Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 21

Dudas, eso fué lo único que empezó a rodear mi mente esa semana. También la siguiente. ¿A qué me refiero? Simple: ¿Por qué Damien dijo que no le importaba que los demás se enteraran? Osea ¿le daba igual que supieran que teníamos algo? ¿Tenemos algo? Hasta ahora, habiendo pasado por tantas cosas, sigo sin tener en claro que tipo de vínculo tenemos.

No puedo vivir por siempre con esas preguntas. Por más que antes me había propuesto no presionarlo de ninguna manera a tener una relación, el sentimiento y las circunstancias empiezan a ser más fuertes que yo.

Claro que no he encontrado el momento adecuado, los siguientes exámenes están a la vuelta de la esquina. Lo único positivo o no, es que no hubo ningún escándalo. Ferman guardó silencio acerca de lo que descubrió, bueno lo que cree haber descubierto. Únicamente dejó de hablarme, intercambió aciento con chica. No es que sea un cambio negativo pues aunque con ella sólo hablamos acerca de las clases se siente un aura de tranquilidad.

La oportunidad de hablar con Damien llega hasta la cuarta semana de agosto. Lo he citado en el parque que está cerca de mi casa. Cuándo llego ya se encuentra sentado en una de las bancas, no está viendo en esta dirección sino hacia el frente con las manos guardadas en los bolsillos. No sé porqué pero me quedo observándolo por un momento, sin acercarme. En esa pose, bajo un árbol de hojas carmesí parece digno de ser un modelo de pinterest. De hecho si le tomo una fotografía con mi teléfono sin que se dé cuenta. Sólo nota mi presencia una vez que he llegado cerca de él.

—Hola —dice, haciéndome un lugar en la banca. Aunque hay mucho espacio libre.

—Perdón si llegué tarde —respondo, tomando aciento a su lado.

—Tranquila, yo llegué antes, no conocía este sitio.

—Suelo venir aquí a veces, por las tardes.

—Es muy lindo —Eleva una mano a mi cabello, quitando una hoja seca, la cuál deja en mi mano—. ¿De qué querías hablar conmigo?

Observo por un momento a la hoja, tratando de reunir el valor necesario, se supone que no debería decir esto, pero...

—Quiero hablar acerca de nosotros.

Mis palabras parecen tomarlo por sorpresa por un segundo, pero se recompone rápido.

—Habla, ¿qué pasa con nosotros?

—Tengo muchas dudas acerca de ¿qué somos? ¿Amigos con derecho? ¿Amantes? ¿Novios en secreto?

Bien, lo he dicho. No obstante mis preguntas parecen haberlo puesto un poco incómodo, pues se toma un momento para responder.

—Somos amigos, amigos que se quieren mucho.

Trago saliva en seco, ¿está jugandome una broma? Trato de buscar en su rostro un indicio que me diga que es así. Pero no hay nada. No pude haberme confundido, no de nuevo. Yo sentí... de hecho creí que...

—Los amigos no hacen lo que nosotros hacemos —apelo, tratando de hacerle ver las cosas desde mi punto de vista.

Es un buen chico, demasiado dulce para ser de las personas que solo juegan a quererse acostar con alguien más sin sentir nada. Además ¿qué pasa con todas las cosas que nos hemos dicho? Debe haber un error, ¿quizás no está listo para algo?

—No sé qué quieres que te diga, yo nunca quise llegar a esto.

Me quedo por un momento sin respiración. Algo dentro de mi da un vuelco horrible. ¿Qué espero que me diga? Cualquier cosa menos eso. Lo que sea, pero no escuchar como todo no significó nada para él.

—No puedo creer que tu estés diciéndome esto...

Si, quizás mi voz suena más herida de lo que pretendía. Noto un poco de preocupación en sus ojos, pero sólo eso. En el momento que aparta la mirada sé que no dirá nada más. ¿Si había algo detrás del porqué de sus palabras? Quizás, pero no me quedaría a averiguarlo, no.

Con la poca fuerza que pude reunir tomé el coraje de levantarme de esa estúpida banca y caminar hacia casa. De hecho no sé cómo lo hice si sentía que sólo estaba viva porque había vuelto a respirar. Un terrible dolor me atravesaba el pecho y se agolpaba contra mi garganta. Las lágrimas amenazaron con salir pero me prohibí a mi misma llorar. Al menos hasta atravesar la puerta de estrada de casa, allí no pude evitar ponerme a llorar a mares.

Lo que para mi había sido lo más bonito que había pasado, para él no significó nada. Fui únicamente yo quien se enamoró. Y en ese momento, ahogándome en mis propias lágrimas empecé a sentir algo nuevo: culpa.

Sí, fue todo mi culpa. Siempre le seguí el juego porque en el fondo me gustaba recibir ese trato. Lo más egoísta es que quería quedármelo para mi. ¿Con que derecho? Es más ¿por qué estoy llorando? Si esto fué mi culpa, sigo siendo la misma que comete un error tras otro.

—¿Hermanita?

Oh no...

Estando sentada en el suelo, levanto la mirada hasta fijarla en quien se encuentra frente a mí, Chris... Me quedo helada, no esperaba que estuviera en casa, menos que me encontrara llorando. Joder.

—¿Qué tienes? ¿Qué te pasó? —insiste en saber. Ante mi silencio se inclina y me abraza fuerte—. ¿Alguien te hizo algo?

—Yo misma —digo, entre sollozos.

—¿Estás herida? ¿Qué te hiciste? —Se separa del abrazo. Parece muy alarmado cuando me examina con la mirada esperando encontrar alguna herida física. Pero no hay ninguna.

—Me rompí el corazón —confieso. Su mirada cambia a una más comprensiva.

Vuelve a abrazarme pero esta vez dándome palmadas en la espalda en forma de consuelo. Me permito llorar fuerte para tratar de desahogarme.

—¿Fué Abner no? Voy a romperle la cara apenas lo vea.

—No, esta vez no se trata de él.

—¿Qué? —cuestiona, separándose del abrazo—. ¿Entonces quién?

Muerdo mis labios pensando en si decírselo o no, se trata de mi propio hermano. La persona que me ha fiado y a quien le he confiado mis secretos por años. Además su preocupación es evidente, aunque ahora lo sea más su confusión.

—Damien, es un chico de mi universidad. Creo que yo me enamoré de él, pero sola yo sentí ese clic.

—Conozco a Damien —suelta, para mi sorpresa—. ¿Tu y él? Nunca lo hubiera imaginado.

Dejo de llorar, ese sentimiento es ocupado por la preocupación. ¿Cómo que si lo conoce? Y además su tono de voz es demasiado serio.

—Por favor no le digas nada a nadie.

En cuanto digo eso, parece volver en sí pues vuelve a abrazarme.

—Tranquila... nunca lo diría, eso sería como traicionar a mi hermanita. Pero ¿si lo querías mucho?

—Demasiado... pero no hizo nada malo, fuí yo quien hizo las cosas mal.

—Ay, hermanita. Primero Abner y ahora esto, parece que estuvieras destinada a sufrir.

—Quizás el amor no sea para mi —comento, limpiándome las lágrimas—. Me fijo en puros tontos o yo soy la tonta que no sabe elegir bien.

—Estarás bien hermanita, eres fuerte y sé que vas a poder superar esto.

Deseé que si, así fuera. Que todo ese dolor desapareciera, aunque con desearlo no iba a pasar. Ojalá hubiera algún botón cual presionar para solo apagar las emociones, pero las cosas no funcionaban así.

La realidad es que esa noche casi no pude dormir, veía las fotos y conversaciones que habíamos tenido, en un momento pensé borrarlo todo y no dejar huellas de que alguna vez había tenido algo con él, tan solo un segundo después me volvía a arrepentir. ¿Cómo podía borrar algo tan importante para mi? ¿Era falso todo ese cariño que me demostraba? ¿Subestimé la maldad? ¿Pensaba que porque yo no le haría algo así él  tampoco? Que patética. Quizás Dam sólo quería placer y ya, pero entonces ¿porque me abrazaba y se aferraba tanto a mi después? ¿También era actuación?

Lo que haya sido, como fueran las cosas. No solucionaría nada con tener tantas preguntas y ninguna solución. Aún con los ojos rojos y enormes ojeras tenía que seguir enfrentando la vida. El tiempo no se iba a detener porque tuviera el corazón roto. La vida, la universidad y las cosas que hacer en casa me esperaban. Ah y una pequeña compañía.

Miau...

—Ya me voy —digo, observando que el gato me  ve desde la cómoda de la habitación—. Pórtate bien mientras no esté, cosito —agrego, dándole una caricia antes de irme.

Desde ayer ese gato no ha salido de mi habitación, estoy segura de haber leído que los gatos presienten cuando te sientes triste y buscan hacerte compañía. Empiezo a pensar que es cierto. Aunque me siento mal por aún no haberle dado un nombre. Es decir, siempre que lo acaricio le digo "cosito". En algún momento hasta pensé en llamarlo Dam, así de obsesionada estaba, pero no. Es nombre de una persona, además si lo hiciera recordaría porqué se lo puse cada vez que se me acerque. Llamarlo michi tampoco era una buena idea ¿a dónde se había ido mi creatividad de vacaciones? De todas formas no me podía detener para siempre  pensar en un nombre para mi gato.

Estando ya en la universidad, de pronto empecé a sentir el ambiente demasiado frío y pesado. Nunca había visto los edificios con tal perspectiva. Quizás porque el problema no estaba afuera sino dentro de mí. De cualquier forma traté de ignorar esa sensación. Me tomé fuerte de las correas de mi bolsón avanzando en los escalones, sólo que una vez que llegué al superior me detuve en seco al ver a Lion escondido tras una columna observando en dirección contraria a esta. A simple vista hasta parecería una escena cómica si no se viera tan alarmado, me pregunto que le sucederá...

—Oye... —pronuncio, tocando con mi dedo índice su hombro. En seguida se sobresalta volviéndose a mi.

—¡Ah, que maldita! —escupe, pero en cuánto ve que se trata de mi parece arrepentido de sus palabras—. ¿Emi?

—Sí, he... yo solo pasaba por aquí, pero ya me voy. Nos vemos —digo, intentando seguir con la misma dirección, cosa que no consigo pues vuelve a hablar.

—Lo siento, pensé que eras Kenia. Llevo evitándola varios días.

—¿Y es necesario esconderse detrás de una columna? —cuestiono, cómo si no fuera lógico lo que estaba viendo.

—No la conoces. Si lo hicieras me darías la razón. Ella no se separa de mi, la he rechazado muchas veces y sigue insistiendo. Está loquita.

Uh, escuchar eso se sintió un poco fuerte, ¿es que así piensan los chicos? En realidad no conozco el caso para opinar. Lo que sí sé es que Lion se ve demasiado estresado. Quizás no se enfrente a un amor obsesivo sino a acoso.

—Dudo que puedas vivir escondiéndote por siempre.

—Lo sé, pero ya no sé que más hacer. Yo quería una novia, no una fan obsesiva. Agradecería cualquier ayuda para que desvíe su atención de mi.

—Es una chica, no te expreses así de ella...

Lo cierto que no termino de hablar, una chica bajita, decabello corto y muy linda se acerca a él hasta abrazarlo. No entiendo porque le agobia tanto si se ve bastante cariñosa.

—Te hice de comer —le dice, ofreciéndole un taper—. Espero que te guste.

—Gracias pero no era necesario —responde él, mirando hacia otro lado.

¿Pero qué le pasa? ¿Por qué actúa tan frío con ese gesto tierno? Empiezo a creer que todos los chicos son unos patanes y que cuando las chicas nos enamoramos se nos coloca una venda en los ojos para que sólo las personas de alrededor noten qué está mal y nosotras no.

—Y tu —escucho que dice Kenia, sacándome de mis pensamientos—. No te atrevas a acercarte a él. Ya me eligió a mi ¿bien?

—Eh... no tienes que preocuparte por mi —respondo.

Ella no me dice nada más, únicamente me quedo viendo cómo se lo lleva casi arrastrando del brazo. Es Lion el que me ve por sobre su hombro con una expresión de súplica para que le ayude a liberarse.

¿Será que hice mal en no ayudarlo? Si lo vuelvo a encontrar entonces lo haré.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro