Capítulo 31
Mohammed se ha vuelto a ir, y yo maldigo al aire, ¿Qué fue lo que pasó con Zein?, ¿Ahora me vendría a joder la luna de miel?
Abraham me miró entonces, y tratando de esfumar mis malos pensamientos me hizo entender a toda costa que lo que ocurría no era ningún juego, sea como sea, Mohammed era su amigo e iría a ver lo sucedido con Zein. Aterrada, aun sin comprender del todo, subí a la alcoba donde me puse el velito de nuevo, esta vez no quise demorarme eternidades, simplemente quería ir con Mohammed y explicarle, apoyarle, ¡Maldita sea el amor!, no entiendo por qué tenía que sentirse así.
Abraham condujo en su Ferrari italiano rojo hasta el hospital en que nos indicó la empleada. Mis manos temblaban, el rostro de Abraham estaba algo rojo, pronto sería púrpura. Mohammed es demasiado temperamental... y yo no sé hasta qué punto me guste eso.
Llegando al hospital, me lo he encontrado pegado a un cristal en el que se podía apreciar como reanimaban a Zein con las paletas desfibriladoras, Oía palabras como "Gel" "kilovoltaje" y una descarga que lo hacía levantarse de la camilla, para todos los efectos era horrible, ver tanta sangre junta y luego ver que los doctores se miraban unos a otros.
— ¿¡QUÉ ESPERAN!? ¡MUEVANSE!
Mohammed estaba exasperado mirando, golpeando el cristal y maldiciendo en todos los idiomas que pude entender. Pero para cuando iba a intervenir su gélida mirada, acuosa y por demás dolida me hacía entender que diera dos pasos atrás o reventaría en mi rostro.
Apenada me alejé unos metros, abrazándome a mí misma e intentando tomar el aire que me faltaba cada vez que le veía pasar con el corazón en la cabeza, parecía que expelía un aura poco común.
— ¿Pero qué fue lo que sucedió? —Pregunté entonces a una de las enfermeras que salió del pabellón con varias muestras de sangre con el rotulado de Zein Alauî— ¿Dónde lleva eso?
—No puedo hablar con usted, con permiso.
La detuve de un antebrazo y le miré seriamente.
—Soy la mamá de Zein —Vale me faltó comerme unas bombas para decir eso, lo odiaba, pero sin embargo necesitaba información que Mohammed se negaba a compartir— Soy también esposa del tipo que está allí. —Dije ahora abriendo paso para que lo viese.
La enfermera incrédula terminó por ceder y apartarme a un lado.
—El joven ha recibido tres impactos de bala, hipocondrio derecho, flanco derecho y tórax.
— ¿En español? —Esta vez fruncí el ceño, ¿Cómo pretendía que nosotros supiésemos el maldito lenguaje técnico?
—Impactos en Hígado-Estómago, intestinos y lamentablemente pérdida de pleura en los pulmones, los impactos debieron de ser tan cerca que la caja toráxcica no resistió.
— ¡Alá! —Me cubrí la boca, no podía creer lo que me contaba.
—Debo de llevar las muestras al laboratorio. Se averigua si el joven tenía alcohol o drogas en sangre al momento de los impactos... señora... —La enfermera me tomó una mano y negó— Su hijo estaba en algo muy peligroso... ha llegado aquí gracias a que un automóvil bastante caro lo ha tirado en la entrada del hospital...a
Horrorizada le dejé hablando sola, necesitaba respirar o me desvanecería. Me he dejado caer aun lado de Mohammed que palideció varios colores después del blanco, y observándome se recargó en mi hombro. Estaba llorando, estaba frágil y esta vez parecía que era más humano que yo, que no articulaba palabra alguna.
Abraham se ha quedado alejado, solamente ha observado y mantenido la compostura, y por ahora le he hecho la señal para que nos dejase, no necesitábamos más ojos viéndonos aquí.
Ha pasado poco más de media hora, y Mohammed al fin habló.
—Murió, mi hijo se murió. —Dijo seco mirando a la pared.
—No puede ser verdad, mira... los doctores aun no salen y...
— ¿No me crees ahora tampoco? —Me ha observado esta vez con ira. Parecía que pasaba de una emoción a la otra con gran facilidad
—Es que no... no sé cómo pudo pasar esto ¿Por qué mierda no me has dijo esto antes?
Estaba choqueada tanto o más que él, quería negar que Zein ya no estaba con nosotros, pero fue inútil. Mohammed se levantó y se acomodó el saco para simplemente ir a una ventanilla. Ha dicho "Estoy listo", y ha pasado a una sala aparte, en el subterráneo de este lugar. Lo he seguido en silencio y al percatarme de lo que ocurría me tuve que tomar de la pared o me desmayaba aquí mismo.
Estaba Zein, cubierto hasta el cuello con una sábana color marrón oscuro, su rostro estaba a un salpicado, y en su cuello aun colgaba el medallón que, alguna vez Mohammed me contó, le dio su madre al nacer.
Mohammed se inclinó y detuvo su mano sobre el cabello de su hijo, lo ha acariciado un momento, y levantando la mirada me dijo:
— ¿Por qué no lo detuviste Agatha? ¿Dónde estabas que no lo detuviste antes de salir?
Aquello me tomó por sorpresa. Iba a responder, pero él continuó:
—Desde que apareciste en nuestras vidas nos has traído más de un problema... Agatha, no creo que esto funcione, estamos equivocados... y quizá corrimos una carrera que no era nuestra.
Mi corazón se ha descontrolado ante lo que escuchaba. Mordí mi labio inferior conteniendo mis lágrimas, sollocé y asentí.
—Vete Agatha, no quiero que estés aquí. No quiero verte después, vete y sé lo que quieras ser. —Mohammed se separó de Zein y se acercó a mí para tomar mi mano, y observándome, prosiguió— Yo a un te quiero, pero no te amo, y no creo que pueda hacerlo.
Mi cuerpo tiembla, esta vez se me derrumba la vida, la maldita vida se me cae y me la pisotea un elefante delante de mi nariz.
— ¿Cómo? ¿Es cierto lo que estás diciendo?
— ¿Acaso no ves que es ilógico estar juntos si no sentimos amor?
—Pero yo si te amo, te juro que te amo. —Insistí con todo lo que me quedaba por voz.
—Tú no sabes sobre eso Agatha, piensas que tener un hijo es amor, que si te doy uno o dos vamos a estar juntos siempre, pero no es así... Un hijo jamás va a hacerme amarte si no te amo ahora.
—Lo comprendo... entiendo que no te acerca a mí... pero me hiciste sentir tantas cosas que no sé por dónde puedo irme a buscar... —Cubrí mi rostro, no quería que me viera llorar— el amor que siento por ti y que perdí ahora. ¡Maldita sea! ¡No entiendo por qué es así!
Me he ido entonces, no quedaba nada que decir, llegando a casa me he sentado en la cama a observar mi anillo. ¿Qué habría sido todo este teatro que se montó conmigo?, si no me ama, ni me amará, ¿Por qué me hizo sentir tanto?
Recogí entonces mis pocas cosas y busqué mi morral, la muerte de Zein me dejó seca y muy lejos, por primera vez entendía que tan efímera es la vida, Observé entonces la foto en nuestra mesita de noche, la que nos habíamos tomado tiempo antes en la playa en santo domingo, aquella que subió a Instagram, qué lástima... no ha funcionado ninguna sonrisa con él. Habían pasado ya casi tres horas, estaba oscuro y debía de irme a casa de Abraham hasta la mañana.
Bajando las escaleras me encontré con la mirada pardo de mi Mohammed una vez más, mis labios no se curvaron, solo estábamos en detención viéndonos las caras.
He pasado entonces a su lado, él no me detuvo, nos hemos despedido en el silencio y con uno a cada lado de la puerta. Me alejé entonces, no me llevé nada de lo que me ha dado, he dejado los aretes, el collar de diamantes sobre la cama, más no he dejado el anillo, era lo único que sentía me uniría a su maldita persona un tiempo más.
Subí al transporte con lo que me quedaba de alma y llegando donde Abraham me he dejado caer en sus brazos ya desvalida, él me ha recibido con atención y me ha servido un poco de sopa mientras me pasaba una manta, estaba helada, y no me equivoqué, ha comenzado a llover minutos después.
—Agatha cuanto lo siento por ustedes, en verdad pensé que ustedes eran lo que se necesitaba para ser felices, es decir, eran el complemento del otro.
—Mohammed apostó conmigo, y finalmente se ha rendido, él dijo muchas verdades y todas ellas eran más que ciertas, en esto yo soy la única enamorada... pero él no, simplemente quería alguien que le acompañase.
—Debes de ser consciente que la unión entre ustedes no fue nada normal, recuerda que... él se casó contigo por salvar la honra de su hijo...
—Zein ha muerto... —Me apresuré a decir.
—No juegues con esto. Zein no puede haber muerto... es demasiado joven...
Tal como yo Abraham ha pensado en negar, era la primera fase. Enseguida sus ojos han desbordado en lágrimas y desconsolado ha llorado.
—Yo siempre crié a Zein como a un hijo mío... cuando Candela murió junto a mi hija yo... me refugié mucho en Zein, Mohammed siempre fue un buen amigo que me ofreció pasar tiempo con su hijo, me ayudó a recuperarme y saberlo muerto a mí me...
Abraham estaba junto con la tormenta de afuera, no concebía nada y se echaba la culpa de cosas que no entendía nada, entonces he dejado la manta y me he acercado para tomar su rostro entre mis manos y verle a los verde olivo que tenía por ojos.
—Escucha, Abraham, no es nada tu culpa, si esto debía de ocurrir así iba a ser desde el principio de los tiempos y no podemos hacer nada más que... bueno tú... apoyarle...
Bajé la mirada apenada y escuché los pequeños acordes de la lluvia en el cristal.
Abraham y yo la hemos observado un momento y cuando el silencio se hizo entre los dos él ha dado un paso adelante y viéndome con toda la pena que sentía me ha abrazado con fuerza. Yo le he correspondido, parecía que el mundo se le caía con todo y universo, y a mí me dolía ser el punto aparte, la única que no podía llorar por Zein pero sí por Mohammed.
—No quiero que esto se repita Agatha, no quiero traicionar nunca a mi amigo. —Murmuró en mi oído.
Yo asentí y entonces recibiendo sus labios sobre los míos hemos dejado que el dolor nos consumiera, entre lágrimas que se filtraban por nuestros labios nos hemos abrazado y nos hemos separado cuando nos faltó el aire. Su mirada seguía con la misma nube negra, y yo sentía que me había alejado kilómetros de mi amor.
Abraham retrocedió dos pasos y se abrazó con más pena que antes, y esta vez fui yo quien lo besó devuelta. En mi mente estaba Mohammed, no lo quitaba de aquí ni con el mejor antibacterial, parecía resistente a todo. A Abraham le hacía falta Candela y a mi Mohammed, nos estábamos dando lo que nos hacía falta, y cuando lo sentí sobre mí, en el sofá nos detuvimos.
—Creo que ya no debemos seguir... —Comentó él alejando sus manos de mí y reincorporándose.
Yo me alejé a la habitación que me había cedido y me lancé llorando, con el nudo en la boca, en los pensamientos y sin poder reprimir más mi dolor, estaba terriblemente enamorada de Mohammed y sus malas costumbres, de sus sonrisas poco usuales y de su posesión.
A la mañana siguiente, Abraham se ha vestido de negro, y yo he buscado el velo más oscuro que tenía, junto con un vestido hasta las rodillas, esta vez no me reprimiría, llevaba unos tacones algo bajos pero que me permitirían ser lo que soy una última vez. La señora Alauî.
Abraham no habló acerca de lo de ayer, ninguno de los dos lo hizo. Y llegando en el Ferrari nos detuvimos en el cementerio, Mohammed estaba aquí junto al ataúd de Zein que estaba siendo llevado a los adentros, había muchas personas que venían detrás, muchas flores hermosas. Al descender del Ferrari nos hemos encontrado con las miradas, pero inamovible como siempre me ha ignorado y ha seguido caminando detrás del ataúd.
Abraham me abrazó entonces por los hombros, y apoyándome todo lo que pudo para no parecer que engañaba a mi esposo delante del mundo me ha sonreído levemente.
Nos detuvimos en uno de los mausoleos más hermosos y grandes, casi parecía una casa de mármol más. Aquí, estaban los Alauî, y Mohammed que parecía inamovible antes, ha acariciado el ataúd una última vez, y le ha dejado un beso que me rompió el corazón. Intenté no llorar, pero lo hice, esta vez lo hice por todo lo que perdíamos.
Zein estaba siendo enterrado, y Mohammed que en un momento dado me observó, formó una fina línea con sus labios al notar la mano de Abraham junto a la mía muy por debajo...
JavieraJames2604
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