6.- ¿Somos amigos?
Grace Baker.
En ningún momento imaginé que pudiera llegar a realizar un trabajo importante, así de importante como lo es cubrir la gira del gran Campbell. Por momentos, aún creo que estoy soñando, aún creo que despertaré y me encontraré en el puesto que debería estar desempeñando como editora ejecutiva de Icons.
Pero no, es real. Y me encuentro aquí, realizando el trabajo que es probablemente el más importante de toda mi carrera.
Cuando Oliver, mi jefe me informó sobre el trabajo que esperaba que yo realizara, creí que se había vuelto loco. Darle la elaboración de un artículo a la chica que apenas estaba ingresando a su empresa no parecía una decisión muy sentada, pero él confío en mí, todo el equipo lo hizo así que me prometí que realizaría mi mejor esfuerzo para tener el mejor artículo posible.
Observo las páginas finalizadas en la pantalla, suelto un suspiro mientras me recargo en el respaldo de la silla en la que me encuentro. Mi espalda comienza a protestar por las horas sentada en la misma posición, sin embargo, las molestias han valido la pena. Sonrío con satisfacción mirando el resultado final de las primeras páginas para el artículo. A pesar de que no es demasiada información, si es la suficiente como para permitirme comenzar.
Aún tenía que enviárselo a Oliver para que diera su aprobación y poder seguir trabajando. Para avanzar, tenía que reunirme con Alex y eso no había sido posible, parecía demasiado concentrado en los ensayos que no le prestaba atención a nada más. No es de extrañarse después de todo, así que me había limitado a observar con detenimiento cada movimiento que hacía, cada procedimiento para poder escribir sobre eso.
No olvidaba las palabras de Ryan sobre que no podía redactar nada sobre las relaciones familiares de Alexander, y ahora entendía por qué.
Marian Campbell, la madre de Alex, parecía demasiado enfrascada en estar detrás de su hijo. Me sorprendía la paciencia que tenían todos con esa mujer y tampoco entendía porque Alex obedecía a prácticamente todo lo que decía. Aceptaba sus órdenes sin rechistar, aunque era demasiado evidente que no estaba de acuerdo con todas.
—Ha sido suficiente por hoy —murmuro mientras me incorporo de la silla. No tenía nada mejor que hacer, el trabajo estaba hecho así que tendría las siguientes horas para poder descansar a gusto.
Me acomodo sobre el colchón, decidida a poder encontrar una película lo suficientemente entretenida para ver. Sin embargo, mis intenciones se ven interrumpidas por el sonido de los golpes contra la puerta.
Extrañada ante eso, me incorporo de la cama extrañando de manera inmediata la comodidad de la misma. Cuando abro la puerta, no espero encontrar a la superestrella frente a mí.
—Hola—. Alex me saluda con una pequeña sonrisa apenas abro la puerta. Mantiene las manos en los bolsillos de su chaqueta mientras se balance ligeramente.
—Hola —. Me sorprende encontrarlo en mi puerta, es decir, se supone que soy yo quien tiene que buscarlo para las entrevistas, no él a mí.
A pesar de que sonríe, hay un cansancio en su rostro, unas ligeras marcas negras debajo de sus ojos, apenas visibles.
—Paul y yo saldremos a comer algo, y me preguntaba si quieres venir con nosotros—informa señalando en dirección al otro chico que lo acompaña—. Escuché que la comida del hotel no es muy buena.
Sonrío.
—Eso si no tienes trabajo que hacer, no queremos interrumpir —añade.
Considero su invitación, ¿Alexander invitándome a compartir una comida? Realmente no pensé que tuviéramos más interacciones que las que involucraran el trabajo, sin embargo, no parece una mala idea.
—He acabado ya —confieso—. Solo necesito un par de minutos.
Él sonríe mientras me dedica un asentimiento, dejo la puerta abierta mientras regreso a la habitación. Tomo el bolso, metiendo a prisa todo lo necesario, me detengo frente al espejo para corroborar mi aspecto y tras retocarme un poco con maquillaje, salgo al pasillo.
Cuando llego delante de los chicos, el de cabellera rubia me dedica una sonrisa encantadora. Es un poco más alto que Alex, y de complexión más delgada, pero tiene un aire relajado que su amigo no posee.
—Tú debes de ser Grace —dice mirándome —soy Paul.
—La misma —le sonrío —es un gusto conocerte.
Me dedica una sonrisa, y luego gira hacia Alex.
—¿Le has informado a Ryan de nuestra salida? No queremos que manden a los de seguridad en nuestra búsqueda.
—Me ha dicho que puedo tomarme el tiempo libre —pronuncia él—. Al menos lo que resta antes del primer concierto.
—¿En serio sería capaz de enviar a los de seguridad a buscarte? —cuestiono con algo de incredulidad. —Es decir, no creo que puedas perderte ¿no?
—Es que temen que pueda escaparse —bromea Paul soltando una risa.
—Recuérdame jamás traerte de nuevo —reprocha Alexander—. Eres tan molesto.
Pese a sus palabras, mantiene una sonrisa en el rostro. En cuanto ponemos un pie fuera del hotel, Alexander se coloca una gorra y unas gafas oscuras, intento disimular la sonrisa que amenaza con aparecer en mis labios ante el recuerdo de nuestro primer encuentro.
—¿Siempre sales de esa manera?
—Si. O en la mayoría de las ocasiones.
—Ya le he dicho que no sirve de mucho —añade Paul—. Lo reconocen de igual manera.
—Te sorprendería saber la cantidad de ocasiones en las cuales este par de cosas insignificantes me han salvado de ser cazado por periodistas.
Los chicos se enfrascan en una conversación sobre lo importante de las gafas y las gorras, me causa gracia el hecho de que sean tan amigos cuando han discutido por cosas insignificantes varias veces desde que salimos del hotel.
Ingresamos a un pequeño pero lujoso restaurante, una chica nos atiende casi de manera inmediata y nos conduce a una de las mesas que están cerca del balcón.
—No hemos tenido oportunidad de platicar mucho —confiesa Alex cuando Paul se aparta para atender una llamada —por eso quise invitarte, ya sabes, para tener un momento de interacción con mi sombra.
Me río un poco.
—Creo que últimamente no estoy siendo una sombra —me defiendo. Observo el menú mientras hablo —¿Estás nervioso por el concierto de mañana? —cuestiono y esta vez si lo miro, Alex aparta la mirada del menú para poder enfocarme.
—Solo un poco —confiesa —es imposible no estar nervioso. Será un concierto grande, me inquieta un poco.
Me mira por un corto tiempo mientras habla y luego desliza su mirada hacia el menú, así que hago lo mismo. Cuando leo los precios, frunzo los labios. ¿Qué tenía en mente al salir con ellos? Lógicamente no visitarían lugares económicos, eso debí de haberlo imaginado. Mantengo la esperanza de traer suficiente dinero en efectivo o al menos, tener el saldo suficiente en mi tarjeta de crédito.
—No te preocupes por los precios—. La voz de Alex me hace mirarlo de nuevo —. Te invité, así que la cuenta corre por mí.
—No es necesario.
—Por favor, Grace —murmura con una sonrisa ladeada —déjame invitarte.
—De acuerdo.
La compañía de ambos chicos resulta agradable, durante toda la comida hablamos casi de todo, Alex y Paul hablan con naturalidad, es agradable pasar tiempo con ellos, tanto que no tomo en consideración el tiempo que estamos fuera, hasta que el celular de Alex suena.
—Debe de ser su madre —comenta Paul con una mueca —nunca lo deja tranquilo.
Me abstengo de hacer preguntas, no quería parecer entrometida.
—Me sorprende el hecho de que ella haya aceptado que escriban sobre la gira —murmura centrando se atención en mí. —No suele aceptar a personas ajenas en el círculo de Alex. A penas y nos permite a los chicos acompañarlo.
—¿A caso no es Alex quien decide quien viaja? —cuestiono con curiosidad. Paul sonríe, pero es una sonrisa irónica.
—Hay muchas cosas que Alexander no decide —confiesa observándome con mayor detenimiento—. Me temo que hace varios años que ha dejado de decidir incluso sobre su propia vida.
Estoy por dar una respuesta, pero la llegada de Alex hace que me detenga, luce molesto, le dedica una mirada a Paul y él parece entender.
—Tenemos que irnos —informa— es hora de regresar al hotel.
Alex y Paúl pagan la cuenta, y pronto nos encontramos caminando de regreso al hotel. Un par de periodistas esperan por la llegada de Alex, los flashes de las cámaras se disparan en cuando él se acerca, Alex cubre su rostro mientras esquiva a las personas de la entrada pese a las preguntas que ellos hacen con intención de que se detenga.
Un par de ellos me golpean en un intento de acercarse a él, y cuando Alex lo nota, me toma del brazo, colocándome justo a su costado para permitirnos cruzar a ambos sin problema. Una vez dentro del hotel, se detiene.
—Eso fue intenso —mascullo acomodando mi cabello. Luego, dirijo una de mis manos hacia el sitio en donde me han golpeado.
—¿Estás bien? —inquiere él acercándose, extiende la mano para tocar la zona y mi cuerpo reacciona enviando una ola de nerviosismo en todo mi sistema. Es un sentimiento inesperado, sus yemas tocan la zona de la piel, y tengo que obligarme a reaccionar antes de dejarme en evidencia.
—Estoy bien —aseguro —no fue nada.
—Lamento que te hayan golpeado, no esperaba que fuesen tantos —se disculpa —voy a compensarlo.
—No tienes qué —me encojo de hombros.
—Lo haré —responde con una sonrisa —fue agradable salir, me hubiese gustado pasar más tiempo, pero tengo que trabajar.
Una mueca acompaña sus palabras y en ese punto, su mirada se apaga un poco. Es casi tan leve que fácilmente puede pasar desapercibido.
—¿Estás bien? —Es lo único que pregunto, la duda cruza por su rostro, pero termina sonriendo.
—Lo estoy, Grace —afirma—. Nos vemos.
Me hace un ademán de adiós y luego ambos chicos se marchan, los observo caminar hasta que se pierden en los pasillos del hotel, solo entonces me encamino hacia mi habitación.
Un día después, el momento del concierto llegó.
—Es mejor que te mantengas alejada —murmura Paul colocándose a mi lado—. Si no quieres terminar envuelta en un lío.
—¿No deberías de estar con Alexander?
—Está con sus estilistas ahora, antes del concierto su madre no deja que nadie lo interrumpa. Así que he preferido venir aquí y prepararme para el mejor concierto de mi vida. Y no lo digo solo porque el cantante sea mi mejor amigo.
—Chicos es hora, tienen que ir a su zona —nos indica Ryan mientras se coloca frente a nosotros.
Paul señala un punto arriba de nosotros cuando nota la mirada de confusión que le dedico, una especie de balcón se encuentra arriba del escenario, lo suficientemente alto como para permitirnos apreciar todo a la perfección. Lo sigo cuando comienza a caminar, atravesamos a todas las personas del staff quienes parecen ir de un lado a otro con demasiada prisa.
Hay un par de personas más en el balcón, Paul me indica nuestros asientos, los cuales se encuentran casi al borde. La vista es increíble, demasiado.
Paul se acomoda en el asiento y centra su vista al frente, pasan varios minutos antes de que las luces del escenario se enciendan, los gritos de las personas presenten parecen incrementar de manera drástica y pronto tengo a un emocionado Paul brincando a mi costado.
—¡Ahí está! —grita, una explosión de luces aparece a los costados del escenario y luego justo en medio, Alexander aparece.
—¡Buenas noches! —La voz de Alexander resuena por las bocinas, los estrepitosos gritos parecen incrementar aún su nivel. —¿Están listos para comenzar?
Un unísono grito me hace sonreír. El espectáculo comienza, mi sonrisa se hace un poco más grande mientras lo observo con detenimiento. Alexander luce tan relajado, se mueve de un lado al otro del escenario y cuando toma la guitarra, parece alguien totalmente feliz.
"Al menos estaría feliz haciendo lo que hago"
Las palabras que Alex le había dicho a su madre regresan a mi mente ¿por qué había dicho eso? ¿Por qué lo habría dicho si al parecer estaba feliz ahí? ¿Si lucía como un chico que verdaderamente amaba la música?
La voz de Alex se cuela por mis oídos, es melodiosa, fuerte, vibrante. Haberlo escuchado en el ensayo había sido estupendo, pero ahora, verlo bailar y tocar la guitarra con un aire entusiasta, es mucho mejor, completamente.
—¡Y así es como se da un súper concierto! —grita Paul cuando la presentación ha acabado e ingresamos al camerino de Alex —¡Estuvo fantástico!
—Paul no exageres, por favor —pide, pero la sonrisa que trae en el rostro es enorme, su mirada viaja de su amigo hacia mí. Así que me acerco a él.
—Fue realmente increíble —pronuncio—. Estuviste genial, realmente asombroso.
—Gracias —articula observándome por algunos segundos—No quiero sacarlos, pero tengo que cambiarme de ropa, los veo luego ¿de acuerdo?
—Claro —Paul y yo salimos de la habitación en la que se encuentra, él parece demasiado concentrado en su celular así que solamente tomo asiento en una de las bancas que están en el pasillo, esperando por alguna indicación para saber qué hacer ahora, es decir, ¿este era el momento cuando regresábamos al hotel?
Permanecemos en las bancas que hay en el pasillo, Paul no parece tener intención alguna de mantener una conversación así que me concentro en mi propio celular.
—¿Siguen aquí? —Alex cuestiona cuando sale del camerino. Carga una mochila en uno de sus hombros, porta un conjunto deportivo y tiene el cabello húmedo, pero sigue tan apuesto.
—Claramente, no vamos a dejar que te marches con la fiera.
—¿La fiera?
—Mi madre —aclara con una pequeña sonrisa —andando entonces, ya me espera el auto.
Un par de guardias se nos unen cuando salimos del pasillo, Alex me lanza una mirada antes de permitirme primero la subida al auto y luego se acomoda él a mi costado.
—¿Has disfrutado del concierto? ¿Has estado cómoda?
—Si —murmuro con una ligera sonrisa—. Ha sido completamente genial, y Paul es agradable.
—Claro que lo soy —responde él sin mirarnos. Alex sonríe.
—Me alegra que la hayas pasado bien —confiesa—. Estaba un tanto preocupado porque estuvieses incómoda, sé que los conciertos se pueden poner algo locos.
—Oh ¿estabas preocupado por mí? —cuestiono empleando un tono de ternura. Él ríe.
—Claro que sí, somos amigos —dice mirándome de una forma que no logro entender —. ¿O no?
—Claro que lo somos —concuerdo con una sonrisa—. Definitivamente somos amigos.
Dibuja una sonrisa en los labios, asiente con ligereza antes de desviar su mirada al frente y solo entonces me permito observarlo un poco más. Sacude su cabello con una de sus manos, su mandíbula marcada le da un aspecto maduro, tiene una barba que ahora se encuentra perfectamente recortada, su piel es un poco pálida, pero no lo suficiente para preocupar.
Alexander Campbell es apuesto. Su mirada azul se desliza hacia mí y le sonrío, reteniendo el impulso de apartar la mirada.
—Creí que sería complicado —admite luego de un rato.
—¿Qué cosa?
—El tener a alguien haciendo preguntas sobre mi vida, mi carrera, el hecho de tener un par de ojos observándome todo el rato...—sacude la cabeza levemente —me alegra que mi sombra, seas tú.
—Deja de llamarme sombra —exijo.
Alex no retiene la sonrisa, y sacude la cabeza en una negativa.
—Bien —concede.
Un gesto suave se apodera de su rostro, su mirada adquiere un brillo que no he visto antes. El azul de sus ojos reluce un poco más. Alex extiende la mano y la coloca sobre la mía.
—Es bueno tenerte aquí, Grace.
Y escucharlo decir eso, se siente tan bien como nunca pude haber imaginado.
__________________________________________________________________________-
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro