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Capítulo 41

—No deberías preocuparte, ni siquiera sabe  donde estamos... —Sisee algo confundida mientras sostenía un vaso con jugo de naranja y éramos observados por Abraham que estaba fumando a un lado de una pequeña ventana.

—Debemos de preocuparnos porque está obsesionado contigo, de cualquier forma va a hallarte. —Abraham apagó el cigarrillo y se acercó a verme más de cerca, hasta que Mohammed le dio un empujón en un hombro— ¿Qué? ¿Acaso dije algo que no debía? Es la verdad.

—Agatha necesita de nuestra protección, ¡No que le sigamos poniendo nerviosa!

Escuchar de mi ogro personal aquello me hizo sentir un bebé. ¿Qué acaso no crucé el mundo con él con diecisiete?, ¿A caso no tuvimos sexo cuando aun  no tenía edad?

— ¿¡No me quieras joder? —Pregunté más que jorobada— ¡No soy un bebé y tampoco le tengo miedo a ese tipo! , acepté que nos refugiáramos hasta tener a nuestro hijo, pero hey... no acepté  ser la presidiaria de nadie, en ese caso mejor me entrego a la policía, ¿Qué más da?, en todos lados estoy encadenada. ¡Si no es contigo es con la puta Angélica, y si no es con ella es con esta puta casa de paredes oscuras!

Vaya. Mi lengua larga y mi mal carácter han hecho encender los ojos de mi amor que rápidamente negó para no calentarse demás y decirme algo de lo que se arrepentiría, pero en todo caso, yo ya estaba encendida y quiero hacerlo jorobarse tanto como él a mí en estos meses de cautiverio:

— ¿Qué?, ¿Acaso no te has dado cuenta? ¡Me siento estúpida y realmente fea!, ¡no me tocas, no me tocaste en todo el puto embarazo! ¿¡Me pides paciencia!? ¿¡Me pides que sea el mono de unos grandulones que me seguirán hasta para cagar!?

Entonces Mohammed, el que nunca había visto se levantó y en vista y paciencia de Abraham me ha abofeteado.

Como una loca le he empujado devuelta, pero eso empeoró la situación, nos hemos retado con la mirada, nos estábamos odiando o algo más, era algo indescriptible o eran mis hormonas revueltas por el postparto. De cualquier forma, necesitaba huir o le rebanaría el cuello en pedazos por lo que acababa de hacer.

Sé que le duele, sus ojos están enojados pero al borde de una palabra más para sentir la culpa. Entonces Abraham me ha tomado por el brazo y me ha hecho retroceder.

No podía así, con esta maldita angustia, mi esposo no me ve, no me toca, ni me dice que soy bella como lo hacía cada mañana desde que nos casamos. Apenada pero con el ceño fruncido a mil tomo mi cartera y me deshago de mi velito que tanto amo, y dejando caer mi cabello desmarañado pero ligeramente ondulado abro la puerta y a todo lo que doy salgo de casa.

Ambos se lían en atraparme, pero la leche la tienen en el final de la nevera, congelada. ¡Que de algo sirva sacarme la leche todas las noches como una vaca!

Angustiada me subí al primer taxi que vi, y siendo más inteligente me dirigí a una esquina, una de las esquinas del barrio bajo en donde me han proporcionado lo que necesitaba.

Una peluca morada y unos tacones que me quedaban algo apretados, pero peor es nada. No, no soy una zorra, pero deseo con mi alma sentirme deseada, y si mi destino no era Mohammed... ¿¡Quién demonios lo era!?

Agatha estás equivocada. (Fue lo primero que me recordó mi cabeza cuando pensé en todos los momentos felices que he tenido con mi esposo) pero el otro lado me recordaba, "¿Qué haces tan joven muriéndote por un tipo que ni te ve?" , Pero aquí no acababa mi tema, y es que estoy tan dolida por unos mensajes que encontré en el teléfono de Mohammed que finalmente mi cabeza explotó en esta discusión de hoy, el mensaje decía claramente:

"Nos la hemos pasado muy bien en el poco tiempo que tuvimos. Muchas gracias bello"

Apremiada por el dolor, y por pensar demás me senté en el filo de la acera y comencé a tirar el césped que estaba debajo de mí. ¿Cómo había sido tan tonta de darle la felicidad?

Entonces, un lujoso mercedes se ha parado delante de mí y cuando me fijé en quién sonreía con galantería dentro recordé el mensaje y el valor me hizo subir sin preguntar ni pensar en nada.

—Oh...

Dijo entonces el galante Nick que se quitaba las gafas oscuras y repasaba la hora en su Rolex.

— ¿Qué fue lo que le dijiste a Mohammed? ¿Qué acaso no te lo dije antes? Estoy casada. —Vaya, ni yo creía que le diría eso, esta es otra de las veces en que mis emociones no se ponían de acuerdo.

—Pero no muy feliz. —Dijo sonriendo con chulería— Dime, ¿la prostitución te va bien si apenas sales de un embarazo?, porque si es así, podríamos hacer un trato.

— ¿Qué trato?

—Te quiero para mí, ya lo sabes, entonces... te propongo venirte con tu hijo o hija, me da igual. Te quedas para mí y no le ruegas más amor a nadie. Después de todo, la chica que se atreve a asesinar a su mejor amiga, tiene que tener algo más que demostrarme. —Ha conducido entonces durante un rato hablando a cerca de todo lo que sabía de nosotros, y me sorprendió en demasía que supiese tan a la perfección cuál era el problema en mi matrimonio— No tengo que ocultarte nada, sabes de que va mi vida, pero Agatha, te estás apagando y yo estoy dispuesto a encenderte si así tú lo prefieres.

Entrecerré los ojos y miré en una de mis manos mi anillo de matrimonio. Si me iba con Nick, Mohammed quedaría exento de muchas cosas, lo liberaría de todo y podría volver a ser feliz, porque claro, veo bien que feliz conmigo ya no es... Pero también ahora estaba mi hijo, y con el dolor de mi alma, ¿quién era yo para someterlo a esta vida de mierda de robos y venganzas?

—Podrías vivir conmigo en Brasil, yo nací y viví allá varios años hasta que papá me trajo a España, aquí comenzó todo. —Dijo entonces algo serio, ¿Qué hacía? ¿Descubrirse delante de mí?

Pero al ver que yo no le respondía él me preguntó:

— ¿Y sabes dónde está tu esposo ahora mismo?

— ¿Cómo? —Pregunté confundida.

—Te aseguro que no está con el bebé. ¿Quieres ver dónde está?

—No. Mohammed está con nuestro hijo.

Nick se detuvo entonces y bajando el vidrio con un botón me hizo ver fuera, donde estaba Mohammed, ha salido del Audi y rápidamente ha bajado del copiloto a una mujer de cabello negro largo y liso. Mis ojos alucinaban ante su atención sobre esa mujer y cuando estuve a punto de protestar Nick habló:

—Ahora te aclaro que si quieres seguir viendo es para masoquistas.

Mohammed no me está engañando claro que no. Rápidamente me he deshecho de mi angustia y me bajé dando un portazo para detener este juego.

— ¡Mohammed! ¿Por esto me estás cambiando? —Pregunté sorprendida y rápidamente quitándome la jodida peluca pasé a su lado— Me llevo a mi hijo, como sea, pero me lo llevo ¿¡Creíste que soy una estúpida!?

Cuando iba a soltar una de las mías contra la chica Nick se ha bajado, y en plena noche de Bilbao se ha armado lo que realmente no pensé jamás. Los dos hombres se han observado con tanta mala leche que Mohammed no tardó en cortar el hielo:

—Veo que te la pasaste muy bien con mi mujer. Y ¡Bravo! Te felicito Agatha, te felicito por que se nota cuanto me conoces. Te has ido a meter a la boca del enemigo. ¿¡Pero de qué vas!?

—Agatha, ya. ¿Vas a seguir aguantando? —Preguntó obviando a Mohammed que tenía la sangre hervida desde hacía ya rato.

Cuando estaba dispuesta a tomar a Nick e irme por todo lo que quedaba de mes, Mohammed me ha tomado por la cintura y se ha volteado para decirme con todas sus ganas de partirme en dos ahora mismo.

— ¿Qué hiciste?

— ¿Qué iba a hacer?, si nunca hago nada. Parece que respeto más este matrimonio que de hecho comenzó como una farsa. —Dolida por todo la he soltado— Además, veo que atendiste muy bien a la morsa esta cuando fuiste por los medicamentos de nuestro hijo.

— Esta jodida que ves aquí, Agatha, de hecho es mi prima. ¿Qué mierda te pasa por la cabeza?, le hice venir para poder ayudarnos con el bebé y tener más tiempo para nosotros... Pero vamos. La cagas de nuevo

—Ya que lindo, que conmovedor. —Cabreado, Nick me ha jalado por el brazo y me ha obligado a verle— Te vas a quedar conmigo, lo quieras o no. ¿Sabes por qué?, porque me la debes, porque le jodiste la vida a alguien que quiero mucho y tú maldito infeliz—Se dirigió a Mohammed que me apartó con fuerza dejándome detrás— Espero que tu puto hijo se lo estén comiendo los gusanos porque no valía nada.

Sus palabras despertaron algo que en Mohammed, le hizo perder la cabeza, pero en mí algo más. ¿A quién se refería?, ¿Quién era ese alguien?

— ¡Mohammed! —Le he gritado antes de que se le lanzase encima.

—Veo que eres rápida, ¿A que no te gusta el parecido? —Sonrió Nick quién rápidamente me mostró una fotografía en donde salían él y... ¿Eric?, ¿¡Qué coño hacía Eric delante de este en la foto!?

— ¿¡Qué eres de Eric!?

—Claro, ¿Quién va por ahí diciendo que tiene un hermano sicario?, jodiste a mi hermano por casarte con esta cosa, y ahora te deshaces de mí, ¿No?, no me vayas a decir que no. ¡A mí no me dirás que no!

Nick me ha jalado con fuerza y me ha encerrado en el mercedes, Mohammed se le ha lanzado entonces como quién apaga el fuego, los he visto, y esta vez la pelea pareció tomar otros colores, Mohammed lanzó al parabrisas a Nick quién sacó un revólver y cargándolo le dio a mi amor.

El dolor es como cuando te quemas, primero te arde y luego no se siente. Así es precisamente como me siento ahora que veo a mi amor desvanecerse en la calle, lo veo apagarse, y sin desear nada más que verlo bien me he bajado, no lograba hallar el sitio de la bala, estaba muy nerviosa. Nick se ha marchado, me ha dejado a mí y a su prima deshechas, ¿Qué hacíamos? ¿Llamar a la ambulancia? Nos atraparían... todos mis errores terminaron en Mohammed y ahora me dolía tanto mi cabezonería, mis malas decisiones que no dudé. Llamé a la ambulancia, y si alguien tenía que pagarlo todo era yo.

Cuatro años después.

Me encontraba observando lo alto de la torre Eiffel, la brisa jugaba con mi cabello y con el del pequeño Mirán. Mi niño sonreía, estaba feliz y preparado para algo que llevábamos tiempo esperando. "El invierno de francia y sus deliciosos dulces de leche"

Mohammed y yo nos habíamos distanciado tras aquel incidente (y claro me he escapado del lugar como pude. Ilegalmente crucé la frontera en un saco de papas), y Abraham tampoco me había seguido cuando le amenacé con asesinarlo como a Angélica. El mundo de las mafias me habría proporcionado mil dolores de cabeza, pero todo lo había hecho para ser feliz y libre bajo mi propia premisa.

Le fingí a Nick varias noches amor descomunal, mucha pasión y todo lo que sea que se hubiese imaginado cuando llegué a su lado arrastrándome como si lo deseara. Y cuando el infeliz bajó la guardia le di de beber de la infusión de vino blanco con Belladona. Mucha belladona hace que te quedes dormido, pero para siempre.

Tras ese día, no he corrido. No me he ocultado en ningún lugar, excepto de Mohammed, a quién le han dado información falsa de mi paradero para que no venga hasta mí. estoy aquí de pié con mis tacones blancos y mi vestido Versace, jugando con mi pequeño Alauî, sonriendo y pagando su cena en este restaurante de Francia. Estamos solos los dos, y aun cuando desearía llenar la mesa junto a Mohammed, no podría.

Le digo perdón a Mirán todas las noches cuando duerme, le pido perdón por haberme vuelto la cabeza de esta mafia, por delegar horribles cosas que nadie se imaginaría... Mohammed me hace falta como no tienen idea, lo necesito, pienso en él cuando su lado de la cama lo ocupa la almohada. ¿Pero para qué iba a ir por él?, ¿Para sumirlo en este mundo de gente de mierda y de muertes?

Mirán y yo vivimos en un apartamento cerca del arco acá en Paris, cada mañana recojo sus juguetes, y cuando ya los he recogido él con sus cejas enojadas me pide que me cubra el cabello. Menudo chico, su padre hacía lo mismo conmigo. Pero nada, le hago caso porque eso le hace sonreír, y la sonrisa de mi niño me llena, me da la fuerza que necesito. Aun cuando mi niño no conoce a Mohammed, guardan un parecido descomunal, creo que de allí radica la fuerza.

Este día prometía mucho, muchos asuntos que resolver. Y para Mirán un largo día en compañía de Tita la mujer que cuida de él mientras yo "Trabajo"

Todo bien, todo perfecto. Me he despedido de Mirán cuando Tita llegó y tras darle dos besos le pedí que por favor no olvidara sus oraciones. Mirán es la copia, lo hace aun cuando yo no se lo diga. Rodee los ojos al ver como volvía a desordenar todos los juguetes, pero gracias al cielo tita tenía una paciencia de oro.

—Te he dejado la comida lista en la nevera, la calientas, y por favor no olvides que Mirán tiene que ir al dentista hoy, ha comido muchos dulces y ya me duele el sonido que tiene cuando comienza a morderlos.

—Vaya tranquila señora.

—Llámame si necesita algo, enviaré a cualquier hombre con lo que sea que me pidan.

—Ya le he dicho antes señora Agatha, vaya tranquila, Mirán es de todo menos un "Todo lo quiero yo"

Era cierto, para tener el mundo en mis manos, Mirán no me pedía muchas cosas. Era un niño que se divertía más con un caja vacía que con los mismos juguetes que riega por el departamento.

Convencida de que volvería pronto para verle, y sin pensar en volver atrás o mi corazón de mamá pollo volvería atrás cerré la puerta y bajé las escaleras hasta el estacionamiento.

Le he quitado la alarma al Jeep cuando una voz que me ha hecho temblar me detuvo tras de mi espada a centímetros de mi cuerpo, y sin siquiera tocarme, me ha hecho estremecer.

—Buenos días Agatha. ¿O aun debo decir, Buenos días Señora Alauî?

JavieraJames2604

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