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18.- El fin de algo excepcional

Alexander Campbell.

L

os conciertos acabaron, y con eso también todos los compromisos, así que conseguí que Ryan me dejara libre un día entero para poder recorrer una de las últimas ciudades con Grace. Habíamos recorrido un par de parques, gracias al cielo los reporteros se mantuvieron al margen y eso hizo que pudiéramos pasar varias horas en tranquilidad, como dos personas completamente normales.

Ahora, a poco más de medio día, hemos llegado a uno de los restaurantes que Grace ha encontrado en el navegador.

—Dicen que es el mejor, según las reseñas —pronuncia mientras observa su celular —cuatro puntos ocho estrellas.

—Bueno, el punto dos estrellas restantes deben de ser por algo —murmuro con burla.

—¿Entonces asistes a restaurantes que son literalmente cinco estrellas?

—En ocasiones —respondo. Ella niega, sin embargo, una sonrisa se mantiene en sus labios.

—¿Las cosas con tus redes se han calmado? —cuestiono con curiosidad.

—Lo han hecho, gracias al cielo —confiesa —comenzaba a ponerme un tanto nerviosa por eso. Fuera de que mis seguidores han aumentado considerablemente, es como si no hubiese ocurrido nada.

—Si quieres que aumenten, postea una foto conmigo —sugiero.

—Vaya, que humildad la tuya —responde con burla—. He tenido suficiente odio por el momento, creo que puedo esperar.

Una risa abandona mi cuerpo en cuanto ella responde aquello. Ninguno de los dos dice algo más, se limita a observar por la ventana hasta que nos estacionamos en el edificio en donde se encontraba el restaurante.

—Es demasiado lujoso para solo un desayuno ¿no lo crees?

—No pienses en lo lujoso, solo disfruta —pronuncio con una pequeña sonrisa. Seguimos a la chica que nos da la bienvenida hasta la mesa que se nos ha asignado, ella deja los menús frente a nosotros antes de retirarse.

No hablamos mucho mientras leemos el menú, cuando la chica regresa ambos ordenamos y luego de unos instantes, se marcha de nuevo.

—¿Estás ansiosa por regresar a Baltimore?

—Oh, si —responde—. Realmente extraño mi casa y a mi mejor amiga, creo que jamás habíamos pasado tanto tiempo separadas.

—¿Vives con tu mejor amiga? —pregunto con curiosidad. Grace asiente, me sorprendía la importancia que ella ha adquirido en mi vida, aun cuando prácticamente no conozco nada sobre Grace.

—Nos mudamos hace poco, prácticamente somos nuevas en la ciudad

—¿Dónde vivías antes?

—En Nueva York, con mis padres —pronuncia —a los que por cierto no he llamado desde que la gira comenzó, debería hacerlo pronto.

—¿No se opusieron a que su hija hiciera un viaje como este?

—No, saben que soy un alma libre, en toda la extensión de la palabra.

Sonrío, en cierto punto volteo hacia una de las grandes ventanas que posee el restaurante y es en ese momento en el que reparo en la presencia del hombre con la cámara.

—Al parecer no puedo escapar de ellos —hago un gesto con la cabeza, ella voltea con ligereza, dibuja una mueca en los labios mientras regresa la atención hacia mí.

—No pienses mucho en eso, disfrutemos de nuestro necesario desayuno—. Una suave sonrisa se posa en sus labios.

Grace parece invocar a la comida, ya que la mesera regresa con nuestras órdenes algunos momentos después. El tiempo con ella parecía pasar realmente rápido, mientras comemos, ella se dedica a contarme cada detalle de su vida, y así es como para el final de nuestra comida, termino sabiendo que es alérgica a las almendras, su color favorito es el púrpura, ama el café caliente y no hay nada a lo que le tema más que a las abejas,

Y me encuentro a mí mismo disfrutando de saber esas pequeñas cosas que me dejan conocerla, me encuentro disfrutando de su compañía, de su sola presencia.

Nuestro desayuno pasa con tranquilidad, hasta que tenemos que salir. Un grupo de periodistas esperan por nuestra salida, los flashes se disparan en nuestra dirección con rapidez mientras recibimos toda clase de preguntas.

—¡Alexander! ¿Podrías respondernos algunas preguntas? —cuestiona uno.

Grace se apega a mi cuerpo cuando nos vemos rodeados, cruzo un brazo por su cintura apegándola a mí.

—Tenemos prisa —es todo lo que respondo mientras intento avanzar, cosa que resulta realmente difícil al ser rodeado por varias personas y cámaras. —¿Podrían dejarnos pasar? Queremos volver al hotel.

—¿Qué pueden decir de su relación? ¿Es cierto que solo es laboral?

—¿Qué paso con Katherine Fisher? —cuestiona otra chica —¿Cuándo confirmarán una relación?

—No hay relación entre nosotros —Grace exclama hacia la chica—. Solo es laboral.

—¿Es verdad que se han vuelto cercanos? ¿Están saliendo ahora? —me veo en la necesidad de apegar a Grace a mi cuerpo cuando los reporteros parecen rodearnos aún más.

—En verdad queremos llegar al auto ¿podrían dejarnos pasar? —pido con impaciencia.

—¿Qué opina sobre que su hermana incursione en el modelaje? —Me detengo en cuanto escucho esa pregunta, me giro hacia la persona que lo preguntó, quien parece satisfecho de haber llamado mi atención.

—¿Cómo?

—¿Cuál es tu opinión sobre que tu hermana esté modelando para las revistas de Nueva York? —pregunta—. Parece tener talento ¿no te sientes intimidado?

¿Megan modelando? ¿En Nueva York?

—Mi hermana no está modelando —sentencio.

—¿No sabía que se ha inscrito a una agencia de modelaje? —pregunta de nuevo enseñándome la pantalla de su celular. No hay duda de que es Megan. No respondo, afianzo el abrazo en Grace antes de apresurarme a entrar al auto, cuando lo conseguimos, las palabras del hombre siguen en mi mente.

—¿Alex? ¿Estás bien?

—Sí —suspiro —solo tengo que hablar con mi hermana.

—¿Ella no te dijo? ¿Por qué no la llamas? —inquiere—. Seguro tiene una explicación.

Claro que la hay, y esa explicación solo podía tener un nombre: Marian Campbell.

Mi madre no parece sorprendida cuando la cuestiono por Megan un par de horas después.

—Solo es un pequeño pasatiempo —pronuncia mi madre rodando los ojos—. No tienes por qué preocuparte por eso.

—¿Modelaje? Mamá, está por concluir la universidad, no tiene tiempo para distraerse—reprocho. —Sabes tan bien como yo que ella ama el diseño, jamás se convertiría en modelo si no hubiese alguien presionándola.

—No intentes culparme por eso —advierte mientras toma la taza de café del escritorio, como si nuestra conversación no fuese importante.

—Tú la presionaste ¿no es verdad? Está modelando porque tú quieres que lo haga —aseguro. Ella suspira, deja la taza de nuevo sobre el escritorio antes de girarse hacia mí.

—Deberías concentrarte en tu propia carrera —me recuerda —antes de estar preocupado por la de Megan.

—Me preocupo porque sé de lo que eres capaz —debato cruzándome de brazos —que no te importará hacerla firmar miles de contratos si eso genera ganancias para ti.

—¿Por qué no la llamas? —pregunta. —Anda, hazlo y pregunta de quien fue la idea del modelaje. Y te darás cuenta de que lo único que hice, fue inscribirla en una agencia, todo lo que ha hecho después de eso ha sido por cuenta propia.

Cruza por mi lado sin decir nada más, cuando me quedo solo en la habitación, tomo una larga inhalación que me permita mantener el control.

¿Por qué tenía que enterarme de estas cosas por medio de la prensa? ¿Es que acaso Megan no me tenía la suficiente confianza para contármelo?

Cierro los ojos, mientras me dejo caer sobre el sillón, me obligo a mí mismo a dejar de pensar en mi hermana, no había nada que pudiera hacer y llamarla no serviría de mucho.

El resto de la tarde la paso en mi habitación, sin nada entretenido por hacer. Mantenía la esperanza de que Grace apareciera, ya sea para una nueva entrevista o simplemente para conversar, no quería ir hacia su habitación, no quería dejar en evidencia la necesidad que tenía por estar a su lado.

Cuando la noche llega, decido bajar hacia el comedor del hotel en vez de pedir servicio a la habitación.

—Suele ser complicado elegir algo en un bufete —volteo casi de inmediato en cuanto reconozco la voz de Grace. Las comisuras de mis labios tiemblan, una pequeña sonrisa se adueña de mi rostro mientras la observo. Su cabello se encuentra recogido en una coleta, pocas veces la había visto con ese peinado, luciendo adorable.

—Hola —pronuncio —¿en dónde te habías metido? No te he visto en todo el día.

—Tuve que terminar un par de páginas para el artículo —informa mientras comienza a poner un poco de comida en el plato que sostiene entre las manos—. Estamos por concluir los últimos detalles, así que probablemente pronto te llegue una copia de la revista.

—Sé que has hecho un trabajo estupendo —aseguro —así que no me preocupo demasiado por eso.

Grace sonríe, una pequeña pero bonita sonrisa se adueña de sus labios. Me observa por un par de segundos antes de centrar de nuevo su atención en la comida frente a nosotros.

Una vez que hemos elegido, nos encaminamos hacia una de las mesas que permanecen libres.

—¿Has hablado con tu hermana?

—No, quiero esperar hasta que regresemos a casa —informo —no es algo tan sencillo como para hablarlo por teléfono.

—¿Y tu madre ha dicho algo al respecto? —cuestiona.

—Que no tiene nada que ver con la decisión de mi hermana —pronuncio rodando los ojos —lo cual es poco creíble pero no hay nada que pueda hacer. Simplemente esperar para hablar con Megan, y hacerla desistir de su decisión.

—Pero si ella en verdad ha decidido hacer eso ¿por qué la harías retractarse? —cuestiona con curiosidad antes de llevarse un poco de comida a la boca.

—No es posible —aseguro.

—Pero ¿y si lo fuera? ¿Intentarías convencerla de que deje de hacerlo? —No encuentro que responder a eso, permanezco en silencio por un par de segundos, intentando encontrar las palabras adecuadas.

—A veces, los sueños terminan convirtiéndose en pesadillas —murmuro—. No quiero que Megan pase por eso, no si puedo evitarlo.

Haría todo, absolutamente todo lo que estuviera a mi alcance para evitar que mi hermana entrara en este mundo, sabía lo atractivo que podía llegar a ser. A mí nadie me advirtió sobre las consecuencias de hacerlo, así que no dejaría que Megan sufriera lo mismo que yo.

No si estaba en mis manos evitarlo.

Grace Baker.

El tiempo de la gira pasó con rapidez, con tanta que, a pesar de que deseaba regresar a casa, ahora que nos encontramos en el avión, hay un extraño sentimiento en mi pecho. De esos que se presentan cuando sabes que un momento maravilloso está por acabar, solo que esto no es solo un momento...ha sido por completo una experiencia excepcional.

Me acomodo en el asiento, mientras intento encontrar una postura adecuada que me permita escribir en la computadora. Oliver quería que el artículo estuviese terminado al llegar, y aunque tenía la mayor parte corregida, aún faltaban unos mínimos detalles que no quería dejar pasar.

—¿Estás ocupada? —Alex se escabulle en el asiento de al lado.

—Intento terminar mi trabajo —informo, él se inclina con ligereza, para poder observar la pantalla. —. Creí que intentarías descansar luego de la gran firma de ayer.

—No puedo descansar en los aviones —confiesa —los asientos me resultan un tanto incómodos, así que prefiero descansar cuando lleguemos al hotel.

—¿No hace falta mucho para eso? —cuestiono—. Haremos vuelo en escala, nos llevará cerca de veinticuatro horas llegar ¿no planeas descansar en todo ese tiempo?

—Considerándolo mejor, tal vez duerma un par de horas —afirma—¿tienes problema si me quedo en este asiento?

—Para nada, puedes quedarte el tiempo que quieras.

Él sonríe. Lo observo sacar su celular, lo eleva un poco y enciende la cámara.

—Sonríe —pronuncia mientras se apega a mi pecho, hago lo que dice, intentando dar mi mejor rostro porque debía de admitir que no era tan fotogénica como me gustaría—. Excelente.

Él baja el celular, lo observo teclear algo en él y luego caigo en cuenta de lo que hará.

—¿Vas a subirla a Instagram?

—¿Por qué no? —pregunta sin mirarme, un par de segundos después, mi celular suena. Lo abro, leyendo la notificación que aparece en la parte superior.

Alexander Campbell te ha etiquetado en una foto.

—Intentas hacer que muera asesinada por una horda de fanáticas enojadas ¿no es cierto? —pregunto mientras entro a la aplicación para darle "me gusta" a la fotografía. Sorprendentemente, a pesar de los escasos segundos que han trascurrido desde que Alexander publicó la foto, esta ha acumulado una cantidad considerable de reacciones.

—Eso pasa con el tiempo —pronuncia con una ligera sonrisa. Lo observo conectar sus auriculares al celular y colocárselos momentos después.

Cuando cierra los ojos y recarga la cabeza en el respaldo del asiento, regreso mi vista al celular.

"De regreso a casa ¡Nos vemos pronto!"

Sonrío en cuanto leo la descripción de la foto, entro a los comentarios, intentando no leerlos.

"Ha sido una gira maravillosa, eres increíble."

Envío el comentario, antes de colocarme los audífonos también y comenzar a reproducir la lista de canciones de mi celular, cierro los ojos, recostando mi cabeza contra el respaldo del asiento. Sin embargo, vuelvo a abrirlos en cuanto siento la mano de Alex deslizarse sobre la tela de mi pantalón, cuando encuentra mi mano, entrelaza nuestros de dos.

Observo su agarre, él se acomoda mejor en el asiento sin abrir los ojos, sin ser consciente de que no puedo apartar la mirada de él.

Alexander Campbell acabaría por completo conmigo, pero yo no tenía ni siquiera la más mínima idea.

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