Cap 1
ADVERTENCIA: AUTOLESION
Esto es una mala idea. Uzi lo sabe perfectamente. Pero no puede evitarlo.
Mordiéndose el labio inferior con fuerza debido a los nervios, mueve el ratón hasta el perfil de Thad en Facebook, y reuniendo fuerzas dentro de ella, hace click. Una vez lo hace, siente su alma salirse de su cuerpo.
"¡Lo hice!"
Orgullosa de sí misma, comienza a revisar las fotos que Thad ha subido. Al parecer fue con unos amigos de vacaciones a Italia, Venecia. En todas posa de formas graciosas y con una gran sonrisa que ilumina su lindo rostro.
Sin darse cuenta, Uzi esboza una sonrisa también. Tiene muchas ganas de volver a verle... Promete hacer las cosas bien esta vez.
"No más errores".
Sigue revisando las fotos hasta que... sale en una con una chica. Su brazo rodea su cintura, y ella rodea su cuello con su brazo. Ambos tienen las mejillas pegadas y sonríen de forma idéntica, mostrando los dientes. De fondo se ve el cielo, teñido con los colores rojos, naranjas y rosas.
Luego en la siguiente, abrazados de la misma forma, y con el mismo fondo, comparten un beso.
Como si hubiese visto una imágen aterradora, Uzi cierra su computadora de forma brusca, con sus ojos abiertos como platos. Sus manos tiemblan ligeramente. Su cabeza comienza a dar vueltas.
"Es mi culpa", se dice mientras deja su ordenador a un lado y se levanta de su cama.
"Es mi culpa", se dice mientras camina descalza fuera de su cuarto, con la mirada perdida.
"Es mi culpa", se dice mientras continúa caminando hasta llegar a la cocina, ignorando la voz de Vi, su compañera de cuarto, quien está en el salón hablando por teléfono.
"Creí que tenía tiempo", se repite una y otra vez mientras el nudo en su garganta comienza a asfixiarla, el cuarto comienza a dar vueltas y su rostro arde.
"Es mi culpa", se repite una vez más, apretando los dientes para no pegar un grito. Comienza a clavarse las uñas en el dorso de la mano, como suele hacerlo, pero esta vez no es suficiente. Un dolor tan superficial como ese no se compara con el otro tan punzante y asfixiante que siente ahora mismo.
Se da cachetadas, se tira del pelo, pero no es suficiente. Golpea la mesa de la cocina con todas sus fuerzas. Por un momento se detiene, asustada de que Vi lo haya oído.
-... insisto, esa Rebeca oculta algo, te lo digo yo...
Uzi suelta un suspiro de alivio y se revisa la mano. Está ligeramente enrojecida, pero apenas siente el dolor. Las lágrimas amenazan con salir. Se lleva una mano a la garganta y traga saliva.
Lentamente voltea hacia el mueble detrás suya y camina hacia este para abrir el primer cajón en donde sabe que guardan los utensilios. Con una mano temblorosa, saca un cuchillo pequeño, el que suelen usar para cortar la mantequilla.
"Ya no puedo más".
Sabe que esto no es bueno, que no es sano, blablabá. Pero ya no puede. Simplemente no sabe que más hacer.
Con paso decidido, camina hacia el baño, cierra la puerta y pone el pestillo. Se sube las mangas y revisa el cuchillo en su mano. Aprieta los labios, y sostiene el mango del cuchillo con fuerza.
***
-OK, dame un segundo, Lizzy, tengo el pelo hecho un desastre -pide Vi, poniéndose de pie.
-Vale, aunque siempre lo tienes hecho un desastre.
-Agh, cállate -replica poniendo sus ojos en blanco.
Como respuesta, su amiga se echa a reír, y Vi no puede evitar sonreír. Disfruta oír su risa, es música para sus oídos. Claro que nunca se lo ha dicho. Bueno, a ella ni a nadie. Ni siquiera a N, su mejor amigo.
-Vale, ya cállate, zorra, nos vemos -se despide, fingiendo cansancio.
-Okis, nos vemos, sexy.
Se sonroja ligeramente, y cuelga rápidamente. ¿Por qué siempre tiene que hacer ese tipo de comentarios? ¿Acaso...?
Sintiendo un cosquilleo familiar en su estómago, camina a paso ligero hasta el baño. Ya está vestida, sólo necesita peinarse. Sin embargo, se sorprende cuando agarra el pomo y la puerta no se abre.
-Mierda -murmura. Llama a la puerta-. Uzi, ¿eres tú?
***
De rodillas en el suelo, jadeando de forma pesada, y con el cuchillo manchado tirado a un lado, Uzi da un respingo al oír la voz de Vi.
"Mierda".
-¿Uzi? ¿Estás sorda o qué?
-¡Déjame! -grita sin pensarlo. Se golpea por tal estupidez. Agarra el cuchillo y se pone de pie rápidamente. Abre el grifo y lava el cuchillo lo mejor que puede, tratando de no cortarse, al menos no sin querer.
De repente recuerda lo que acaba de hacer. Horrorizada, se mira los largos cortes que se ha hecho en los brazos.
"Santo cielo".
Normalmente se hace pequeños cortes en la muñeca. Hasta ese momento lo había tenido bajo control. Ahora la sangre emana sin control.
"Nonono", piensa asustada mientras mete sus antebrazos bajo el agua, tratando de lavar las heridas. Aprieta los dientes con fuerza, y lágrimas salen de sus ojos por el fuerte ardor que siente.
-¡Uzi, respóndeme!
-¡Déjame! -repite.
-¿Pero qué haces?
Ignora su pregunta y rompe largos trozos de papel higiénico para vendarse lo mejor posible.
-¡UZI, ME ESTOY ENOJANDO!
-¡UN SEGUNDO!
En el suelo hay manchas de sangre, especialmente una grande en donde cayó el cuchillo. Se limpia con el papel lo mejor que puede y después usa otro para limpiar el suelo. Después tira por el retrete todo el papel usado.
-¡UZI, YA RESPONDE!
Finalmente termina de vendarse los cortes en sus brazos, aunque torpemente. Con el corazón en la garganta, se baja las mangas, se lava el rostro e inspira y exhala hondo.
-¡Por fin! -exclama Vi una vez Uzi abre la puerta con una expresión de aburrimiento-. ¿Se puede saber que estabas haciendo?
-No tengo por qué decirte -responde, tratando de sonar segura de sí misma. Al oírla, Vi pone sus ojos en blanco.
-Como sea, quítate de una vez -ordena. En silencio, Uzi obedece y comienza a alejarse. Sin embargo, sangre comienza a caer por sus manos, y a gotear en el suelo. Aterrorizada, comienza a hiperventilar.
-¿Pero qué...? -murmura Vi, con sus ojos como platos, observando las gotas rojas chocar contra el suelo del pasillo. A pasos rápidos se acerca a Uzi, y al notar de donde viene la sangre, le remanga las mangas de su sudadera.
-¡Vi, espera...!
-¡¿Qué has hecho?! -grita, con sus ojos como platos.
-¡Nada, no es nada! -insiste, con la voz rota por el dolor, y el rostro pálido.
-¡¿Entonces como te hiciste esto?! -le pregunta. Sin dudarlo, toma de la mano a Uzi y tira de ella, metiéndola en el baño.
-¡Déjame, estoy bien!
-¡Deja de decir estupideces! -responde furiosa, mientras agarra toallas y las envuelve lo mejor que puede en los brazos de Uzi-. ¡Demonios, estás sangrando muchísimo! ¡Tienes que ir a un hospital!
-No, no, estoy bien...
-¡Que pares ya! -ordena, terminando de atar las toallas-. ¿Por qué te has hecho esto?
-N-No, fue... fue sin querer... -responde pálida.
-¿Entonces qué es eso? -pregunta de forma acusatoria, señalando el cuchillo aún en el lavabo.
-Yo...
-Se acabó -la toma firmemente de la mano y comienza a caminar a la puerta-. Irás a un hospital y fin de la historia.
***
Una vez en el coche de Vi, ella conduce a toda velocidad, visiblemente asustada. Están a punto de chocar un par de veces, y se salta un semáforo en rojo.
-¡Vi, tranquila! -suplica Uzi, sujetándose a la puerta del coche con fuerza.
-¿Cómo esperas que esté tranquila? ¡Esto es serio, joder! -añade, señalando con la mano sus brazos.
-... Lo siento -susurra, conteniendo las lágrimas.
-¿Por qué? -pregunta confundida y sin mirarla.
-Te estoy preocupando...
-Obvio que me preocupo, tonta.
-... -aparta la mirada para que no vea sus ojos cristalizados. Pero Vi ya los vió por el rabillo del ojo.
-Estarás bien, enseguida llegamos.
***
Finalmente en el hospital, la llevaron a urgencias, en donde lavaron y vendaron sus heridas.
-Estarás bien, señorita -la tranquiliza el doctor. Uzi asiente en silencio, sintiéndose humillada-. Pero... esas heridas... ¿cómo se las...?
-Estoy bien -interrumpe, no queriendo oír nada-. Gracias por su ayuda.
Vi estuvo esperando afuera todo el tiempo, sentada en la sala de espera. Una vez ve a Uzi, se levanta de su asiento y corre hacia ella, visiblemente aliviada.
-¿Cómo estás? -pregunta, no pudiendo contener la preocupación en su voz.
-Nada grave, estaré bien -explica en voz baja y con sus ojos en el suelo brillante del hospital. Al oír su respuesta, Vi suspira de alivio.
-¡Menos mal! ¿Pero por qué te hiciste eso?
Al oír su pregunta, dobla los dedos de sus pies (ni siquiera le dio tiempo a ponerse unos zapatos), sintiendo una fuerte presión en su estómago.
-No sé de que hablas.
-¡Uzi, no te hagas la tonta, sabes perfectamente de que hablo! -exclama furiosa. La sostiene de los hombros, asustándola-. ¡No te entiendo! ¿Acaso vale la pena lastimarte así?
-¡Basta, Vi! -responde, soltándose de su agarre-. ¡Sólo llévame a casa!
Como la odia. La hizo sentir regañada. Hacia mucho que no se sentía así.
Por suerte, Vi la escucha y en silencio, conduce hasta casa. Una vez ahí, Uzi corre hasta su cuarto y cierra la puerta de golpe. Para su sorpresa, Vi llama suavemente.
-¡¿Ahora qué quieres?! -pregunta, tumbada boca arriba y cubriéndose sus ojos con un brazo.
-Sólo... Eso fue horrible, Uzi...
-... Ya estoy bien, no volverá a pasar.
-Pero... no lo entiendo...
-Por supuesto que no lo entiendes -masculla molesta-. ¿Y por qué de repente te importa tanto lo que me pase? ¡Creí que no me aguantas!
-Uzi...
-¡Siempre mirándome por encima del hombro! ¡Siempre con esa puta cara de asco! ¡O esa sonrisa de burla!
-Yo no...
-¡Siempre quejándote de algo! ¡YA DÉJAME EN PAZ!
-...
Una vez oye los pasos de Vi alejándose, se cubre el rostro con la almohada para ahogar sus sollozos.
***
-¿Es lo que ella te dijo?
-Sí...
-Cielos, ¿qué le hiciste para que piense así?
-¡NADA! -protesta, tratando de que no le tiemble la voz. La idea de que fue su culpa lo que le pasó a Uzi la aterroriza.
-A ver, chica, cálmate...
-¿Ahora qué hago?
-Sé más amable con ella. Se nota que no tiene el carácter para soportar una simple broma.
-OK, pero... es que yo no...
-Pues no sé que más decirte. Mándala a un hospital psiquiátrico.
-No está loca -aclara en un tono firme y frío.
-Bueno, sólo es una sugerencia...
Ante esto, Vi resopla y pone sus ojos en blanco.
-Da igual, gracias, supongo. Hablamos luego.
-Okay, nos vemos.
Finalmente cuelga y se deja caer en la cama, con el móvil aún en mano.
-¿Ser amable...? -murmura para sí misma. No es que quiera comportarse como una imbécil con Uzi, y mucho menos después de lo que pasó. Pero tampoco quiere ser amable sólo porque le pasó algo malo. Ella simplemente no es así.
... Pero sí conoce a alguien que lo es.
Una gran sonrisa se forma en su rostro. Se incorpora para estar sentada y busca un número en específico.
***
En silencio, y sentada en el banco, Uzi comía su sándwich mientras una suave brisa agitaba mechones de su cabello y unas hojas anaranjadas enfrente suya. A lo lejos veía un grupo de chicas sentadas en el suelo, charlando y riendo alegremente.
Suspiró hondamente antes de darle otro mordisco a su sándwich.
"No me importa estar sola. Me gusta estar sola. Todos son unos idiotas..."
-Hola.
Su corazón dio un brinco al reconocer aquella voz. Se mordió las mejillas por dentro para contener una sonrisa.
-Hey.
Thad estaba enfrente de ella, con una tímida sonrisa.
-¿Puedo... sentarme contigo? -pidió mientras se frotaba la nuca.
"Tan lindo... Pidiendo permiso, aunque no es la primera vez..."
-Pues... si no tienes nada mejor que hacer... puedes sentarte... si quieres... -comentó, sintiendo sus mejillas enrojecer. Al darse cuenta de eso reaccionó rápidamente-. A mí me da igual, haz lo que quieras.
-Está bien -respondió con una amplia sonrisa. Ella lo imitó, mirando hacia otro lado.
En un principio ambos comieron en silencio, pero poco a poco, comenzaron a charlar animadamente y hasta a reír de algunas de las anécdotadas que contaban al otro.
No era la primera vez que conversaban, y Uzi, aunque le costase admitirlo, eran amigos. Aunque sólo se veían en la escuela, y charlaban en el almuerzo. Era suficiente para ella. Se sentía segura.
Sin embargo... notaba que a veces, la sonrisa de Thad se esfumaba y veía rasgos de preocupación. Finalmente no pudo aguantarlo.
-Oye... te noto raro... -comenzó tímidamente y procurando que no se note que estaba preocupada.
-... No es nada.
-¿Seguro?
Thad permaneció en silencio un rato, hasta que soltó un hondo suspiro y dejó su sandwich a un lado. Uzi notó que apenas comió.
-Es que... no sé como empezar, Uzi.
Su corazón dio un vuelco.
-¿Pasó algo? -preguntó, sintiendo que se atragantaba con su almuerzo.
-Me mudo en una semana.
-... ¿Qu-Qué?
-A mi padre lo ascendieron... tenemos que mudarnos...
-Pero... Es que...
"¿Qué haré sin ti?"
Thad no añadió mucho más. Le mostró una triste sonrisa.
-Te echaré de menos, Uzi.
***
-¿Uzi?
Sus ojos se abren de golpe. A un lado, Vi la mira con tristeza. Siente sus mejillas empapadas. Las roza con las yemas de su dedo.
Oh, no. Lloró en sueños. OTRA VEZ.
-¿Qué quieres? -pregunta con un tono cortante mientras se incorpora rápidamente y se pasa su antebrazo por los ojos para secarse las lágrimas.
-Uh... Pues... Mira, estaba aburrida y decidí quedar con un amigo.
-¿Y? -pregunta, apartando la mirada, sintiéndose humillada otra vez.
-Escucha, sé que vas a pensar mal de mí y lo que sea, pero pensé que te gustaría salir conmigo.
-¡¿QUÉ?! -grita, volteando su rostro hacia ella, en shock-. ¡¿Es en serio?!
-Obviamente voy en serio, ¡y deja de gritar! -añade, cubriéndose sus orejas.
-Pero... No entiendo, ¿por qué?
-Porque no me siento bien dejándote sola.
Sus mejillas enrojecen.
-¡Eso fue sólo una vez!
-Me da igual. Tú siempre estás encerrada, eso no puede hacerle ningún bien a nadie, ni siquiera a ti. Vamos, ¿por qué no? Será divertido. Vamos a comer y luego al cine. Nada más.
-Es que... No sé... -murmura. Odia mostrarse vulnerable, pero lo hace inconscientemente. ¿Será porque Vi la vio de esa forma?
-Si te sientes incómoda, te llevo a casa.
-¿Y cómo sé que no es una broma?
-... No puedes. Tendrás que comprobarlo por ti misma... Aparte, ¿cuando te he gastado yo una broma? ¿Eh?
Hace una mueca con sus labios. Finalmente resopla.
-Me llevarás a casa si no me gusta, ¿ok?
-OK.
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