Capítulo 23
Una vez le lancé el anillo, dos no. Esta vez lo tengo conmigo mientras espero fuera de la casa de Angélica, deseaba con toda mi alma escupirle un poco en la cara, y haciendo uso de mi posición lo haría, esta vez claro que lo haría.
— ¡Vaya mira a la flamante ex señora Alauî! —Se mofó ella bajándose del taxi con una sonrisa de mierda.
—No puedo creer que seas tan miserable y encima me llames como se te place.
—Sí, estaba bueno tu mayorcito, tenía un abdomen realmente envidiable y unos brazos que me han dejado claro que al sujetarme sobre mí cabeza no me dejarían irme, la he pasado muy bien, en el sexo es desinhibido, y sobre todo... ¡Un salvaje!
—Te deseo más que sexo en tu vida Angélica, aunque creo que no podrás obtener nada más.
—Tú tampoco obtendrás nada más Agatha, ¿O acaso crees que serán una familia?, el viejo la tiene clara, no usa preservativo porque precisamente seas la indicada, ¿O sí?
Aquello me hizo eco, pero no la escuché, no quise entender lo que dijo porque entonces me haría una madeja nueva y de esas ya tenía muchas. Me acerqué para verle muy de cerca, y casi sobre sus labios le murmuré:
—Pero el único problema de todo esto es que de hecho, seré la señora Alauî, y no serás tú ni nadie que me arrebate al hombre de mis sueños.
—No me vengas con cursilerías ahora. —Siseó cabreada.
—Claro, las cursilerías para después. —levanté mi mano y la tomé por el cabello para estamparla contra el umbral de la puerta— No me jodas Angélica, no quiero que vengas aquí a ponerme los puntos sobre la mesa porque no eres nadie. En este momento soy yo la maldita puta que lo hace feliz. ¡Puta! Claro que puta... ¡Pero sólo de él y él de mí! —He vuelto a estamparla otra vez y luego la he dejado caerse.
No negaba que me daba mucha pena. Pero lo que hace no tiene nombre. Estaba dispuesta a marcharme, pero enseguida como me he volteado me ha tomado por el hombro y me ha golpeado de lleno en el rostro.
Algo ida por aquello me puse de pié con sangre en mi nariz e irremediablemente me lancé encima. ¡Ya estuvo bien!
— ¡Eh que no! ¡Que no deben de pelear en la vía pública!
David ha llegado caído del cielo, se ha bajado de su chopera y me ha separado.
— ¡La próxima vez que te metas en medio te mato puta!
Angélica entró como pudo a su casa y de un azote cerró la puerta. David que se notaba muy preocupado me subió a su chopera y condujo conmigo hasta la joyería. Hemos entrado y Mohammed no ha hecho ningún comentario acerca de mis heridas, casi parece no importarle. ¿¡Pero qué tanto tenía que humillarme!?
—Hola, soy David. Mire yo no sé qué pasó en absoluto pero Agatha está muy adolorida a causa de la riña que tuvo con su amiga y... en vista y considerando que usted es su ¿Pareja? —Hizo una pausa dudando hasta que Mohammed asintió— Debería llevarla a un hospital a que la curen.
—Hola David. ¿Te he preguntado algo?, hasta donde yo sé entraste por esa puerta como cliente. Poco y nada me interesa que mis clientes me vengan a reparar la vida así que por dónde has llegado puedes marcharte. ¿Quieres?
— ¿Pero qué le sucede?, solo quiero ayudar a Agatha, ella ha sufrido mucho y usted sigue cagándola.
— ¿Te retiras? —Dijo inclinándose sobre el mostrador.
—Mohammed... —Dijo Agatha tomando su hombro, pero este se zafó.
— ¿Quieres que te parta la boca pedazo de imbécil?, ¿No te importa tu mujer?, ¡Porque si no te importa a ti, a mí sí que me importa!
El rostro de mi amor se transformó en milésimas de segundos. Lo que le dijo David le pegó en el Ego, en la posesión, en todos los huevos. Con los ojos le pedí a David que se retirase, pero él se rehusó, estaba en la misma que Mohammed con ganas de pelear. Entonces vi como este último saltó el mostrador tomándolo por la camisa a David quién no tardó en hacer uso de sus cursos en la policía para tratar de reducirlo sin golpearlo. Pero nada, no les resultó, he observado horrorizada como se largaban golpes feos contra el suelo y los aparadores.
— ¡Basta por favor! ¡Arruinaran los mostradores!
La pelea se extendió a las afueras, Mohammed era un maldito provocador que pedía más golpes en su rostro, abalanzándose de lleno al abdomen de David volviendo a caer. Han logrado romper la jodida vitrina, la gente despavorida ha llamado a la policía y para cuando quise detener todo era tan tarde...
—David... tus estudios como policía... ¿Qué vas a hacer ahora? —Pregunté triste viendo como lo subían al carro de policía.
Mohammed yacía dentro con cara de nada mirando por la ventana mientras iba esposado. Aquello me rompía el corazón, no quiso ni verme.
En casa he buscado mi collar con diamantitos y enseguida me lo he puesto, necesitaba sacarlos a los dos, pero para toda mi extensión de mala suerte no podría pagar, ya que saldrían mañana de cualquier forma.
Ofuscada caminé a casa devuelta, encontrándome de lleno con Eric en el pórtico de casa. Estaba hablando con mis padres, rápidamente me escondí tras un árbol cercano y comencé a oír.
—Por supuesto, Agatha ya está prometida y no podemos hacer nada por ti Eric.
—Agatha no puede estar con ese tipo, es un estafador que está siendo buscado en cuatro países más. ¿A caso no se han preguntado de dónde sacó su fortuna?
— ¿Cómo? —Mamá tomó un papel que le extendía Eric.
— Lucra con los pozos petroleros de alguien más, el dueño original ha muerto y quien es heredero no lo sabe. La justicia se percató y está siendo buscado.
— ¡Claro que no! ¡Mohammed no es ningún ladrón! —Dije enfadada apareciendo.
— ¿Y dónde está ahora? —Preguntó Papá.
—Eh... bueno...
Realmente no sabía ni mentir, he pasado por entre ellos y a pasos agigantados subí a mi habitación para buscar alguna prueba de que aquello no fuera así, pero no encontré nada, y encima de todo... era cierto. Mohammed jamás me habló de la procedencia de su fortuna. Encima de todo, Eric estaba aquí con otra intención, era claro, debía de contarle a David o a alguien que pudiese ayudarme, o seguiría atormentándome día a día.
Esta noche no he podido dormir, no puedo capturar el sueño, siento que al final del camino lo pierdo, sigo perdiendo a mi amor por mi inamdurez, y eso me tiene tan clavada en la tristeza que al abrir lo que quedó de joyería no he podido ordenarlo todo, sentía que me faltaban fuerzas, para el medio día ya debía de estar libre, pero no ha llegado en todo lo que restaba de día. Ni Zein ni él, mucho menos Angélica.
Cerrando la joyería (Lo que quedó) me dirigí caminando a la casa que compró Zein aquí, necesitaba aclarar todo y pedirle perdón, no podía ser que no nos casásemos, si sé bien que ahora lo quiero, claro que lo quiero...
Justo cuando pensaba tocar el timbre del gran portón Mohammed me detuvo desde atrás y sin mucho cuidado me tiró dentro del Audi.
—No puede seguir así todo esto, siempre que quiero que algo resulte entre nosotros sales huyendo, yo no me peleo con nadie Agatha, yo no suelo hacer eso, ¡Pero que me saqué la mierda por ti! ¿No lo entiendes?, ¡Eres mía, solo mía!, eres como....
Se detuvo. ¿Qué era lo que iba a decir?, entrecerré los ojos y percatándome de lo que mi nariz me revelaba le di una bofetada.
— ¿¡Por qué te has ido a beber!? ¡Todo el día te he esperado en la joyería! ¡Mira esto! —Le puse el anillo en la cara— ¡No me lo quité pero parece que olvidaste que tienes un compromiso!
— ¡Ya basta de todo esto! ¡Mañana mismo te vas a casar conmigo te guste o no!
— ¡Bien! —Lo desafié con el ceño fruncido.
— ¡Bien entonces! —Me devolvió la mirada, el maldito campo de batalla estaba tendido entre los dos.
JavieraJames2604
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