de mis amigos, que por cierto hace días no veo a Harry, desapareció de la faz de la tierra como tanto le gusta y a mi tanto me molesta.
Necesito a mi mejor amigo, quiero a mis amigas y me gusta pasar el rato con ellas, pero las dos se pueden volver desesperantes cuando están juntas, chocan demasiado y estar sola con cada una me gusta también pero algunas veces necesito un respiro de chicas y ahí es el momento de brillar de Harry, pero no, ama desaparecer sin aviso.
Sacudo la cabeza evitando el enojo que me quiere asaltar y prácticamente cuando pongo un pie dentro de mi hogar unas vocecitas agudas gritan mi nombre desde el final del recibidor y siento como el humor de la patada que he estado cargando se va de mi sistema dejando una sonrisa en su lugar.
Camino emocionada hacia el origen de las voces, hace semanas que no los veo, mis sobrinos.
— ¡Tía Sam! —grita de nuevo y estoy segura se escuchó hasta la esquina su grito, tendrá cuatro años pero que gritos más fuertes da el pequeño.
Su pequeña hermana también da pequeños grititos golpeando el suelo pero aun no entiendo bebe así que lo tomo como un tía Sam, tal como dijo su hermano mayor.
—Mis pequeños, al fin su papá los trae para que los malcríe —tomo en mis brazos a Paul hablándole con mimo.
—Eres una tía horrible por eso no los traigo Sammy —responde Troy cambiando el canal de la televisión aburrido.
—Lo dice el padre que está permitiendo su hija meta su pie en su boca, yo solo bromeo, tu eres un padre horrible —me burlo a la vez que me agacho para dejar en el suelo a Paul y sacarle el pie de la boca a Katy —cariño no hagas eso.
—Déjame en paz he tenido que cuidarlos solo más de un mes, Marie últimamente se la vive en su local de repostería —cuenta apagando la televisión recostándose en el sofá —no me mal entiendas, amo a mis hijos, pasar tiempo con ellos y me encanta que le vaya de lo mejor a Marie, estoy muy orgulloso que este prosperando, no es cualquier sueño es EL sueño ¿entiendes? —comenta, resaltando él. —Y no quiero quejarme de nada, pero me hace falta su apoyo cada maldito día desde que prácticamente se mudó a su local, ahora respira, sueña y piensa en repostería cada día, hora o minuto —continúa quejándose.
—Sabes que mi servicio de terapeuta tiene un costo por hora y por cada posible trauma contra mi diez dólares ¿cierto? —cuestiono mirándolo curiosa, al parecer inconscientemente decidió acostarse como si estuviera en una terapia de verdad.
—Como quieras, cuídalos mientras te hablo —pide señalando a sus hijos quienes están muy entretenidos en la tableta de Paul —y te pagare lo que traiga en mi cartera, aunque eres una horrible hermana cobrándome, yo te escucho gratis hablar de tus libros y series raras—comenta mirándome mal.
—No tienes mente de tiburón hermanote.
—Más bien eres una víbora —habla una voz detrás de mí.
—Sebastian —me volteo fingiendo indignación.
—Eres una aprovechada, ser amable no es contra la ley, pobre Troy, quiere ponerse a llorar por la falta de mimo y tú le buscas cobrar —se encoge de hombros con una sonrisa.
—Soy un ángel, ¿de qué hablas? Pero no comprare cosas con amabilidad —me defiendo golpeándolo con un cojín y a los segundos recibe otro golpe por parte de Troy.
—Y yo no quiero llorar, menos por esa estupidez, no soy un bebe.
—Aja, engáñense. Sigan su terapia rara, me llevo a los niños, no dejare escuchen los malos concejos de esta adolescente y el lloriqueo de su padre —Sebastian toma a los dos pequeños en sus brazos colgándose al hombro la mochila con las cosas de los mismos yéndose.
—Tiene algo de razón estas buscando los consejos de alguien que le llevas diez años —murmuro.
—Cierra la boca si quieres dinero y escucha —demanda.
—Sí señor, continua —recargo mi espalda cruzándome de piernas y lo miro esperando continúe.
Troy comienza a narrarme cada cosa como si fuera su diario y en algún momento el tiempo dejo de correr para nosotros y solo éramos hermanos hablando de la vida, extrañaba esto.
De todos mis hermanos creo que él es el mejor escuchando y al parecer el cree lo mismo de mí, eso o está lo suficientemente desesperado por hablar que eligió la primer persona que se le cruzo...prefiero que sea mi opción donde soy buena terapeuta.
—...y eso es lo que ha pasado los últimos días. ¿Qué debería hacer?
Siento su mano acariciando con cuidado mi castaño cabello, no sé en qué momento llegamos a esto, yo con la cabeza recargada en su regazo acostada, el sentado, siendo esta vez mi problema el que es escuchado luego de unas tres horas de escucharlo a él.
Claro que me devolvió la jugada y me dará la mitad de lo que estaba acordado por el cambio de papeles, además con la llegada de Sebastian me quitó el extra por vigilar a sus hijos, murió mi plan de comprarme un litro de helado para ver películas todo el fin de semana,
—Creo que ahora ya puedo golpearlo —comenta sacándome de mis pensamientos.
— ¿Qué?
—A Caleb, ya tiene la edad suficiente para que no me manden a la cárcel por golpearlo —explica tranquilamente concentrado en mi cabello.
Lo miro debatiéndome entre sonreír o...a quien engaño, una gran sonrisa cruza mis labios.
—Sigues ganándole por unos diez años Troy, aún está mal.
Su rostro se ilumina con una sonrisa de maldad pura y es el momento donde me siento el gato del villano, estar recargada en sus piernas, el acariciando mi cabello y su sonrisa, esto se volvió una película de terror muy rápido.
Quito su mano de mi cabeza sentándome a su lado.
—No, pero es enserio, ¿es normal que después de tanto siga molesta?, ¿soy inmadura?, ¿me estoy imaginando cosas acaso?, ¿qué me ocurre?
—Te llama la atención, se llevan bien y te molesta que sea así, pero aun así se gustan y acabaran juntos, eres como la protagonista de la película que vi el otro día, esto es una historia de amor para morirse —habla detrás de mí una voz soltando chillidos emocionados cada tres palabras interrumpiendo lo que me fuera a decir Troy.
—Regina, no recuerdo haberte incluido en la conversación —le reprocha mi hermano bufando.
— ¿Cuándo llegaste? —cuestiono yo extrañada en su lugar pero la rubia pasa de mi comentario.
—Cállate y quita tu trasero —Regina se acerca emocionada quitando a empujones de su lugar a Troy —Sammy, cuéntamelo todo.
Miro divertida a mi hermana mayor, con quien menos querría tocar temas de cualquier clase de emoción, el rayito de luz no es muy coherente en casos así.
—No va a pasar Regina —respondo intentando levantarme pero me jala de vuelta.
—Cuéntame bien, ya escuche el final del relato, la parte que deja obvia cuanto te atrae ese chico...
—No me atrae —la interrumpo mirándola mal —no lo soporto, es un idiota.
—Aja claro, repítelo hasta que te lo creas a mí no me engañas.
—Cierra la boca Regina, el cupido soy yo —se mete de la nada Sebastian —y Troy, ya están durmiendo tus diablos, de nada.
— ¿Perdona? Armas una pareja y eres cupido ahora —le cuestiona con ironía Regina —ni siquiera cuenta, tu solo les abriste los ojos, ellos ya tenían algo, yo he juntado a más personas de las que puedes contar. Cierra la boca novato.
—De nuevo no cuenta, yo estaba en territorio nuevo, no los conocía completamente, tu malditamente estudias a la gente que juntas, estás loca, medícate —sigue Sebastian dispuesto a ganar su discusión.
Y creo que estuvieron unos quince minutos soltando cosas con cada vez menos sentido hasta que el mayor de todos los frenó.
—Paren los dos, ninguno va a jugar a cupido, ese chico no merece si quiera acercarse a Sam, si a los siete fue tan descarado para romper su pobre corazón quien dice que no lo hará peor esta vez, por más que se atraigan no lo permitiré —salta en mi defensa Troy y al fin alguien habla con sentido, asiento de acuerdo pero mi sonrisa cae a los segundos...un momento.
—Ey y yo cuando dije que quería algo con él, no me atrae, es un odioso que solo se porta bien cuando no hay nadie alrededor —me levanto del sofá cruzándome de brazos.
—Del odio al amor hay solo un paso —de nuevo, ¿cuándo cojones llegan?
Volteo a ver a mi hermana menor quien se encuentra sentada tranquilamente mirando sus uñas.
—Daniel está de acuerdo conmigo —Regina la apunta orgullosa
—Genial solo falta que llegue Stacey y ya será la reunión familiar —se burla Sebastian y cuando unos tacones resuenan en el piso de arriba una risita se nos escapa.
—La invocaste —comenta entre risas Daniel.
No tarda en salir a la vista cuando baja las escaleras y vernos extrañada por estar todos mirándola fijamente.
— ¿Qué haces aquí? —pregunta su mellizo.
—Vine a recoger unos documentos, venia de paso por aquí y papá me lo pidió.
— ¿En qué momento entraste y subiste?
—No importa eso, lo que si es que escuche tu problema señorita —le quita importancia a mi cuestionamiento y se queda con algo que quería olvidar.
Volteo a ver lastimera a Troy— ¿Por qué te conté? —el ladea la cabeza divertido por la situación encogiéndose de hombros.
—Listo, cuéntanos que pasa Samantha —Regina insiste una vez más volviendo al lugar que le robó a Troy.
En algún momento todos quedamos parados de donde en un inicio estábamos cómodamente sentados y los cinco no tardaron en acomodarse mirándome atentamente.
—Oh no, claro que no, mis problemas de relaciones no...
—Así que aceptas que tienen una relación, yo sé que se aman ya —me corta Daniel.
De nuevo las ganas homicidas del otro día me atacan, detesto estén inventando una relación más allá de compartir aire, ¿qué les ocurre a mis hermanos?
Respiro profundamente fastidiada, dios que arrepentida estoy de haber dejado que esto se hiciera tema de debate.
—No les contare nada, porque no hay nada que contar, el chico me fastidia la existencia y es todo lo que hay por decir, esto no es un jodido amor inmediato o lo que sea que sus cabezas llenas de comedias románticas piensen —termino la conversación sin ánimos de soportar a ninguno de mis hermanos cotilla.
Salgo de casa agradeciendo respeten el poco humor que me queda, enserio detesto tenga el poder de arruinar mi día sin siquiera estar en el lugar, eso debe ser un maldito don del demonio, porque ese idiota me afecta tan fácilmente.
Camino intentando relajarme hasta el parque donde me encargo de lanzar piedras al pequeño lago que tiene intentando relajarme y en algún momento sin darme cuenta comencé a soltar insultos en todos los idiomas que conozco.
—Cuando insultas en otros idiomas es una mala señal, ¿a quién quieres matar este nublado jueves de Septiembre? —una voz grabe cuestiona con evidente diversión detrás de mí.
Me lleva, lo que faltaba.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro