Capítulo 17
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• Enamorarse es como un desfile de modas •
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La vida ahora es más ajetreada, pues por más que logré cerrar un contrato con Camila, sacar una colección prácticamente por mi cuenta no es algo sencillo.
Por ahora me la paso diseñando, en reuniones con Camila sobre la publicidad y distribución, planeando la producción y siendo muy atento con cada uno de mis movimientos, no quiero repetir errores. Han sido unos últimos cinco meses muy caóticos.
Sigo diseñando otras cosas en mi poco tiempo libre para distraerme, y siempre busco espacios para poder estar con Gold y mis amigos. Al final del día aún tengo 22 años, es normal que mi vida deba estar tan ocupada. Si no fuera así, dentro de 30 años sería un terrible viejo con artritis en las rodillas, probablemente.
Hace unos meses trabajé en una gran compañía de moda, fue un experiencia... Que me dejó muchas lecciones, para ponerlo de forma amable. Me permitió adentrarme en el mercado de la moda, aprender mucho sobre la perspicacia laboral e incluso me dió un pequeño romance que me enrumbó a abrirme a las relaciones románticas luego de muchos años de cerrarme a la idea, debido al fallecimiento de mi querido Wally y mi muy terrible romance juvenil con mi mejor amiga.
Tengo 22 años, y luego de muchos meses de ir lentamente paso a paso, finalmente acepté mis sentimientos por Gold y me encuentro en una relación con él.
¿Y la verdad? Es una experiencia inexplicable.
— ¿Sabes? Nunca ví usar toda este verde en tantos diseños de una misma colección, al menos nunca con unos resultados tan buenos. Podría realmente marcar tendencia— Escuché una voz aproximarse, y a los segundos Camila ya se encontraba ojeando nuevamente los diseños finales que se encontraban colgados en la pizarra, debajo de la cuál me encontraba yo trabajando en el escritorio improvisado en la pequeña oficina de su boutique.
— Tengo una gran fuente de inspiración— Dije, prácticamente en un suspiro enamorado, realmente mi chico hace que me despierten miles de ideas y conceptos. Ahora entiendo mejor el porqué tantos artistas son tan intensos cuando se trata del amor, si es que es la mayor de las musas.
— Los romances de juventud, que buenos tiempos— Bromeó ella, aunque parecía haber también cierta nostalgia en sus ojos.— Si te hace trabajar así de bien siempre, no lo dejes ir.
— No lo haré.
Ella palmeó mi hombro en respuesta y se regresó al frente de la tienda, dejándome a mí con mis pensamientos.
Espero hoy no tenga mucho que hacer, y pueda darle una visita. Desde que Gold aceptó oficialmente tomar la batuta del Orfanato una vez Oak se retire, él también se ha mantenido bastante ocupado.
A pesar de ello, las cosas entre nosotros fluyen como el agua. Estar con él es bastante más fácil de lo que mi cabeza se hacía melodramas. Es más, se siente como si desde que estoy con él la vida ha empezado a fluir con mayor facilidad. A pesar de los ritmos caóticos, las dudas o inseguridades, cada cosa siempre tiene una solución.
Realmente, y aunque se posiciona en el top 5 pensamientos más homosexuales, Gold es mi numen.
— ¡Ruby!— Me llamó Camila, extendiendo la 'y' de mi nombre.— ¡Ven, que hay algo que quiero discutir contigo!
— Ahora no estoy en casa, sigo en el orfanato. Lo siento, amor— Escuché a Gold decir a través de la otra línea, y será que sabe como me siento derretirme cuando me llama así, pero evita que suelte un puchero al instante que cierra su oración con ese apodo; en compensación, solo suspiré decepcionado.— Pero podrías venir si quieres a verme trabajar, no me falta mucho para acabar de todas formas. Luego de ello, podemos salir a cenar, déjame yo invito.
— Tú no me vas a engañar, si es que ya ví que me quieres secudir dándome todos esos ofrecimientos— Bromée, lo escuché reír ligeramente.
— Me atrapaste, tengo que jugar mis dos mejores cartas: Bueno con los niños y hombre trabajador con futuro. Si ya ni con eso te conquisto, entonces nada más podré hacer— Respondió él, siguiéndome el juego.
— Está bien, voy para allá. Solo porque en la primera cita no me puedes desflorar, es una regla implícita.
— ¿Y en la segunda?— Podía sentir su sonrisa sugestiva desde el altavoz.
— Uhmmmm... Lo pensaré— Dije, y escuché su celebración junto al pequeño regaño de Oak.— Ahí te veo.
Luego de terminar la llamada, alisté mis cosas y salí de la boutique de Camila. Encaminándome hacia el Orfanato, que por suerte no estaba tan lejos yendo en bus.
Ha pasado un buen tiempo desde que estuve ahí... ¿Cuándo fue la última vez? Para la fecha en que falleció Wally, ya todos habían sido adoptados -a excepción de Gold-; la gran mayoría se había graduado ya y empezaban a enrumbar sus vidas, yo también salí de la ciudad al poco tiempo para estudiar... Y empezar de nuevo.
Aunque al final no pude no volver, supongo que una parte de mí sabía que habían muchas cosas esperándome en esta ciudad.
No pasa mucho tiempo entre lo que llego a la parada de buses y llega el que me corresponde. Por suerte no se encuentra muy repleto y puedo llevar un trayecto tranquilo. Una vez en mi destino, bajo y camino un par de cuadras hasta encontrarme con aquella casa tan familiar.
Grande, colorida y llena de recuerdos, con los cuales ahora puedo convivir en paz, incluyendo a los más amargos.
Oak me recibió en el hogar, dándome un fuerte abrazo. Había olvidado la calidez de este exigente señor al que todos consideramos como un abuelo de cariño.
— Me alegra que estés aquí, Gold me comentó sobre ustedes— Dijo Oak mientras caminábamos por el pasillo central hacia el comedor.— Fue una muy bonita noticia.
— Por favor no me diga que usted sabía desde hace años que íbamos a terminar juntos— Bromée, él se rió ampliamente.
— No podría saberlo, aunque siempre pensé que se complementarían muy bien.
— No se lo negaré, al inicio fue un poco difícil imaginarme saliendo con Gold, pero realmente me hace muy feliz— Admití, y abrí la puerta hacia el comedor donde se encontraban esos pequeños humanitos comiendo, junto a Gold quién los vigilaba.
Fueron unos segundos que me permití observarlo en esa dulce faceta de cuidador, realmente es una vista enternecedora. Gold al poco rato notó mi presencia y se acercó hacia donde yo estaba, a lo que Oak lo relevaba y se aproximaba a los niños.
— ¿Acaso mis ojos están viendo al novio más guapo del universo? Si es que esto debe ser una alucinación, toda esa belleza en una sola persona es imposible— Dijo Gold, con esa sonrisa y voz pícaras.
Yo reí y lo saludé con un corto beso en los labios.
— Pensé que yo era el cursi.
— ¿Qué acaso uno ya no puede simpear por su chico en paz?— Respondió, pretendiendo ofenderse pero con una gran sonrisa en el rostro. Rodé los ojos en respuesta.— Déjame que despacho a estos chiquillos a sus cuartos y nos escapamos, podemos ir a mi casa y pedir algo.
— Vayamos mejor a un restaurante, ya tengo el lugar perfecto en mente— Propuse.
— ¿El señor ermitaño está rechazando una noche tranquila en casa? ¿Qué estamos celebrando?— Me preguntó con ese tono juguetón que siempre me eriza la piel en emoción y competitividad.
— Digamos que... Tu asombroso chico ya tiene una fecha oficial para la pasarela del estreno de su colección.
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