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Capítulo 1: Mistake

—Jimin, sigo pensando que cometiste un gran error en dejar a Jungkook de esa manera.

El mencionado rodó los ojos, mirando después de manera aburrida a su castaño amigo. Taehyung venía repitiéndole lo mismo una y otra vez desde hace una semana y ya estaba harto de escucharlo. Terminar lo que sea que fuera que tuvieron había sido lo mejor, ellos habían sido amigos antes de que esos encuentros casuales comenzaran, y mentiría si dijera que no sentía aprecio por el pequeño maknae de su grupo de amigos; por esa misma razón decidió cortar todo de raíz, porque no quería lastimar aún más a Jungkook.

—Te lo digo en serio —habló Taehyung seriamente—. Jungkookie es un chico dulce y detallista, y aparte de eso, está completamente enamorado de ti, nunca encontrarás una oportunidad mejor.

—No quiero una relación, y tampoco siento nada por él —explicó, pasando una mano por su cabello con cierto descontento por la insistencia del castaño en el tema.

—No me mientas Jimin, ambos sabemos que Jungkook no es solo un acostón más. Normalmente no pasas más de un mes con una misma persona, pero ya son cinco meses desde que comenzaron sus encuentros.

—Me folla bien, yo lo follo bien, tenemos química en la cama, eso es todo.

—Terminarás arrepintiéndote de esto.

—Sabes que nunca me arrepiento de nada —fue lo último que dijo antes de ponerse de pie.

El claxon del auto de Yoongi se escuchó y eso solo indicaba que era la hora de ir al bar. Era religión para su grupo de amigos, conformado por Taehyung, Yoongi, Namjoon, Jin, Hoseok y Jungkook; ir a beber todos los viernes al nuevo bar que inauguraron hace un mes, el "Bar Friendship" se había vuelto bastante popular por su ubicación y novedosos tragos. No estaba seguro de si el menor asistiría, lo más probable es que no quisiera verlo, así que tenía esperanzas de que decidiera no ir. Si ese era el caso podría aprovechar para buscarse una nueva conquista con la cual disfrutar un poco de la noche.

—Hola chicos —saludó en cuanto entró al auto, acomodándose en los asientos traseros, donde ya se encontraban Jin y Namjoon—. ¿Dónde está Hoseokie?

—Viene más tarde —respondió Seokjin de manera seca. Sí, el mayor del grupo estaba enojado con él por lo sucedido con el pelinegro. Al ser Jeon el menor, Jin prácticamente lo había acogido bajo su ala, tratándolo como si fuera su hermanito. 

Suspiró decidiendo ignorar el tono del mayor, centrándose en tararear la canción que emitían por la radio y de la que recordaba vagamente la letra porque era una de las favoritas de Jungkook.

El ambiente tenso del auto se disipó segundos después cuando comenzaron a charlar entre todos, contándose las novedades de la semana y cantando un par de canciones.

Las luces rojas y verdes del bar le daban un mejor ambiente al lugar, donde ya había cierta cantidad de personas bebiendo y conversando en sus mesas, o en la barra intentando coquetearle al apuesto camarero.

—Empecemos con unos shots de tequila ¿qué dicen? —Namjoon había sido el de la idea, que pronto fue aceptada con gusto por los demás.

Y así continuó la noche, entre alcohol, risas y charlas amenas. La media noche estaba cerca y recién en ese momento era que finalmente Hoseok había aparecido, pero contrario a lo que todos pensaban, Jungkook venía junto a él, vestido completamente de negro, con un abrigo grueso con capucha tapando su cabeza.

Luego del rompimiento el maknae había decidido alejarse, tomarse su tiempo para sanar sin tener que ver al causante de sus heridas, pero teniendo el mismo grupo de amigos eso iba a ser imposible. Por esa razón había apagado su móvil y se había encerrado esa semana en su hogar, intentado reflexionar y superar a su amado Park Jimin.
Y seguiría allí si no hubiese sido por la insistencia de Hoseok, que le rogó casi toda una hora que saliera y despejara un poco su mente.

Jimin lo observó, notando al instante como los ojos del chico no se despegaban de suelo, ni siquiera cuando respondía a los saludos de los demás. Se veía decaído, su ropa toda descuidada, el par de mechones de cabello que sobresalían de la capucha de su abrigo se veían desordenados y grasosos, como si no lo hubiera lavado desde ese día.

Jungkook siempre fue un chico alegre, de actitud alborozada y juguetona, con su cabello y ropa siempre limpios y arreglados, pero ahora solo parecía un alma en pena vagando entre los seres humanos. Le apenaba verlo así de desolado, pero no podía obligarse a sentir nada por él; porque Taehyung estaba equivocado, para él Jungkook solo había sido un acostón más. Así era siempre y eso no lo cambiaría el pelinegro.

Rápido los chicos comenzaron a sacarle conversación al menor para que se distrajera un poco, así que ese fue el momento en que aprovechó para caminar hacia la salida para fumarse un cigarro sin que los demás lo regañaran por ello.

Y solo había tenido la oportunidad de darle tres caladas al cigarro cuando la voz del pelinegro inundó sus oídos.

—Jimin hyung —se volteó al escucharlo, tirando al suelo el cigarrillo y pisándolo con su zapato—, quería hablar contigo.

—No creo que entre nosotros haya quedado algún tema del que necesitemos hablar.

—Pero hyung...yo te echo de menos.

—Jungkook, no vas a encontrar en mí lo que estás buscando —soltó con firmeza, mirando al menor con los ojos entrecerrados—, no busco una relación, ya te lo había dicho.

—Lo sé, pero aún así tenía la esperanza de que sintieras algo más por mí —su voz salió baja y entrecortada, mientras jugaba nerviosamente con sus manos.

—Lo siento Jungkook, lo único que siento por ti es aprecio, por el hecho de que somos amigos y eso.

—Entiendo —pasó sus manos por sus mejillas, limpiando el rastro de dos traviesas lágrimas que escaparon de sus ojos—. Siento haberlo molestado, hyung.

Se dio la vuelta caminando hacia dentro nuevamente, escuchando al mayor llamarle, pero haciendo uso de todo su autocontrol lo ignoró, porque sabía que si no lo hacía iba a terminar corriendo a sus brazos para rogarle que le diera una oportunidad.

—Jungkook, espera...mierda —llevó una mano a su frente, masajeándola por unos instantes.

El menor solo se sentó junto a Hoseok, con la cabeza baja y haciendo su máximo esfuerzo para retener las lágrimas. Le dolía no ser correspondido, pero lo peor de todo era que a pesar de todo lo que hicieron Jimin aún lo veía como su amigo.

Lo que restó de la noche el rubio no volvió a aparecer por allí, lo había visto entrar poco después de él, pero caminando directo a la barra, donde pronto instaló una conversación —bastante entretenida por lo visto— con el barman. Sabía que a ese punto ambos estaban coqueteando. Jimin era así, pero esperaba que al menos respetara su presencia allí, él sabía de sus sentimientos y coquetear así, justo en su cara, le parecía muy descarado de su parte.

Es cierto que entre ellos no había nada, pero por el aprecio que él decía sentir, en verdad creyó que no lo haría; lo creyó solo para darse cuenta después de que estaba equivocado, porque de un segundo a otro ambos, Jimin y el barman, habían desaparecido del lugar.

—Hyungs voy al baño un momento —avisó, poniéndose de pie, recibiendo un asentimiento general.

Solo quería lavarse el rostro y tener un momento a solas, se sentía asfixiado allí viendo a todos reír e intentar animarlo. Agradecía el gesto, pero sus intentos no estaban haciendo efecto, al contrario, lo hacía sentir peor porque sus hyungs estaban desperdiciando su noche en él.

Abrió la puerta del baño mirando la hora en su teléfono, el cual cayó al piso un segundo después cuando varios gemidos llegaron a sus oídos. Conocía a la perfección esos sonidos, los había escuchado muchas veces durante los últimos cinco meses como para no recordarlos. Lo peor de todo es que ni siquiera quería alzar la cabeza porque temía a la imagen que vería si llegaba a hacerlo, temía que su corazón se rompiera aún más si llegaba a verlo junto a alguien más de esa manera.

Pero a pesar de ello lo hizo, dejando de lado ese miedo encaró a ambos hombres, que seguían en lo suyo demasiado ensimismados como para notar su presencia o escuchar algún otro sonido. No fue hasta que Jimin abrió los ojos segundos después, que sus miradas coincidieron y este último, asustado, empujó al barman y comenzó a subir sus pantalones.

—Jungkook espera un segundo —pidió, pero el menor negó con los puños apretados y la vista nublada, no quería escuchar nada de lo que tuviera que decirle—. ¡Espera, no te vayas!

Dio media vuelta y corrió, sintiendo sus pulmones fallarle en un par de ocasiones y su pecho oprimirse. Ni siquiera fue capaz de despedirse de los demás, solo salió de allí intentando poner la mayor distancia posible del rubio. Corrió sin fijarse en nada más sientiendo las lágrimas correr por sus mejillas sin reparo, siendo muy tarde cuando notó que estaba en medio de la carretera y la luz que venía directo hacia él.

Un fuerte agarre en su brazo y un empujón lo desestabilizaron, solo sintiendo después como caía sobre una persona. Un chico de cabello oscuro y ojos café lo miraba desde abajo, visiblemente preocupado.

—¿Te encuentras bien? —Jeon se apartó de él, aún cabizbajo, demasiado avergonzado con el desconocido como para mirarlo a los ojos.

Este solo tomó su mano, mirando el pequeño raspón que tenía allí, asegurándose de que no tuviera alguna herida grave.

—Solo tienes un rasguño, estás bien —pronunció con evidente alivio—. Me llamo Eunwoo.

El pelinegro solo pudo sollozar, asustando a su salvador, que pensando que solo lo hacía por el shock del momento se dispuso a consolarlo, pasando con suavidad una mano por su espalda.

—Ya todo está bien, puedes llorar tranquilo.









Dejo esto por aquí y me retiro.
Happy Jimin Day!💜

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