Capítulo 34
—Carter ––dije en voz baja al verlo. Sentí una opresión tan fuerte en el pecho que pensé que mi corazón había dejado de latir.
Rápidamente me alejé de Aiden.
Carter estaba ahí de pie. No se movía ni un milímetro, pero su mandíbula estaba tensa, sus puños, apretados y aquella mirada severa que nunca vi, fija en nosotros.
—Carter, escúchame. ––Comencé a acercarme a él con pasos precavidos y vacilantes. El movimiento de su pecho mientras respiraba era muy evidente. Me di cuenta de lo mucho que estaba esforzándose por calmarse.
La verdad es que no sabía qué decirle.
En las películas este sería el típico momento en que dirían algo así como "esto no es lo que estás pensando", pero no iba a decirle semejante estupidez.
Debía hablar claramente con él de una vez y por todas.
—Carter, yo… ––balbuceé. Mi mayor deseo era esclarecer la situación, pero sin lastimarlo y no sabía por dónde empezar, no sabía cómo lograr mi propósito.
—¿Qué vas a decirme, Mia? ––masculló él.
—Mide bien tus palabras, Mia. No queremos que Carter piense que eres una perra como Olivia ––emitió Aiden. Por su tono de voz diría que esta situación le parecía divertida.
—Yo nunca pensaría eso de ella ––replicó Carter entre dientes mientras fulminaba a Aiden con la mirada.
—¿Y qué fue lo que pensaste al vernos cuando entraste? ¿Ya pensaste en lo que pudo haber pasado si no hubieras llegado? Dinos lo que estás pensando ahora mismo.
Ellos comenzaron a acercarse uno al otro y yo me interpuse entre ambos. No iba a dejar que se agredieran mutuamente.
—Aiden, por favor —murmuré. Este no era momento de echar leña al fuego.
—¿Sabes una cosa? —emitió, ignorando mi petición—. Fue bueno que llegaras para que finalmente te des cuenta de lo que está frente a tus ojos y te niegas a ver.
—Ella tiene boca. Deja que sea ella la que diga las cosas en mi cara.
—Sí, sé que tiene unos labios deliciosos que estuve a punto de besar si no hubieses llegado de inoportuno.
—Los mismos labios que he besado hasta al cansancio desde hace meses.
—Chicos, por favor… —balbuceé, un poco avergonzada.
—Ya, pero mientras estaba contigo era en mí en quien pensaba. ¿No te das cuenta? Es a mí al que quiere, al que desea.
—Aiden… —gruñí a modo de advertencia. Estaba comenzando a pasarse de la raya.
Carter se acercó aun más a Aiden. Yo era lo único que se interponía entre ambos, por lo que coloqué mis manos en sus respectivos hombros para evitar que continuaran aproximándose. Carter y Aiden tenían la respiración acelerada. Se miraban de una forma fulminante, parecía que deseaban matarse a golpes.
—No la he escuchado decir ni una palabra. Si tanto te quiere, ¿por qué lleva meses conmigo? —terció Carter.
—Parece que no la conoces. Obviamente no ha tenido el valor para dejarte.
—Nunca la oí quejarse mientras la besaba, la acariciaba, la tocaba…
—Carter… —Ahora era él el que estaba hablando de más.
—¿Tan lejos llegaste ya? Dime algo, ¿ya te acostaste con ella?
—¡Aiden! —exclamé con las mejillas encendidas.
—¿Ya gimió tu nombre mientras te la follabas contra la pared? No, ¿verdad? Apuesto a que no te dejó. Sé sincero. Te rechazó, ¿no es así?
—¡¡¡Ya cállate, Aiden!!! ¡¡Cállate!! Si no vas a decir algo que ayude, ¡mejor cierra la boca! ––exploté. No podía dejar que hablara de mí como si no estuviera, como si fuera un pedazo de carne.
—Por tu alteración veo que es verdad —me dijo—. Llevan meses y aún no se han acostado —comentó, burlón.
—A diferencia de ti, no pienso solo en llevármela a la cama.
—Esa es tu forma de consolarte. Ella no te desea. Lo que siente por ti es una bella amistad que está intentando forzar y convertirla en amor, pero ni tú ni ella conseguirán que pase. ¿Cuántas veces ha sido ella la que te ha besado?
—Carter, no lo escuches ––dije con la voz quebrada. Mis ojos ya se habían llenado de lágrimas. Quería que supiera, pero no de esta forma.
—¿Lo ves? Tengo razón ––dijo Aiden, confiado.
—¿Tan grande es tu lengua que no puedes mantenerla dentro de tu boca? ––le solté, completamente irritada.
—Si Carter hubiese tardado un poquito más, podrías responder sola esa pregunta…
—Cállate de una vez ––mascullé, fulminándolo con la mirada.
Tomé la muñeca de Carter, obligándolo a seguirme hasta la entrada de la casa.
Una vez allí, inhalé profundamente mientras buscaba las palabras apropiadas y luego me volteé para verlo a los ojos. La imagen que vi me partió el corazón: Carter tenía los ojos a punto de desbordar un mar de lágrimas.
—Carter, yo… no quería que te enteraras así… ––murmuré y, al salir esas palabras de mi boca, una lágrima abandonó sus ojos mientras yo me esforzaba por contener las mías.
—Entonces, todo lo que dijo era cierto…
—¡No! Quiero decir… sus palabras fueron demasiado crueles…
—Pero fueron verdaderas —concluyó.
—Carter, yo… te quiero…
—Es solo un sentimiento de amistad como bien dijo Aiden ––emitió con pesar.
—Ha pasado poco tiempo desde que nosotros…
—¡Yo te amo, Mia! Te amo. ––Al escuchar eso, dos gruesas lágrimas resbalaron por mis mejillas––. No tienes una idea cuánto. En tres meses logré amarte como nunca pensé que fuera posible llegar a amar a alguien.
—Yo lo intenté, Carter. Te juro que lo intenté… Y llegué a desarrollar un fuerte sentimiento por la hermosa persona que eres.
—Pero no lograste amarme… Y nunca lograrás hacerlo…
—Me hubiera gustado que todo hubiese sido diferente…
—Pero no lo fue. Es él quien te gusta.
—Carter, yo te juro que no quería herirte. Nunca toqué a Aiden mientras estuvimos juntos. Siempre respeté nuestra relación.
—No te preocupes. No pienso que seas una perra cualquiera como dijo Aiden. ––Otra lágrima se escapó de sus ojos y él la secó con un gesto brusco.
—Lo siento. Lo siento muchísimo, de verdad. Tú no merecías esto, así que entenderé si estás enojado o incluso si me odias.
—No, no estoy enojado contigo. Estoy enojado conmigo por no haberme dado cuenta. A veces pensaba que todo era un poco raro... pero me negué a verlo y esperé a que todo explotara en mi cara.
—Yo no debí acceder a salir contigo sabiendo que… no funcionaría… Siento haberte lastimado, de verdad. Eres el mejor chico en la faz de la Tierra...
—No digas eso ––me interrumpió––. Eso solo me hace pensar que ser el chico bueno no sirve para nada porque las chicas siempre prefieren al que saben que las hará sufrir.
—Si pudiera elegir, te elegiría a ti sin dudarlo.
—Pero no puedes. ––Su mirada era gélida al igual que sus palabras y eso provocó que nuevas lágrimas brotaran de mis ojos.
No quedaba un ápice de ese chico dulce y cariñoso dentro de aquellos ojos. La forma en que me miraba era muy dolorosa, como si cien dagas se clavaran en mi pecho. Lo peor era que lo merecía. Me sentía como si fuera una cualquiera.
—De verdad que lo siento, Carter —murmuré.
—Ya eso lo dijiste. Y como veo que no vas agregar nada más, me voy. ––Comenzó a caminar hacia su auto y yo fui tras él.
—¿Estás seguro que estás bien para conducir? ––pregunté, genuinamente preocupada.
—No te preocupes. No tendré un trágico accidente cuando salga de aquí. No quiero agregar más peso a tu conciencia ––escupió.
Creo que era la primera vez que lo escuchaba ser sarcástico.
—Hasta luego, Mia ––dijo al abrir la puerta de su auto mientras yo lo miraba sintiéndome la peor basura del mundo.
Carter encendió el auto, aceleró y se marchó. Yo me quedé allí de pie, mirando la nada durante no sé cuánto tiempo.
Finalmente caminé con desgana hacia la puerta principal de la mansión. Mis lágrimas ya se habían secado, pero aquel horrible sentimiento de culpa no lo borraría nada ni nadie.
En la sala de estar se encontraba Aiden esperándome.
—¿Y? ––emitió.
—¿Y? —repetí en un murmullo—. ¡¿Y?! ¡Que eres un idiota! ¡Lo heriste a propósito! ¡Si te hubieras quedado con la boca cerrada, tal vez habría podido manejar mejor la situación, pero no! ¡Aiden Thunder no podía quedarse callado! ¡Él tenía que dejarle claro al mundo que es el macho alfa dominante y que ninguna chica se le resiste!
—Si gritarme y enojarte conmigo es tu forma de sentirte mejor, adelante; pero recuerda que solo te estaba haciendo un favor.
—Ah, ¿sí? ¡¿Un favor?! Me estoy sintiendo como la mayor de las putas por haber lastimado al mejor chico de este mundo, ¡¿y tienes el descaro de decirme que me hacías un favor?!
Su despreocupación e indiferencia solo lograban aumentar mi cólera.
—Estabas retrasando lo inevitable, Mia. —Se encogió de hombros—. Tarde o temprano ibas a tener que dejarlo porque sabías que era injusto que estuvieras con él sin quererlo como él a ti.
—De igual forma, ¡no tenías ese derecho! Era yo quien debía escoger el momento y las palabras.
—¿Y desde cuándo esperas ese momento y buscas esas palabras? Porque nunca llegaron. Yo simplemente te di tu ansiado momento y te ayudé a encontrar las palabras.
—Cada día me pregunto, ¿cómo cabe tanta idiotez en un metro ochenta?
—Adelante. Échame toda la culpa a mí. Yo no mando ahí dentro, Mia ––dijo, señalando mi pecho––. Si a quien quieres es a mí y no a él, no es mi culpa.
—Eres tan idiota y ególatra. Un insensible y un maldito arrogante —gruñí con rabia e impotencia.
¿Cómo puede ser así?
—La verdad es que sí. Soy todo eso, pero así te gusto. Y lo que más odias y que definitivamente no puedes perdonarte es que te gusta un idiota engreído sabiendo que puedes estar con un chico como Carter.
—Tienes razón. No sé en qué estaba pensando. ––Mi tono era puro sarcasmo.
Aiden comenzó a caminar hacia mí lentamente con ese andar tan característico suyo, esa forma tan... depredadora.
—No te me acerques ––le advertí.
—Durante todo este tiempo has intentado luchar contra esto…
—Aléjate de mí ––dije mientras retrocedía.
—Intentaste negártelo, pero logré darme cuenta, Mia. Noté el cambio que produje en ti. Antes tu mirada reflejaba algo que nunca logré descifrar. Miedo, asco, repudio… no lo sé, pero ya no es así. Incluso ahora que intentas convencerte a ti misma de que me odias y que no despierto ningún sentimiento positivo en ti, veo que no lo logras.
Mi espacio para retroceder se terminó. Choqué con la pared cuando Aiden estaba a un paso de mí. Él estiró sus brazos y colocó sus manos a ambos lados de mi cara.
—Así que, si fue necesario todo lo que dije para lograr que finalmente aceptaras lo que sientes, me alegro de haberlo hecho —se regodeó a centímetros de mis labios.
—¿Recuerdas lo que te dije en la piscina? ––musité, desviando el rostro, esquiva. Él frunció el entrecejo, confundido––. Con tus acciones solo logras decepcionarme y cada vez que creo que puedes despertar algo en mí, tú mismo te encargas de matar ese sentimiento.
—No importa lo que haga. Siempre me ves como el malo de la historia. Nunca tomas en cuenta lo mucho que he cambiado desde que te conocí.
—No has cambiado lo suficiente —rebatí.
—Solo soy un chico que lucha por lo que quiere. No me juzgues por ello.
—Luchas por lo que quieres, pero no te importa a quién tengas que pisotear en el camino ––repliqué, atravesándolo con la mirada. Luego volví a mirar el vacío para después murmurar:
—Déjame ir.
Aiden quitó lentamente una de sus manos, permitiéndome marchar. Lo hizo con desgana, con resignación, tal vez con dolor; pero eso ya no era importante porque hui sin mirar atrás.
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Heeeyyy!!!
Intenso el cap.
Pobrecito Carter :(
Menuda discusión la que tuvieron él y Aiden.
Y cuando habló a solas con Mia y le confesó que la amaba :'(
En serio, pobrecito :"(
Y la discusión de Mia y Aiden...
Ay mi madre, me van a enterrar.
Escuchen lo que les digo (o mejor dicho, lean lo que les escribo xD), ¡esos dos me van a enterrar!
El día que no suba cap, ustedes dirán hala, ya la han enterra'o. xD
Ya veremos qué sigue.
Hasta el siguiente cap.
Gutbai.
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