Capítulo 13
Como he dicho. Ya me parecía raro que mi padre estuviera investigando a Damien, ahora con la información que madre me ha dado ya tengo un punto de partida para empezar a investigar.
La investigación comenzó este día, en la universidad. Con la ayuda de Said logré hacer que Damien saliera de su salón en un horario libre, el suficiente tiempo como para que pudiera revisar su teléfono el cuál dejó sobre la mesa desbloqueado a causa de estar utilizándolo. Ya sé que debería respetar su privacidad pero siento que hay algo que no cuadra, y si lo comprobé cuando noté que había un mensaje diciendo "te amo" seguido de un corazón en el chat con su ex, el mundo se me desplomó por alguna razón y yo que decía no tener sentimientos por él empecé a sentir una fuerte presión en el pecho que aumentó en cuanto le vi entrar sólo al salón.
Sus ojos fueron directo al artefacto en mis manos, por unos momentos pareció congelado, hasta que empezó a caminar hacia mi con una sonrisa fingida.
—¿Qué haces? —cuestiona.
Pero ya no había tiempo de inventar una excusa, de fingir que aquí no ha pasado nada, incluso mi empecé a tartamudear con la vista fija en el teléfono.
—Yo eh... ¿cómo digo esto? —me cuestiono a mi misma—. Yo no sabía que seguían siendo novios con Lim. Creo que el trato que nos estamos dando considerando la situación no es nada apropiado. Lamento si te estuve provocando.
—La verdad no somos novios, pero estamos en algo o algo así. Te seré sincero, antes de que habláramos tu y yo ya le había pedido que fuéramos novios pero no me aceptó. Hace poco me dijo que quiere estar conmigo pero sigue sin aceptar que tengamos algo, si así fuera no te diría tales cosas.
—Perdón —murmuro—, yo creo que lo mejor es que me aleje de ti un tiempo, es que la situación me sobre puede. No es tu culpa, es mía. Lo siento...
Trato de no llorar pero inevitablemente un sollozo se me escapa, y si sé que soy patética, esto no debería estar pasando. Se supone que no debería esperar nada más, no tenemos ninguna relación que nos una, ahora sé que sigue enamorado esperando a que su ex le acepte.
—Tranquila... —susurra, tomando mis manos, al instante dejan de temblar, ni siquiera me había percatado de que estoy temblando.
—Es que no sé qué decirte, no logro poner mi mente en claro. En parte esta mal que no te acepte, que solo juegue contigo con que si quiere algo y luego que no.
—Es que cuando le digo las cosas y ya estoy al limite me dice que quiere estar y tal, y cuando le digo que quiero una relación no me acepta. Esto solo te lo cuento a ti así que no se lo digas a nadie por favor.
—También pasé algo similar con mi ex Abner —digo, recordando esas veces que le pedí formalizar y nunca quiso—. Hasta que llegaste tu. Y si me has hecho muy feliz, pero también esta mal que me haga ilusiones contigo siendo que amas a otra persona. Tampoco soy quien para juzgarte, me alejé de él amandolo y digo que estaré bien, pero a veces me hace falta cariño.
Bajo la mirada por un momento, dando un suspiro. ¿Acaso soy incapaz de estar sola? ¿Por qué le he dicho que me hace falta que me de cariño? Si quiere a alguien más, ¿por qué estoy rogando?
—Perdón por ilusionarte. Pensé que solo me tenias un cariño de mejor amigo, como una vez me dijiste.
Alejo mis manos de las suyas, observándolo con incredulidad. ¿Eso creyó? Los mejores amigos no se besan, no hacen lo que hicimos, ni pasan tanto tiempo juntos. No se ven con la ternura que nosotros lo hacemos, ¿o es que yo me inventé esta falsa historia de amor? ¿Nada fue real?
—¿Qué haremos? —cuestiono, aún esperanzada. Quizás esperando recibir un continuemos apoyándonos el uno al otro a superar esto, pero...
—No sé la verdad. Creo que lo mejor es que paremos estas cosas, pero tampoco quiero que te pongas mal, por mi culpa.
Y ¿escuchas el crujido? El mundo entero se me vino abajo. Pero aún tuve la suficiente fuerza para dejar el teléfono en su lugar y ponerme en pie.
—Yo me ilusioné sólita. En un tiempo si solo te quería como mejores amigos es cierto, aún así yo no puedo hacer cosas como acostarme contigo sin sentir nada. Debí decírtelo antes y terminar con esto, pero bien trataré de no estar mal. ¿Te doy un consejo? Si quieres a alguien dalo todo únicamente por esa persona porque si estás con más pues la situación se volverá a repetir y aunque no quieras lastimas inconscientemente los sentimientos de otras personas. Y a la vez te engañas a ti mismo porque sigues aferrado a alguien.
Desvío la mirada de sus ojos. No soy capaz de seguirlo viendo porque siento que voy a llorar. Creí que no diría nada más así que me alejo hacia la puerta, pero vuelve a hablar.
—Comprendo, pero cuando hacíamos esas cosas tenía cero contacto con ella. Fue hasta hace poco que volvimos a hablar, por eso evitaba que lo hiciéramos, sin que te sintieras mal...
—Entiendo —digo únicamente.
Mientras camino por el pasillo es inevitable sentir unas lágrimas corriendo por mis mejillas, pero me las limpio con rabia y rapidez.
¿Es tonto? Me lastimó más diciéndome que me estaba evitando a propósito en lugar de ser sincero en porqué no quería. Ahora me siento estúpida por haber tenido sentimientos y haber querido permanecer al lado de alguien que no deseaba lo mismo que yo.
No tengo ánimos para tomar las siguientes clases así que decido retirarme, caminando hasta casa. Es un recorrido demasiado largo y trato de despejar mi mente. Aunque sea difícil logro dejar de sentir las inmensas ganas de llorar.
—Estoy en casa —digo, una vez que cruzo la puerta.
Mamá se acerca a mi entusiasmada, como si tuviera que contarme algo muy importante.
—Hoy estuve hablando con Lim, vino con su mamá. La convencí de que aceptara que ama a Dam cuando vino de visita, se acaba de ir pero antes le llamó delante de mi, ya son novios oficialmente. ¿No te molesta por lo que tenían no?
—Por supuesto que no —miento, conteniendo las náuseas—. ¿Dije que harían linda pareja no? Ya no teníamos nada, lo nuestro fué fugaz.
—Sí son tal para cuál. La verdad no entiendo porque se negaban tanto si se les nota el amor, bastará con que ella sea más dulce con él. Los invité está noche a cenar.
—Entiendo, pero ya quedé con Saori de pasar la noche en su casa —miento de nuevo, para no seguir escuchándola. Quizás no lo note porque no lo demuestro pero sus palabras me están destrozando—. Nos vemos después.
Vuelvo a salir, cerrando fuerte la puerta. Seguro Saori ni siquiera ha llegado a su casa y queda demasiado lejos. Empiezo a caminar sin rumbo ¿que debería hacer ahora?
Mientras camino por la acera tontamente pido una dirección a la persona a la que menos esperaba recurrir, pero al fin y al cabo no tengo otro lugar justificable para estar. Ni siquiera tengo que tocar dos veces el timbre de su casa para que abra.
—Mi niña, bienvenida —me saluda, con una sonrisa que no correspondo.
—Buenas tardes papá, disculpa mi impertinencia.
—¿Sucedió algo? —pregunta.
Grardo silencio, una vez que estamos en su casa, decido sentarme en un sillón de una sola persona, quisiera responderle pero aún siento un fuerte nudo en la garganta que me impide hablar, así que solo niego con la cabeza. Parece respetar eso pues vuelve a hablar:
—Ya sé, te peleaste con tu madre. Con razón te ves tan desanimada.
—Papá no...
—Tranquila, no voy a juzgarte.
Eleva una mano en mi dirección para pedirme que guarde silencio, termino por asentir y callar durante unos momentos. De hecho no se cuánto porque cuando alzo la vista de nuevo se acerca ya con un tazón lleno de gomitas de azúcar, las deja en una mesita frente a mí.
—¿Por qué? —cuestiono.
—No todos los días mi hija me escribe pidiéndome mi dirección y viene a casa.
Asiento, tomando una gomita en forma de osito. En cuánto la pruebo me da un escalofrío, quizás porque llevo horas sin probar nada y aún siento la amargura de las lágrimas.
—¿Te importa si me quedo aquí por hoy? —cuestiono, tomando otro dulce.
—Puedes quedarte el tiempo que gustes, mi casa es tu casa.
—Gracias —opino, apoyando la cabeza en el respaldo del sofá.
Observar hacia la nada no está mal. Es decir, el tiempo transcurre afuera pero por dentro sólo estoy dándole vueltas una y otra vez al mismo pensamiento, como si con ello pudiera encontrar una solución.
—¿Algo nuevo que contar? —pregunta papá, sacándome de mis pensamientos—. ¿Pasó algo con tus amigos? ¿Te sigues llevando bien con ellos?
—Said y Saori se han vuelto novios —me encojo de hombros, sintiéndome pequeñita en el sillón—. Damien y Lim han vuelto, mamá hará una cena esta noche y están invitados, pero no estoy de ánimos para ir. Creo que sólo eso ha pasado con mis amigos últimamente.
Levanto la mirada hacia él, me observa incrédulo, incluso hunde las cejas en un ligero gesto de confusión pero se recompone rápidamente, tomando una gomita roja en forma de osito con moño.
Quizás en parte de mi tristeza quería ver eso, la expresión que pondría con lo último.
—Lo de tus amigos Said y Saori no me sorprendería, pero lo de Lim y Damien si, y bastante.
—¿Por qué? —cuestiono, incorporándome en el aciento.
—No es el tipo de chica que quiera una relación, menos estar en boca de todos los demás por eso es que me extraña tanto esto.
—No lo decidió por si misma, tuvo un poco de ayuda, bueno mamá la motivó para que ellos ya no solo se amen en secreto sino que inicien una relación.
En cuanto termino de hablar me sobresalto un poco, veo la rabia con la que papá le arranca la cabeza a la gomita, centro mi mirada en sus dedos, recordando que cuando mis padres eran novios solían llamarse ositos de cariño, pero come un trozo de la gomita volviendo a hablar.
—¿Tú madre? Vaya que esto es bastante interesante. —Se levanta y da varios pasos hasta colocarse de cuclillas frente a mi, volviendo a hablar—: lo suponía, ella es una chica bastante inteligente y quiere mostrarse independiente pero le es imposible, siempre va depender de los demás. Además peca al tener sentimientos.
—¿Qué quieres decir? —indago.
—Le dije que no le conviene estar cerca de tu madre cuando sus intenciones son muy claras. Ahora, sé que no quieres ir a esa cena, pero ¿le harías un pequeño favor a papá?
—¿De qué se trata? —vuelvo a cuestionar, llena de extrañeza pero a la vez me da curiosidad.
—Ve a casa, mándame mensaje cuándo ya estés ahí. Quédate al menos cinco minutos y avísame si ves algo raro.
—Padre, no tengo ánimos para una cena, tuve un día difícil en la universidad y lo menos que quiero es convivir.
—No lo harás, el lugar no está tan lejos de aquí, ve por tu pillama, ¿no pensaras quedarte con esa ropa a dormir no?
De hecho, dudaba que pudiera siquiera cerrar los ojos, pero tenía razón los pantalones rasgados y apretados no eran buena opción para dormir, ni hablar de la blusa que traía bajo la chaqueta de cuero.
—Tienes razón, no tardaré —menciono, poniéndome en pie.
—¿Quieres que te acompañe? Al menos fuera de casa.
—No, no será necesario, volveré en seguida.
Trato de sonreírle minimamente. Una vez que estoy afuera noto lo oscuro que está, si que ha pasado el tiempo con rapidez y ni me he percatado de ello.
La noche tiene algo diferente, no sé. Caminar únicamente bajo la luz de los faros cuando sientes que tu vida se desmoronó por completo, tiene otro tipo de sentimiento. Es una soledad indescriptible.
Claro que la mala suerte parece perseguirme, no pasan ni dos minutos antes de que una voz que antes reconocía muy bien pronuncie mi nombre con el diminutivo de antes.
—¿Emi?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro