8.- Mundos distintos.
Alexander Campbell
La tranquilidad que había gozado en los días anteriores se ha acabado, luego de un par de conciertos más, llegó la hora de viajar hasta la siguiente ciudad en la cual se llevarían a cabo los siguientes conciertos.
Mi madre se encargó de programar un par de revistas con los radios locales, así que tenía que hacer un espacio dentro de las ocupaciones en la agenda para poder cumplir con el compromiso.
Ryan no se mostró del todo conforme, su negativa para permitir mi presencia en esa entrevista había irritado a mi madre, sin embargo, parecía estar sorpresivamente de buen humor ahora.
—Alex, ¿qué te parece la chica de la revista Icons? ¿Estás cómodo trabajando con ella?
Tomo el vaso con la malteada que Tania me ha entregado, ella había tomado un vuelo después de nosotros, así que no estuvo en los primeros conciertos, pero ahora había llegado para asegurarse de que no muriera de hambre, o eso fue lo que dijo.
—Es agradable, y talentosa. Me agrada pasar tiempo con ella.
—¿Te agrada pasar tiempo con ella? —inquiere lanzando una mirada curiosa hacia mí.
Sorbo por el popote, disfrutando del sabor a fresa antes de considerar mi respuesta.
—Sí —me encojo de hombros —no siento como si alguien estuviese husmeando en mi vida privada.
Mi madre ríe, lo hace de verdad y por un corto tiempo, me siento relajado con ella. Son pocas las veces en las que puedo sentirme así en su compañía.
—Me alegra escuchar eso entonces —se incorpora del asiento mirándome por un corto tiempo —intenta descansar, los siguientes días serán ocupados.
Ella se marcha y casi al instante, Paul ingresa.
—¿Sigues enojado conmigo? —cuestiona mientras toma asiento frente a mí —sabes que no quise provocar a la fiera.
Sonrío de lado.
—Para la próxima, haz caso cuando diga que no.
—De acuerdo—pronuncia—. ¿Estás listo para el próximo concierto?
—Siempre estoy listo—. Una leve sonrisa aparece en mis labios cuando hablo—. ¿Has preparado tus maletas ya? Porque Ryan no esperará, no tolera los retrasos.
—Lo sé, lo he tenido todo el día recordándome la hora en la que partimos —informa —¿has hablado con Grace? ¿sabe que viajamos hoy?
—No he hablado con ella —confieso —no ha tenido nada más por escribir, así que no tiene motivos para venir a verme. Y Ryan seguramente le ha informado que partimos hoy, así que no me preocupa mucho ese asunto.
Paul asiente, reviso la hora en mi celular, tenía que darme prisa a tener todo listo para el viaje, así que me incorporo del cómodo asiento en el que me encuentro.
—No olvides que nos marchamos a las cinco —comento mientras me encamino hacia la puerta—. Porque no volveremos por ti.
Paul eleva su pulgar sin mirarme. Salgo de la habitación para poder dirigirme a la mía, había preparado las maletas la noche anterior pero aún tenía varias cosas por guardar, no quería dejar olvidado algo en el hotel como en ocasiones pasadas.
El tiempo restante de la tarde intento terminar de arreglar mis cosas y tomar un baño, una vez dentro de las camionetas y del avión no tendría oportunidad para disfrutar de uno.
A las cinco en punto, recibo una llamada de mi madre, la prisa es evidente en su voz así que tomo las maletas mientras le informo que estoy por bajar. Le doy una última mirada a la habitación, observándola con atención en busca de algo que se pueda haber quedado, al ver que no es así, salgo cerrando la puerta detrás de mí.
La mayoría de personas del equipo ya está afuera, no demoramos demasiado en subir las cosas a las camionetas, así que tras poco tiempo ya nos encontramos camino al aeropuerto.
—¿Alguien ha visto a Grace? —cuestiona Ryan mientras se voltea hacia los asientos traseros —debería de estar tomando fotos de esto y tomando nota de los detalles.
Habíamos salido del hotel hace veinte minutos aproximadamente, por lo que nos encontrábamos a una distancia considerable.
—Supongo que viene en otra camioneta —murmuro encogiéndome de hombros dedicándole una rápida mirada antes de centrarla de nuevo en mi celular.
—No, específicamente debería de estar en esta —anuncia con molestia. Despego la vista del celular para mirarlo.
—¿Le dijiste que hoy nos marchábamos? —cuestiono con algo de temor de que su respuesta sea negativa. Ryan eleva la vista.
—Tiene una agenda electrónica con los horarios y pendientes, Alex, no puedes esperar que esté detrás de ella todo el tiempo —gesticula con molestia. Paul y yo compartimos una mirada.
Suelto una maldición mientras busco entre mis contactos el número de Grace, cuando lo encuentro, presiono la tecla de llamada mientras ruego porque ella responda y diga que viene en alguna otra camioneta.
—¿Dónde están todos? —cuestiona con alarma apenas responde la llamada.
—Grace ¿en dónde estás tú? Estamos camino al aeropuerto, se supone que debes de estar con nosotros.
—¡No puede ser! Alex ¡Estoy en el hotel! —exclama. Observo a Ryan soltar una maldición.
—Quédate en la entrada, iremos por ti —murmuro mientras cuelgo la llamada. —Dile al chofer que regrese.
—Por supuesto que no, hablaremos a un taxi y que vaya por ella...
—¡De ninguna manera! —exclamo —No puedes hacer que venga en un taxi, así que dile al chofer que de la maldita vuelta para ir por Grace.
—Alex...
—¡Ahora!
Ryan me observa con dureza antes de girarse al chofer, algunos momentos más tarde el auto da vuelta en alguna avenida mientras regresamos. Tamborileo mis dedos sobre el asiento, impaciente por llegar.
—¿Así que por ella sí vuelves? —pregunta Paul con burla—. Creí que no volvían por nadie.
—No me estés molestando ahora —pido con fastidio—. Porque voy a bajarte del auto.
Cuando llegamos, una impaciente y algo alterada Grace espera por nosotros en la entrada. Me bajo de inmediato, el alivio se adueña de su semblante mientras camina hasta donde me encuentro.
—Gracias al cielo han vuelto, creí que ya estaban en el avión o algo parecido —pronuncia, tomo una de sus maletas para poder subirla a la camioneta.
—Bueno, tuviste suerte —cuando subimos a la camioneta, Ryan nos mira con impaciencia.
—Grace, gracias a ti probablemente estemos retrasados —reprocha—. ¿No te di una agenta para que estas cosas no ocurran?
—Lo siento tanto, estaba demasiado concentrada en el trabajo que pasé por completo el hecho de que partíamos hoy.
—Le pudo haber pasado a cualquiera de nosotros —intervengo —no tienes que se tan duro con ella.
—¡Soy duro porque así son las cosas! —grita con molestia, Grace se sobresalta, la observo parpadear varias veces y temo que pueda ponerse a llorar aquí mismo ¿sería eso posible? —¡Porque tenemos normas, horarios y planes establecidos, Alexander! Lo sabes mejor que nadie, no podemos modificar horarios para volver por alguien.
—Suficiente —exijo tensando la mandíbula —no le hables así.
—Le hablo así porque soy su jefe —responde Ryan —y tú no tienes autoridad para decirme como trato a mis empleados, Alex.
—¿Quién paga tu sueldo? —reto y él endurece la mirada —una petición y te vas, Ryan.
Me lanza una dura mirada antes de girarse, sin decir ninguna palabra más. El ambiente dentro de la camioneta es realmente tenso luego de la discusión así que volteo parar mirarla, mantiene las manos echas puños sobre su regazo, no pienso demasiado lo que hago, solo extiendo la mano para poder colocarla sobre la de ella. Siento la forma en la que sus manos se relajan, así que acaricio levemente su dorso antes de sonreírle.
—Está bien —susurro haciendo que ella me mire —no le des demasiada importancia.
—Lo siento —expresa con suavidad. Sonrío, elevo uno de mis hombros—. Realmente lo hago.
—Llegaríamos tarde de cualquier forma, siempre pasa —murmuro intentando restarle importancia.
Una pequeña sonrisa surca su rostro, asiente mientras deja de mirarme para centrar su mirada en la ventanilla. No hace nada por apartar mi mano, y yo realmente no tengo intenciones de apartarla, por demasiado loco o apresurado que eso pudiera llegar a sonar.
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