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Capítulo 40: El mejor día de mi vida.

Thiago.

Estaba por salir de casa, tomé mis cosas, busqué a papá para que me vaya a dejar al internado, quería ir lo más pronto para ver a mi niña hermosa, ella me necesitaba. Para mi fue gran sorpresa no encontrarlo en casa, mi tía y mi mamá estaban en la sala, me habían comentado que papá se fue al aeropuerto a ver a mi tío, mi prima había llegado hace poco, fue genial encontrarla de nuevo, sin embargo me quedé más que sorprendido al saber que el señor Garcés vendría a recogerme, él mismo me llamó para confirmarlo, lo estaba esperando, cuando vi que se asomó un carro ultimo modelo, el mismo carro que había visto antes, confirmé su llegada, me despedí de mi familia, salí de casa, mientras caminaba no sabía si subir adelante o atrás, así que me fui de inmediato a los asientos traseros, de todas formas no podía ver si alguien estaba adelante en el asiento copiloto, fue ahí cuando quedé hipnotizado al oler su dulce perfume, era Maddy, ella estaba ahí, quería abrazarla, pero era obvio que no podía hacerlo en ese momento, sentía en ella el nerviosismo, estaba algo roja; ya en el transcurso del viaje, el señor Garcés empezó hacer algunas preguntas algo fuera de lugar, pero muy amablemente respondí, a excepción de algunas en las que involucran a Maddy. Ya que ella si es la dueña de mi corazón. Parecía que estaba tensa o algo enojada, creo saber el porqué, justamente su papá preguntó lo que quería, donde afirmé que la chica que estaba ahí era mi prima, me dio ternura al verla recoger su cabello para escuchar bien, creo que no lo supo disimular, pero se la veía muy linda.

Aquel día pasó muy rápido, ya después de aquel viaje hasta llegar al internado sabrán lo que sucedió, después de salir de nuestra burbuja de ilusión, al momento de separarnos en la fuente, me dirigía a mi habitación, seguía cansado por el largo fin de semana que tuve con mi familia, realmente hicimos muchas cosas. Dormí un poco, luego de despertar tomé una ducha, me estaba cambiando cuando alguien tocó mi puerta.

-Thiago, soy Jacob, abre por favor, vengo en son de paz- ¿qué querrá hacer?

-Dime, ¿qué necesitas?- pregunté mientras abría la cerradura.

-¿No me dejarás pasar?- preguntó.

-Creo que ahí te encuentras bien- no quería que arruinara mi habitación.

-Bien, de todas formas es rápido lo que diré.- parecía apresurado en cierto modo.

-De acuerdo, te escucho.

-Este fin de semana Maddy lo pasó mal y antes de que hagas conclusiones en las que me culpes, no es así, la cosa es que intenté terminar con ella, pero no funcionó.

-¿Qué quieres decir con "intenté"?- pregunté.

-Que en absoluto terminé con ella enfrente de nuestras familias, pero nuestras mamás se opusieron, Maddy estaba mas que feliz en lo pocos segundo que terminamos, pero seguimos atados por nuestras madres, te digo esto porque aunque no lo quiera aceptar Maddy te quiere mucho y conociéndola no te dirá nada de lo que pasó, además ella me lo dijo, me odia a muerte, no la culpo, he hecho muchas cosas malas, pero siempre intento no lastimarla, así que como tu eres su felicidad, espero y la protejas ya que ella no me deja hacerlo.- estaba anonadado, no sabía que responder a esa sinceridad de Jacob.

-No sé que ganas con esto, pero yo sé cómo hacer las cosas, no te preocupes por nada.

-Igual cumplí con decírtelo, por cierto, aun no le cuento nada sobre lo de Virgi, lo haré pronto, si ella no soporta el simple hecho de que nuestras familias quieran vernos juntos yo peor, porque no puedo hacer nada.

-Volvió el Jacob arrogante, que solo se preocupa por él- insinué.

-Hasta en eso están de acuerdo, me dicen lo mismo, bueno pues, ya no me importa lo que hagan, sean novios, amantes, como ustedes lo llamen, por la felicidad de Maddy no diré nada a nadie.

-¿Algo más que quieras decirme?- pregunté, aunque estaba algo desconcertado.

-Nada más, bueno, adiós Thiago.- dijo sutilmente, mientras se alejaba de mi puerta.

En el fondo sabía que Maddy no me iba a contar lo que sucedió, tal vez no quería sentirse avergonzada o nostálgica por todo, eso me hace pensar que debo hacer algo, no puedo quedarme con los brazos cruzados, pero solo soy su amigo ¿qué puedo hacer?

El día lunes por la mañana estaba esperando a Maddy, quería saber si se encontraba bien, después de todo lo que pasó con su familia, debe necesitar a alguien que la escuche; desayuné y de inmediato fui al aula, era el único en haber llegado, se acercaba la hora de entrada, Maddy suele llegar antes, ella es puntual, además adora recibir clases ¿por qué no llegaría a tiempo?, algo debe haber pasado.

Sonó el timbre mi preocupación aumento más, mi niña bonita no había llegado, ni siquiera Maya estaba, algo les sucedió a ambas, les escribí y ninguna respondió el mensaje, entonces quería buscarlas, estaba a punto de salir del aula y el profesor me detuvo, él había ingresado, tuve que quedarme en mi asiento, estaba muy ansioso quería ver a Maddy, pero no sabía nada de ella.

La clase continuaba, miraba al frente pero no prestaba atención en absoluto, mis compañeros empezaron a murmurar la ausencia de las dos, pero no decían ni siquiera donde estaban, tenía que preguntarle a Jacob, aunque no quería hacerlo, era la última opción que me quedaba.

-Jacob, ¿sabes algo de Maddy?- pregunté, susurrando un poco.

-Si tú no lo sabes que vives pendiente de ella, pues yo tampoco- respondió tajantemente.

-No sé porque me molesté en preguntarte- solo me dirigí nuevamente a mi lugar.

Faltaba poco para terminar la hora, de pronto, nuestro tutor apareció, habló con el docente que teníamos a cargo, escuché disimuladamente lo que dijo... ¡¿Maddy está en la enfermería?!, ahora si en definitiva no estoy tranquilo, quería asegurarme que estuviera bien, si tan solo pudiera salir de aquí, iría allá con ella, eso explica porque no me respondió, está enferma, debo hacer algo. No podía a simple vista decir que quería ir a enfermería de la nada, no puedo provocarme fiebre, tos o gripe, soy malo fingiendo eso, la única solución era mi alergia al polvo; miré a mi alrededor, todos estaban prestando atención en clase, nadie me veía, ni siquiera las chicas del curso, aproveché el momento para provocar la alergia, buscaba polvo por todos lados, era imposible hallarlo, este internado es más limpio que el propio jabón, no sabía como hacer activar mi super poder, miré hacia abajo, al alrededor, atrás, nada se me ocurría, esperen, tenía una idea, los zapatos, es más que lógico, las suelas de los zapatos tienen polvo, tope con mis manos el polvo, lo más que podía, al minutos se empezaron a poner rojas y a salir algunas ronchitas, era el momento de actuar. Me levanté, me fui donde el profesor y le enseñé mis manos.

-Profesor, creo que tengo una alergia- le dije mientras le enseñaba mis manos todas rojas.

-Thiago, ¿cómo pasó eso?- preguntó algo asustado.

-Solo es alergia de polvo, con un poco de alcohol pasará, ¿dónde puedo hallarlo? - diga que en la enfermería por favor.

-Tenemos un botiquín en el armario, ahí hay alcohol.- no puede ser.

-Está bien, gracias- debía improvisar, todos me veían, ¿cómo salgo de aquí?, fui al dichoso botiquín, en serio me picaban las manos, si lo necesitaba, por suerte mía, no era alcohol, no había, solo era agua destilada, genial.

Me acerqué nuevamente donde el profesor, le dije que no había alcohol, él lo entendió y me envió a la enfermería, sí que tengo suerte; ahora era momento de buscar a mi niña bonita, mi preocupación iba más allá, la enfermería quedaba algo lejos, este lugar es enorme, de todas formas no me impidió llegar a tiempo, ya estaba a unos metros, topé la puerta, pero nadie escuchaba, entonces la abrí y ahí estaba ella, sentada en aquella camilla, estaba muy sorprendida al verme...

Maya, era ella la que estaba mal, me preocupé en serio, creí que era Maddy, obviamente me preocupo por nuestro cupido, pero de todas formas me había impresionado, todo pasó muy rápido, no sabía nada, era lógico preocuparme.

Después de aquella confusión que creó mi cerebro, las clases fueron normales, ya en la segunda hora mi niña estaba conmigo.

Ya era de noche, estaba chateando con Maddy, así sea a través de la pantalla, todo era genial con ella, pero estaba confundido, pensaba una y otra vez lo que sucedió hoy, siendo su amigo me sentía a un lado de la raya al no hacer nada por ella, esto debe cambiar.

Le mencioné a Maddy sobre una sorpresa, esto iba a suceder el fin de semana, debía planificarlo bien, la salida ya está dicha, ahora faltaba el resto, es algo que he querido hacer desde hace mucho tiempo y por fin se hará realidad.

Cinco días después.

Estoy nervioso hoy es sábado quince de diciembre, donde todo inicia, cada día que pasó fue un progreso para la gran sorpresa, esto debería salir perfecto, Maya era mi cómplice nuevamente, ella me ayudaría con Maddy a que mas o menos tuviera la idea que íbamos a ver una película, la que me debía desde la vez anterior, pero no es así, ya sabrán el porqué.

Llamé a mis padres, les dije que un amigo me invitaba a un recital muy cerca de aquí, ellos saben que me gusta mucho todo lo que tenga que ver con la música, era una excusa perfecta, además luego volveríamos al internado por la noche.

Todo estaba previsto, me encontraba en mi habitación, esperaba la hora de salir de aquí, quería tener ya todo en su lugar. Apenas llegó la hora me salí de inmediato, sin que nadie interrumpiera mi camino, había chicas que querían detenerme, pero las ignoré, no suelo ser así, siempre soy amable, pero hoy, debía haber una excepción, todo por Maddy, la niña de mis ojos.

Hoy sería diferente, no llevaba a Maddy al parque donde solíamos "estudiar", quería que sea especial, no muy lejos del lugar hay otros tipos de cabañas con una vista increíble, pero antes de llegar allí, hay un puente que al anochecer tiene unas luces led sorprendentes, solo con la vista que hay, ya resultaba emocionante, la cita de hoy sería a las seis de la tarde, justamente allí se encienden las luces, Maya llevará a Maddy justo a tiempo, mientras que yo prepararé lo demás.

Me dirigí al centro de la ciudad, compré algunas cosas que iba a necesitar, algo lindo, tierno y también algo de ayuda extra para lo especial. Luego de tener lo necesario, fui a la cabaña que quedaba justo después de cruzar el puente reluciente, pasan y pasan las horas y mis nervios también aumentan.

Después de una tarde de compras, la hora se acercaba, solo faltaban treinta minutos para las seis de la tarde, timbré al celular de Maya, me dijo que todo iba bien, que ya estaban en camino, debía mantener la calma, respiré tres veces era el momento de brillar.

Llegó a mi celular una notificación, ya habían llegado, Maya le había vendado los ojos a Maddy, no lo creía necesario, pero ella insistió; al inicio del puente, ellas estaban allí, a lo lejos pude apreciar la admiración de Maddy, yo la esperaba del otro lado del puente.

Lucía hermosa, yo le había comentado a Maya que le dijera que vistiera algo formal, en realidad se esmeró, Maddy es una chica muy preciosa, mis ojos estaban a punto de colapsar, casi me salían lágrimas, la vi caminar por el puente, aún estaba sorprendida pero igual que emocionada como yo, traía puesto un vestido color naranja, su cabello recogido de una forma muy tierna, esta vez no traía lentes, me quedé sin palabras y de un lado estaba Maya, mi cómplice número uno grabando nuestro momento.

-Thiago ¿qué es esto? ¿cómo planeaste todo?... esto es increíble- me lo dijo a punto de llorar, se entrecortaban sus dulces palabras; tomé sus manos y la miré fijamente no podía dejar de hacerlo.

-Esta es nuestra noche- no sabía ni cómo dije esas palabras, apenas y pude hablar.

-Par de tortolos- añadió Maya con una sonrisa- ignoren que estoy aquí, quiero capturar todo.

-Maya, no interrumpas mi momento- dijo Maddy con una sonrisa.

-¿Me acompaña señorita Maddy?-le pregunté extendiendo mi brazo, para que se apegara a mí.

-Con mucho gusto caballero Thiago- añadió, devolviéndome el gesto.

Ambos nos dirigíamos a la cabaña, todo estaba arreglado muy lindo, tenía una mesa para dos, creo que Maya no estaría presente en todo el momento con exactitud, espero no me odie por eso, sin embargo, si iba a presenciar el momento en que ocurriría la gran pregunta, ya hasta este punto sabrán que es.

-Thiago, esto es lindo, me has hecho llorar- dijo algo tímida y sonriente.

-No me gusta verla derramar lágrimas, pero como sé que son de felicidad se las dejo pasar- respondí con una gran sonrisa, aproveché el momento en que Maya me vio y le di la gran señal, asenté la cabeza para que esté lista. Maddy ya se había sentado, yo estaba a punto de hacerlo, pero ocurrió algo, todo iba al pie del plan...se apagaron las luces, todo quedó completamente oscuro.

-Thiago ¿dónde estás?- preguntó Maddy, yo ya me había despejado del lugar donde se encontraba, Maya estaba grabando, después de algunos segundos se encendieron unas pequeñas luces en el piso, que guiaban un camino hasta el final de la cabaña.

Maya me ayudó un poco allí, le dijo a Maddy que siguiera las luces, estaba tan sorprendida que parecía haber quedado en shock. Ella se dirigía por las luces en el piso, estaba más que feliz, además empezó a sonar una dulce melodía de violín, contraté a un amigo que es muy bueno en ello, todo era perfecto, Maddy llegó al final, yo la esperaba allí, les soy sincero al decírselos, estaba a punto de llorar, cuando ella llegó y me vio, se encendieron otras luces detrás de mí, era la gran pregunta.

-Thiago ¿qué sucede? ¿cómo...?- sus palabras se acortaron, estaba nerviosa igual que yo, debía calmarla.

-Hace un año la conocí en aquella feria, hubo un apagón y fue el más magnifico apagón que tuve en mi vida, porque en aquel momento me tropecé con usted, el destino nos separó por un tiempo, luego de aquella noche, pero por obra de él mismo nos unió y por ello estoy agradecido y a usted también le debo las gracias por permitirme formar parte de su vida, el de conocernos, pasar tiempo juntos, cada uno de esos momentos, así sean los mas cortos, significan todo para mí, en esta noche tan especial, tengo de testigo a su mejor amiga Maya, que ha sido mi cómplice en esta trayectoria, me di cuenta que siendo su amigo no me siento capaz de darlo todo por usted, quiero ser la persona que esté para usted sin importar qué, es por ello, que me atrevo a preguntarle... ¿Puedo ser su novio?- al fin se lo pregunté, no podía más, sólo esperaba su respuesta, tenía en mis manos sus flores favoritas, detrás de mí estaba el letrero de luces con la gran pregunta, pasaron algunos segundos, no tenía una respuesta, mientras yo temblaba, me ponía a pensar ¿será que me va a permitir ser su novio?...

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