Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 26

Después de la exquisita cena tuve que dirigirme al baño, puesto que una camarera derramó accidentalmente bebida sobre mi vestido.

Qué suerte.

Fue un poco difícil quitar la mancha, pero finalmente salió.

Cuando estaba saliendo vi que en la entrada del baño estaba esperando recostado contra la pared ese hombre: Dominic.

Intenté seguir caminando como si no lo hubiese visto, pero él me lo impidió tomándome del brazo.

—Veo que la mancha salió ––comentó, casual.

—Sí ––dije al detenerme. Luego intenté seguir, pero él continuaba reteniendo mi brazo.

—Qué bueno. Ese vestido te queda demasiado bien… sería una pena tener que tirarlo.

—Sí, afortunadamente la mancha salió ––solté apresuradamente, ralizando otro intento fallido por marcharme.

—¿Cuál es la prisa? ––preguntó, divertido.

Los baños estaban en un pasillo con una tenue iluminación y no se veían desde el salón donde estaban los comensales.

—En la mesa solo tienen aburridos temas de conversación y estoy seguro de que no le interesan a una chica como tú ––susurró cerca de mi oído, haciendo que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo.

—Debo irme. Con su permiso ––murmuré.

—¿Por qué no me haces compañía hasta que se desocupe el baño de hombres? A menos que prefieras entrar al de mujeres…

Intenté ser fuerte y comportarme.

A pesar de ser un cerdo que me recordaba ciertas cosas que prefiero olvidar, decidí no hacer un escándalo por Aiden y su futuro.

—Su… propuesta no es de mi interés, así que si me disculpa... ––Esta vez mi voz sonó con mayor firmeza.

Él me sujetó ambos brazos ante mi más reciente intento de fuga.

—Ya entendí…

Metió una de sus manos en el bolsillo de su pantalón, sacó dinero y no era poco.

—¿Ahora te interesa? ––preguntó mientras movía los billetes frente a mis ojos.

Este hombre acababa de rebasar todos los límites, así que bruscamente me liberé de su agarre y le espeté:

—¡¿Por quién me ha tomado?! No soy ninguna prostituta. No estoy interesada en usted, ni en su dinero, ni en su propuesta asquerosa. ¡Estoy enamorada de Aiden!

—Mia ––escuché pronunciar a una tercera voz.

—Aiden ––musité al verlo parado a la entrada del pasillo que conducía a los baños.

—Estaba preocupado. Vine a ver la causa de tu demora ––explicó, acercándose—, pero veo que ya terminaste aquí, así que con su permiso, Dominic, nos retiramos ––escupió, fingiendo cortesía mientras tomaba mi mano sacándome de allí.

Regresamos a la mesa con el resto.

A los pocos minutos se incorporó Dominic Coleman.

La velada seguía transcurriendo y el ambiente se estaba poniendo un poquito pesado.

—¿Y de dónde eres, Mia? ––preguntó Dominic.

—Nací en Canadá, en Vancouver específicamente.

—Interesante y, ¿por qué te mudaste a los Estados Unidos? Canadá es un país extraordinario.

—Mi madre lo decidió así. Ella quería recomenzar… ––respondí, pero sin ser muy específica.

—¿Recomenzar por qué?

Este tipo quería dejarme en evidencia.

—Después de que mi padre muriera, ella quería alejarse. Pensó que sería menos doloroso.

Esto siempre funciona.

Cada vez que hablo de mi padre muerto la gente deja de intentar hurgar en mi pasado.

—Siento mucho tu pérdida ––intervino Jennifer Coleman, condescendiente y con la lástima reflejada en sus ojos.

—Gracias, señora Coleman ––hablé en voz baja, haciendo el teatro de chica afectada por la pérdida de su adorado padre.

—Y, ¿hace mucho que vives aquí?

¿No se iba a detener nunca?

Lo peor es que no podía negarme a contestar. Levantaría sospechas.

—Hace algunos años ––me limité a responder.

—Y, ¿hace mucho que sales con Aiden?

—Pues… ––balbuceé.

—¿Esta cena no era de negocios? ––escupió Aiden, exasperado—. ¿Por qué no hablan de cómo ganar algunos millones en lugar de estar interrogando a mi chica? ––Arrastró la silla bruscamente y se puso en pie para luego alejarse hacia la terraza dando grandes zancadas.

—Discúlpenlo. La rebeldía adolescente, ya saben, ¿no? ––intentó justificar el mal comportamiento de su hijo el señor Thunder.

—Con permiso. Iré a hablar con él ––me excusé.

En la terraza había una brisa fresca que movía mi cabello y mi vestido.

La vista era absolutamente preciosa.

Se veía toda la ciudad iluminada.

El cielo estaba completamente estrellado y la luna llena nos veía desde la cima.

Me acerqué con lentitud a la baranda donde Aiden estaba recostado de espaldas a mí.

Se había quitado el saco y lo había dejado colgado en la baranda. También traía la camisa arremangada. Estoy segura de que estaba harto de aquella ropa y de fingir lo que no era.

—¿Aiden? ––lo llamé en voz baja.

—¿Te mandaron a buscarme? Sé que viniste a hacerme de niñera para evitar que mandara a la mierda los negocios de mi padre.

—No me enviaron a buscarte, vine voluntariamente porque estaba preocupada por ti. Y no vine para ser tu niñera, vine como tu acompañante para intentar que te sintieras menos tenso e incómodo. Espero no haber fracasado ––expliqué junto a él, recostada del barandal.

—No, no fracasaste ––admitió—. Si aguanté hasta ahora, fue por ti. Me alegro de que hayas venido.

—Yo también.

—¿En serio? ––preguntó, sorprendido—. Pensé que estabas completamente aburrida de los temas de conversación, incómoda con esa ropa y harta de las impertinentes preguntas de gente que no conoces. Eso sin mencionar la escena de Dominic Coleman en el baño… ––Eso último lo dijo con pesar, como si le doliera recordarlo.

—Por primera vez lo supe manejar… ––murmuré.

—¿Por primera vez…? ––preguntó, confundido.

—Nada, olvídalo. Es cierto que todo eso me molestó, pero no fue suficiente para arruinar mi velada porque tenía lo más importante.

—¿Lo más importante? ––repitió para que me explicara.

—A ti ––aclaré—. Eso sin mencionar que la cena estuvo exquisita ––añadí en broma para no acrecentar su ego.

—Así que a mí, ¿eh? ––canturreó, regodeándose.

—Solo escuchas la parte que te conviene, ¿verdad?

—La carne estaba demasiado salada. ––Su respuesta me hizo sonreír y poner los ojos en blanco al mismo tiempo.

—Ahora en serio. ¿Te gustó la noche realmente? ––preguntó, mirándome a los ojos.

—La verdad es que sí. Desde hace un tiempo me siento más cómoda a tu lado y me parece que te entiendo mejor. Creo que hasta me gusta pasar tiempo contigo.

—Mia, ¿eso fue una declaración? ––preguntó, burlesco.

—Retiro lo dicho. Eres el mismo idiota e inmaduro de siempre. ––Él comenzó a reír y terminó contagiándome su risa.

—La verdad es que yo… te siento más cerca también ––dijo poniéndose serio. Un atisbo de sonrisa surcaba la comisura de sus labios, pero esta vez no era de burla, sino de felicidad—. Aunque continúo sin saber mucho de ti, siento que te conozco mejor. Claro que antes no veía más allá de tus tetas.

—Gracias por el detalle ––lo interrumpí con sarcasmo.

—De nada.

De pronto, se quedó en silencio como si le diera vueltas a algo en su cabeza. Parecía estar meditando lo que estaba a punto de decir.

—Mia, tú… ¿Es cierto lo que dijiste…?

—¿Lo que dije?

—En el baño ––aclaró.

—Oh.

—Lo de… que estás enamorada de mí…

—Fue algo del momento ––me apresuré en responder—. Lo dije sin pensarlo, para defenderme.

La verdad es que no sé por qué dije aquello.

—Entiendo. Creo que… me habría gustado que fuera cierto…

Me quedé observándolo al escuchar sus palabras.

Pasaron unos segundos de silencio en los que él se quedó mirando el cielo.

—Creo que… ahora… todo es más real…

—Creo que es la primera vez que luces sincero…

¿Por qué dije eso?

—Estoy siendo sincero… ––respondió, mirándome directamente a los ojos.

Estábamos bastante cerca, pero Aiden se acercó aun más.

Su aliento comenzaba a mezclarse con el mío. Estaba a escasos centímetros. Nuestros labios estaban a punto de rozarse.

—No puedo… ––musité, apartando el rostro.

—¿Por qué? ––Se mostró confundido.

Carter.

Gritó la voz de mi conciencia.

Él es un chico maravilloso y ha tenido mucha paciencia conmigo sin recibir ninguna explicación.

No merece una cosa así, aunque hay instantes en los que dudo de lo que siento por él.

Es un cariño especial, pero no se compara con el amor.

Creo que intento forzarme a amarlo porque sé que con él todo sería fácil. Puede que incluso me ayude a superar el pasado…

—Yo… simplemente no puedo… ––respondí. Intenté marcharme, pero no lo conseguí.

—Mia ––emitió Aiden, agarrándome por el brazo—, creo que merezco una explicación. Nunca te vi tan… dispuesta… y de repente huyes. No tiene sentido. ¿Qué es lo que te pasa?

—No me presiones, por favor ––le pedí.

Mis palabras lo hicieron reflexionar porque liberó mi brazo de su firme agarre.

—De acuerdo. Me prometí a mí mismo que nunca te forzaría a nada.

—Te lo agradezco…

—Mia, quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que sea. Siempre estaré a tu lado ––aseguró, recalcando la palabra siempre mientras ponía su mano sobre la mía.

—Chicos, estamos a punto de marcharnos ––anunció el señor Thunder desde la puerta de la terraza, interrumpiendo el momento que, por alguna razón, no quería que terminara.









Wenasss. Cómo anda la vida?
Yo aquí, sigo viva.
Qué les pareció el cap?
Como ya dije antes: Mia y Aiden... Aiden y Mia...
Me gustó mucho la conversación que tuvieron en la terraza.
Ella no está muy segura de lo que siente por Aiden y por otra parte está Carter, así que...ya veremos qué pasa.
Bueno, yo solo espero que les haya gustado.
Sin más, nos vemos en el que sigue que, por cierto, tendrá un nuevo personaje.
Chao, chao.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro