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19.Sin arrepentimientos

Andrés Briver:
Pasos… pasos… pasos y ya en cuestión de segundos mi abuelo se encontraba en la sala junto con nosotros, con un rostro algo estresado y eso ya me estaba preocupando porque siempre es alegre y algo travieso.

De pronto Lucia se puso un poco nerviosa, parece que no está acostumbrada a encontrarlo así.

―Bueno ya era hora de retirarme, así que con su permiso me despido ―desde cuando es tan educada.

―¡Espera Lucia! deja que Andrés te lleve en mi auto, no falta nada para que empiece a llover ―sugirió mi abuelo.

Bueno por mí está bien pero con la cara de ella parase que no quiere incomodar. De seguro se va a negar, así que la agarro del brazo y le digo ―Vamos.

―Oye no quiero molestar ―me dice en voz baja.

―Lo sé, para que me conozcas un poco más recuerda que yo soy muy observador. Pero estate tranquila que no molestas.

Cuando ya estábamos de salida escucho a mi abuelo decir a lo lejos ―Andrés tengo que hablar contigo así que no te demores.

―Está bien no me voy a demorar.

Ya íbamos a mitad de camino y empezó a llover el sonido de la lluvia retumbaba en el techo del auto y en los cristales empezaba a mostrar pequeñas gotas de agua que se escurrían poco a poco. Cuando de pronto la escucho suspirar.

―Lucia que te pasa, no me digas que ahora te arrepientes de lo  que hemos hecho.

―Para nada es todo lo contrario.

―Entonces podemos volver hacerlo ―le digo guiñándole un ojo y al instante ya estaba sonriendo.

―Ni se te ocurra ―exclamó, pero ya estaba un poco más alegre.

Que fácil es ponerla feliz, con un simple comentario y ya esta así.

―Que asunto crees que tu abuelo quiere hablarte, cuando me recibió en la entrada esta tan feliz, pero cuando volvió estaba un poco angustiado.

―No lo sé, no siempre me lo encuentro con ese tipo de humor, a menos que sea por… ―¿Por qué? ―preguntó. ―De verdad que no sé, cuando vuelva le preguntaré.

Se quedó un poco confusa, pero no es de mi agrado hablar cosas sin sentido.

Al llegar Lucia ve a un señor que se encontraba en la entrada de su casa, cómo si estuviera esperando a alguien.

―Oh no Andrés escóndete.

―Es imposible que me vea a esa distancia, ¿pero quién es?

―Mi padre, si me ve saliendo del auto de alguien más se vuelve irritante.

―Así que ese es mi futuro suegro.

―¿Futuro? Ni lo sueñes.

A veces me pregunto de ¿cómo tiene el don de provocarme? y lo peor no tiene límite, nunca se sabe la sorpresa que te pueda dar sus palabras.

―Entonces que tal si salgo y me presento ante mi suegro y le digo lo genial que has pasado este día.

―Si me hicieras el favor de nunca hacerlo porque es imposible que el entienda que su hija puede hacer lo que quiera con su vida.

―Así que tienes muy malas relaciones con él ―acepta con la cabeza y abre la puerta para ya salir.

―Oye no me vas a despedir ―la miro fijo a los ojos y después desvía su mirada hacia mi boca.

¡Qué chica! no se da cuenta de que a veces puede ser tan evidente sus pensamientos.

―No te restrinjas.

―¿A qué?

―A lo que pensaste hacer en este momento.

Con una sonrisa en su rostro se acerca a mí y solamente me da un beso de piquito.

―Eso nada más. ―Es lo que te mereces.

―Mándale saludos a mi suegro y evita mostrarle esa cara sonrojada que tienes ―me burlo de ella, mientras me señala la mano mostrando el dedo del medio.

***

Llego a la casa y me encuentro a mi abuelo sentado en la sala disfrutando una copa de vino. Esto ya se está volviendo una costumbre, pero nunca me hace caso prefiere enfermarse a que dejar de disfrutar su propio vino.

―¿De qué quería hablarme?

―Tu madre me llamó.

Rayos tenía el presentimiento de que sería eso, pero nunca pensé que era verdad.

―¿Qué te dijo?

―Me dijo que ya era hora que regresarás y me regañó por dejarte ir a esa excursión. De veras que nunca cambia siempre es tan sobre protectora, no sé cómo fue que mi hijo se casó con esa mujer tan aburrida y mal humorada. Le dije que te pasarías un tiempo más viviendo conmigo, pero insistió que si no ibas; ella iba a venir a joderme la vida, sabe muy bien que no la soporto.

―Si ya lo sé, pero esa es su naturaleza y ya me he acostumbrado a sobrellevarla.

―Y precisamente en el día de hoy he tenido problemas con los asuntos económicos de la fábrica, ya estoy muy viejo para eso ―vaya hasta que al fin lo ha aceptado― y el único apoyo que tengo es el tuyo, porque te encanta interactuar con los números.

―Ya le he dicho muchas veces que estudiaré economía para trabajar en la fábrica, pero de seguro ella quiere que estudie derecho o algo parecido.

―Ves, a eso me refiero, es una insoportable.

Al volverse la conversación bastante divertida ya que mi abuelo empezó a maldecir a mi madre hasta los huesos. Suena el timbre de la entrada.

Cuando abro la puerta esta Rafael sujetando una pizzas.

―He venido a pasar una tarde en familia y a ver a mi querido primo.

—Mejor llámame solamente primo —le digo dejándolo pasar.

—¿Dónde está mi abuelo?

—En la sala —le digo pero el abuelo interrumpe y dice— Andrés para la próxima dejalo en la entrada por un buen tiempo. Me voy a ir a descansar. Si tu madre te llama dile que no te vas a ir porque yo lo ordeno.

—Abuelito gracias por la bienvenida. Nunca cambia siempre una mala vibra conmigo —dice Rafael por la actitud del abuelo.

—¿Quién no lo estaría? Cuando le has roto dos garrafones de vino en la fábrica cuando trabajabas de ayudante.

—Ya he dicho que fue un accidente, debería de perdonarme. Además sabes que no soy bueno para ese tipo de trabajos.

—¿Rafa para eso solamente?.

—Bueno ya dejemos de hablar y comamos. Tengo mucha hambre. Por cierto antes de venir he llamado y el abuelo me dijo que fuiste a llevar a Lucia a su casa. ¿Qué tienen ustedes? ¿Qué hacía ella aquí?

—Sabes algo yo también tengo hambre así que vamos.

—No seas así, no me dejes con la curiosidad.

—Es que todos los días tienes curiosidad, así que ya estoy acostumbrado.

Algo me dice que Rafael solo vino a preguntar, y a comprarme con unas pizzas. Acaso cree que no me doy cuenta.

Aunque tengo que aceptarlo hoy ha sido un día muy agitado, pero no me arrepiento de nada como Lucia.

Nota de la autora:

Estoy sin palabras por la personalidad de Rafael.

He recibido muchas teorías sobre este capítulo por parte de ustedes y la verdad es que muchos aceptaron, pero les hice un cambio a la historia y es que no existe arrepentimientos. La razón es porque la vida es demasiado corta como para arrepentirse de los hechos, solo hay que disfrutar del presente y me refiero a muchas maneras.

Quiero que sepan que me encanta escuchar sus opiniones y mucho más sus teorías, así que gracias por sus comentarios. Besos~~~~






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