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Capítulo 9


Me he volteado horrorizada al oír esa voz y automáticamente al comprobar de quién se trataba me tapé con mi morral la panza. Amaba los crop top, y aquí se usan bastante, ¿¡Pero porqué tenía que usarlo justo hoy que veo a este infeliz!?

— ¿Qué haces aquí? —Pregunté manteniendo la compostura, venían muchas de mis compañeras tras de mí acercándose.

— ¿Qué voy a hacer aquí?, Admirar lo que se ofrece, y encima, ¿De quién te cubres?, cuando quieras repetimos.

— ¡Deja de jugar! ¿¡A qué viniste!?

— Uuuy... —Se ha acercado y me ha puesto el dedo medio en el entrecejo— Relájate, que te arrugas demás... Bueno, si quieres saberlo, mi padre insistió en venir a poner una joyería aquí. ¿Para qué?, no sé. Después de todo con 30 dólares no se compra una buena cadena de oro blanco. —Se mofó. El maldito mohammed le debe de haber contado.

No he deseado seguir desperdiciando palabras. Después de todo tampoco las tenía, las cosas se me facilitaban, él tipo había venido sólo. Ahora necesitaba al pez grande, para que Eric se joda, y Zein también.

Llegando a casa he entrado tirando las llaves al colgador de estas y he dejado caer el morral agotada, resoplé y grité: ¡Mamá!

—Hija, estamos en la mesa, pasa.

¿Estamos?, papá casi nunca estaba a esta hora en casa...

— ¿¡Pero qué hace aquí!? —Grité escandalizada al ver al viejo sentado en mí silla, de mí mesa, ¡Y en mí casa!

—Hija, el señor Alauî me ha contado que la has pasado bastante mal en Dubái, que ciertamente no te ha alcanzado para comprar una joya que él tenía. Dice que aquello es algo que no le permite la religión.

—Si tenemos de algo, debemos de compartirlo. —Aclaró el mayor con seriedad.

—Bueno, eso. Y ha venido a ofrecerte algo, toma asiento.

Me he sentado al pálida, Zein no mentía. Me clavaba la jodida mirada y yo ya estaba con los nudillos blancos de tanta presión, y con las piernas más que rígidas. ¿Por qué tenía que ser así justo ahora que estaba mamá aquí?

—Le he comentado a tu madre que estaré abriendo una joyería justo aquí, y que podrás trabajar a cambio del collar que deseas, el que todas miraban en su primer día en Dubái. Además, servirá para reparar otras cosas. —Murmuró esto último aprovechando que mamá estaba lavando los trastes.

— ¿Por qué?, yo no quiero ver más a tu hijo, lo detesto, está casado, y encima de todo se mofa de lo que hizo, hace un rato me lo he topado. —murmuré también.

Él se ha levantado y se ha ordenado la corbata antes de despedirse de mamá.

—En la tarjeta que te entregó Zein está mi número. Me escribes a Whatsapp si logras tomar una decisión de aquí a la mañana.

Sin más se marchó, subí como una posesa a mi habitación y le prendí velas a mi tía lía, quien falleció meses antes en un accidente de motocicleta. Ella era mi confidente, y sabía lo mucho que deseaba un buen trabajo... ¿Trabajo?

—Tía lía, ¡Ha venido a mí! ¿¡Qué hago!? ¿Qué digo?, demonios tía... el viejo me tiene caminando sin bragas.

No esperaba que me contestase, pero la tía lía se reía con mis ocurrencias y esta vez la sentí muy presente. Le he pedido que le pida a Dios que me ayude para poder encantarle de alguna forma. ¿Por qué?, ah... tengo que comenzar a separar el corazón de la cabeza, no podía gustarme, lo necesito para mi venganza. Por supuesto, me limite a contarle todo esto a Angélica, por ahora sería mi secreto.

Cuando llegó la noche, y tras pensármelo mil veces he copiado el número y he enviado un mensaje con mi respuesta.

Agatha Kellerman 0:12 Am

Buenas noches, mi respuesta es sí. Quiero el empleo en la joyería. Gracias por la ayuda.

Han pasado muchas horas, me he dormido esperándola, y a la mañana siguiente me he despertado con lo que esperaba.

M. Alauî 06:30 Am

Buenos días. Tu trabajo comienza desde las 15:00 pm hasta las 21:00 pm. La Joyería estará instalada en la zona colonial, y por favor, está demás pedirte que no te vistas como lo que eres. Exhibicionista.

Aquello me hizo reírme como un cerdo en medio de la mañana mientras le daba una mordida a mi tostada. Mi papá me ha observado con la ceja alzada y me ha golpeado la espalda.

— ¡Ya deja ese teléfono, estás comiendo! —Me regañó.

—Papá, comenzaré a trabajar y saldré a eso de las 21 pm, así que...

— ¿¡Cómo!?, ¿¡Y una niña va a andar a esas horas por la calle sola!?

—Iré por ti cada noche entonces Agatha.

—Papá, me vendré con mis compañeros de trabajo. —Ni siquiera sabía si los tendría, pero me serviría para que se dejase de joder.

—Eso lo veremos. Por ahora la respuesta es, iré por ti. ¡Dile a tu novio inservible que vaya por ti! ¡O sino le cortaré el cuello!

— ¡Papá! —Me quejé, justo antes de escuchar el timbre y ver por la ventana a Eric que se asomaba.

—Buenos días suegrito de mi corazón. —Se burló Eric al entrar, papá le lanzó una cuchara...

— ¡Ve por mi hija a ese trabajo que tendrá! ¡Pobre de ti si no la traes!

— ¿Trabajo? —Preguntó confuso.

— ¡Sí!, Agatha comenzará a trabajar por que necesita su propio dinero, les guste o no.

Papá tenía una pelea en silencio entre su mirada y la de Eric, al último no le quedó nada más que asentir.

Hemos caminado juntos a la escuela, y aquí nos despedimos, y me ha dejado con la boca abierta. ¡Eric se ha despedido de un beso en la mejilla el muy canalla!

He entrado con la vena hinchada a la escuela y me encontré con angélica que me terminó haciéndole contar toda la verdad.

— ¿¡Y porqué tú y no yo!? ¡Qué suerte! ¡El árabe estaba muy bueno!

—El maldito está casado... y encima hoy comienzo a trabajar en la nueva joyería de su padre aquí en la zona colonial.

— ¿Escuché bien?

—Sí

— ¡Agatha Kellerman! ¡Que ese señor te ha meado en cuanto te vio! Ten cuidado... a veces sólo buscan tomar a una joven para desquitarse.

—Sé manejarlo, pienso joder a Eric por lo que me ha hecho con este billetote andante, y de paso a Zein.

—No... tú de plano te quemaste las neuronas. Él mayor se dará cuenta de lo que quieres hacer, ¿crees que se ganó lo que tiene porque es un imbécil?

—Imbécil o no, pienso joderlos. —Aseguré, pero ni me lo podía creer del todo.

La conversación acabo rato después cuando tocaron el timbre y salimos de clases. Me he ido en taxi hasta la dirección, y para ahorrar tiempo, me puse un vestido encima de la ropa y me la he quitado debajo de él en el mismo taxi. La mirada del taxista era algo divertida, parecía que le divertía verme hacer el ridículo mientras me pintaba los labios como dice Mohammed, "Como una exhibicionista"

Al llegar a aquel lugar no he encontrado a nadie, estaba cerrado... pensé que me equivoqué, pero no, aquí estaba el nombre de la misma joyería que ví en Dubái, pero ellos no estaban aquí. Pensé en enviar un mensaje, pero mi teléfono se apagó. Lo que me faltaba...

Pasaron las horas... la tarde, y todas las personas desde su trabajo devuelta a sus casas, y finalmente, la noche cayó y yo a un permanecía sentada en las afueras.

— ¡Pero qué idiota soy!

— ¿Y quién demonios te dijo que hoy empezabas?, yo no te dije una fecha, solo te di un horario. —Comentó el viejo saliendo desde dentro del local que se había mantenido cerrado.

—Estuviste aquí todo el tiempo y ¿No fuiste capaz de mover un dedo? ... ¡Para abrirme!

—Tampoco tocaste. —Se excusó y me analizó antes de continuar— veo que no me hiciste caso en absoluto. —Se acercó lentamente y terminó con sus labios, muy cerca de los míos, he sentido su jodida respiración absorbiéndome— No me gusta cuando te pintas, no debes opacar tú belleza.

Aquello me dejó helada, finalmente la cabeza de Agatha ha despegado de la tierra y se ha incinerado en el sol. ¿Acaso tenía mi vudú calentándose en un asador?

-Oye... no tan cerca. —Dije finalmente poniendo distancia.

— ¿Por qué?, se supone que a ti no te molesta porque has estado con cientos de hombres y...

— Sólo con tu hijo, y no creo que quieras beber de la misma agua. —Dije mirando al suelo, donde nuestros zapatos se terminaban de juntar, y... de un momento a otro, los de alguien más llegaban a nuestro lado. Levanté la mirada y me encontré con la de Eric.

—Hola bebé. —Dijo tomándome por la cintura y acercándome para besarme como no lo había hecho esta mañana. Enseguida me separé y le sonreí— Ya vámonos, tu padre nos espera.

—Eric, él es mi jefe Mohammed.

Eric lo escaneó y finalmente curvó sus labios al recordar lo que le dije.

—Hola, si no te molesta, me llevo a mi chica.

Nunca vi a Eric de forma tan posesiva... ¿De verdad le miraba como una amenaza?

—Agatha, vente conmigo, después de todo esperaste todo el día... y dile a tu novio que puede venir con nosotros.

Aquello me hizo eco en el hueco que dejó mi cerebro extinto. ¿¡QUÉ DIJO!?

Un minuto después, nos encontrábamos Eric y yo en los asientos traseros del deportivo, él abrazándome y acariciando mi muslo. Y Mohammed mirando disimuladamente por el retrovisor... era puro silencio...

JavieraJames2604

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