Veinte.
||Kenneth Hilton||
Leí la último carta y no pude evitar sentir una punzada en el pecho, nunca esperé a que Ángela realmente pensara eso de mi.
Después de salir de rehabilitación habia deseado mucho verla, hablar con ella y decirle lo mucho que la quiero en verdad, pero al ir a buscarla me enteré que se había ido, que ni siquiera asistió a la graduación.
Encontré sus cartas mucho tiempo después cuando comenzaba a empacar mis cosas para ir a la universidad, encontré un paquete de cartas amarradas con una cinta roja. Investigue un poco y me enteré que Adrián fue quien las dejo en el medio de mi mesa de estudio, no se como las consiguió si ahí mismo decía que ella nunca me las daría, pero estoy agradecido de leerlas.
Todo este tiempo fuimos un juego perdido, algo que no tenía futuro. Yo no podía amarla porque amaba más mis adicciones y ella proclamándose como desastre cuando yo siempre la miré como arte, yo nunca fui alguien digno de ella.
Jamás logré entenderla por completo, pero lo intente. Intenté también ser bueno para ella, pero ella siempre mereció más de lo que yo podía ofrecerle.
Ángela merece estabilidad, merece cumplir sus sueños y yo solo la detendría. Merece tener su cuento de hadas, merece ser amada con la misma intensidad con la que ella ama.
No puedo sacarla de mi cabeza desde que tenemos catorce, su amor es todo en lo que pensé. ¿Como terminamos hablando en primer lugar? Ella era tan inteligente, y yo lo único que sabía hacer era dar problemas.
Durante mucho tiempo estuve jugando con fuego, aún cuando ya podíamos estar juntos, y aún así me sorprendió quemarme. Ángela siempre estuvo ahí, fui un tonto al pensar que podía jugar y que ella seguiría ahí.
Soy malo para ella pero no puedo soportar el hecho de no tenerla cerca, ojalá pudiéramos volvemos al principio; tragando cada mentira e intentando matar las mariposas cuando este tipo de sentimientos no mueren, se transforman. Esos días fueron los mejores para mí, cuando recién hablábamos y tontebamos,
pero ella nunca lo sabrá.
Me gustaría ser un maldito egoísta y pedirle que regreses, pero como mi padre siempre dijo: si amas algo tienes que dejarlo crecer, y eso a veces significa dejar ir.
Yo te amo y te estoy dejando ir.
Espero que vueles lejes, pero no muy lejos de mi.
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