Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo nueve

Cuando llegó el momento de que Senku conociera a Tsukiku, Luna estaba tan nerviosa que se llevó varios regaños de parte de Maiko. La mujer mayor constantemente le llamó la atención por su comportamiento, recordándole apegarse a todo lo que ensayaron y se prepararon para ese momento.

Tsukiku tenía un año y nueve meses de edad, pero Senku creía que ella tenía solo un año y tres meses. Tsukiku podía caminar bastante bien, hablaba muy poco, pero de forma clara para una bebé de su edad, aunque no estaban preocupadas por eso porque nunca hablaba en presencia de extraños, y, pese a ser su hija, ella no conocía a Senku en lo absoluto.

Maiko estaba segura de que Senku creería por completo en la mentira, Luna tenía serias dudas.

En esos meses que estuvieron preparándose, Luna no logró del todo formar un vínculo profundo con la bebita, pero al menos podía cargarla por bastante tiempo sin que llorara ni quisiera alejarse de ella, así que, al llegar la hora en la que Senku vendría, Luna sentó a Tsukiku en su regazo, con Maiko de un lado y Turquoise del otro, le dieron su peluche de gato a la niña y se sentaron muy rectas, justo a tiempo para cuando Senku llegó a la sala de la casa principal que tenían en Estados Unidos.

—¡Q-querido, bienvenido! —Luna lo saludó con nerviosismo.

Senku no pareció ni verla, sus ojos estaban fijos en la niña, que hoy tenía un vestidito azul cielo y su cabello atado en dos coletitas, con su flequillo recto muy bien peinado.

Se acercó a ellas, mirando con ojos entrecerrados a Tsukiku, haciendo a Luna sudar frío.

Maiko le dijo que al principio le mostraba las fotos a Senku de la edad verdadera de la pequeña, pero a medida que pasaban los meses sutilmente se iba saltando etapas de crecimiento para hacer ver que era más grande. Después de darle fotos de Tsukiku de cinco meses, de pronto le mandó fotos de ella con siete meses, luego con nueve y así y así, para simular que crecía más de lo normal, cosa que tampoco era tan descabellada ya que los bebés crecían cada uno a su modo.

En resumen, Senku no tenía motivos para sospechar que le mintieron en eso.

Luego de un tenso momento de escrutinio, por fin habló:

—Déjame cargarla —pidió el científico, tendiéndole los brazos a Luna.

—¡P-por supuesto! —Le dio a la bebé, que se tensó de inmediato, abrazando a su peluche de gatito y mirando con ojos grandes y asustados a Senku, que la tomó por debajo de las axilas con los dos brazos extendidos, mirándola con ojos inexpresivos.

Después de unos incómodos segundos, los ojos azules de Tsukiku se aguaron y ella empezó a llorar a gritos, estirando sus bracitos hacia Turquoise, que de inmediato corrió a cargarla.

—Deberías cargarla con más delicadeza —regañó a Senku, con una mirada reprobatoria.

—Cuidado con cómo le hablas a tu jefe y señor de la casa, servidumbre. —Maiko se metió para mirar a la sirvienta con ojos llenos de advertencia—. Senku-sama, discúlpela.

—Tiene razón, no tengo idea de cómo cargar a un bebé. —Rascó su oído con indiferencia—. Luna, necesito hablar contigo. Vamos a la biblioteca.

—¡Oh, por supuesto! —Todavía más nerviosa, lo siguió fuera de la sala, no sin antes recibir una mirada de Maiko suplicándole con los ojos que no arruinara todo por lo que habían trabajado.

Se sentaron frente a frente en los sillones de la biblioteca y Luna le ofreció té, pero él se negó.

—Tengo una pregunta... —dijo él, recostando su espalda contra el sillón y subiendo una pierna sobre la otra—. En las fotos no se notaba muy bien... el color de sus ojos, pero... me sorprende que tenga ojos azules... —susurró, casi hablando solo, con la mirada perdida—. ¿Alguien de tu familia tenía ese color de ojos? —La miró con leve curiosidad.

—¡Eh, sí! —Por fortuna, Maiko ya había previsto esta pregunta—. Mi abuela materna, ella tenía los ojos igualitos. —Asintió una y otra vez.

—Ya veo...

Después de eso, Senku se quedó en silencio un largo rato.

—¿T-todo bien? —preguntó ella finalmente.

—¿Planean seguir quedándose en Estados Unidos?

—La verdad sí... —Maiko le aseguró que era lo mejor mantener a la niña alejada—. A-al menos un tiempo más, tengo que pensarlo mejor y... y eso. —Carraspeo.

—Muy bien. —Se levantó de pronto—. Creo que no le agradé mucho a Tsukiku, así que me iré ahora. Tengo trabajo que hacer aquí también. Quizás la visite mañana o en unos días... o la próxima vez que venga al país. Te mantendré informada. —Y entonces, sin más, se fue.

Luna pudo respirar tranquila.

Habían pasado la primera prueba.

.

La siguiente vez que Senku vio a su hija, fue poco después de que cumpliera dos años de forma ficticia, porque en realidad ya tenía dos años con más de seis meses. Él no sospechó nada, más concentrado en el hecho de que su hija no tenía ni el más mínimo interés en él, y él tampoco sabía cómo acercársele.

Luna tampoco lo ayudaba, a veces hasta le daba la impresión de que Tsukiku era más cercana a las sirvientas que a su propia madre. Y las sirvientas no parecían muy contentas con él tampoco, o quizás solo estaban intimidadas porque Maiko las obligaba a tratarlo como un rey o una mierda de esas.

En esa visita se quedó más tiempo, y un día decidió sentarse junto a ella mientras jugaba a acomodar bloques, simplemente observándola en silencio.

Ella lo miraba de reojo, pero no se puso a llorar y siguió jugando. Bien, un avance.

Observó con curiosidad como jugaba con los bloques, armando torres y hasta una pirámide. Qué lista.

Sonrió inconscientemente y ella volvió a mirarlo, pareciendo sorprendida. Entonces, de la nada, le tendió un bloque.

—Eh... —Se sorprendió—. ¿Para mí? —Ella asintió en silencio y él tomó el bloque casi como si fuera un tesoro de enorme fragilidad—. Gracias...

Empezó a girar el bloque en sus manos mientras la observaba jugar, y ella volvió a mirarlo con sus grandes, curiosos y malditamente familiares ojos azules.

—¿Tu nombe? —preguntó de pronto, sorprendiéndolo todavía más. Esta era la primera vez que la escuchaba hablar. Tenía una vocecita aguda y adorable, pero hablaba en susurros, como si temiera alzar mucho la voz.

—¿Mi nombre? —Tsukiku asintió—. Soy Ishi... Soy... Senku. Soy tu papá. —Se rascó el oído con el meñique con una mueca de incomodidad.

—¿Mucho nombes?—Pareció confundirse.

—¿Eh? Oh, no. Soy... soy papá. Debes llamarme papá —explicó, tenso de pies a cabeza.

—Papá —dijo ella, y él sintió algo cálido expandirse en su pecho.

—Muy bien —la felicitó, volviendo a sonreírle.

—Juega, papá. —Le dio otro bloque y lo miró atentamente, casi sin pestañear.

Algo aturdido, Senku dejó los dos bloques en el suelo y, lentamente, subió un bloque encima del otro. Entonces, Tsukiku le sonrió, satisfecha, y volvió a concentrarse en su propio juego.

Él se sintió como si le hubieran quitado todo el aliento.

Con que esto era la paternidad, ¿eh?... Podría acostumbrarse.

No interactuaron mucho más, no quería incomodarla, y al día siguiente tuvo que irse para manejar sus negocios en Japón, pero regresó apenas pudo tres meses después.

Cuando llegó a casa de Luna, Tsukiku lo señaló de inmediato.

—Papá.

Senku sintió todo su rostro iluminarse. ¡Ella lo recordaba!

Se le acercó e hizo amago de querer cargarla, pero Tsukiku se abrazó al cuello de Turquoise y él sintió su corazón agrietarse un poco. Oh, bien... Demasiado pronto.

No tenía mucho tiempo, debía ir a California por una reunión de trabajo, así que solo podría quedarse unas horas y luego irse y probablemente no podría volver en otro par de meses.

Ahora Tsukiku estaba interesada en jugar con dominos, y era sorprendentemente buena alineándolos y podía lograr que varios se cayeran en fila, aunque no muchos, y tampoco aceptaba que Senku la ayudara, pero le dio unas cuantas fichas para que pudiera jugar también, por su cuenta y sin entrometerse.

Todavía no hablaba mucho y parecía que ya estaba desarrollando cierta terquedad.

Al ver sus ojitos azules tan concentrados y su rostro lleno de determinación, Senku no pudo evitar el pensamiento de que ella parecía toda una pequeña leona...

Segundos después de pensar eso, se abofeteó mentalmente con fuerza y su ánimo decayó inevitablemente, haciéndole imposible el siquiera forzar una sonrisa, y aparentemente la pequeña notó el cambio en su humor, porque abandonó su juego y salió corriendo en busca de Turquoise.

Se sintió herido, a pesar de que sabía que era su culpa, y decidió irse antes de tiempo.

Era extraño, pero ya sentía cierto vinculo hacia su hija, y la verdad... lo más probable era que ella estaría mucho mejor sin él.

En California hizo nuevos socios, conoció científicos de otros campos y hasta consiguió un nuevo amigo, otro japonés, cosa que mejoró ligeramente su estado de ánimo. Se había alejado de Taiju, Tsukasa, Gen y Ryusui últimamente, así que conocer a Chrome y tener a alguien con quien hablar sin que le tuviera lástima por lo miserable que era su vida era un poco refrescante, sobretodo porque hablaban de ciencia y Chrome estaba muy interesado en aprender cosas nuevas y quizás sumarse a su gran proyecto.

Chrome hizo un viaje de unos meses con él a Japón para un trabajo en conjunto sobre la composición del suelo lunar y los recursos que podrían encontrar. Era un hombre brillante, lo presentó ante el señor Wright, su suegro, y este le ofreció un puesto en el proyecto multimillonario.

Chrome aceptó sin pensar y luego volvieron a Estados Unidos para hacer más trabajo de investigación. Senku se tomó un fin de semana para ir a visitar a Tsukiku porque, aunque sabía que ella no lo necesitaba en lo absoluto, no podía resistir sus ganas de asegurarse de que estuviera bien y al menos pasar un poco de tiempo con ella.

Como habían pasado ya casi un año, Tsukiku ahora tenía tres años y pareció confundida al verlo.

Él sintió pánico.

¿Acaso se había olvidado de quién era?

—Papá. —Cuando esa palabrita salió de su boca, la primera sonrisa genuinamente emocionada, feliz y radiante en meses abarcó el rostro de Senku—. Hola.

—Oh, hola. —Parecía que hablaba un poco más ahora—. ¿Cómo estás?...

—Tsukiku está bien. —Se sentó en el suelo, abrazándose a un peluche de gato—. ¿Cómo está papá?

—Bien. —Se sentó junto a ella y quiso sacarle algo de platica, sin mucho éxito. Seguía sin ser muy conversadora.

Ese día estuvo pegado a su hija todo el tiempo, ignorando los intentos de Luna de intentar pasar tiempo con él.

Aunque Tsukiku no le respondía mucho, notó con fascinación que podía entender la gran mayoría de lo que le decía. Hasta sabía el significado de la palabra "disciplinario", al menos en cierta medida.

—¿Puedes darme una definición? —También sabía lo que definición significaba, lo cual era mucho.

Disciplinatio —repitió no muy bien, con dificultad para pronunciar la "r", cosa que no había corregido aún—. Es la fodma en la que mi nana educa a Tsukiku, con muchas deglas y mucha educación y siendo muy esticta.

En su versión bebé e infantil, la definición estaba muy bien, y Senku estaba encantado.

Al día siguiente se dedicó toda la mañana y tarde a leerle libros cortos infantiles sobre datos científicos para niños, notando con emoción que ella, a pesar de ser tan callada, hablaba bastante para hacer preguntas sobre cosas que no entendía.

Detestó muchísimo tener que volver a irse, y le prometió que volvería pronto, aunque no estaba seguro de si ella estaba tan ansiosa de volver a verlo como él estaba de volver a verla a ella.

Cuando volvió a California, siguió trabajando con Chrome y su amistad también se profundizó. Hasta se enteró de que tenía un hijo.

—¿Y tú tienes hijos? Escuché que el señor Wright era tu cuñado aparte de nuestro jefe.

—Ah, sí, tengo una hija. —Sonrió levemente, distrayéndose un poco de sus cálculos—. De hecho, últimamente he estado buscando más libros con ciencia infantil para leerle cuando vuelva a visitarla... ¿Conoces alguno así?

—¿Visitarla? Hablas como si estuvieras divorciado...

—Simplemente trabajó mucho y lo sabes. ¿Piensas responder a mi pregunta?

—Bueno, sí, tengo muchos libros de esos, mi hijo ama la ciencia. —Rio entre dientes—. Oye, ¿por qué no vienes a mi casa y te los regaló? Ya es muy grande para esos libros de todos modos. Y puedes cenar con mi familia, todos somos japoneses en cierta medida de todos modos. ¿Hace cuánto que no comes comida japonesa casera, eh?

—Bueno, es verdad que ha pasado un tiempo. —Rio entre dientes, rascando su oído con el meñique—. Muy bien, entonces, pero solo si es ramen.

—Creo que mi cuñada prepara un ramen excelente, le pediré que haga la cena ese día. Tienes suerte, es uno de los pocos platillos que le salen bien.

—Ya veo... —Por alguna razón, ese comentario le recordó un poco a Kohaku, que no era una experta cocinera, pero podía hacer unos cuantos buenos platillos. En especial el ramen le salía delicioso y...

Y debería dejar de pensar en esa mujer, qué patético.

—¿El fin de semana, entonces?

—Muy bien. —Asintió—. Iré el fin de semana.

Conseguiría unos libros para su hija, comería algo de comida japonesa y socializaría un poco más.

Sonaba como un buen plan.

Continuará...

Holaaaa :D

Aquí un nuevo cap de este dramatico fic xP

Y como siempre tienen más en mi Patreon! Tienen los caps diez, once y doce esperando allí! OwO

Recuerden que si quieren más de este fic pueden pedirlo siendo miembros de Patreon o pueden apoyar el fic con comentarios y votos para que suba los caps aquí más rapido y no solo cada vez que actualice en Patreon xP

En fin, ojala esta loca y dramatica historia les esté gustando! x'D

Solo con su suscripción a Patreon, ya pueden hacerme un pedido especial de cualquier fic q quieran q actualice ;D

Yo agradezco de todo corazón su apoyo en Patreon, pero igual con comentarios y votos me motivarían mucho más a continuar con esta historia :'D

No olviden que se les ama y me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro