Capítulo 20: Al fin la encontré.
Thiago.
Ha pasado un año y algunos meses, desde el accidente en mi casa, justo el día cuando el señor Garcés me dejó en la entrada, fui en busca de mamá, no la encontré por ningún lado, al parecer se había desmayado en el patio trasero, estaba morada, creí que la había perdido, lo primero que hice fue llamar a la ambulancia, llegó tan pronto como pudo, solo sostenía a mamá en mis brazos, ella estaba tendiendo ropa y se había caído encima, ese día estaba completamente destrozado, nos dirigimos al hospital más cercano, la atendieron en urgencia, no me lo podía creer, ella estaba muy bien cuando nos fuimos con papá, el doctor la estaba atendiendo, papá había llegado una hora después, porque el camino es extenso, pero logró estar conmigo, ambos nos derrumbamos, estábamos los dos en el pasillo, sin ninguna respuesta, solo nos dijeron "tienen que esperar", la espera era lo más desesperante de todo, luego de pasar todo el día sin ninguna información, apareció el doctor, tenía una cara decepcionante, solo con verlo quería llorar, mi corazón se derrumbaba, pero tenía que ser fuerte para papá, Según el diagnóstico, mamá sufrió un paro cardiaco, además su corazón casi estalla, el doctor la operó a tiempo, sino, mamá no estuviera viva, sin embargo ese día fue fatal para nosotros, oír es noticia no me dejaba tranquilo, me quedé todo el día y toda la noche con mamá, papá se fue a las nueve de la noche, aunque quisiera quedarse no podía, realmente necesitaba firmar un documento para cerrar ese negocio, o se acabaría la empresa del señor Garcés, le dije que cuidaría a mamá y así fue, me quedé con ella, pasé a su lado, sujetando su mano, para que sintiera mi calor, ella aun no despertaba, estaba en coma por lo de la operación, según los médicos es normal esa reacción, a mi no me importaba nada, quería que ella despertará.
Pasó un mes hasta que lo hiciera, mi amigo Luis me apoyó, el me ayudó, habían días que me derrumbaba del cansancio, no podía dormir, el se quedaba con mamá varios días, luego rotaba yo y papá, él había pedido una semana de permiso, su trabajo era tan comprometedor que no podía renunciar, después de todo, el dinero que ganaba servía para pagar los medicamentos necesarios de mamá.
Luego de un mes de haberse despertado, la tuvieron en observación por dos semanas, ella mejoraba cada día, habían cambios positivos, tenía reacción al medicamento de la mejor manera, después de ello le dieron el alta, el doctor dijo que necesitaba del todo el cuidado del mundo, papá no podía hacerlo por el trabajo, hasta quería contratar a una enfermera, pero no, yo era el único que podía, yo conocía a mamá, no podría dejar que alguien mas la cuide, es por ello que rechacé la oferta del señor Garcés ese año, él lo había entendido, papá se lo dijo y comprendió, también sabía que no podría estudiar ese ultimo año de colegio en mi antigua escuela, pero él dijo que no me preocupara, el haría hasta lo imposible para que sacará un titulo de bachiller, realmente lo admiro muchísimo, yo sin ser nada de él me apoyó mucho, a mi y a mi familia, que es lo mas importante que tengo.
Todos los días veía por mamá, aprendí a cocinar mas de lo que sabía, ella es la mejor madre, me enseñó todo lo necesario y con ello pude cuidar muy bien de su salud, habían pasado cinco meses de su incidente, mediante todo el proceso, cuando mamá, ya estaba mejor, mis pensamientos se acordaron de algo muy importante para mí, la niña bonita, me había olvidado de ella, luego de tantos meses, no sé ni siquiera si fue o no, Luis me había ayudado en todo esto, el iba a mi casa y me enseñaba algunas materias que le daban en nuestro colegio, a mí me encanta estudiar, por ello, mamá se lo pidió a él, que no dejara de aprender algo nuevo, en sí Luis pasaba en mi casa, era imposible que me diga algo de ella, de mi niña bonita.
El destino jugó a mi favor, antes de todo, recordé que son exactamente cinco meses antes de entrar al colegio, ese día, el ultimo de esos meses le dije a Luis que se quedará un momento con mamá, me dirigí rápidamente a la feria, me quede ahí un jueves por la tarde mirando todo el alrededor, si había alguna pista, si realmente ella había ido, pero llegó a mi mente ese pensamiento "solo estaré los fines de semana", era jueves, imposible que esté ahí, ya me rendía, no sé si quería llorar o gritar, me arrodillé en la entrada de la feria, miré hacia el cielo y dije "Dios, tu sabes porque haces las cosas, solo te agradezco por la vida de mamá, gracias por tenerla conmigo", realmente el es único, el es el verdadero Dios que escucha las plegarias, cuando alce la mirada la vi salir, era ella, era la niña bonita, iba triste, salía del otro lado de la feria, por mas que le grité no pudo oírme, iba llorando, me destruía el corazón verla así, no quería que pensará que la use, que me burle de ella, corrí lo más rápido posible, pero no, no pude alcanzarla, se había subido al auto, un auto muy lujoso, fue ahí cuando se abrieron mis ojos, era él, el señor Garcés, era su auto, lo reconocería enseguida, no lo podía creer, todo este tiempo, el hablaba de su hija, de su princesa, siempre le decía así, nunca pude saber su nombre, no me quedaba más que verla alejarse en medio de la carretera aquella niña que me cautivo en la noche del apagón.
Fui a casa, aun no lo asimilaba, era ella, es la hija del jefe de mi papá, es la única pista que tengo, es la mejor, porque sé donde estudia, sé que me dieron una beca ahí, sé que la volveré a encontrar y sé que tendré la oportunidad de explicárselo, pero antes tenía que dejar en perfecto estado a mamá, ella es lo principal para mí, no podía irme al internado sin antes saber que estaba bien, la única alternativa que tenía, era dejar que pasara este año, y hacer todo lo posible para que me dejen ingresar a segundo curso, con ella, con la chica que me robó el corazón a simple vista.
Mamá ya se había recuperado, ella estaba muy feliz con mi compañía, con mi ayuda, un día estaba revisando en internet ese dichoso internado, sus reglas, sus normativas, su precio, vaya que si es caro, el señor Garcés nos aprecia en serio, de todas formas valía la pena, tenía de todo, mis ojos brillaron solo con ver todo lo que brindaban allí, mamá me vio que buscaba todo eso en internet, se sentó junto a mí, vimos todo juntos, lo único que dijo ella fue "sigue tus estudios, consigue una carrera, lucha por tus sueños", esas palabras fueron las que enmarcaron mi corazón.
-Mamá, no me quiero alejar de ti- le dije, mientras me salían lágrimas.
-Thiago, hijo mío, yo estoy bien, gracias a Dios y a ti por tus cuidados, eres mi tesoro y quiero que seas un profesional en la vida- realmente buscaba las palabras necesarias para animarme.
-Mamá ¿qué hay de ti?, no podría dejarte sola.
-¿Quién dijo que estaré sola?- preguntó sonriendo
-¿Qué? ¿qué ocurre mamá?
-Tu tía Mary, vendrá a cuidarme el resto del tiempo, solo para que no te preocupes, porque yo estoy bien.
-Mamá, pero ella...
-Ella vive en nuestro país, vendrá acá en búsqueda de una mejor vida, papá le ofreció el trabajo de cuidarme, ella no lo vio así, dijo que igual vendría a cuidar a su hermana, que no era necesario pagarle, así que estate muy tranquilo Thiago, yo estoy bien. -Abracé a mamá de inmediato, no podía creer que lo había hecho todo por mí, era la mejor de mi mundo.
-Hijo, tenemos un invitado, por favor ven a la sala.- papá se asomó a la habitación y me llamó, me dirigí a la sala, era el señor Garcés, tenía consigo un sobre.
-Otra vez estoy por aquí jovencito- dijo enmarcando una sonrisa.
-Buenas noches señor Garcés, señor Vélez.- había venido con su socio de la empresa.
-Este es el jovencito del que te hablé, el a cuidado a su mamá por todo este tiempo, es un gran ejemplo de chico en este mundo- dijo mientras me miraba
-Me han hablado mucho de ti Thiago, eres un joven increíble, sin duda alguna mereces esta beca.
-Muchísimas gracias señor Vélez y señor Garcés, gracias por esta oportunidad.
-Demuestra tu gratitud dando lo mejor en el internado, te lo mereces, es la mejor del país- No lo aguantaba más, me lancé sobre ellos y les di un abrazo, al borde de llorar.
-Tranquilo, eres un gran chico, tu mamá estará bien y tu cumplirás tus sueños, darás lo mejor, te graduarás y se lo demostraras a tus padres- dijo unas palabras tan sabías el señor Vélez, y apenas y me había conocido.
- Entrarás en dos meses, mientras tanto debes repasar los reglamentos y todas las normativas del lugar, sé que eres muy inteligente y lo harás bien- afirmó el señor Garcés.
-lo haré, se lo prometo.
En todos esos dos meses me dediqué a estudiar y a repasar cada una de las reglas, repasaba algunas materias del colegio, no quería ir con vacíos en mi mente, cuando menos lo pensé, en mi habitación ya había guardado mi ropa, tenía una maleta con el uniforme y los libros de allí, y en otra mis pertenencias, era increíble que enserio iba a estudiar en el internado.
Era momento de partir, mi tía ya cuidaba de mamá, ella es grandiosa, papá también estaba orgulloso de mí, iba a cumplir un gran desafió en mi vida, algo nuevo aquí.
El señor Garcés nos llevó al lugar, mi mamá me acompañaba, papá tuvo que trabajar y mi tía estaba en casa, el jefe se quedó afuera con su auto, no podía ingresar en plenas clases, después llamaría la atención, fue entonces cuando vino por mí, un botones, llevó mis maletas a mi habitación, aunque no haya visto este lugar antes, con las fotos que vi en internet pude estudiar cada infraestructura de ella, era super elegante.
Llegó el momento que menos quería, la despedida, mamá tenía que irse.
-Dios y la virgen te cuide hijo mío, eres muy inteligente y alcanzarás todas tus metas.
-Te amo mamá, gracias en serio- le dije, mientras le daba un gran abrazo, estaba a punto de llorar, pero el señor Garcés intervino.
-Esto es de parte de la familia Garcés y Vélez- me extendía en sus manos una computadora nueva y a lado un celular, los dos eran iPhone.
-Señor, no puedo aceptarlo, estoy bien con mi celular- aunque sea el mas sencillo servía para llamar y mensajear.
-Jovencito, acéptalo, créeme lo necesitarás para tus tareas.
-Esta bien, pero se los devolveré cuando acabé de estudiar- dije mientras los tomaba con las manos.
-Claro, espera, no, mejor cuando te gradúes de médico, astronauta y abogado.- dijo mientras se reía un poco.
-Señor Garcés, muchas gracias- asentí con la cabeza.
-Ya sabes como agradecerme Thiago- era la primera vez que me llamaba por mi nombre, se sentía bien.
-Vendrán por ti y te dirán todo, ahora no está permitido que entre, pero andando tú puedes.
Mamá y el señor Garcés se alejaban, yo estaba con los nervios de punta, lo primero que pasó por mi mente es, ¿me queda bien esté uniforme?, nah, mentira, la pregunta es ¿dónde está ella?.
-Bienvenido, soy la directora del internado...- muy larga su bienvenida, discúlpeme señora, pero su voz es un poco chillona.
-Muchas gracias directora.
La directora me enseñaba algunas partes del lugar, los estudiantes ya estaban en clases, ver a alguien nuevo llegar, era demasiado llamativo, todos me quedaron viendo, solo fingía no ver nada, pero era imposible, en la mañana, hubo un gran alboroto, justo en el cambio de hora, en el momento que tenían que salir a cambios de aulas, todos los estudiantes se asomaban en el balcón, sonrisas salían de mi rostro, me sentía una super estrella, escuchaba entre las chicas decir, que "era super lindo", la gente rica es rara, en definitiva, puedo acostumbrarme a sus halagos, de todas formas me importaba los de una persona en especial, si ella iba a segundo curso quiere decir que ahora está en el segundo piso, pero ¿cuál es el aula?, debía haberme aprendido los horarios.
-Thiago, debemos ir a tu habitación, en la residencia de chicos, venga ya, te dejaré en la entrada- exclamó la directora media bulla.
-Buenos días- le dije al recepcionista.
-Eres el nuevo, bienvenido. ¿qué tal tu día?
-Joy, deja de decir tales cosas, llévalo a su habitación.
-De acuerdo mi querida directora.
-¿Es arriba?- pregunté.
-Sí subiendo las escaleras, imagínate, escuela de ricos sin ascensor.
-No me lo imaginó- respondí sonriendo.
-El próximo año piensan implementarlos, no hay que perder las esperanzas, vamos, sube.
Llegamos al segundo piso, recuerdo algo de esta regla, se sube de piso cada vez que subes de nivel de estudio, por lo tanto, segundo de bachillerato, segundo piso, que lógica.
-Bueno, eres un suertudo, tendrás la habitación solo.
-¿Eso es malo?
-¿Qué dices?, es una bendición, no compartirás con nadie, tendrás un enorme cuarto para ti.
-¿se puede saber por qué?
-Por muchos motivos...¿cuál es tu nombre?
-Thiago.
-ok, Thiago, por muchos motivos, como por ejemplo, tu curso es disparejo, sobra un hombre y ese eres tú, al igual que las niñas, una tal Virgi, está sola, a ti también te tocó así y otro motivo, creo que es por tu edad, supongo yo, no lo sé, eres el primer chico que pasa los diecisiete.
-En realidad aún los tengo, falta dos meses para mi cumpleaños.
-Ya casi dieciocho, no es nada, bueno, esta es tu habitación- dijo mientras la abría con la llave, era realmente increíble, era el doble de mi habitación, todo esto para mí, es demasiado.
-Gracias, esto es genial.
-Tienes suerte, tienes habitación solo y eres guapo.
-¿Disculpa?- que un hombre me diga eso me desconcertó un poco, pero de todas formas sonreí.
-¿Crees que todas esas chicas te ven así por qué eres nuevo?, te equivocas, tienes mucho de todo eso- dijo, mientras me señalaba de pies a cabeza.
-Esta bien, ¿me puedes decir que hago ahora?
-Tus maletas las harás en la noche, ahora debes ir con la directora, debe estar en algunos de los primeros pisos principales, no aquí en la residencia, allá en las aulas.
-Gracias, me retiro.
-La suerte de los feos los bonitos lo desean, no lo olvides Joy- dijo murmurando, yo me dirigía a las aulas en busca de la directora, cosa que era imposible, no dejaban de verme, todos se asomaron, también los del segundo piso, de seguro ella está ahí, no logro ver nada hay tanta multitud.
Justo antes de subir, la directora me encuentra.
-Thiago, necesito que firmes unos documentos, son de las obligaciones y derechos de los estudiantes, de seguro las has de haber leído, antes de ingresar.
-Claro, por supuesto, son como unos cincuentas hojas.
-Sí, exacto.
-¿Entonces solo las firmo e iré a clases?
-No, claro que no, tienes que leerlas en voz alta, tranquilo, no te pondrán falta aún.
Genial, aun estamos separados mi niña. Seguía a la directora a su oficina, atravesé todo el centro de las aulas, por un tipo cancha, mi mirada no se despegaba del segundo piso, ya me rendía porque no la encontraba, tras eso, veo pasar rápidamente a la niña bonita, ingresó con su mochila al aula, estaba con su amiga, era ella, al fin la vi, fueron los cinco segundos mas lindos, cambió de anteojos al parecer, antes cargaba unos negros ahora son azules oscuros, el uniforme le sienta bien, tenia una falda, algo corta, pero bien ceñida a su cintura color naranja bajo, unas medias blancas y zapatos negros, tenía una camisa tipo polo de las mismas tonalidades, algo beis con un tipo overol o abrigo encima, se veía muy linda.
(Aquí les dejo una pequeña idea de su uniforme)
-Thiago apresúrate.
-En seguida directora.
No veía la hora de irme ya de aquí, ya había leído esos reglamentos en casa, me aturdía volverlos a leer, pero debía mostrar mi mejor esfuerzo, después de estar toda la mañana leyendo y firmando documentos, llegó la hora, ir al comedor, allí estaba ella, debía ir enseguida.
Recorría el pasillo tranquilamente, no quería que se alborotaran las demás personas, pero lo hicieron, todo el salón del comedor, se asombró al verme, ¿realmente soy tan guapo?, de seguro sí, porque para causar impresión de tal modo.
Llegué, el gran comedor, todos estaban allí, la buscaba con la mirada, intentaba disimular, después de tanto, la hallé, estaba allí, justo dejando la bandeja de la comida, cruzamos miradas, ella parecía ponerse pálida, me estoy asustando, creo que la espanté, para ella creo que no soy del todo bonito. La vi alejarse con su amiga, no podía seguirlas era inapropiado, tuve que esperar al entrar al salón con la directora y la maestra para la presentación formal. Después del receso no la veía, de verdad la asusté; mientras la directora hacía su presentación yo esperaba afuera del pasillo, hasta que me llamara, no quería asustarla de nuevo, pasaron unos momentos, no quería verla, no sabía ni siquiera si aun se acordaba de mí, pero si se asustó, tal vez sí, en medio de todo, justo cuando por fin iba a decirle mi nombre sonó la alarma de incendios, querido destino ¿no estabas a mi favor?, no aguanté las ganas, debía hacerlo, mientras todos salían, sabía que ella era la ultima en salir, estaba a lo último, debía estar para ella, justo cuando cruzaba la puerta, tomé de su brazo delicadamente y le dije ni nombre, sentí un gran alivio al decirlo, ya no soportaba más que no lo supiera y en ese instante su dulce voz me dijo el de ella, Maddyson, su nombre es Maddyson, gracias destino.
Después volvimos al salón, era falsa alarma, ingresé de ultimo, mis ojos la seguían, la maestra tenía que ubicarme, quería estar junto a ella, pero me di cuenta que todos eran divididos, hombres y mujeres, no podía estar a su lado, luego alguien habló, una de las chicas estaba sola, pero estaba muy al frente, de seguro ella es Virgi, no quería estar con ella, había una pequeña discusión para ver donde me sentaba, yo estaba nervioso y ansioso a la vez, Virgi protestó para que me sentara junto a ella y escuché esa dulce voz, objetarse por eso, era Maddyson, mi niña bonita.
-Bueno ya está dicho, ve a tu lugar por favor.- dijo la profesora.
Me dirigía lentamente donde ella y alguien lo dijo, lo nombró, la palabra "novio" se asomó hacia mí, lo que recuerdo hace un año, en aquella noche que la conocí, era que fingían ser novios, confío en ella, debe tener una explicación algo loca para eso.
Me senté junto a Maddy, estaba muy nervioso al parecer ella también, mientras la veía se tensaba un poco, solo sonreía al verla, apenas y cruzamos algunas palabras, de mí solo salía "lo siento", sé que debería estar enojada conmigo, pero ella entendería todo por lo que pasé con mamá cuando se lo contara, no aguantaba mas por decírselo, pero ella acortó mis palabras, tenía razón debíamos prestar atención a clases, debía dar todo de mí, pero era imposible, solo la podía ver a ella, la miraba disimuladamente y sonreía de vez en cuando, aun no podía creer que la tengo a mi lado, a la misma chica que robó mi corazón, a la misma chica que se subió conmigo a la rueda de la fortuna sabiendo que era un completo desconocido, gracias Maddy, gracias por haberlo hecho y perdóname si esas lagrimas que vi ese día eran a causa mía.
Fuimos a la siguiente clase, debía esperarla, no podía dejarla sola en esta aula, su amiga estaba en la puerta, yo disimulaba que guardaba todo solo por estar ahí a su lado.
Se adelantó con su compañera, yo iba detrás, no me atrevía a hablarle todavía, era muy pronto, no podía decirle la verdad, no era el momento justo. Ingresamos al aula, la gran suerte mía es que la posición de los asientos eran los mismos para todos, ojalá no nos cambien.
La clase era de física, el destino sigue a mi favor, mi especialidad eran los números, genial. Mi deber era ayudarla, antes de ello, vi que se acercó hacia su novio, él la miraba algo tenso, luego aparecieron risas entre ambos, no podía percatarme bien porque las chicas del salón se acercaban a mí a preguntar cosas algo ilógicas, Virgi era la más atrevida, pero justo en el momento preciso se acercó Maddy, es super linda.
Hora de la prueba sorpresa, creí que no me dejaría ayudarla o que ella si sabía cómo resolver todo, pero su cara de frustración me dijo que le resuelva el ejercicio, estaba fácil gracias al cielo, lo terminé en seguida, ella dudaba si tomarla o no, al final de cuentas lo hizo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro