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31.Nervios por el aire

Lucia Ferrey׃
Mis manos se están volviendo frías, y en mi cabeza solo pienso en el examen que se aproxima. Solo faltan minutos para que empiece.

No importa cuántas pruebas haga siempre me pongo nerviosa de la misma manera. No acabo de acostumbrarme.

Estaba recogiendo las cosas antes que empezara, cuando de pronto recibo una notificación de mensaje en el móvil y cuando observo detalladamente era Andrés.

―Acuérdate que me prometiste que irías hoy a mi casa. Así que te estaré esperando.

Como hoy solo toca hacer exámenes salimos de la escuela temprano así que tengo la oportunidad de pasar la tarde con Andrés, y así mi padre no sospechará de nada.

Ya han pasado tres días desde que me ha castigado, y aún sigo viviendo en su régimen de sus mandatos. Apenas puedo respirar relajadamente en mi casa.

Le respondo:

―Te lo prometí si me iba bien en el examen.

No duró menos de un segundo y ya me había respondido con una foto de él, en el cual mostraba su camisa de la escuela desabrochada exponiendo a simple vista su definido abdomen sudado, y su cabello húmedo.

Como que de pronto tengo un acaloramiento con solo ver esta foto y empiezo a reír sin ninguna razón al leer el mensaje que había debajo.

—Te deseo la mejor suerte en el examen ―con corazones alrededor.

Con esta foto me das la mejor suerte en una prueba de anatomía.

―¿Lucia éstas bien? ―me pregunta Tani al verme reír sola viendo el celular― tus mejillas están sonrojadas.

―Estoy bien solo que estoy nerviosa por la prueba, esta espera me pone así —si fuera por la espera de la prueba solamente, pero justo ahora quiero verlo.

―A mi también, prefiero que a la primera hora del día nos haga la prueba para ya salir de eso.

Andrés por tu culpa ahora solo pensaré en ti en la prueba. Un día de estos haré que te arrepientas por esto. Aunque sé que en nuestra relación siempre voy a salir perdiendo con él.

Pero esa tableta de chocolate pronto me la comeré, me muerdo los labios de solo pensarlo. Quién diría que algún día tendría pensamientos pervertidos antes de una prueba.

Cuando terminamos fui corriendo hacia la salida donde él se encontraba esperándome. Es un poco injusto que a él le tocara hacer la prueba a primeras horas del día, así que había terminado mucho antes que yo empezara. Bueno eso se debe a que estamos en aulas distintas.

Al verlo estaba de espalda, cuando de pronto se me ocurre la idea de sorprenderlo, dándole un susto, pero terminé tirándome encima de él, como si fuera una acosadora.

—Lucia tantas ganas tenías en verme, que ya hasta te tiras hacia mi de esa forma —me sostiene por la cintura al ver que por poco me caigo.

―¿Dónde está el demonio que me hizo sufrir en todo el examen? —ya estaba un poco molesta al fallar con el plan de sorprenderlo, sino que resulté ser una acosadora torpe.

―Oye eso era para desearte suerte ―cuanta maldad puede haber en esa cabecita que tienes.

La suficiente como para olvidarme de la importancia de la prueba.

―Aunque yo no tengo la culpa que mi angelita tenga pensamientos pervertidos ―me muestra una sonrisa traviesa, mientras que trato de quitarme unos mechones de cabellos rebeldes que me molestaban al tenerlo en la cara.

No puedo negarme he sido una pervertida desde que lo conocí, no espera, también ha sido hasta antes de conocernos.

Ahora que lo recuerdo me fastidia un poco cuando dijo en medio de la fiesta que se había encontrado a una pervertida.

Se fija que estaba entretenida con mis pensamientos mientras jugueteaba con mi cabello y vuelve a reírse.

―Te gusta mucho burlarte de mí ―me acerco hacia él, rodeándole mis brazos por su cuello y rozando mis dedos haciéndole cosquillas con mis uñas― esta es tu debilidad no es así ―le seguía haciéndole cosquilla al costado de su cuello, mientras lo veía erizarse por completo.

―Ustedes no se cansan de demostrar afecto delante de los demás, deben de tener compasión para los solteros como yo ―dice Rafael que nos observaba desde lejos.

―Oye si no te gusta entonces no veas —dice Andrés.

―Hoy me toca ir a tu casa, Andrés por eso te estoy esperando.

―Que extraño que tú quieras ir a mi casa, cuando sabes que ahí esta una visita que no quieres ver.

―Tengo que ir para hacer un recado de parte de mis padres ―está evitando la mirada, eso significa que está mintiendo. Ya lo conozco tanto tiempo que hasta sé todas sus manías.

Aunque prefiero no interferir en esta conversación que no me incumbe. Andrés solo me dijo que su madre me quería ver y estuvo por tres días pidiéndome para que vaya a verla hasta que accedí, al tener esta oportunidad.

Cuando llegamos todos estaban en la sala conversando. El abuelo, los padres de Rafael y una señora que al parecer era la madre de Andrés, quien agarraba del brazo de un señor que al parecer era de la misma edad que ella, su cabello estaba cubierto por canas, pero su piel apenas tenía arrugas.

Todos se pusieron de acuerdo para decir algo a la vez.

―¡Feliz cumpleaños Andrés! ―dijeron a las vez hasta Rafael que se encontraba detrás de nosotros.

Los únicos sorprendidos eran Andrés y yo.

Espera, ¿por qué él está tan sorprendido, hoy no se supone que es su cumpleaños?

―Vaya hasta ya se me había olvidado que hoy era mi cumpleaños.

En serio, como se le puede olvidar hasta su propio cumpleaños.

―No era necesario esta sorpresa ―dice pasándose la mano por su frente.

―Claro que es necesario, no hay mejor forma que celebrarlo en familia ―dice la mujer despegándose de los brazos del hombre.

Se levanta dirigiéndose a Andrés para abrazarlo y besarlo con fuerza en las mejillas. Vaya me sorprende que tengan personalidades diferentes. Dicen que los hijos varones se parecen a su madre.

Él se parece a ella solamente en el físico, y la verdad que es difícil no reconocerlo. Aunque el lenguaje de su madre es bastante extraño y peculiar, como si le costara mucho trabajo hablar con fluidez el español.

―Oh… ―me desconcierta con su mirada fija hacia mí ―tu debes de ser la nueva novia de Andrés.

¿Nueva novia? Eso solo significa que antes de mi hubo muchas más.

Bueno eso no me sorprende ya que él es muy atractivo, pero justo ahora me lo ha restregado por toda la cara.

―Así es, soy su nueva novia ―no me vas hacer sentir inferior con un simple comentario― un gusto me llamo Lucia Ferrey ―sus ojos se desvían por todo mi cuerpo detallándome por completo.

―Soy la madre de Andrés, me llamo Heidi, y el gusto es todo mío ―solo me dice eso y se va junto con Andrés tomándole del brazo― Andreas ya comiste algo, te hice una exquisita cena.

Su carácter es alegre, pero bastante chocante en cierto sentido o seré yo quién está pensando demás.

―Lucia, no te sientas mal ―habla Rafael― esa mujer es muy difícil de tratar. Cuando ella está cerca lo mejor es distanciarse.

―Así que hoy era el cumpleaños de Andrés y no nos habías dicho nada.

―Oye me amenazaron para que no dijera nada. Tú sabes lo difícil que es para mí mentir.

―Sí, lo sé, ya me había dado cuenta antes que nos acompañarás.

―Lucia, ya te extrañaba ―dice el abuelo de Andrés que estaba justo al lado mío saludándome con un agradable abrazo.

―¿Cómo está señor Edward?

―Solo Edward para ti. He estado tratando por todos mis medios de alejar a esa bruja de mi casa, pero no lo puedo hacer porque ella solo se quiere pasar una semana junto a su hijo. Aunque quiera alejarlo de mí, no lo va a conseguir.

―Esa es la actitud, si Andrés no quiere irse, no tiene que obligarlo ―bueno al parecer me emocioné mucho con mi discurso porque ambos se me quedaron viendo sorprendidos.

―Bien dicho, ¿por qué Andrés no te conoció antes? Eres estupenda ―me dice Edward.

Me siento halagada, pero no es para tanto ya que no soy perfecta. Aunque trate de demostrarlo a mi forma.

Nos sentamos juntos en el comedor del cual tenemos un recuerdo bastante vergonzoso. Que momentos aquellos.

Por dios Lucia este no es el momento para que empieces con esos recuerdos.

Ese pensamiento me pasaba por la cabeza cuando menos me lo esperaba.

―¿Lucia qué haces? ― me pregunta Andrés al verme distraída.

―Solo estoy llenando mi vaso de agua ―es verdad, mientras todos conversan yo solo estoy comiendo.

Aunque el sabor de esta tarta no se compara con nada a la que hice una vez. Debería de volverme dulcera.

Pero la verdad es que me resulta aburrida la conversación y por lo que veo no soy la única que está comiendo, también Rafael está devorando cada plato que se encuentre.

―Solo eso es lo que estás haciendo ―me posa su mano en mis muslos.

Andrés aparta tu mano debajo de la mesa, que estamos en una reunión familiar.

No me atrevo a decírselo delante de los demás, pero lo empujo con fuerza.

―Contrólate ―le digo bajito.

―Difícil, cuando este se supone que es tu lugar favorito de toda la casa.

Alguien podría darme un poco de paciencia para no cogerlo por el cuello en estos momentos. Como le gusta ser pícaro y hacerme sentir incómoda delante de su familia.

★Nota de la autora

Buenas, buenas, buenas.

A penas tengo palabras para describir la felicidad que tengo al darme cuenta de que ya teng 3k de vistas.

Quiero que sepan que todo esto es gracias al apoyo que me dan y que siempre les estaré agradecida.

Los estaré esperando en el próximo capítulo ~~~~~~

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