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Penúltimo capitulo
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Shintarō y Kazunari se miraban entre ellos y luego a su madre y tío respectivamente. Akihito y Naomi se miraban desde varios minutos sin decir nada. —¿Se conocen?— preguntaron.
—Si... Aki fue... Mi novio— dijo Naomi. Shintarō se puso pálido y Kazunari hizo una perfecta o
—Hasta que ella me engaño con un residente de otro turno —dijo Aki cruzado de brazos.
—Mamá— susurro Shintarō.
—¿Qué?.... No me pude resistir a tú padre— dijo muy avergonzada.
—¿Mi papá?— preguntó.
—Si... Aki y yo llevamos unos dos años de novios. Entonces, en la residencia conocí a tú padre y me enamoré, claro que deje a Aki inmediatamente— dijo muy quitada de la pena.
—¡Qué pequeño es el mundo!— murmuro Kazunari.
—Sí— dijo Aki indiferente. Su celular sonó y fue a contestarlo —Hola...claro.... Ningún problema....Si, con Zuna, el papá de su hijo y su madre....Si, larga historia. ...... Ahora nos vemos, cariño— dijo sensualmente. Las mejillas de Naomi se sonrojaron levemente.
—Bueno, se quedan en su casa. Naomi un gusto y cuida de mi hijo. Zuna llegaré tarde— dijo y fue a su habitación.
—¿Qué fue eso?— preguntaron los Midorima al mismo tiempo.
—Ha de ir con su nuevo novio— dijo indiferente.
—¿Novio?— preguntaron.
—Aki-san es bi.— dijo indiferente.
Aki salió de su habitación completamente diferente. Un pantalón negro bastante pegado y una camisa gris manga corta bastante entallada dejaba ver a un sexy y sensual hombre. —Nos vemos— dijo sonriendo.
Kazunari lo despidió y le grito —¡Usa protección y no olvides que mañana tienes guardia!— Regreso a la sala —Siento eso— dijo algo apenado, era a costumbre.
Ellos platicaron y jugaron con Akio hasta entrada la noche. Se despidieron y los Midorima salieron hacia sus hogares.
————Dos meses después————
Kazunari estaba cansado de su guardia. Iba llegando a la jefatura, cuando escucharon gritos. Todo el mundo corrió, Aomine tenía sujetado a Asami-sensei.
—Ya le dije que deje de forcejar— dijo Aomine irritado.
—¡Suélteme! Yo no hice nada— gritaba.
—Mire, hay pruebas en su contra y testigos de su crimen. Así que mejor cállese— comentó molesto.
—¿Qué pruebas?— grito frustrado. Él se había encargado de no dejar rastros.
—Uno de los pacientes que violaste a háblalo, Asami— dijo una voz escalofriante. Todos voltearon y allí estaba Akashi.
—Es mentira. Yo no hice nada, jamás tocaría un paciente.
—Tengo pruebas suficientes. Además de tu confesión ya hecha, la cual un juez recibió hace unas horas después de que tú paciente levantara la denuncia — dijo triunfante.
Asami se quedó pálido —¿confesión?— pensó. Y fue cuando lo vio, a la única persona a la que le había dicho era a Takao. De alguna manera se liberó y agarró por el cuello a Takao. —Tú zorra hablaste. Esto no se quedara así, Takao Kazunari.— dijo apretando más el cuello de Kazunari. Las enfermeras recordaron el nombre, y lo que pasó con Midorima-sensei.
Kazunari sentía que no podía respirar, forcejeó. Su vista se estaba volviendo negra cuando cayó al suelo.
—No vuelvas a tocar a mi pareja— gritó Midorima después de haber golpeado a Asami. Rápido se volteó y Kazunari yacía en el suelo algo pálido y con dificulta para respirar. Rápido se movieron y fue atendido.
—Shintarō cálmate, Kazuanri estará bien— ordenó Akashi, al ver que este no se calmaba y no paraba de temblar mientras atendían a Kazunari. —Daiki, agrega agresión al reporte, y ya llévatelo
Ueda-san se acercó a él y le dio un calmante —Es mejor que se lo tome, Midorima-sensei.
—G-gracias— dijo y tomo la vaso con las manos temblando.
Pasaron los minutos y toda la enfermería estaba quieta esperando a que el doctor saliera a decir el estado de Kirishima. Pero muchos tenían las preguntas en la boca ¿Takao?¿Pareja?
El doctor salió y vio a todo el mundo quieto en silencio.
—¿Cómo ésta?— preguntó Akashi.
—Bueno.... Tuve que ponerle un collarín y ayudarlo con oxígeno a respirar. Por ahora es mejor que lo pasemos a observación, le administre un somnífero. Midorima, él quiere ver lo. — dijo haciéndose a un lado.
Shintarō corrió hacia Kazunari. —Amor...— dijo al ver que éste tenía sus ojos abiertos.
—Shin....Akio....quiero..ver..lo— dijo quedando dormido. Las enfermeras entraron para llevárselo a una habitación.
—¿Qué dijo?— preguntaron Akashi y Ueda-san por el rostro lloroso de Shintarō. Las enfermeras restantes estaban oyendo con cuidado.
—Quiere ver a Akio— dijo limpiándose las lágrimas no derramadas. ¿Akio? Se preguntaron las enfermeras.
—Anda ve por él. No demora en salir de todos modos.— dijo Akashi.
—Gracias— dijo y salió corriendo del hospital.
—¿A dónde va, Akashi-san?— preguntó Ueda.
—Por su hijo— dijo, provocando que muchos gritaran: hijo, tomó asiento en el sofá y miró a todos —Si hijo. Kazunari y Shintarō tienen un hijo. Es una larga historia que ellas tal vez les cuenten—. Dijo y observó su reloj.
—————
20 minutos entró Shintarō Midorima con un niño idéntico a él, a excepción de su color de cabello. —Guarda la mochila de Akio en tu gaveta, él está en la habitación 181.— dijo Akashi. Las enfermeras observaban al pequeño, su sonrisa era idéntica a la d Kirishima, y todo lo demás a Midorima.
—Papá... ¿Qué es eso?— preguntó señalando.
—Es el reloj digital que registra la entrada y salida del trabajo— explicó mientras gustaba la mochila.
—Mami la usa....— afirmó.
—Sí, vamos con mamá— dijo tomando a Akio en sus brazos.
—Ahora regresó— dijo a todos y se fue con Akio.
Todos veían como el temible y serio Midorima-sensei se iba con su hijo en brazos. No podían negar que era su hijo y más con ese mechón verde igual que su cabello y los ojos color verde.
—Ueda-san deje libre estos 3 días a Shintarō. Kirishima-san está de viaje y no podrá cuidar a Akio. Es mejor que Shintarō se quede con Akio mientras tanto.— ordenó.
—Entendido...¿Takao Kazunari es el chico que murió hace 5 años en el accidente del tren, verdad?— preguntó Ueda-san.
—Si...Es él.— dijo sorprendido.
—Eso quiere decir que él....— dijo asombrada. Por ello, aquella vez Midorima se descontroló.
—Es la pareja de Shintarō, y Akio el bebé que esperaba en ese entonces— explicó dejando asombrados a los presentes. —Esperó esto no salga de aquí. Muy pocas personas conocen la verdad... una de ellas era Asami y lo chantajeó para que se acostará con él. Kazunari no sólo se negó, sino que lo grabó todo y logró que confesara que atacaba sexualmente a sus pacientes.— dijo viendo fijamente a todos —Si conocen o son víctimas de Asami, será mejor que declaren.
—————
Midorima llegó a la habitación 181 y entró con cuidado. Takao estaba dormido.
—¿Qué tiene Mami?— preguntó Akio observando a su mami.
—Está dormido. Tuvo un accidente, despertara en unas horas— dijo abrazándolo, se sentó en la cama de Kazunari y bajo a Akio. Éste tomó la mano de su mami y la apretó.
Akio lloró y quedó dormido en la cama. Los chicos y Akane llegaron a ver los, pero aún no despertaba. Algunos estaban el sala de espera y otros platicando con Akashi. Midorima había cargado a Akio y se sentó en el sillón de la jefatura dejando a Akio dormir.
—Es hermoso— le dijo Ueda-san, observaba con ternura aquella escena.
—Gracias— dijo con una pequeña sonrisa.
Entró corriendo una enfermera —Ya...despertó— grito y despertó a Akio haciéndolo llorar.
—Tranquilo, Akio. Vamos a ver a mami— dijo abrazándolo y camino a la habitación. Al entrar vio a Kazunari sentado. —¿Cómo te sientes?— preguntó dándole un beso en los labios y le dio a Akio.
—Mejor— dijo con voz ronca.
—Mami— dijo Akio llorando.
—No..llores— trató de decir.
—No hables, voy por el médico— dijo parándose cuando iba de salida el doctor iba entrando.
Lo revisó y al final sólo tenía que tener el collarín y tratar de hablar lo menos posible. En tres dias fue dado de alta.
Asami había sido encarcelado por violación, agresión y falta moral. Su licencia médica cancelada y 15 años de prisión por todos los pacientes que se unieron al caso.
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Pasaban los meses, Kazunari y Shintarō llevaban ya un año de relación. Era 27 de abril cuando Shintarō cito a Kazunari en un restaurante, entró nervioso pues el lugar estaba vacío.
—Usted es Kirishima-san— preguntó el hombre.
—Si— dijo nervioso.
—Por aquí— dijo y guió a Kazunari al segundo piso. Abrió la puerta y lo dejó pasar.
—Woh que hermoso— dijo asombrado.
—Más hermoso eres tú, Kazunari— dijo Shintarō desde una esquina. A los ojos de Kazunari, su Shin-chan se veía muy guapo.
En el centro había una mesa para dos, Shintarō guió a Kazunari a la mesa y tomaron sus lugares.
La cena comenzó y la disfrutaron lentamente. Entre plática y risas pasaron las horas, la música de violín se empezó a escuchar. Shintarō invitó a Kazunari a bailar, este aceptó y comenzó el vaivén de pasos.
Shintarō le dio una vuelta y se arrodilló —Kazunari, ¿Quieres ser mi esposo?— preguntó mostrando el anillo.
Kazunari sintió que su corazón se detuvo en ese instante, lágrimas comenzaron a deslizarse a través de sus mejillas —Si,Shin-chan. Aceptó casarme contigo— Shintarō sonrió y colocó el anillo.
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