Capítulo 48
Hice un ademán para marcharme, pero él me lo impidió.
—No puedes irte así… Vamos a conversar —pidió, suplicante—. Millie exageró todo… —intentó justificarse.
—Hiciste lo que ella dijo, ¿sí o no? —lo interrumpí en un gruñido, provocando que su mirada cayera en el suelo.
—Es complicado…
—Me engañaste, me utilizaste, me enredaste, te reíste de mí, me viste la cara de idiota. No veo ninguna complicación en eso —opiné, cortante.
—No, Mia. Al inicio... fue así, pero luego… todo cambió. —Se pasó las manos por el cabello en señal de frustración—. Todo se complicó…
Me crucé de brazos ante sus patéticas palabras.
—¿Sabes que es lo peor de todo? Que no solo me utilizaste a mí. Utilizaste a Sam. ¡A Sam! Ella es tu amiga y te adora y tú tuviste la desfachatez de hacer eso con ella. —Él negó ligeramente ante mis reproches— Y Carter. ¡Tú golpeaste a Carter! ¿Le desfiguraste la cara por una actuación idiota y exagerada?
—¡No! Todo eso fue real. Yo quiero a Sam. Mi enojo con Carter fue real. Mis celos eran y son reales. ¡Todo es real!
—Por Dios —bufé, horrorizada ante su descaro, poniéndome las manos en la cara—. Ya se te cayó la máscara, Aiden. La única estúpida a la que podías engañar no existe más. No tienes que seguir actuando.
—No es actuación, Mia. Es cierto que al principio solo me interesaba llevarte a la cama, pero cuando empecé a conocerte la mentira se volvió real.
—¡¿Y por qué le contaste todo?! —bramé—. ¿Por qué ibas a pedirle "consejo" para enredarme aun más? Aiden, ella sabe todo lo que hicimos juntos. Citó cada instante que vivimos, cada uno de los momentos que me hicieron confiar en ti y en lo que sentías por mí.
—Es que… si no le contaba, ella... iría a contarte la verdad…
Bufé. ¿Se podía ser más cínico?
—¡Iba a contártelo! —aseguró con desespero—. Te juro que solo esperaba el mejor momento para decirte la verdad…
—¡¡¡¿Y cuándo sería el mejor momento?!!! —lo interrumpí en un grito, furiosa—. ¡¿Cuando ya te hubieras acostado conmigo?!
Volví a sentir deseos de llorar, pero no iba a dejar que las lágrimas salieran. No esta vez.
Él puso la frente sobre la pared, evidenciando su frustración.
Lo miré con desprecio, con odio, con asco, con todo lo que generaba en mí cuando lo conocí. Debí mantenerme firme en mi decisión.
Los hombres no merecen vivir y nunca más dejaré que ninguno me toque.
—Aiden, tú… no le habrás contado lo que me pasó a ella, ¿verdad? —pregunté en voz baja, temerosa de escuchar la respuesta.
—¡Claro que no! —se apresuró a decir, separándose de la pared—. Nunca sería capaz de hacerte eso.
—Al menos tuviste la decencia de respetar un mínimo mi dolor —solté con desprecio—. No pienses que eso te hace mejor persona.
—Mia, por favor... Tienes que creer en mí. Yo no me acosté con ella ni con ninguna otra mientras estuve contigo. Te lo juro.
—Ya eso no me importa —hablé con derrota y desgana.
Me giré para irme, pero él volvió a tomarme del brazo para impedirlo y luego emitió un sonoro grito de desesperación:
—¡Mia, yo te quiero de verdad!
Esas palabras hicieron que tensara mi mandíbula. Toda la rabia que sentía y que intentaba disipar se había reavivado.
Con toda la fuerza que albergaba mi cuerpo abofeteé su rostro sonoramente, haciéndolo girar con mis cinco dedos marcados en él.
—¡¡¡¿Cómo tienes el descaro de decirme eso?!!! —rugí, dejando salir todo el enojo que me quemaba por dentro. No me contendría más—. ¡¡¿Cómo puedes hablar de querer?!! ¡¡¡Tú no sabes lo que es eso, Aiden!!!
Mis gritos furiosos resonaron por todo el pasillo, pero eso no me importaba. Me daba igual si alguien nos escuchaba. Ya nada podía ser peor.
—Mia, yo… lo digo en serio —murmuró—. Mis sentimientos por ti son reales. De verdad te quiero.
Con una rabia incluso mayor lo volví a abofetear estruendosamente.
—¡¡¡Cállate!!! ¡¡No vuelvas a repetir esas palabras!! —Una lágrima rebelde se escapó y la limpié bruscamente con mi antebrazo—. ¡Saliendo de tu boca dan asco! ¡Tú me das asco! ¡Eres lo peor que me ha pasado! —en las últimas palabras mi voz se quebró muy en contra de mi voluntad. No quería mostrarme débil ante él—. ¿Cómo puedes decirme eso cuando ya descubrí de lo que eres capaz, cuando me enteré de la forma sucia en la que jugaste con mis sentimientos? ¿Cómo pudiste seguir con eso cuando te conté lo que me había pasado? —reclamé entre dientes a punto de derrumbarme.
Él se pasó la mano por la nuca en un gesto avergonzado. Lucía como si se sintiera triste y culpable, pero ya lo que él sintiera no me importaba en lo absoluto porque todo lo que él siente es una vil mentira.
—Aiden, yo me abrí contigo —le recordé con voz débil—. Y aun así tú… ibas a continuar con todo esto. No te importó cuánto me lastimarías. Yo confié en ti, me entregué después de todo lo que pasé y ni siquiera así tuviste la mínima sensibilidad de ser honesto conmigo.
—Yo… lo siento mucho, Mia. Yo… no quería lastimarte…
—Ya es tarde para pedir perdón. Ahora el daño es irreversible —sentencié con tono hosco.
—Mia, por favor, reconsidéralo —suplicó con ojos vidriosos—. Si me das otra oportunidad…
—Nunca debí confiar en ti en primer lugar —lo interrumpí—. Los hombres son seres despreciables que no merecen el oxígeno que respiran, mi único error fue olvidarlo… —murmuré, rememorando lo que siempre he creído.
Me di la vuelta y esta vez no me detuvo. Cuando estaba llegando al final del pasillo sentí que había algo más que debía decir, así que me giré para encararlo.
—¿Recuerdas que sentías miedo de recordármelo, de que lo comparara contigo? Pues no eres como él, eres peor que él —dije severamente.
Luego le di la espalda sin esperar siquiera su respuesta. Bajé las escaleras y atravesé la fiesta mientras las lágrimas corrían por mi rostro como un arroyo. Sentía odio hacia mí misma por llorar por alguien como Aiden.
Crucé la entrada de la mansión hasta llegar a la salida de los muros. La reja estaba abierta y no había nadie cerca.
Mejor.
Así podría dejar salir todo mi dolor.
Ya tendría tiempo de encerrarme en mi armadura y de volver a detestar a los hombres, pero ahora solo quería llorar.
—Ya te enteraste, ¿verdad? —escuché una voz masculina que me hizo respingar.
Me giré y ahí, recostado de la pared con los brazos cruzados, estaba:
—Logan —murmuré, secándome las lágrimas. No quería que me viera llorar.
—Ya lo sabes todo —aseguró, caminando hasta quedar frente a mí. Yo desvié la mirada.
—¿Qué haces aquí? —le espeté.
—Estoy donde me dé la gana. Llegué primero y, ¿quieres expulsarme? —preguntó en tono burlón con su habitual sonrisa ladina.
—Da igual. Me iré yo.
Él sujetó mi brazo.
—¿Estás bien? —preguntó en voz baja. Parecía genuinamente preocupado, pero no iba a creerle. Nada que viniera de Logan era genuino.
—¿En serio piensas que seré tan idiota como para creer en tu falsa preocupación? —escupí con desprecio, liberándome de su agarre.
—Él es el que juega contigo y, ¿soy yo quien paga los platos rotos? —se quejó.
—Ya te habías tardado en hablar de Aiden. ¿Viniste a regodearte?
—Aunque me divierte tener razón y echarte en cara que estaba en lo cierto, no lo haré.
—Qué generoso de tu parte —dije con sarcasmo.
—Ni siquiera después de ser sincero crees en mí —se quejó—. Deberías ser menos desconfiada —me aconsejó.
—Por no desconfiar me pasó todo esto.
—No. Aiden jugó contigo porque no me hiciste caso. Si hubieras escuchado mi advertencia, no estarías aquí ahora, pero preferiste creer en él, en sus falsos sentimientos. Y después el cínico maquiavélico soy yo.
—¿Lo ves? Solo sabes burlarte —le reproché.
—No lo dije para burlarme, simplemente es un hecho —replicó con simpleza.
—Tú… ¿eras parte de todo esto? —pregunté, suspicaz.
—¿Crees que te habría advertido si hubiese sido parte de lo que tramaban? —Arqueó una ceja, evaluándome.
—Creo que serías capaz de fingir estar de mi parte solo para generar un caos mayor —fue lo que respondí.
Él sonrió.
—Me conoces muy bien, Mia —reconoció como si estuviera orgulloso de mí—. Tienes razón, sería capaz de eso y de mucho más, pero esta vez no fue así. Cuando llegué me di cuenta de que entre ellos dos había algo raro. Aiden siempre se folló a mi hermana —La naturalidad con la que lo dijo me dejó pasmada—. Pero esta vez era algo diferente. Ellos siempre fueron cómplices, pero se traían algo distinto entre manos. Millie siempre se creyó la más astuta, la más lista y manipuladora de todos, pero ese puesto ya está ocupado y no es por ella. Escuché una que otra conversación, asocié, maquiné, exploré las posibilidades y cuando te conocí fue sumar dos más dos.
Bajé la mirada.
A él le bastaron unos pocos detalles para percatarse de todo y yo, que lo tenía frente a mí, no fui capaz de verlo.
—No te sientas mal —me "consoló"—. No todos son tan astutos como yo. —Se encogió de hombros y yo torcí los ojos—. Hay gente ingenua como tú y mentes maestras como yo.
—Al final tenías que regodearte —le espeté.
—Lo siento, es más fuerte que yo —se justificó, sonriente.
—¿En serio no te importa ver cómo la gente sufre, cruzado de brazos? —pregunté, horrorizada.
—Te advertí, ¿o no? Esta vez no me quedé cruzado de brazos y aun así me reclamas.
—No confío en tus "buenas intenciones" —admití, desconfiada.
—Normalmente te diría que haces bien —se acercó a mí—, pero esta vez es diferente. —Puso un mechón de cabello detrás de mi oreja mientras me miraba… ¿seductor?
—¿En serio pretendes que me crea que te volviste un buen chico? —cuestioné, incrédula, dando un paso hacia atrás para evitar su tacto.
—No, nunca seré un buen chico, pero esta vez mi interés es verdadero… —emitió con voz grave. Me miraba de una forma… de esa forma.
—No pienso volver a creer en ustedes… —mascullé mientras retrocedía, haciendo referencia a los hombres.
—Lo que tú creas a mí no me importa —replicó, dando una enorme zancada para agarrarme del cabello y plantar un beso fuerte y demandante en mi boca. Ante su acción mis ojos se desorbitaron. Logan se abrió paso en un segundo, reclamante, violento, con ganas.
Tardé un tiempo para lograr apartarlo porque él era mucho más alto y fuerte que yo, pero finalmente le di un empujón que lo obligó a soltarme.
—¡¿Qué te pasa, idiota?! —bramé, limpiándome frenéticamente los labios con el dorso de la mano, asqueada.
—Fue un besito inocente —le restó importancia, levantando los brazos en señal de rendición—. Tampoco hay que escandalizarse por tan poca cosa —terció, sonriente, pasándose la lengua por el labio superior.
—Eres repulsivo. Siento tanto asco por ti —gruñí.
—Ya te dije que lo que tú pienses no me importa —escupió, avanzando lentamente en mi dirección.
—No te acerques a mí —mascullé, nerviosa, mientras retrocedía.
—¿Por qué? ¿Tan feo fue? —preguntó como un niño pequeño haciendo un puchero y luego esbozó su característica sonrisa burlona otra vez—. No sabía que besaba tan mal. Nunca nadie se había quejado —comentó, pensativo.
—Eres tan despreciable —mascullé.
—Dime algo, ¿quién es más despreciable? ¿Aiden o yo?
Apreté la mandíbula y los puños.
¿Cómo puede haber gente así?
¿Cómo puede ir por la vida sin sentir la menor sensibilidad o respeto por nada?
—¿Nunca te has enamorado, Logan? ¿Nunca has sentido algún sentimiento verdadero? ¿Nunca has tenido a alguien especial?
Él lo pensó unos segundos y luego se encogió de hombros.
—El amor es algo innecesario. Es molesto y solo trae problemas. No quiero a nadie "especial" —hizo comillas con los dedos— en mi vida. Me basta con el sexo y con ver cómo los demás destruyen sus vidas. Por ejemplo: ahora. Disfruté más viendo cómo te desmoronabas que cuando te besé. Lo sé, es una forma rara de sentir placer, pero así soy yo. No puedo hacer nada al respecto. —Se encogió de hombros.
—¿Y Sam? —solté de pronto y él se tensó casi imperceptiblemente.
—¿Qué tiene Samantha? —preguntó con fastidio.
—¿Por qué la llamas Samantha? —pregunté, extrañada. Todos la llamaban Sam. De hecho, a ella no le gustaba que la llamaran por su nombre completo.
—Siempre la he llamado así —respondió sin más, encogiéndose de hombros con la mirada perdida.
—¿Siempre es cuando era tu novia? —indagué, arqueando una ceja.
Él parecía incómodo y eso hacía que me interesara la conversación. Había conseguido voltearle la tortilla.
—Sí, cuando me la follaba —respondió, cortante y con la vista en otro sitio.
—Estabas enamorado de Sam, ¿no es así? Y ella te rompió el corazón y te volviste esta criatura cruel e insensible que eres ahora —mi comentario sonó más a afirmación que a interrogante.
—Mi pasado no es problema tuyo. Métete en tus asuntos —gruñó.
Bingo.
Había encontrado el punto débil del intocable Logan.
—¿Aún estás enamorado de ella?
—No intentes jugar a la psicóloga conmigo. Ve a atormentarte con tus problemas que no son pocos —me espetó.
Yo me quedé observándolo como si lo viera por primera vez, analizándolo.
¿Ese es el motivo por el que eres así, Logan?
—¿Por qué evades el tema? —inquirí, curiosa.
—Veo que no vas a cerrar la boca, así que voy a tener que callarte —emitió, agarrándome del brazo. Parecía que tenía intenciones de volver a besarme.
—No me vuelvas a tocar —mascullé mientras liberaba mi brazo con brusquedad, ceñuda.
—No vuelvas a intentar analizarme. Él único que puede hacer eso con la gente soy yo —dictaminó, retomando la pose impasible y ligeramente arrogante de siempre.
Me giré con intenciones de retirarme a mi habitación para ir a descansar y acabar con esta pesadilla de noche.
—Y respondiendo a tu pregunta... —habló y me detuve en seco, pero no me volteé—. No, no estoy interesado en tu amiguita. Samantha es parte del pasado y yo no me divierto dos veces con el mismo juguete. —No pude ver sus expresiones, pero su tono era igual de socarrón que siempre.
Al parecer, no añadiría nada más, así que me fui.
Me pregunto si al menos esta vez me habrás dicho la verdad, Logan.
¿En serio eres incapaz de amar?
¿De verdad Sam ya no significa nada para ti?
Parecía que había encontrado una pieza para descifrar el complejo y oscuro enigma.
*****
Ciao!!! :D
Cómo les va todo?
Qué les pareció el cap?
Intenso, en mi opinión.
Todo lo que se dijeron :(
Wey, me llegó :(
Estuvo fuerte su discusión.
Lo que Aiden hizo :(
Pobrecita Mia :c
Y tenemos una nueva intervención de Logan :D
Supongo que habrá muchos que no querrán al personaje XD
Es que él es tan simpático :v
Y Logan besó a Mia o_o
Y creen que le dijo la verdad a Mia? :)
Sigues enamorado de Sam o no, estimado Logan? :)
Ese chico es un misterio :)
Bueno, espero que les haya gustado el capítulo.
Sin más que añadir, me retiro hasta las próximas aventuras.
Hasta luego, pequeños saltamontes.
Ah no, espera que ya tengo sobrenombre.
Hasta luego, mis nefronitas :)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro