Andrés Briver׃
Quién diría que alguna vez, me presentaría en casa de Lucia como su novio.

Pues ni yo lo diría, sabiendo que Lucia sería incapaz de presentarme a su padre. Aunque no sé que la hizo cambiar de opinión.

Nos encontramos en la sala conversando, pero el único que hacía preguntas era su padre. Aunque ya había conocido anteriormente a su madre, pero ella se encuentra en estos momentos en la cocina junto con su hermana. Así que solamente somos Lucia, su padre y yo.

―Andrés, ¿no? ―acepto moviendo la cabeza― voy a ser directo porque no me gusta los rodeos ―se raspa la garganta antes de hablar― que intenciones tienes con mi hija ―su pregunta no me sorprende. No por su voz seria, antes de decir cualquier cosa, sino porque esa fue la misma pregunta que me hizo su hija antes de estar juntos.

La miro a los ojos y solo refleja un rostro decaído y preocupado.

Si ella supiera que todo esto me gusta, no me creería. Es como si estuviera hablando con su hija, no sabía que ambos se parecieran tanto. Hasta tienen el mismo carácter.

―Mis únicas intenciones son, quererla seriamente ―vuelvo a mirarla, pero ya estaba feliz, tanto que corre hacia mí y me abraza besándome.

―Lucia, si sigues así, me van a regañar ―le susurro al oído.

―Déjalo, a que se ponga celoso un poco ―ahora no me está provocando, sino que es a su padre. Cuando se detendrá de ser tan atrevida.

Ella se detiene y se sienta al lado mío. Aunque la mirada de su padre ya no era la misma.

―Lucia ve a ayudar a tu madre en la cocina, que tengo que hablar seriamente con Andrés ―ella duda un poco, pero se dirige a la cocina o eso fue lo que quiso demostrar. Pero conociéndola bien, su curiosidad no la va a dejar llegar hasta la cocina.

―Se puede saber que le has hecho a mi hija ―suspira― ella nunca se ha comportado así con nadie, ni con su propio padre.

Lo entiendo a la perfección, pero la verdad es que yo no sé ni lo que hice para que me quiera de tal forma.

―Solo quiero que sepas, que ella es mi tesoro más preciado y no voy a dejar que nada y nadie la lastime ―creo que en estos momentos sus ojos disparan láser hacia mí― así que te voy hacer una prueba. Si dentro de un mes solo se reunirán en esta casa, cuando yo esté aquí y nada de abrazos y besos, solo se tomaran de las manos. Si superas esta etapa, podré aceptar su relación ―retiro lo dicho. Está más loco que Lucia.

Pero ya que no me queda otra alternativa, acepto el reto. De todas formas nos encontramos en la escuela, es imposible solamente vernos en la casa cuando el este presente. Además Lucia es tan atrevida que estoy seguro que no se contendrá de provocarme, aunque debo aceptar que tampoco soy la víctima.

―Oigan la cena esta lista, vengan ―nos llaman su hermana, creo que se llamaba Sol.

Cuando estábamos en la mesa. Sonia no paraba de halagarme y William siempre trataba de callarla, aunque nunca lo lograba. Pero lo que más me sorprendió fue que Lucia le brindaba algunos platos a su padre, es evidente de que ella estaba escuchando nuestra conversación, la conozco tan bien. Ahora solo está tratando de empatizar con él.

A pesar que soy tímido para este tipo de reuniones, estuve disfrutando de sus compañías, ya que son personas muy agradables, más de lo que imagine que serian.

―¿Eres el novio de mi tía? ―me pregunta Sofía, delante de todos en la sala.

―Así es ―le respondo, sin saber cómo reaccionaría William.

―Sofía, todavía le falta mucho para ser novio de Lucia ―eso fue lo que respondió. Pero no pude evitar reírme con lo rápido que interrumpió nuestra conversación.

―Viste a Bodi ―ya hasta me quería presentar al perro, pero no esperó por mucho y ya me lo estaba trayendo hasta la sala. Vaya esa niña es muy sociable― mira te lo presento este es el perro de mi tía.

Si ella supiera que quien trajo a Bodi hasta aquí, fui yo, no me lo creería. Aunque desde la última vez que lo vi, ha crecido bastante, a pesar de que no ha pasado ni un año, ya está muy grande. No se compara al cachorro de antes que lloraba por todo. Al momento estuvo justo al frente de mí subiéndose encima. Bueno que puedo decir, al menos recuerda quien lo trajo.

―Parece que Bodi se lleva muy bien con Andrés ―dice Lucia, que a mi parecer está siendo sarcástica. La miro, pero rápidamente me guiña y yo solo empiezo a reírme.

―Andrés ya es muy tarde, es mejor que te quedes esta noche ―dice la madre de Lucia, pero yo solo miro hacia William que ya me estaba transmitiendo su mensaje por su mirada asesina.

―Prefiero no incomodar, es mejor que me vaya ahora.

―No incómodas, solo quédate ―me dice el suegrito y yo me quedo sin saber que responder.

***

Aunque yo no sabía qué era lo que estaba esperando de su parte. Porque en estos momentos me encuentro acostado en el sofá de la sala, a solas y además con una gran advertencia.

―Acuérdate que éstas aprueba, si vas al cuarto de mi hija prepárate a las consecuencia ―y yo aquí sin querer mirar por las escaleras. Con ese tipo de advertencia, no se me ocurriría ni pensar en el nombre de su hija.

Ya estaba quedándome medio dormido, hasta que siento unos pasos que bajan por las escaleras lentamente, me giro rápidamente para que vean de que estaba durmiendo. Pero se me acerca y me dice.

―Andrés, no te hagas el dormido ―la voz era de Lucia, así que abro rápidamente mis ojos y ella solo se aproximó hacia mí para abrazarme.

―Lucia detente que si nos ven, no sé que será mi vida.

―No tengas miedo, esas escaleras son de madera, todo el que baje por ahí sonará, aunque vaya despacio. Cuando escuches a alguien bajar solo me esconderé ―me da la ligera impresión de que todo esto lo acaba de planificar.

―Prefiero no correr en peligro, así que lo mejor será que te vayas a dormir ―le digo sentándome, pero rápidamente se sienta encima de mí para besarme.

A esto le digo provocación, estaba en lo cierto, con ella es imposible contenerse. Me quita la colcha que me cubría y sigue besándome.

―Te quiero ―esa declaración me hace estremecer por completo. La verdad es que esto no me lo esperaba― te quiero tanto que tengo miedo de este sentimiento ―la abrazo y le miro a los ojos.

―Entonces seamos dos enamorados que tenemos miedo a querer más de lo normal.

―Diríamos que sería amol.

―¿Amol? ―le pregunto, porque nunca había escuchado esa palabra.

―Así es, diríamos es nuestro amor de locos ―la verdad es que ya nada me sorprende viniendo de ella.

―Entonces que sea nuestro propio amol ―nos reímos, pero la tensión de nuestras miradas, como si estuviéramos hablando por ella, no nos contuvimos más y ya nos estamos besando desenfrenadamente.

Hasta que escuchamos unos pasos bajar y Lucia tuvo que esconderse detrás del sofá. Aunque mejor diría que en vez de esconderse, se tiró como si en el suelo hubiera un colchón. Y yo con rapidez me cubro de nuevo con la colcha y me hago el dormido, aunque de reojo veo que quien había bajado era mi suegro. De seguro bajó para estar al tanto de mi y lo que él no sabes es que debería de estar al tanto de Lucia.

Después de verificar todo volvió a subir y sale Lucia de su escondite.

―Uff… menos mal de que no se dio cuenta ―lo dice quejándose por haberse raspado las rodillas y los codos.

―¿Y si va a tu cuarto a verificar? ―ya estoy preocupado.

―No te preocupes, he juntado varias almohadas debajo de la sábana para que pareciera que estoy durmiendo ―de verdad que se ha esmerado en planificarlo todo.

Se acerca a mí para darme otro beso ―Me tengo que ir a dormir, buenas noches.

―Buenas noches ―me da otro beso, que no la dejo ir.

―Déjame ir.   ―¡No!

―¿Por qué, no?

―Porque somos unos locos por amor.

―Entonces me quedaré para enloquecer esta noche.

☆Nota de la autora☆

Al fin puedo decir oficialmente de que he terminado mi novela juvenil. Escribiendo esta maravillosa historia he experimentado tantas emociones. Pero creo que ya es hora de despedirme para crear nuevos mundos con mi imaginación.

El próximo capítulo será el epílogo ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~