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Capítulo 39


—Bien...

Me estaba observando al reflejo del espejo en la sala del jacuzzi. No me sentía nada conforme conmigo misma, pero sin embargo no sentía que me faltaran más cosas, estaba llena de mis amadas joyas que me ha regalo con el tiempo Mohammed. Claro, no parezco un árbol de navidad, tengo que tener cuidado con eso.

La verdad es que, la llegada de Angélica, es de aquellas cosas que no me convencen pero que de alguna forma me encantaría recuperar, ella me había protegido un sinfín de veces y estuvo cuando... ¡Maldita sea!, los recuerdos difusos y lo poco que sabe ella no me dejan recordar aquel momento, que claro, es muy importante.

Fui entonces al despacho de Mohammed a despedirme, pero no estaba aquí. Tan solo estaba el té a medio tomar. Extrañada por aquello me acerqué y revisé los papeles de las inversiones que estaban sobre la impoluta mesa. Sentándome en el sofá del ogro dios de la casa me he puesto a leerlos, realmente todo iba bien, excepto por una cosa. ¿Por qué no me ha dicho que cambió el dueño el hospital?, ¿Conocería a Nick Assad?

Pensé en hablar ahora mismo, pero debe de estar cansado, y presuponiendo que está ya durmiendo me marché a la dirección que indicó angélica en el Whatsapp.

Al llegar allí, me encontré con efectivamente una fiestecilla bien mona, llena de globitos y cosas de bebé, todo mixto. Agradecida estacioné a una cuadra y caminé lo restante para entrar y encontrarme con nadie. ¿No había nadie aquí?

Una mano cubrió mi boca y yo empecé a patalear como loca, a intentar morder la mano, pero nada. Por mi cintura cruzaron una cuerda y por mis piernas también, luego de que se aseguraron de que estaba como un cerdito amarrado me ha dejado caer, cerrando un increíble portón negro.

—Hola bella, ¿Te ha dolido mucho la caída? —Preguntó un tipo rubio.

— ¿Por qué me han amarrado?, es mi baby shower. —Repliqué enfadada, ¿qué sacaba con gritar si las paredes estaban llenas de esponja?

—Lo sabemos, y también sabemos que la jefesita pidió que te quedarás esta noche con el patrón.

— ¿Quién es la jefesita? ¡Quiero decirle unas cosas ahora! —Estaba ya agitada, me sentía pésimo, mareada. Las increíbles ganas de vomitar se han prolongado un poco más de lo habitual en mujeres embarazadas.

—Angélica. —Dijo un hombre de mediana estatura, trajeado de gris y con unos ojos de aceituna cafés que se comerían al mundo, claro que, mi mundo ya era de otros ojos, el tipo ordenó que me sentaran y así lo hicieron.

—Esa perra... después de todo se sigue riendo de mí. —Arrepentida por haberle dado una nueva oportunidad mordí con fuerza mi labio inferior haciéndolo sangrar.

Enseguida el tipo trajeado me ha pasado un pañuelo por la herida y he podido apreciar más de cerca sus labios, claro, atraían a cualquiera. Y luego, he podido ver en su rostro, una pequeña cicatriz bajo su ceja derecha.

— ¿Quiénes son ustedes? ¿Quién es usted? —Pregunté algo más calmada.

—Somos los Blue birds y yo soy Nick Assad, el patrón de toda esta monta de imbéciles.

La forma en que se refería a sus hombres me hizo gracia, pero tan rápido reí, volví a estar callada. Recordando... recordando... este tipo se me hacía muy conocido, ¿Dónde le vi antes?

— ¡Usted es el que le vendía droga a Zein!

—Yo la vendo, pero no la reparto mi pequeña niña. Tampoco fui yo quién lo asesino, yo solo ordeno cosas. Y déjame decirte que el plan que se cargaba ese monito era muy escalofriante. ¿Quién en su sano juicio quiere matar a su padre para obtener su fortuna y quedarse con la putilla de angélica?

Aquello me dio vuelta la cabeza de un bofetón. ¿¡Cómo que quería matarlo!? ¿No era por drogas? La policía tenía identificado a Nick pero bien no tenían ningún  antecedente para pescarlo, sus manos estaban limpias, las de sus secuaces no.

—Tengo que serte sincero, Angélica me ha pedido que te retenga aquí toda la noche, pero no lo haré, Angélica me debe unas cosas... la putilla no se marchará de mi lado así como así.

—No.

—Y de seguro ya se acostó con tu esposo, le he facilitado unos sedantes... bueno, que mala pata por ti, pero es la verdad pequeña, y yo, quería contigo pero mira, ¿Qué hago contigo embarazada?, me quedaría con el bebé y todo pero, ¿Y de qué me sirve un bebé sin una mamá?, apenas sé cocinar un huevo frito.

Todo lo que el tipo decía me clavaba en la tierra, me hacía reír, o me enfadaba. El tipo tenía el don de trasladarme a varios lugares sin moverme y eso me estaba pateando, pero me gustaba.

—Si se acostó con él, ya sé que haré. —Comenté mirándole con diversión, con algo de esa venganza que tanto deseamos algunos.

—Venga ya... te tomaba por una mantenida. —El tipo me ha dejado un beso en la comisura de los labios y me ha guiñado— Te raptaré en cuanto tengas el bebé peque, no te quedarás con el viejo, tú eres lo que hace falta aquí y lo que yo necesito conmigo... Te he vigilado varios días y me percato de que tú podrías hacerme cambiar.

—Vamos Nick... podríamos ser mejores amigos y podría hacerte cambiar de todos modos. —Algo nerviosa me levanté cuando me han soltado.

—No peque, amigos no. —Dijo serio viéndome.

—Amigos, porque yo ya estoy casada y necesito a mi esposo... mira esto —Le enseñé mi velito en la cabeza— incluso no puedo quitármelo sin que él me lo indique.

—Pero por eso digo que amigos no. Él va a desaparecer en cuanto el bebé esté aquí, soy compasivo y dejaré que se conozcan como familia, y no intentes incriminarme, porque a un no ha pasado nada, y dudo te hagan caso...

Era cierto, muy cierto... algo aterrada pero también envalentonada salí y conduje a casa, me acerqué al despacho de mohammed y tomé el revólver que teníamos por seguridad, tras cruzar la puerta de mi habitación en la madrugada, efectivamente, me he encontrado con Angélica y Mohammed en la cama tal como dijo Nick.

Me acerqué lentamente al lado en el que ella estaba, y cuando estuve allí, la jalé del brazo para hacerla caer de lleno.

— ¿¡Joder que te pasa ahora Agatha!? —Gritó la descara'

—Vamos a ver. ¿Tanto te gusta mi marido? ¡Perfecto! Entonces vas a tener que amilanarte ante mí. ¡Vas a obedecer mis órdenes! Porque en esta casa la señora ¡Soy yo!

Mohammed despertó como quién está loco, no entendía lo que ocurría, peor rápidamente armó los cabos sueltos al ver a la perra desnuda.

— ¿Qué fue lo que hizo? Agatha te juro que yo no lo hice.

— ¡Claro que lo hiciste! —Grité ya no más enfadada que antes, sino lunática— Y sabes que más va a pasar... que está mierda va a pagar por todo lo que me ha hecho, ¡Va a pagar por haberme secuestrado con esos tipos y va a sufrir todo lo que yo sufrí¡

Angélica se ha levantado del suelo y rápidamente ha tratado de huir, en contraste, no ha podido. No soy ninguna imbécil, había cerrado la puerta con llave.

—Angélica hoy no te vas a ir de aquí, y lo siento mucho pero esta también será la última vez que hablemos.

— ¿A qué te refieres?

—A que en este mundo simplemente ya no cabemos las dos.

Mohammed me ha seguido con la mirada, atento a lo que pudiera hacer. Entonces he deslizado mi mano debajo de mi camiseta y la he apuntado con el revólver disparando de lleno en su hombro izquierdo.

¿Qué es esto? Deben preguntarse, y porqué hice lo que hice.

El trato con Nick lo hice, pero no se los había contado. Le daría a Angélica devuelta, pero no le dije en qué condiciones.

Mohammed incrédulo me ha observado, y yo, apenada me senté al costado de la ventana.

Ahora nuestras vidas cambiarían, ya no podríamos ir por la calle paseando a nuestro bebé como siempre soñamos, ahora seríamos prófugos de la justicia, y un sinfín de cosas que no imagino...

Mohammed me está abrazando pero yo no logro parar de llorar, todo se vino abajo en un segundo, aun con el cuerpo tendido y sin vida de angélica aquí, le he contado la verdad sobre Zein a Mohammed y él sin mover ni un músculo de su rostro dijo:

—Los cambios siempre son buenos. No es necesario que nos escondamos...

— ¿Cómo? —Levanté la mirada para verlo.

—No me he olvidado de lo que le hicieron a Zein, y mucho menos de que ahora quieran robarte, Agatha, vas a tener que ser muy fuerte. Echarse una mafia encima no es juego pero... estoy seguro que si hacemos de todo el dinero que tenemos la mejor venganza, estaremos simplemente en la corona del mundo, y los dos, seremos los más buscados, pero vamos, ¿Cuándo nos van a hallar?, es momento de cambiar. Seremos los Alauî, y vamos a cambiar el juego a nuestro favor.

El cambio... el cambio siempre es bueno, ¿Cierto?

JavieraJames2604

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