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Capítulo 5. Atrapados en el bosque

Comenzaba a hacerse de día, el día no pintaba nada bien, Lucas, se asomó por la ventana y no paraba de llover a cántaros, no quiso despertar a Greta, ya que lo más seguro es que no se pudieran mover de allí en un tiempo; no parecía que fuera a parar de llover, es más; la aplicación móvil sobre el tiempo que Lucas tenía instalada, pronosticaba que llovería todo el día.

—¿Ya te has levantado? — dijo Greta, mientras no paraba de observar a Lucas, mirando por la ventana.

—Sí ... Y ...

—¿Y...? ¿Qué pasa?

—Bueno, creo que no hace falta que te asomes por la ventana para que lo veas, ya que se oye bastante ...

—Bueno, supongo que será un chaparrón que parará en un rato y ya está ...

—En realidad, no lo creo. Quise venir precisamente ayer, porque sabía que para el domingo anunciaban bastante lluvia ...

—¿Qué quieres decir? ¿Nos vamos a quedar aquí otro día?

—Pues ... Todo indica que sí ...

—¿Pero y no podías haber visto antes el tiempo?

—Greta, se supone que íbamos a estar una mañana recogiendo setas, comeríamos por aquí y nos iríamos. Ni de coña pensé que al día siguiente tendríamos que seguir aquí ...

—¿Y la culpa es mía o qué? Yo no quería venir, no me hacía ninguna gracia venir y ahora estoy atrapada en una maldita cabaña ...

—¿Y por qué no lo dijiste? Te podías haber negado perfectamente ...

Greta y Lucas comenzaron a mantener una discusión bastante acalorada. Lejos de calmarse las aguas, todo iba a peor, había demasiada tensión.

—Tu novia se empeñó, quizás en que debía conocer a alguien, en fin ...— dijo Greta poniendo los ojos en blanco.

—Ya se lo dije, que no era buena idea la verdad ...

—¿Ah qué tú también lo sabías? — dijo Greta cabreada y gritando.

—Claro ... Pero eso no quiere decir que estuviera de acuerdo con el plan, pero ya sabes cómo es Paula ...

—¡Ah estupendo! ¿Y creéis que me tenéis que buscar pareja así porque sí? Como si no supiera yo sola ...

Lucas se sentó al lado de Greta en el sofá, mirándola a los ojos, intentando calmarla con una expresión de niño bueno en la cara que no podía reprimir.

Ella se empezó a poner lo suficientemente nerviosa, como para no saber salir de esa situación, si no era a través de un enfado.

—¿Qué estás mirando? — dijo ella enfadada.

—Te estaba mirando a ti — dijo él bastante ruborizado, pensando en la frase que había soltado sin pensar, por su propia boca.

—Pues no sé por qué... — dijo ella muy digna.

—¡Greta! ¿En serio? — preguntó él, bastante enfadado, como sabiendo que le había estropeado su momento.

—Esto es muy raro— dijo ella intentando levantarse.

Al levantarse Greta se dio cuenta de que no podía, tenía la pierna como hinchada otra vez, quizás se había vuelto a hacer el esguince en la caída. Lucas estuvo hábil, vio que estaba a punto de caerse y la sujetó enseguida, ayudando a Greta a sentarse de nuevo en el sofá.

—Uff gracias, me duele mucho ...— dijo ella aliviada.

—Deberías quedarte quieta Greta, hazme caso, hoy no vamos a poder salir de aquí, y más contigo así, ya he avisado a Paula y a Ismael para que vuelvan a buscarnos mañana.

—Pero ... ¿Qué dices? Yo no me quedo aquí encerrada un día más ...

—¿Y qué quieres? ¿Qué salgamos con la que está cayendo y tu así? Tienes cada cosa ...

Ella, en el fondo estaba deseando quedarse un día más en aquella pequeña cabaña con él, sin saberlo se estaba despertando en ella ciertos sentimientos, que, aunque intentase negarlos eran bastante evidentes. Existía una química entre ambos que sabían que si daban rienda suelta a sus sentimientos les traería más de un problema.

De repente a Greta le llegó un mensaje al móvil, era de Paula y decía lo siguiente:

- Espero que no hagas nada de lo que te puedas arrepentir.

A Greta le sentó tan mal, que tiró el móvil al suelo. Mientras Lucas estaba preparando un zumo con unas naranjas que se había encontrado en la pequeña cocina. Del susto, se giró para atrás para preguntarle a Greta porque había hecho eso.

—¿Qué pasa Greta? ¿Por qué has tirado el móvil?

—Greta no quería decir nada y el insistió.

—¡Greta! Te has quedado petrificada. ¿Quién te ha escrito?

—¿A ti qué te importa?

—¡Que borde eres! Preguntaba porque creo que te ha afectado el mensaje, nada más.

—Lo siento es verdad, no debí hablarte así ... Pero no es nadie ...

—¿Es Paula? ¿Te ha dicho algo malo?

—Pues sí, es Paula ... ¿Cómo lo sabías?

—No lo sabía, pero lo podía intuir ... No creo que le haga mucha gracia que esté aquí a solas contigo, después de la conversación que tuve con ella.

—¿Qué conversación?¡Tengo que ser siempre la última en enterarme de todo por lo visto! — dijo ella muy enfadada.

—Bueno, es un poco extraño ... Tampoco creo que sea el mejor momento ahora mismo para poder contarte algo ...

—Bueno, lo que tú quieras ... Tampoco es que me interese, o tenga mucha curiosidad ...

Lucas se empezó a poner nervioso, caminando de un lado a otro de la pequeña cabaña. Sentía la necesidad de saber que había puesto Paula a Greta en el mensaje y tenía también unas ganas imperiosas de decirle a Greta lo que le había contado a su amiga.

Ante la situación, a Greta no le quedó otra que tener que preguntar.

—¿Por qué estás tan sumamente nervioso?

—Por nada ...

—Mira Lucas, vamos a estar un día más aquí encerrados, creo que va siendo hora de contar ciertas verdaderas, aparte el mensaje de Paula me ha chocado bastante, no lo entiendo muy bien ...

—Tú no querías hablar del mensaje, pues no hablamos del mensaje y punto ...

—¡Lucas en serio! ¿Qué pasa? Me ha mandado este mensaje—dijo Greta acercándole el móvil a Lucas.

—¡Joder! —dijo él.

—Bueno, ahora me lo vas a explicar supongo ...

—Puf ... No esperaba acabar contándote esto, en esta situación es un poco incómodo ...

—¿Incómodo?

—Sí, es bastante incómodo para mí ...

—Bueno a ver, venga ... No pasa nada ...— dijo Greta tartamudeando prácticamente, porque ella siempre se ponía en lo peor de todo.

—Bueno ahí va ... Paula no me gustaba, me gustabas tú desde un principio ...

A Greta se la cortó la respiración por un momento, estaba ahí de pie, mirándole a él tembloroso, porque había contado una verdad, que probablemente le costaría estar incómodo el resto del día o de su vida, si tenía que seguir viendo a Greta.

Ella permaneció inmóvil de pie, mirándole a él a los ojos, y esbozando una leve sonrisa, para ella no era una verdad tan incómoda como pensaba él que sería.

Se quedaron mirando durante un tiempo, tiernamente a los ojos, con esa forma de mirar ... Sin saber qué hacer, ya que estaban atados de pies y manos ante la situación; pero alguien tenía que reaccionar.

—Greta ...

—¿Sí? ¿Qué? — dijo ella sorprendida.

—¿No vas a decir nada?

—Pues ...

Él sabía que, contando la verdad, se había arriesgado bastante y necesitaba huir de allí.

—Me voy, mira voy a buscar ayuda, no podemos seguir aquí todo el día hasta mañana ...—dijo él, para evitar el momento embarazoso.

Greta le agarró del brazo inmediatamente, antes de que cruzara la puerta y se adentrara en un bosque oscuro, en el que llovía a raudales.

—¿Qué vas a hacer Lucas?¡Estás loco!

—Mira, esta situación es bastante incómoda ya para mí, puestos a contar verdades, que era lo que querías— dijo él con una voz desesperada.

Greta no pudo aguantarse, y acabó cogiendo su cara con sus dos manos, y besándolo. Por supuesto él se dejó llevar, por unos instantes el mundo se paró a su alrededor, y dejó de existir Paula por un momento, se engancharon de tal forma el uno al otro que nadie podría pararlos, salvo un golpe de realidad.

—Uff ... Greta ...— dijo él mientras se apartó de ella.

—Lo siento, no debí hacerlo ...— replicó ella sintiéndose culpable.

—¡Mierda! No, lo siento yo, no debí empezar nada con Paula y ahora te voy a traer problemas con ella— dijo él bastante nervioso, pero contento por lo que había pasado.

Lucas no pudo evitar reírse, ante la atenta mirada de Greta.

—¿Lucas? No sé de qué te ríes ...

—Ya sé que no es para reírse, ya lo sé ya ... Pero estaba deseando este momento, y me estaba fastidiando bastante tener que venir a pasar el día contigo, y con Ismael para ver si salías con él ...

—Sí, todo muy ridículo la verdad.

Él la agarró a ella de la mano, y la atrajo hacia el sofá, se tumba y la tumbó a ella encima de él, se quedaron abrazados sin mediar palabra, mientras recorrían los dos sus manos, cayeron en un profundo sueño.

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