Capítulo 6
Probablemente lo que hacía era poco profesional y algo loco, pero poco me puse a pensar en ello cuando ya estaba en la habitación de Agatha, después de dejar a su amiga en la puerta de la habitación, he bajado a la oficina de mi padre y hurtado una llave maestra.
—¡Zein! ¿Cómo entraste? Dios, si tu padre se entera... pensé que estabas con Angélica, ella estaba emocionada.
—Es una chica agradable, pero buscaba algo más que una cena, la llevé a su habitación y sin ser descortés decline sus propuestas.
—¡Ajam! Pero eso no explica el por que estas en mi habitación —lo observe acercarse peligrosamente a lo que di unos pasos hacía atrás— no deberías estar aquí.
—Preciosa, no puedo dejar que te marches sin más, probablemente no vuelva a verte, lo que es una pena, me gustaste desde el primer momento que te vi en la mezquita.
Reduje la distancia que nos separaba para pegar nuestros cuerpos cerrándole cualquier salida, ansiaba poseer a esta chica, que quizá tendría unos cinco años menos que yo, con una sonrisa en mis labios acaricie su rostro, las yemas de mis dedos se deslizaban como si estuviera tocando una flor, su piel era tan suave.
—Zein... Yo...— Antes de poder hablar sus labios me consumían con ternura, mimo y delicadeza, fue inevitable no responder a ellos y mientras lo hacía, las palabras de el anciano me daban vueltas en la cabeza, aquello me hizo tomar la decisión y dejarme llevar, que mejor que con un hombre joven y atento.
—Shhh... Solo disfruta el momento, te juro que seré cuidadoso —lo sería no solo en trato, si no también de no ser descubierto por mi esposa.
Entre besos y caricias terminamos en la cama, donde me deleite con cada milímetro de su cuerpo, saberla virgen hasta el último momento, fue como mucho, un triunfo para mi hombría, ahora simplemente permanecíamos abrazados entre las sábanas.
—Eso fue... Fue lindo.
—Lindo no sería la palabra, creo que lo ideal podría ser, exquisito, ahora debo irme, dejaré que termines de empacar, mi padre pronto puede volver a su despacho y notar la ausencia de la llave— me puse de pie desnudo tomando mis bóxer comenzando a vestirme.
—¿Te vas?
—Sí, no es conveniente que me vean aquí— una vez termine de colocarme la ultima prenda, me acerque a besar su frente —ten un buen viaje. —Así sin más, deje a una ahora mujer en la cama.
Terminé de cerrar la maleta de mano, mi cuerpo estaba dolorido, la cadera se sentía como si me hubiese dado una tremenda caída de culo, y para acabarla, mis piernas temblaban cual gelatina, debía admitir que la experiencia, o mejor dicho, mi primera vez fue... Buena, Zein se comportó como un caballero en todo momento, o eso fue hasta que se marchó dejándome como su polvo de ocasión, aunque en realidad eso era.
Los golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos ¿Seria él de nuevo? Con un leve grado de dificultad fui a atender encontrándome con una Angélica algo molesta.
—Creo que ese marroquí era gay.
—¿Cómo dices? ¿Como fue que llegaste a esa absurda conclusión?— cuestione mientras ella entraba hasta la cama, sentándose a un costado de mi maleta, pero a la par que me acercaba, me miraba curiosa.
—¿Qué te hiciste?
—¿A qué te refieres?— me miré como si no entendiera su pregunta, no iría por ahí diciendo que me acosté por primera vez con alguien que no era mi novio —solamente me di una ducha.
—Te ves diferente, no lose, más... Como con más brillo en los ojos, Agathaaaa, desembucha.
—Mejor dime tú ¿Que ocurrió con Zein?
—Cierto, nada, eso ocurrió, nada de nada, me dijo que estaba casado y no le era infiel a su esposa, como si pudiera creer eso, todos los hombres le mienten a sus mujeres ¿no?
¡Mierda! ¿Como que es un hombre casado?— Acabas de decir que es Gay ¿Como puede estar casado? Seguramente lo dijo para rechazarte de la mejor manera.
—Y mi coño, claro que no, pero hasta me enseño fotos de su adorable mujer, pero creo que estar casado es solo una apariencia para ocultar su homosexualidad, si no es del otro bando ¿como rechazó a una mujer como yo?
—No tengo idea, Angie, por favor ¿Puedes dejarme sola? Quiero descansar, me duele la cabeza, no me gustaría dejar este lugar con este puto dolor.
—Claro, toma algo y duerme un poco, vendré por ti para irnos.
En cuanto se marchó, tome mi bolso saliendo furiosa en busca de ese hijo de perra, me mintió, me acosté con un jodido casado, pero escucharía varias frescas, llegue a las oficina del hotel imaginando que aquí podría estar, tomando la perilla de la puerta comencé con una serie de improperios.
—Eres un bastardo, tenías todo planeado ¿Cierto? Ojala te pudras en...— ¡Doble mierda! Cerré la boca de golpe al encontrarme con el marroquí equivocado.
—Señorita Agatha, que sorpresa ¿Qué se le ofrece?
El viejo me miraba como si estuviera loca, no lo culpaba, irrumpí su oficina mentando madres, hasta yo comenzaba a creer que lo estaba.
—Lo lamento.
SantVict
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