Capítulo 15
En primer lugar no sabía cómo comportarme después de esto. Hemos viajado por Santo domingo, recorriendo gran parte de los museos coloniales. Pero mientras lo hacíamos yo no le quitaba los ojos a mi mano. ¿Sería ya una señora de esas que salen a decirle buenos días a la otra mientras barren? ¡Oh no! ¡Nada de eso! Agatha Kellerman es una joven que debe de pasarla bien.
Pero oh vamos, aquí otra vez me sonríe aunque sea un milímetro y me derrito debajo de la piel, probablemente no quisiera admitirlo, pero amaba su compañía y ahora mismo me sentía una privilegiada, no por todo lo que ganaría económicamente, sino porque, por alguna razón su hombro era más cómodo que cualquiera que hubiese usado alguna vez para dormir.
—Oye... ¿¡Pero de verdad te duermes mientras viajas!? —Protestó deteniéndose en el Lago tres ojos.
—Bueno si al menos te dignases a poner algo de música podría pensar en no dormirme.
—No tenemos gustos parecidos, dudo que tu música me encante niña, ¿Qué escuchas?, ¿A Peppa pig? ¿Las lecciones para aprender a silbar? —Se ha mofado riéndose delante de mi rostro.
— Para tu información, viejito. —Dije con sorna— Me gusta la Bachata.
— ¿La qué? —Se detuvo confundido.
—La Bachata. ¿Qué ustedes no bailan nunca?
—Claro que bailamos, pero no conocía ese... ¿Género?
Me acerqué divertida y le tomé la mano. Enseguida volteó la mirada como si hubiese asesinado a alguien.
—Oye, ahora serás mi esposo y quiero enseñarte un poco de lo que me gusta. —Dije jalándolo.
—Estás demente niña. Aquí no es lugar para bailar nada. Y tampoco podemos bailar aun, la religión no lo permite. —Ha fruncido el ceño, y como a mí me encanta que lo haga me he separado para buscar la canción en Youtube.
Cuando comprobé que nadie estaba por aquí cerca, le he dado a Play para enseñarle quién era yo y con quién se iba a casar. Si íbamos a convivir lo lógico es que aceptase mis putos gustos. ¡Punto para la colegiala!
Su cara era un poema, estaba allí sin moverse mientras observaba como bailaba con la voz de "Johnny Sky con su hermosa canción Quiéreme" Enseguida me acerqué para tomar nuevamente sus manos.
—Vamos, no es difícil, apuesto que sabes mover bien las caderas y contar uno dos y tres.
—Agatha... Por favor, no quiero bailar contigo ahora.
Aquello me hizo suspirar y finalmente me rendí. Caminamos varias horas por la reserva nacional y finalmente, cerca del atardecer decidí hablar.
—No quiero que les des la joyería a mis padres Mohammed. No quiero que ellos obtengan nada de ti...
—No me puedes pedir eso, me comprometí con ellos. —Sentenció.
—Pero ellos no me han entregado nada bueno, si algo tengo que agradecerles es que me alimentaron, pero nada más... Mohammed, toda mi niñez fue muy difícil, me sentía ajena a mí familia. Como si no perteneciese allí.
Recordar un poco de lo que fue mi niñez me hizo pensar otra vez en todas las Navidades en que se iban de fiesta y me dejaban sola en casa, había un montón de recuerdos tristes. Me he sentado en la arena y finalmente me he recostado en ella. A riesgo de parecer tonta me he tragado el nudo y esta vez no lloré nada.
Enseguida, sentí como se recostaba a mi lado y me abrazaba sólo un poco por la espalda.
—Oye niña, deberías sonreír ahora.
— ¿Por qué? —Pregunté antes de ver como tomaba una Selfie de ambos en la arena.
Me he levantado en tres milésimas de segundo y sorprendida he visto como no le ha dado nada mientras la subía a las redes sociales.
— ¿¡Qué haces!?
—Tengo que llevarme algo para recordar que tengo que volver.
—Pero que forma tan sutil de decir que ni te importo. —Me quejé con algo de risa.
Aquella noche regresamos a casa y antes de bajarme le repliqué:
—Supongo que no vas a ir a engañarme del otro lado del mundo.
— ¿Por qué crees que lo haría? Después de todo te he demostrado dos cosas, la primera es que soltero hago lo que quiero, y la segunda es que me comprometí con la dominicana más boba y bella que puede haber. Lamentablemente lo boba no se le quita, pero ya veremos en el camino.
— ¡Mohammed! —Protesté.
—Niña, no hagas ninguna estupidez en mi ausencia.
— ¿Por qué?, si soy muy boba puedo hacerlas.
—Porque entonces me decepcionarías mucho. —Esta vez, su tono de voz cambió, podía sentir que hablaba con la verdad. ¿Será que de alguna forma me quiere?
Algo acongojada me removí. Sentía mucha pena de que al final estaríamos días sin vernos, ¡Que tonta me debo de ver ahora!
Enseguida cuando pensé que aquí acababa la charla, sentí como me tomaba desde el mentón y me hacía verlo una vez más. Tomé aire, y como antes lo he hecho, reuní valor y lo besé sin tener que profundizar en aquello. Y antes de bajarme me atreví a decirle algo que sí que me ha provocado un dolor monumental en el corazón.
—No tardes... por favor.
Él se ha quedado viéndome entrar, y tras aquello, se ha alejado.
Casi un mes después, me he mirado al espejo y me removí la argolla. ¡Joder que bella es! ¡Parece de cuentos de hadas! Pero de Mohammed ni un mensaje, se ha desaparecido de la faz de la tierra. Yo tampoco me he empeñado en hablarle, me he rendido después de cinco mensajes. Quizá tuvo que hacer más cosas de negocios y esas cosas. Por suerte, y mala suerte también, Zein sigue aquí y cada día que lo veo en la joyería lo trato como a un perrito. No quiero tener más trato con él.
Días y más días, y siento que me han engañado, que finalmente era un bonito estafador, entonces y como él no volvía me tomé la libertad de tomar el collar que tanto amaba de la vitrina, me lo he llevado sin anotar nada. Lo usaría esta noche en mi fiesta de graduación, y me importaba un palito que Zein me viera con él, si Mohammed se pasó mis emociones por el culo, yo también puedo quedarme con algunas de sus cosas y ya. ¡Es lo menos!
A las diez de la noche, me he ido con angélica a la fiesta, aquí me he dedicado a bailar con cuanto personaje se me plantó delante, y finalmente...me he encontrado con la mirada furiosa de Eric.
—Veo que a alguien se le olvidó quienes somos y porqué tenemos mil fotos juntos.
—Eric, ¿De verdad sigues creyéndolo? Nuestra relación se acabó cuando tú me engañaste.
—No, me queda claro una cosa. ¿Te vas a casar con él? ¿Por el dinero cierto?, venga ya... si ahora hasta tienen una foto juntos ¡Qué monos! —Siseó bajo para que nadie nos oyese pelear.
—Eric, te repito, nuestra relación terminó y lo que haga o deje de hacer después es mi puto cuento.
—Entonces lo que yo haga ahora también es mi puto cuento.
Eric, que estaba fuera de sí, consumido en celos me ha tomado la mano y me ha hecho seguirlo a la fuerza. Entre tantas personas algo tomadas no nos han vislumbrado. Y llegando a mi salón que por supuesto estaba oscuro, ya que la fiesta estaba del otro lado del establecimiento sisee enfadada:
— ¿¡Qué querías!? ¡Si todo este tiempo he estado sola! ¡Me ofreció un escape! ¡Y lo voy a tomar!
—Pero Agatha... ¡Siempre hemos estado juntos!, no puedes decirme que has estado sola. ¡Si yo fui quien te secó las lágrimas cada vez que lloraste! Él solo es un aparecido...
En cierta medida Eric tenía razón. Pero no iba a dejar que aquello me doblegara.
—Eric, te quiero, es obvio que te quiero por tantos años. Pero ¿de verdad es necesario seguir engañándonos toda la vida?
—Agatha... que la vida entera no me alcanza si no estoy contigo.
Eric se revolvió su cabello castaño y me observó con sus ojos como el cielo, cristalizados, y más azules que nunca.
—Agatha, permíteme despedirme entonces... quiero darte el último beso y me marcho, no volveré a buscarte... si tú dices que eres feliz con él...
No podía tampoco mentirle, iba a darle en el gusto una última vez, y me despediría de Eric, el fantasma que me rondó tantos años la cabeza.
Él se acercó y me rodeó con sus brazos. Eric no es para nada feo, es todo lo que una chica querría físicamente, y en smoking se veía como un chocolate relleno.
—Eric... por favor...
Pedí que no lo retrasase yo no podía más, sentía que me desvanecería allí.
Entonces ha unido sus labios a los míos, y por acto reflejo, mi lengua ha jugueteado con la suya un momento.
Todo terminaría así, pero enseguida sentí como la mano de Eric subía por debajo de mi vestido.
— ¡Hey! ¡Esto no!
—Agatha, no te ibas a ir de mi lado sin haberlo hecho una sola vez. —Sentenció volteándome con fuerza.
Me empujó a una mesa, y dejándome de espalda me ha tomado las manos por detrás.
— ¡Pero Eric! ¡Te lo juro que jamás pensé que fueras así! ¡ERIC! ¡No vas a tirar todo el tiempo por hacer esto! —Dije tremendamente asustada. Eric era un tipo bastante alto, con bastante fuerza. Y yo con mis 1.55 no llegaba ni a sus hombros.
—Mientras antes acabemos, más rápido te puedes ir. ¿Sí?
He sentido como mientras luchaba por que aquello no sucediera, bajaba mis bragas por debajo de mi vestido. Comencé a patalear con fuerza, pero entonces me inmovilizó con su cadera.
—Agatha, por favor. —pidió cerca de mi oído y sobre mi espalda y manos.
Cuando sentí el sonido de la cremallera de su pantalón abrirse he comenzado a sollozar pensando en lo tonta que fui al creerle. ¿¡Por qué había confiado!?
La punta de su erección ha llegado entonces a mis tensos labios vaginales. No quería que esto sucediera. ¡Para nada!
Y cuando todo parecía que pasaría. La puerta se abrió y Angélica apareció, su cara se descompuso por completo, y aparto a Eric con fuerza.
-Pero que demonios te pasa!?, maldito cerdo asqueroso!
JavieraJames2604
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