Capítulo once
—Maiko... Explícame... ¿Por qué Luna tiene a mi bebé?
Ante esas palabras, Maiko sintió como su garganta se secaba, pero supo disimularlo y pensar rápido en sus siguientes palabras, asegurándose de hablar con mucha cautela.
—Kohaku... No entiendo... ¿De qué estás hablando, querida? —Intentó sonar muy preocupada.
—Vi una foto de Luna en internet... y ella tiene a mi bebé —dijo con simpleza.
Maiko maldijo mentalmente.
Como Kohaku nunca antes había usado redes sociales, creyó que no había problemas en dejar que Luna presumiera a la niña libremente en sus redes sociales.
—¿Te... refieres a la hija de la señora Luna con su esposo? Kohaku... Esa niña no es tuya... ¿Por qué crees algo como eso?...
—Yo reconozco a mi propia hija, es ella... O sea que... nunca estuvo muerta... —Su voz comenzó a ponerse emocional y nostálgica.
Maiko estaba comenzando a preocuparse de que sonara tan segura.
—Pero es imposible... Quiero decir, entiendo que lo pienses al ver la foto, porque tu hija era parecida a Senku-sama, y la hija de Luna también lo es, pero... Kohaku, querida... la hija de Luna es un año menor que la tuya... Ahí mismo en internet puedes encontrar esa información.
—Pues internet miente —aseguró, con tanta firmeza que Maiko tuvo que contener un gruñido de ira.
—Querida, ¿segura que no estás viendo solo lo que quieres ver? Es común que ante una perdida el cerebro busque cualquier forma de intentar negar la dolorosa realidad, pero es solo una fantasía. Tu niña murió...
—Y entonces dime, ¿por qué está usando la ropa que yo misma tejí para ella?
Por primera vez, Maiko se quedó en blanco.
—¿Por qué aquí en internet dice que se llama Ishigami Tsukiku? —preguntó Kohaku, con voz llorosa y rota—. ¿Por qué es idéntica a la bebé que perdí? ¡¿Por qué tiene mis ojos?!
Kohaku empezó a sollozar y Maiko rápidamente aprovechó la oportunidad para pensar en qué decir.
Aunque lo primero que hizo fue maldecir mentalmente a Luna por ser tan estúpida e incompetente y haberle puesto el mismo nombre y hasta haber usado una foto en redes de la misma ropa que Kohaku le compró. ¡Como odiaba a la gente tan ineficiente!
¿Qué podía hacer ahora?
Una madre enceguecida por amor y la posibilidad de recuperar a su hija no iba a creer cualquier mentira, estaba acabada, la mentira se le terminó.
Sin embargo, eso no necesariamente significaba que no podía seguir adelante con su plan.
Solo debía controlar mejor a Kohaku... y la pobre era tan simplona y manipulable que no le sería nada difícil.
—Kohaku... acabó de buscar esas fotos que me dices en internet... —murmuró con voz preocupada, fingiendo estar al borde del llanto—. Creo... creo que es posible que tengas razón.
"Eso, ponte de su lado, que siga creyendo que eres su aliada".
—¡¿Pero por qué?! ¡Me dijiste que ella murió! ¡Me dijiste que tú y los doctores trataron de salvarla! ¡¿Acaso me engañaste todo este tiempo?!
—Yo... Yo... No lo entiendo... Estuve ahí cuando los doctores intentaban reanimarla, sí, los ayude y todo... pero... en un momento, de repente me sacaron de la habitación porque yo empecé a llorar demasiado... Oh, Dios... ¿crees que en ese momento se robaron a tu hija?... —Su tono lleno de horror y preocupación fue la actuación perfecta.
—¡¿Y cómo?! ¡Tú dijiste que eran de tu entera confianza! ¡Me lo prometiste! —Ella estaba llorando peor ahora. Bien, su estado emocional era muy frágil, aunque debía tener cuidado con su ira, eso podría volverla irracional.
—Eso pensé... El doctor en jefe era mi amigo... —Su voz llorosa fue perfecta—. Nos conocíamos desde la universidad, nosotros... Oh... Oh, por Dios... —dijo de pronto, como si acabara de tener una epifanía—. Él... Hubo una época en la cual ese doctor fue muy amigo del señor Wright... Creo... Quizás... Quizás era su espía... Tal vez le dijo que yo estaba ayudándote y, como su hija no podía tener hijos por su enfermedad... ¡debieron hacer algún tipo de plan retorcido para quitarte a tu hija! —sollozó con horror perfectamente fingido.
—¡¿Por qué?! —gritó ella, llorando peor—. ¡¿Por qué mi hija?! ¡¿Por qué ella?! ¿Por qué a mí...? —Su voz fue más suave, más triste y destrozada.
Ella estaba vulnerable, era el momento de atacar.
—No lo sé... No entiendo como un hombre para el que trabaje tantos años pudo ser capaz de algo tan horrible... —Volvió a sollozar—. Pero te prometo que lo averiguare, y también veré la forma de hacer que te devuelvan a tu hija. Yo... Creo que esto es mi culpa. Fui demasiado descuidada... permití que te hicieran tanto daño... —Su voz sonó llena de arrepentimiento.
—No... No es tu culpa, tú solo intentabas ayudarme... —En cuanto Kohaku dijo eso, Maiko sonrió complacida—. Pero... quiero a mi hija ahora. ¡Es mía, ellos me la quitaron! ¡¿Senku siquiera sabe esto?!
—No lo sé, querida, la verdad que no... Yo hasta hace poco creí de todo corazón que ella era hija de Luna y que el nombre era solo una coincidencia... Vaya que fue una descarada, ni siquiera le cambió el nombre... y la mantuvo oculta para que ni yo me diera cuenta de la brecha de edad, pero ahora que lo sé yo me ocupare de todo. ¡No dejaré que esta injusticia tan grande quede impune! Tú no debes preocuparte por nada, yo...
—¡No, lo haremos juntas! ¡Yo te ayudare! ¡En lo que sea que pueda ayudar, lo haré!
—Ay, Kohaku... me encantaría, de verdad que sí, pero sabes lo poderosa que es la familia Wright... Al yo ir en su contra, incluso puede que esté arriesgando mi vida...
—¿Qué? ¡Entonces con más razón debo ayudarte! ¡Crecí en las calles y sé defenderme, puedo protegerte de ellos!
—¿Contra sus armas y sus cientos de matones? Temo que es imposible... pero yo tengo una ventaja, y es que ellos confían en mí. El señor Wright ahora mismo está en Japón atendiendo negocios, iré allá e intentaré averiguar todo lo que pueda para conseguir pruebas y presionarlos a que si no te devuelven a la niña sacaré todo a la luz. Temo que es la única forma de ir en contra de gente tan poderosa como lo son ellos.
—¿Pero no puedo demandarlos? ¿No puedo ir a la prensa yo misma? Todavía tengo todas las cositas de los chequeos de mi embarazo y si hacemos una prueba de ADN...
—Querida, debes entender que los Wright son muy poderosos. ¿Si los demandas? Compraran al juez. ¿Si vas a la prensa? Antes de sacar la nota la prensa le avisará a él que tú quieres hundirlos y entonces... Dios, quizás sea hasta capaz de matarte...
Oyó a Kohaku gruñir de frustración.
—¡Ja, no me importa incluso si me mata! ¡Pero no voy a quedarme de brazos cruzados con los que se robaron a mi hija!
—Pero ¿no quieres la oportunidad de criarla? ¿No quieres la oportunidad de hacer a esa niña feliz? La he visto, Kohaku... Luna no la cría bien. La pobre pequeña solo es atendida por sirvientas, su propio padre apenas y sí la ve... Es tan callada y triste... Ahora me doy cuenta de que necesita a su verdadera madre...
Cuando Kohaku volvió a llorar, con el corazón totalmente roto por sus palabras, Maiko sonrió al ver que estaba cayendo por completo en cada una de sus trampas.
De verdad que esto era demasiado fácil.
—Si quieres recuperarla de forma segura, para poder criarla y darle la vida que merece, no debes hacer absolutamente nada. Solo debes esperar a que yo me encargue de todo, soy la única que tiene oportunidad. Y quizás tarde algunas semanas... o meses... —O años, o nunca—. Pero lo voy a lograr.
Kohaku siguió llorando un buen rato, obviamente llena de impotencia, pero finalmente cedió.
—Está bien... Te lo dejaré a ti... Confió en ti...
Maiko alejó el celular para reírse un poco, antes de volver a su voz llorosa y prometerle que pronto tendría a su niña en brazos, luego le colgó.
En serio, manipular a esa idiota era demasiado fácil.
.
Maiko era una persona buena, Kohaku de verdad creía eso... pero igual no pensaba dejarle todo el trabajo.
Sin embargo, le prometió que no haría nada, solo para no preocuparla.
Esa noche, se escapó de casa de su hermana sin siquiera decirle nada, simplemente juntó sus cosas y se fue huyendo por la ventana.
Ahora mismo, tendría que enfrentarse a personas muy poderosas, y no quería meter en problemas a su familia, era mejor alejarse de ellos mientras podía.
Se sentía muy culpable, pero su prioridad era su hija.
Tomó un tren, varios autobuses, hizo dedo y un par de conductores la ayudaron, y caminó kilómetros y kilómetros por las calles aun en la madrugada, sin dormir, sin importarle arrastrarse por el lodo, hasta que llegó a la mansión Wright de Florida, donde internet decía que vivía Luna actualmente.
La dirección en si no estaba muy clara en internet, pero como Luna subía tantas fotos a redes sociales, y como Kohaku las revisó a todas y cada una, logró hacer un mapa mental y la buscó usando el satélite de Google. Y claro que la encontró.
Sabía que no debería hacer nada, que no debía poner en riesgo el plan de Maiko para devolverle a su hija de forma segura, pero... quería ver a su hija... quería abrazarla... prefería la muerte antes que pasar un segundo más alejada de ella.
Pero... ¿cómo lo haría sin arruinar las cosas para Maiko y ponerla en peligro también?
Gruñendo, no le quedó de otra más que alejarse de la mansión... pero no mucho, simplemente se fue a un par de calles donde había bastantes tiendas y un centro comercial.
Durmió solo un par de horas en el hueco de un gran árbol donde pudo ocultarse bien y salió horas después del amanecer.
Fue al centro comercial, al área de comprar víveres, para buscar algo de comer y así tener fuerzas para allanar esa mansión si era necesario, aunque la verdad que ese probablemente era un pésimo plan.
Estaba tomando un par de manzanas, ya que las vendían baratas y no tenía mucho dinero, cuando un par de mujeres mayores con vestidos de sirvientas y bonitos cestos de compra se acercaron a tomar frutas y vegetales, conversando alegremente entre ellas.
Kohaku tomó una última naranja para algo de variedad y estaba a punto de seguir su camino cuando oyó algo que llamó su atención.
—Y a la pequeña Tsukiku le gusta mucho la papilla de manzana, así que aprovecha que aquí están baratas y lleva muchas —dijo una de las sirvientas.
Tuvo que dar todo de sí para no girarse, tomarlas de los hombros y sacudirlas para exigirle a gritos llevarla con su hija, y en cambio, con su mano temblando, tomo otra naranja y fingió examinarla mientras escuchaba.
—Ah, da lo mismo, nunca come el plato completo, esa niña está demasiado delgada, ya te digo. —Sus palabras llenaron de miedo el corazón de Kohaku—. Turquoise dijo que la doctora dijo que en general está bien, pero si puede comer un poco más mejor, lo que se traduce a que está mal alimentada. A mi hijo yo lo tenía cachetón y muy sano.
—Sí, es increíble que con tanto dinero su madre no la pueda cuidar bien. —La otra bufó—. Más la cuidamos nosotras que ella. Llena a la pobre de sirvientas y luego llora porque la niña ni quiere llamarla mamá.
—Agh, es cierto, y hasta piensa contratar más para cuidarla porque la niña últimamente está incontrolable ahora que tiene tres y le encanta correr y jugar por todas partes. Y la verdad es muy rápida, Turquoise no puede controlarla, solo su esposo Jasper, pero como él tiene su propio trabajo no está mucho en la casa, ya sabes, y nadie la controla, nadie ni lo intenta, la mayoría ya estamos demasiado viejas.
—Sí, debería contratar mujeres más jóvenes, si es que ella misma no va a ni siquiera intentar controlar a su hija.
—Disculpen... —Por puro impulso, Kohaku se les acercó sin pensar, acomodando un poco la capucha de su sudadera para no verse como una ladrona o algo—. Yo... Yo no pude evitar escucharlas y... quiero... quisiera... L-la verdad buscó trabajo —inventó con nerviosismo, aunque era técnicamente cierto—. Mi... mi familia me echó de la casa porque... ¡porque estoy embarazada! —dijo la primera mentira que se le ocurrió—. E-estoy desesperada, ¿creen que podrían a-ayudarme?
Maldita sea, siempre le dijeron que era una terrible mentirosa, pero esta vez dio su mejor esfuerzo, ¿le creerían?
Por suerte, las mujeres mayores la miraron con ternura y comprensión.
—Ay, querida, a mí también me pasó, los padres a veces pueden ser tan crueles... —La más anciana la miró con comprensión.
—Y déjame adivinar, ¿el malnacido de tu novio no quiso hacerse cargo, verdad?
Pensar en el malnacido de Senku hizo que Kohaku fingiera una buena expresión de tristeza y rencor mientras negaba con la cabeza.
—Típico de los hombres, el padre de mi primer hijo me hizo lo mismo, menos mal luego encontré a mi esposo, que es un sol. En fin cariño, tú no te preocupes, la señora Luna es un poco mimada pero es un amor, seguro te dará el trabajo y también un cuarto si es que no tienes donde quedarte. ¡Además por tu acento eres japonesa igual que su esposo y que Turquoise, seguro que le caes mejor!
—La pequeña Tsukiku también habla más japones que ingles gracias a Turquoise —exclamó la otra—. Debes ser perfecta para el trabajo de cuidar a la pequeña, seguro que te contrata.
Kohaku las miró esperanzada.
—¿E... en verdad lo creen? —Su voz se volvió llorosa al pensar en poder ver a su hija todos los días, incluso si debía hacerlo mientras fingía ser una sirvienta.
Las mujeres solo se conmovieron más al ver sus lágrimas.
—Pero claro, querida. Ven con nosotras, ¿sí? Te llevaremos a la mansión y te pondremos un uniforme adecuado para que conozcas a la jefa.
—¡Gracias! Yo... —Se interrumpió al darse cuenta de algo.
¿Qué tal si Luna ya sabía quién era ella? Si la espió para quitarle a su hija, seguro que la vio en fotos... pero de eso ya había pasado tiempo... quizás no la recordara, pero... igual sería mejor tomar algún tipo de precaución.
—Yo... Emm... De... De verdad quiero ir al baño ahora. Ya saben, el e-embarazo es así —recordó por la época en la que en serio estuvo embarazada.
—¡Ay, sí, pobre de ti! ¡Ve, ve, te esperamos aquí! —Las dos le creyeron.
Kohaku corrió hacia los baños, y luego fuera del super dentro del centro comercial, hacia el área de peluquería, donde rápidamente compró una peluca de cabello castaño, ya que no había tiempo de teñirse.
Se la colocó con mucho cuidado y volvió corriendo con las sirvientas, agradecida de haber estado usando la capucha todo el tiempo.
La llevaron a la mansión, le dieron un uniforme, y luego la llevaron con Luna.
Kohaku tuvo que contener su mirada de odio, sus ganas de gritarle y hasta de golpearla por atreverse a robarle a su hija, tuvo que controlarse, porque esta era su oportunidad perfecta para estar cerca de su niña sin arruinar los planes de Maiko.
Luna escuchó a las dos sirvientas hablar de su cruel historia de cómo fue echada de su casa por estar embarazada, ¡las sirvientas hasta exageraron peor la historia para conmoverla! Mentían mejor que Kohaku, honestamente, y Luna se conmovió hasta las lágrimas.
—¡Quedas contratada! —exclamó con facilidad que casi la hace irse de espaldas—. ¿Y cómo te llamas? —La miró con una sonrisa amable.
—Hi... Hikaishi... Ko... ¡Hikaishi Koharu! —exclamó finalmente, sudando frío.
¡Dios, de verdad era una pésima mentirosa!
Sin embargo, Luna ni la cuestionó.
—Ay, que lindo, te presentas primero con el apellido, igual que mi esposo, ¡me agradan tanto los japoneses! Y también eres perfecta para hablarle a mi hija en los dos idiomas, ella ya se está volviendo bilingüe, pero prefiere el japones. Ven, te la voy a presentar.
Luna siguió parloteando mientras Kohaku la seguía ansiosa, ignorando sus ganas de matarla por llamar su hija a SU hija, pero se controló de hacer algo estúpido.
Sin embargo, al ver a su hija... su preciosa, pequeña y hermosa Tsukiku... jugando a lo lejos con unos bloques... su corazón se paralizó por completo, antes de latir con un estallido de emoción y amor que la hizo incapaz de seguirse controlando.
Corrió hasta esa pequeña, hacia su pequeña, y la cargó en sus brazos de inmediato, abrazándola mientras las lágrimas caían incontrolables por sus mejillas.
—Mi hija... mi bebé... —susurró con suavidad, besando amorosamente su cabecita.
Tsukiku estaba muy confundida, al igual que todos los que presenciaban la escena.
Por un momento, la pequeña niña pareció querer romper a llorar al ser tratada de este modo por una desconocida, pero... no lo hizo...
Su hijita enterró su carita en su cuello y cerró los ojos... casi como si la reconociera...
Y eso fue más que suficiente para que Kohaku decidiera que, no importa cuánto le costase, iba a llevarse a su hija con ella... incluso si le tomaba toda su vida.
Continuará...
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CELESTE kaomy faaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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