Capítulo 25
Después de una agitada noche regresamos a casa.
Sam estaba tan emocionada.
Dijo que fue el mejor cumpleaños de su vida.
Al llegar a mi habitación, fui directo hacia mi cama.
Mi madre dormía plácidamente y yo pensaba hacer lo mismo porque después de subir en esos aparatos estaba completamente exhausta.
Al día siguiente era sábado.
¡Aleluya!
Al despertar, mi madre no estaba en su cama.
Después de ducharme y vestirme apropiadamente fui a comer algo en la cocina.
Mientras buscaba en el refrigerador una voz me llamó.
—Mia. —Me giré.
—Tú ––murmuré.
—Hace tanto que no te veía. Finalmente pude venir a hacerles una visita ––emitió, sonriente.
—Entonces, mi madre te trajo —concluí.
—Buenos días, mi niña ––saludó la susodicha, haciendo acto de presencia.
—Buenos días, mamá. ¿Por qué trajiste a Max otra vez? ––inquirí.
—Extrañaba a su sobrina ––respondió con simpleza.
—Él no es mi tío ––le espeté con brusquedad.
—Mia…
—No te preocupes, Mary. Entiendo que es una adolescente y hace mucho que no interactuamos. Necesitaré tiempo para volver a ganármela ––intervino Max.
—Buenos días ––emitió el señor Thunder al entrar a la cocina.
—Buenos días, señor.
—¿Quién es él, señora West?
—Es el novio de mi madre ––solté sin poder contener mis palabras.
—Vaya. No tenía idea de que usted salía con alguien. Mucho gusto. ––Estrechó la mano de Max—. Mi nombre es James Thunder.
—Max Greene.
El alivio de mi madre era evidente.
Era obvio que tenía miedo de ser despedida, pero su patrón no se enfadó por la presencia de... personas inapropiadas en la casa. Yo tenía la esperanza de que le prohibiera este tipo de visitas o, incluso, que nos despidiera.
Últimamente el ambiente está calmado, pero nunca me agradará la idea de estar cerca de ninguno de esos hombres.
—Él fue amigo de nuestra familia hace mucho tiempo, incluso cuidó a Mia cuando era pequeña ––explicó mi madre.
—¿En serio? Pensé que se habían conocido hace poco, pero veo que los lazos son antiguos, incluso eres cercano a Mia. ¿Por qué no vienes a cenar cualquier día de estos?
—Será un placer ––dijo Max.
—Esta noche tengo una cena de negocios, así que hoy no podrá ser. ¿Qué tal en Acción de Gracias?
—Me encantaría.
—Muchas gracias, señor ––emitió mi madre.
Todo esto me daba ganas de vomitar, así que me marché de allí. No me importaba si parecía mal educada.
—Mia.
—Dime, Sue ––dije al encontrármela en la sala de estar. Traía unas bolsas en la mano.
—Ve a probarte esto.
—¿Qué es eso?
—Lo que te pondrás esta noche en la cena.
*
Finalmente llegó la noche y con ella, la cena dichosa.
No es que estuviera emocionada o ansiosa, simplemente quería terminar con esto.
Estuve durante un buen tiempo escogiendo qué ponerme entre las tres opciones que tenía.
Era obvio que Vanessa había elegido los modelos.
Los zapatos fueron más fáciles de escoger. Opté por unos zapatos de tacón alto de color plateado que dejaban al descubierto los dedos.
Los vestidos eran demasiado... llamativos.
Uno de ellos era completamente ajustado al cuerpo. Era azul marino y tenía un escote de encaje. Tenía una apertura que dejaba al descubierto una buena parte de la espalda.
¿A las mujeres no les da frío con ese tipo de ropa?
El siguiente también era ajustado, aunque era de color negro. No tenía tirantes y el escote estaba bastante indiscreto. El anterior al menos tenía encaje, este ni siquiera eso, es decir, el más mínimo movimiento y se me vería hasta el alma.
El último era rojo sangre. Era el único holgado, aunque tal vez estaba demasiado corto. Era ajustado hasta la cintura y el resto caía hasta la mitad de los muslos. Tenía una franja de encaje en la cintura.
Me decanté por la última opción.
Coloqué una cadena fina y sencilla alrededor de mi cuello.
Además de mis habituales y pequeños aretes, no llevaba ningún otro accesorio. Dejé mi cabello suelto y no me puse maquillaje. No quería llamar la atención innecesariamente.
—Estás hermosa ––me elogió mi madre al verme en la cocina.
—Gracias.
—Wow, estás espectacular. Le robarás toda la atención a la víbora ––comentó Sue al entrar—. Por cierto, te están esperando en la sala de estar.
Me dirigí hacia allí.
—Mia, estás hermosa ––dijo alegremente el señor Thunder cuando me vio.
—Gracias.
Vanessa me miró de una forma... como si fuera un insecto asqueroso al que quiere aplastar con sus zapatos de tacón.
Ella traía un ajustado vestido negro que se parecía un poco a mi segunda opción. Su escote era casi inexistente. En cualquier momento un pezón se iba a asomar a saludarnos.
—Aiden se ha tardado mucho ––se quejó el señor Thunder después de varios minutos de espera—. Subiré a buscarlo.
—Querido, no me siento muy bien ––habló Vanessa en voz baja con una mano en la frente y cara de enferma en el preciso instante en que su esposo iba a subir. Este se sentó a su lado.
—Mia, por favor, ve a buscar a Aiden en lo que yo atiendo a Vanessa.
—Sí, señor.
Subí las escaleras. Al llegar frente a la habitación, toqué la puerta, pero nadie contestó.
—¿Aiden? Voy a entrar.
Abrí la puerta lentamente y asomé la cabeza, pero no lo vi.
Después entré para buscarlo y de repente apareció mirando su corbata mientras intentaba anudarla.
Traía puesto un traje. La camisa era blanca y el pantalón negro. Pude ver que sobre la cama estaba el saco de color negro también.
Francamente, estaba muy, muy apuesto.
¿Qué haces pensando eso, Mia?
Cállate, voz de mi conciencia.
—Corbata de mierda ––masculló.
—¿Qué te hizo esa pobre corbata para que la trates así? ––Mi burlesca voz llamó su atención y, como consecuencia, miró hacia donde yo estaba.
Comenzó por mis pies y su mirada ascendió muy despacio, analizando cada centímetro de mi cuerpo con una atención y una intensidad inmensas.
Me sentí expuesta y… deseada.
¡¿Pero qué estoy diciendo?!
—Estás…
—Déjame ayudarte con ese nudo ––lo interrumpí, acercándome a él para tomar su corbata entre mis manos y anudarla.
Estaba concentrada en lo que hacía, pero sentía su intensa mirada clavada en mí.
—Así que decidiste acompañarnos ––rompió el silencio.
—Tu padre me lo pidió.
—Y, ¿también fue él quien te pidió que fueras así?
—Cuando veas la ropa de Vanessa te darás cuenta de que estoy muy sencilla.
—No es Vanessa la que me interesa…
Al escuchar sus palabras, mis ojos viajaron hasta los suyos.
Esos ojos verdes… tan tenebrosos antes y tan hipnóticos ahora…
La cercanía de su rostro, la forma en que contemplaba mi rostro y en especial mis labios me hizo tragar en seco.
Aquella atmósfera era tan íntima… pero, de pronto, un firme pensamiento:
Carter.
—Listo. ––Finalicé, alejándome de él—. Bajemos. Tu padre nos espera.
Descendimos por las escaleras.
A cada paso que daba, sentía la mirada de Aiden en mi nuca, pero preferí no voltearme a comprobar si estaba en lo cierto.
—Ya estoy listo, papá ––anunció Aiden cuando llegamos.
—¿La señora Vanessa está mejor? ––pregunté.
No es que me preocupe por la bruja, pero tampoco quiero que se muera.
—Estoy mejor. Fue solo un mareo ––respondió ella.
Pasados unos 20 minutos de viaje en auto, llegamos a un lujoso restaurante, ubicado en el último piso de un rascacielo. Dicho sitio se llamaba Sunnight. Había escuchado mucho de él. Tenía un altísimo prestigio.
Era amplio, tranquilo y elegante, aunque había muy poca gente, puesto que era bastante caro.
Una agradable y sonriente muchacha nos acompañó hasta nuestra mesa, en la cual estaban sentadas dos personas.
—James Thunder ––emitió un señor alto al darle la mano al padre de Aiden.
—Dominic Coleman ––articuló el señor Thunder, estrechando su mano—. Y Jennifer Coleman. ––Besó la mano de la mujer.
Ambos aparentaban un rango de edad entre 40 y 45 años.
—Siempre es un gusto verte, James. ––Al parecer, esos dos eran bastante cercanos porque la mujer puso una sonrisa muy sospechosa.
—Y trajiste a tu familia ––comentó Dominic—. La bellísima Vanessa. ––Besó su mano.
—¿Cómo estás, Dominic?
—Mejor ahora que llegaron.
—¿Qué tal, Jennifer?
—Todo bien, Vanessa.
Esto aquí olía a hipocresía.
El señor se giró hacia mí y me observó con demasiada atención.
Ojos verdes.
Aquel hombre también tenía penetrantes ojos verdes.
—No sabía que tenías una hija tan, pero tan bonita. ––Tomó mi mano, plantando un beso en ella mientras me miraba fijamente a los ojos.
Qué escalofríos... y qué asco.
—No, estimado Dominic. No es su hija, es mi novia ––masculló Aiden, destacando la palabra mi mientras agarraba mi cintura pegándome a su lado de forma posesiva.
—Tú debes de ser Aiden. Es un gusto. ––El señor le extendió la mano.
Aiden lo dejó esperando unos segundos.
Así que era de esto de lo que el señor Thunder hablaba cuando me pidió que fuese la acompañante de Aiden.
Discretamente tomé la mano que aún mantenía en mi cintura y acaricié con delicadeza su dorso.
Afortunadamente, surtió el efecto deseado porque Aiden sintió el apoyo que quería transmitirle y estrechó la mano del inversionista.
—El gusto es mío ––habló Aiden finalmente.
Sonreí disimuladamente, separándome un poco de él. Estoy segura que decir eso le resultó difícil.
—Yo también estoy muy complacida de conocerte, Aiden Thunder ––dijo la mujer con una sonrisa mientras extendía su mano para que Aiden la besara.
Ofrecida.
¿Estás celosa?
Claro que no.
Sí lo estás.
Cállate. Solo eres una voz en mi cabeza.
Después de las presentaciones nos sentamos, leímos la carta y pedimos.
El servicio era excelente. El nivel de profesionalidad era realmente excepcional.
Mientras esperábamos a que trajeran la comida, los adultos comenzaron a hablar de negocios y otros asuntos tediosos.
—Juraría que mencionaste que tienes una hija ––emitió Dominic cambiando el tema a cuestiones más alejadas del trabajo.
—Sí, tengo una hija. April es su nombre. Ella es mi mayor orgullo.
Aiden estaba a mi lado y vi cómo se tensó ante la mención de su hermana por parte de su padre.
Por debajo de la mesa coloqué mi mano sobre la suya. Él me miró con una mezcla de sorpresa y confusión. Le mostré una sonrisa pequeña y reconfortante, la cual me devolvió entrelazando sus dedos con los míos.
No aparté su mano, no sentí deseos de hacerlo.
NOTA: Hola, hola!!
Qué les pareció el capítulo?
Llegaron nuevos personajes.
Ya veremos cuál es su relevancia en la historia.
Por otra parte:
Mia y Aiden... Aiden y Mia...
Esos dos...
Y lo mejor está por venir.
El final fue un poco abierto, pero en el siguiente cap continuaremos con esta cena...
Hasta entonces.
Chao, chao.
Ig: daia_marlin
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