—Deja ya de quejarte —regañó pasando el algodón con alcohol por la pequeña herida en su pómulo.

Después de aquella pelea que el rubio había iniciado tontamente, sus amigos le obligaron a hacerse cargo de él, pues este seguía alterado y queriendo golpear a Eunwoo. Seokjin le prometió que el mismo se encargaría de dejar al castaño en su casa sano y salvo, por lo que después de un par de ruegos por parte de Tae y Yoongi, terminó accediendo a dejar a Jimin en su casa y curarle.

—Eres un idiota, terminaste arruinando la noche de todos por puro capricho —continuó hablando bajo la mirada algo avergonzada y algo enojada de Jimin.

—Tú le besaste sabiendo que yo estaba ahí —espetó, quejándose cuando Jungkook apretó con fuerza el algodón en su herida—. ¡Oye, lo estás haciendo a propósito!

—No es como si no lo merecieras —respondió, cambiando el algodón para empezar a limpiar la herida en su labio inferior—. Además, no te importa con quien me beso o no.

—Jodidamente si me importa —siseó con el ceño fruncido.

Jungkook le observó sin moverse por un par de segundos, negando después con su cabeza y alejándose de él. Se sentó enfrentando los orbes cerúleos del mayor con ligero nerviosismo. Las palabras que le había gritado casi una hora antes seguían rebotando de un lado a otro en su cabeza no dispuestas a dejarlo en paz. Debía saber si eso era cierto.

—Jimin...lo que dijiste antes, tú ¿lo decías en serio? —musitó con su corazón latiendo como si estuviera corriendo una maratón y sus manos temblorosas por los nervios.

Jimin le miró desconcertado un par de segundos, bajando la cabeza poco después, observando el piso como si lo más interesante del mundo estuviera allí. Jeon asintió, sacando sus propias conclusiones debido a su falta de respuesta.
Se puso de pie recogiendo de manera rápida y brusca las cosas que había cogido del botiquín para curarle, y lo guardó todo de manera desordenada mientras Jimin seguía sin mencionar palabra alguna.

—Al parecer te encanta jugar con mis sentimientos ¿no es así?

—Jungkook n-no...y-yo...

—Cierra la boca, no quiero escucharte —espetó con los puños apretados—. Estás en perfectas condiciones ahora, creo que puedes marcharte.

Sin esperar respuesta se dio media vuelta y caminó hasta el baño para dejar el botiquín en uno de los estantes. Suspiró pegando su frente a la pared y reteniendo las ganas que tenía de gritar para desahogarse. No podía más. Jimin lo tenía harto. No sentía nada por él, se negaba a una relación pero le molestaba verle con alguien más, no lo entendía. Las cosas entre ellos siempre fueron complicadas, demasiado para su gusto.

Era tan simple como aceptar que sentía algo por él, o dejarle en claro de una vez que nunca habría algo más entre ellos y perderse de su vida para siempre. Pero no, el muy estúpido disfrutaba de volverlo loco.

—Pensé que ya te habrías ido —lo miró desde arriba, observando la respiración descompasada del rubio y como este jugueteaba con los pellejitos de sus dedos.

—S-sí me gustas —murmuró casi inaudible dejando a Jungkook algo atónito en su lugar.

—Entonces ¿por qué tú...?

—¡Porque el amor es una maldita mier...! —suspiró hondamente deteniendo su repentino arrebato—. Porque no pienso darle ese tipo de poder sobre mí a alguien, ni siquiera a ti...por más que te adore.

El menor mordió su labio inferior sintiendo como si sus órganos estuvieran revolviéndose en su interior, y una ansiedad profunda atravesó su alma. Lo más extraño, es que lo que sentía no era por él, sino que era por ver a Jimin así tan vulnerable y frágil frente a él.

¿Tanto daño le habían hecho para qué pensara de esa forma?

Al verlo así solo quería abrazarlo fuerte y susurrarle al oído que todo estaría bien. Apretarlo con su cuerpo intensamente y hacerle saber que siempre estaría para él, pero no podía, por más que quisiera no podía porque este no se lo permitiría...y poco a poco empezaba a entender sus razones.

—¿Tanto te aterra enamorarte? —preguntó, recordando por alguna extraña razón al personaje Holden Caulfield del libro "El guardián entre el centeno"—. ¿Es eso? ¿tienes miedo de enamorarte?

El rubio tragó saliva audiblemente sintiendo los ojos oscuros de Jungkook atravesarle el alma y desnudarle hasta el más mínimo centímetro de ella. Y entonces ya no pudo retenerlas. Las primeras lágrimas comenzaron a salir acompañada de sollozos bajos y la respiración temblorosa, sintiendo que una mano imaginaria apretaba su garganta impidiéndole respirar con normalidad.

—No quiero ser como ellos, Jungkookie —murmuró entrecortadamente observando fijamente sus manos.

—¿Cómo quiénes, Jimin? ¿De qué hablas? —preguntó en tono dulce tomando sus manos.

Park definitivamente era como Caulfield, siempre mostrando esa actitud distante hacia las relaciones humanas y los vínculos profundos. "El guardián del centeno" es una novela que leyó hace mucho, y por alguna razón quedó grabada en su mente, ahora agradecía eso porque sino nunca hubiera logrado comprender del todo a Jimin.

—De mis padres...

Jimin era filofóbico...igual que el personaje de esa novela. Era la única conclusión a la que había podido llegar.

—Ellos...no se amaban. Mi padre siempre llevaba mujeres a casa sin importarle que mamá estuviera o no ahí —apretó los puños con la mandíbula tensa—, y yo solo la veía sufrir por ese maldito sin poder hacer nada para ayudarla. Observando cómo se burlaba de ella en su propia cara y la humillaba frente a sus amantes como si fuera algo desechable e inservible.

—¿Por qué no le pidió el divorcio?

—¿Tienes una idea de la sociedad en la qué estamos viviendo? —preguntó negando con la cabeza levemente, pero al mismo tiempo completamente agradecido de que el pelinegro se mostrara tan comprensivo con la situación—. No quería que la señalaran por ser divorciada, ya tenía suficiente con un hijo homosexual, iba a ser la burla de todos.

—Entiendo...

Ambos de quedaron en silencio, el ambiente tornándose un poco incómodo debido a la conversación. Cada uno pensando profundamente acerca de distintas situaciones.

Jimin deseando tener el valor para amar a Jungkook sin obstáculos.

Jungkook queriendo meterlo a él en una cajita de cristal para cuidarlo de todo y que nada más pudiera dañarlo.

Y es que entendía esa aversión de Jimin al amor y las relaciones. Comprendía que sintiera miedo cuando toda su vida se la pasó viendo a su madre sufrir por ello, siendo desestimada e infravalorada de esa manera tan horrible.

—Jiminie —le llamó observando los orbes acuosos del mayor. Se agachó frente a él llevando sus manos a las mejillas rojizas, quitando culaquier rastro de lágrimas que pudiera quedar—. Necesitas hablar con algún profesional sobre esto que sientes.

—No... —se negó al instante pero los labios del menor posándose en su frente lo dejaron helado.

—Escucha, creo que eres...filofóbico, y de ser así necesitas ayuda.

El de ojos cerúleos experimentó una mezcla de emociones confusas en ese momento. Se sintió ansioso, inseguro y temeroso ante el hecho de que la idea de Jungkook pudiera ser real, porque eso solo significaba que su padre no solo había jodido a su madre, sino que también a él.

—Puedes buscar algún psicólogo que te ayude. Te prometo que estaré a tu lado paso a paso, no te dejaré solo —entrelazó sus dedos sonriéndole levemente, y Jimin sintió su corazón agitarse en su interior con fuerza.

Jungkook en verdad lo amaba, y ahora el quería retribuirle ese amor de la misma forma. Estaba consciente de que lo que el pelinegro decía tenía sentido, y si en verdad era filofóbico iba a tratarse, porque ese chico que lo miraba con pura adoración en sus ojitos brillosos se lo merecía.

Aprender a lidiar con ese miedo no sería fácil, pero si tenía a su lindo Jungkookie estaba seguro de que podría superarlo.

Filofobia: es el miedo irracional o la aversión al amor o a establecer relaciones románticas.

Al fin salió a la luz el porqué del actuar de Jimin.

Voten y comenten mucho si les gustó el cap, eso siempre me anima a actualizar más rápidamente.

Espero que se encuentren bien, nos leemos pronto. 💜