Lucia Ferrey׃
Estoy parada al frente del espejo. Vestida completamente de blanco, con un vestido largo recogido en la cintura y mi cabello del cuál siempre lo tengo suelto, esta vez lo tengo recogido con una trenza.

Lo único que me falta son las alas para parecerme a un ángel.

Ángel, con solo ese apodo me entristezco y mis ojos empiezan a nublarse de nostalgia.

Ya han pasado más de dos semanas que no hablo seriamente con Andrés y cada vez que paso por su aula lo veo conversando armoniosamente con Carla, hasta me daban ganas de ir y discutirle, pero aún así seguí evitándolo.

Aunque lo peor fue la noticia que recibí en esta mañana.

Estaba durmiendo atrapada en un sueño profundo sin querer levantarme para recibir una llamada telefónica que no paraba de sonar. El timbre era tan irritante a esas horas de la mañana que no pude resistir más y tuve que atenderla.

―Oigo ― digo bostezando sin mirar el identificador de llamada.

―Lucia soy Rafael ―su voz sonaba un poco triste― de seguro te acabo de despertar, pero solo te quería decir que en esta noche Andrés se irá para Alemania.

No puede ser posible.

Trago saliva, pero toda mi garganta estaba reseca.

―¿Se irá esta noche? ―le pregunto con la voz un poco ronca.

―Así es, todos le haremos una fiesta de despedida en esta tarde ―se mantiene callado por unos segundos esperando mi respuesta, pero no obtiene nada a cambio― bueno solo te quería decir eso, puedes seguir durmiendo.

Es difícil seguir durmiendo después de la noticia que acabo de recibir de tu parte. Es como si todo mi mundo se hubiera derrumbado en tan solo unos minutos con solo saber de que se irá y no lo podré ver nunca más sino voy a su despedida. 

Ese pensamiento invadió mi mente en todo el maldito día.

Pero como siempre tengo el mayor impedimento y es que en el día de hoy más o menos en la tarde-noche, se celebrará el duodécimo aniversario de la empresa en la cuál mis padres tanto han trabajado y soy la menos indicada para no presentarme junto a ellos. Lo peor es que no hay excusa que valga la pena decir para salir de ese lugar.

Todo me lo estaba planificando estando frente al espejo, pero no tengo oportunidad aunque lo desee con todas mis fuerzas.

Solo tengo dos opciones escapar de la celebración e ir a despedir al chico que tanto quiero o decepcionar a mis padres que tanto esperan esta fecha del año, para compartirla con sus seres queridos.

La imposibilidad de hacer las dos cosas a la vez me molesta sin tener otras alternativas.

Bajo por las escaleras tratando de liberarme un poco de esos pensamientos viendo el entusiasmo que todos tenían al reunirnos otra vez y pasar la ceremonia armoniosamente en familia.

―Te ves preciosa ―me dice Sol con un bello vestido brilloso con una tonalidad de un azul del anochecer.

―Tía te vez genial ― dice mi bella sobrinita, que al verla no pude resistirme al no querer abrazarla.

―Ustedes están más preciosas que yo ―me responden con una agradable sonrisa.

―Bueno ya que todos estamos preparados, no esperemos más ―opina mi padre con su elegante traje de gala.

―Siempre tienes un desespero para todo. Espero que cuando te pregunten por cualquier cosa no te pongas nervioso ― dice mi madre cruzando su brazo con el de mi padre tratando de mantener un equilibrio, por estar caminando con tacones altos, pero aún se veía hermosa con su reluciente vestido de color verde esmeralda.

Cuando llegamos el lugar estaba reluciente, era un enorme salón decorado por flores de color blanco y en el centro decía un letrero en celebración al aniversario de la empresa.

La familia de Javier fue la primera en saludarnos y con la cuál mis padres le gustaban conversar seriamente.

―Lucia ―me llama Javier que se encontraba detrás de sus padres y me hace una señal para salir de ese terrible aburrimiento de tener que escucharlos.

Cuando nos dirigimos hacia la barra de la cuál no dudé ni un segundo en querer tomar una copa de sidra.

―Lucia mantén la calma al querer tomar mucho y acuérdate que aún eres menor de edad ―me dice también teniendo una copa entre sus manos.

―Oye solo me falta un mes para cumplir años, prácticamente soy mayor de edad. Además deberías de dar el ejemplo.

―Que va, ambos sabemos que soy un caso perdido ― con solo decir eso nos empezamos a reír.

Pero esa sonrisa en mi rostro no quiso durar ni un minuto ya que estaba preocupada por la fiesta de despedida de Andrés.

―Lucia te noto un poco triste ―con solo decirme eso bebo la copa completa de un impulso queriendo tomar más― basta que si sigues así te vas a emborrachar.

―Por favor sígueme la corriente y hazme compañía en la bebida. No quiero que me detengas.

―¿Qué es lo que te molesta tanto? ―lo miro directamente a los ojos― ya sé de quién se trata ―suspira― Andrés, ¿no? ―acepto con la cabeza.

―Se irá esta noche para Alemania ―miro hacia un gigante reloj que se ubicaba en una esquina del salón― en estos momentos debería de estar en el aeropuerto.

Coge una copa y me la entrega.

―Te haré compañía en la bebida ―solo me sonríe y yo acerco mi copa con la suya y la chocamos entre sí deseándonos felicidad.

―Has hecho una reacción muy distinta a la que yo pensé que haría cuando te lo diría ―vuelve a reírse.

¿Qué le pasa lo único que hace es reírse? ¿De dónde saca tanta alegría?

Cuando estaba a punto de responder nos interrumpe nuestros padres.

―William viste que bien se relacionan nuestros hijos ―comenta el padre de Javier con el mío.

―Orlan nuestros hijos serían una estupenda pareja ―por favor papá no empieces hablando cosas sin sentido sobre nosotros.

En estos momentos como quisiera ser un avestruz y esconder mi cabeza en cualquier hoyo.

―Siento interrumpir su agradable conversación ―dice Javier― pero siempre hemos sido amigos y en la secundaria éramos compañeros de clase, aunque eso no significa que debamos tener algún tipo de relación amorosa. Además tanto Lucia como yo nos gusta personas diferentes ―con solo decir eso levanto mi cabeza rápidamente sorprendida por su respuesta.

―¿Es verdad eso Lucia? ―pregunta mi padre mientras me fulminaba con la mirada y Javier era regañado con las drásticas palabras de su padre.

Cierro los ojos suspirando. Creo que solo necesitaba llenarme de valor.

―Es verdad, en estos momentos tengo un noviazgo con una persona que quiero mucho y que con mucha suerte ese cariño es mutuo.

Espero a que mi padre diga alguna barbaridad, pero se contiene trabándose entre sus propia palabras.

―Me alegro por ti Lucia ―dice Orlan― enamorarse a tu edad es un sentimiento divino ―se gira hacia Javier― ojalá que mi hijo pueda conocer a una persona con tan bellos sentimientos como los tuyos, aunque ambos sabemos que es una basura de persona ―lo dice prácticamente amenazándole con el puño.

―En eso estoy totalmente de acuerdo con usted ―ambos nos empezamos a reír.

―Quiero decirles que no soy tan malo, solo que tenga gustos extraños —éstas solo son excusas de parte de Javier.

―Amigo vámonos que con mi hijo no tengo remedios ―ambos se marchan para conversar con los demás.

Observo rápidamente a Javier y le digo:

―Me quedé con la curiosidad de saber quién es la persona que te gusta ―le digo al percatarme de que no hubiera nadie escuchándonos.

―Solo fue una mentira para que no se evidencie que era tu culpa por completo ―desvía su mirada hacia otro lado.

―Gracias —me nacieron decirle esa palabra.

A pesar de todo lo que ha echo. A intentado hacerme cambiar de opinión y lo ha logrado.

―¿Qué dijiste que no te escuche? ―me dice acercando su oreja hacia mí.

―Te agradezco por todo estúpido ―al escucharme me mira fijamente y me besa la frente.

―Siempre ayudaré a mi loca, bipolar, sentimental, amigable y estúpida amiga ―agarro con ambas manos sus cachetes y se los estiro.

―Esos sí que son apodos, pero como siempre la palabra estúpida nunca falta en tu diccionario ―encoge los hombros― muchas gracias mi querido, sociable, irresponsable, alocado, impulsivo y estúpido amigo.

―No te puedes quedar callada ―le niego moviendo la cabeza― te puedes dar a la fuga, yo te cubriré en esta fiesta.

―Sabes que me sorprende ver esa disposición que de pronto  te nació y la verdad es que no tengo palabras para agradecerte.

―Con solo hacer borrar ese pasado angustiante y crear nuevos recuerdos felices me basta —duda un poco en decirme algo— por cierto no te llevo porque cuando salgas te encontrarás a una persona que te está esperando.

La curiosidad empezó a recorrer por mis venas y no lo pensé dos veces para abrir la puerta y salir para encontrarme a esa persona que siempre habita en mis pensamientos, haciendo experimentar nuevas emociones que jamás he vivido.

Cautivándome otra vez con su mirada profunda y sorprendiéndome por su actitud espontanea.

Nota de la autora

Omg...

En estos momentos pensarán que la escritora se volvió loca, pero no es así todo tiene una explicación y lo sabrán en los próximos capítulos.

Aunque ya ustedes deberían de estar acostumbrados a mis locas ideas.
Nos vemos~~~~