Hay que entender que no todos son como nosotros.
Que no todos aman sinceramente.

Siempre nos quedamos esperando recibir lo que le damos a la otra persona,
Esperamos a que cuando nos sintamos tristes esa persona haga lo que haríamos nosotros, esperamos a que vengan y nos curen, sin embargo, eso nunca sucede.

Nos quedamos ahí sentados, esperando a que nos comprendan, sin siquiera decir una palabra.

Esperando a que nos busquen para arreglar lo que hicimos mal, Esperando a que nos amen como nosotros le amamos de vuelta, pero a veces no es recíproco.

Entonces nos quedamos ahí, solos, esperando.
(Y eso es lo más triste, esperar)

Nadie nos rompe más el corazón que nosotros mismos, cuando nos ilusionámos.
Cuando armamos películas de amor en dónde nunca hubo siquiera una escena de la misma.

El adiós que nunca llegó perturba todavía mi corazón, tu ausencia se hace cada vez más
latente y ya no sé cómo sanar este dolor que dejaste en mí sin razón.