Capítulo 6
Salimos los dos juntos a dar una vuelta fuera del recinto y más que contentos, parecíamos toda una pareja de novios enamorados.
_ Joey, Quiero darte las gracias por haber venido a mi titulación
_ El que tiene que darte las gracias soy yo hermosa. De no ser por ti y por ese sobre, jamás nos hubiéramos vuelto a ver y eso me hace muy feliz – ambos nos sonreímos.
_ Aún me parece todo un sueño, el que tú, mi cantante querido y amor platónico esté aquí, conmigo, en uno de los días más importantes para mí – me sonrió coqueto.
_ ¿Tú amor platónico? – me sentí otra vez avergonzar.
_... Si. Siempre lo has sido Joey – se sintió también apenar y sonrió nervioso y con vergüenza, algo que encontré muy tierno en él.
_... Entonces ¿Aún piensas que todo esto es irreal, un sueño?
_ ... Si, y temo el despertarme y que tú no estés – me miró perdidamente.
_ No tienes por qué temer. Todo esto es real, es nuestra realidad, porque así tú lo deseaste, y yo feliz de seguir siempre a tu lado...
Lo miré abruptamente y él perdido en mí, me miró con destellos, y yo volví a abrazarlo con todo mi amor.
Para nada le incomodó o molestó que yo lo abrasará, bajó su cabeza para mirarme y sonrió con ternura.
_ ¿Te digo algo Stephanie?
_ ¿Qué cosa? – le pregunté en susurros, con los ojos cerrados y aún abrazada a él.
_ Cuando te conocí te creía de mucho menos edad – solté una carcajada.
_ ¿En serio? No eres el único que me lo ha dicho
Ambos nos reímos y luego nos miramos sin decirnos nada. Presentí algo, mi corazón palpitó fuerte y rápido y Joey de pronto acarició mi mejilla.
_ No sé qué es lo que me está pasando contigo hermosa – yo volví a sonreírle y ya no pude más.
_ Si esto no es un sueño ¿Podrías besarme?...
Me miró con anhelos y sorpresa; deseó hacerlo y me besó.
Besándonos sin parar, Joey tomó mi cabeza con ternura y yo acaricié su enorme espalda.
Por un mensaje de Pandora a Bastian sobre mi titulación, fue rápidamente hasta el recinto y se encontró con nosotros besándonos a la vuelta del teatro.
Anonado de verme besándome con otro hombre, apretó los puños de rabia y se sintió herido y traicionado.
_ ¿Por ese hombre rompiste conmigo?...
Nos sonreímos y yo acaricié su cabello.
_ Qué lindo. Besas muy bien mi Joey – sonrió otra vez con vergüenza y luego me miró a los ojos.
_ ¿Ahora estás convencida de que no estás soñando? Todo esto es nuestra realidad mi Stephanie – le sonreí con dicha y él contempló mis ojos de amor para él.
_ Si, ahora lo sé
Él volvió a sonreírme y nos abrazamos otra vez...
_ Quiero hacerte una última invitación, Joey
_ ¿Cuál sería esta vez?
_ Mis papás me llevaran a comer a un restorán para festejar el que me haya titulado. Quiero que nos acompañes – volvió a sonreírme y sus ojos vibraron de coquetería y felicidad.
_ Por supuesto. No podría negarme nunca a tus invitaciones – le sonreí.
_ ¡Vamos!...
Nos acercamos a mis padres y mi madre me sonrió; yo también le sonreí. No controlaba el reírme, estaba en un éxtasis de felicidad.
Antonia me miró y me tomó de la mano. Me llevó a un lado y Joey me observó con intensidad.
_ ¿Qué pasa Antonia? – no podía dejar de sonreír.
_ Dime que él no es el verdadero Joey, que es un juego
_ No amiga, es él, es Joey. Vino a mi titulación
_ Pero es que no es posible. Es increíble amiga – más le sonreí y lo vi a él que estaba conversando con mis padres.
_ A mí también me parece un sueño. Míralo, Es tan lindo y tierno. Vino solo por mí, para estar conmigo en este día – Joey volteó a mirarnos con disimulo.
_ Está mirando para acá. Qué vergüenza – ambos nos pusimos a reír y él me miró y sonrió discreto.
_ Antonia, tengo que contarte otra cosa
_ ¿Qué cosa?
_ Nos besamos – le dije con mi sonrisa más perdura y mi amiga gritó de alegría.
_ ¡Ay! ¡¿de verdad amiga?! ¡Que emoción! – me reí y tomé su brazo.
_ No grites. No quiero que mis padres escuchen
_ Está bien, lo siento
Ambas volvimos a sonreír más que contentas y luego Joey y yo nos miramos.
Antonia sonrió.
_ Anda. Joey te espera
_ Gracias amiga...
Nos abrazamos sin importarnos nada, Joey me tomó de la cintura, nos sonreímos y mi padre nos tomó una foto. Después, me abrasé con mi mamá y papá y Antonia nos tomó otra foto; luego, nos fotografiaron a ambas juntas.
Me puse al medio de mis papás y Joey junto a mí, Antonia nos tomó esa linda foto. Todos salimos con una gran sonrisa.
Quería más fotos y las dos junto a Joey, las dos lo abrazamos. Él se rio y los tres posamos para mi papá y él nos fotografió.
Por último, Joey y yo nos abrazamos; apoyé la cabeza en su hombro. Él me sonrió y mi padre nos volvió a tomar otra linda foto.
Llegamos al restaurante y por ser un lugar público, Joey prefirió colocarse sus lentes de sol para que no lo reconocieran y no tuviéramos problemas.
Nos sentamos en una mesa larga y todos ubicados en sus respectivas sillas, Joey se sentó frente a mí. Me sonrió y yo le devolví mi sonrisa.
Nos reímos, comimos y bebimos. Hasta tiramos un par de bromas. La estábamos pasando tan bien, que incluso él se reía a carcajadas. Antonia no se pude contener y nos tomó otro par de fotos a los dos y Joey seguro y con confianza, se sacó los lentes y ambos sonreímos a la cámara.
Era su turno de contar alguna vivencia chistosa. Joey sonrió y empezó a contárnosla. Yo lo miré con dicha y mis papás estaban muy entretenidos con su anécdota. Pasaron unos minutos y todos estallamos de risa en la mesa.
Todo estaba tan divertido, que yo no quería que ese inolvidable y bonito momento se acabara, y menos, tener que despedirnos Joey y yo.
Él me miró y me sonrió con coquetería. Pretendía tomar mi mano y yo nerviosa, él acercó su mano junto a la mía y la tomó. Nos sonreímos, ambos, completamente enamorados.
Mis padres nos vieron tomados de la mano y mi papá se sorprendió.
_ Joey ¿Piensas hoy volver a tu país? – nerviosos nos soltamos de la mano.
_... Si... - dijo no del todo convencido y me miró. Yo desvíe la mirada triste por aquello.
Estaba atardeciendo y saliendo todos del restaurante, yo me rehusaba a que ese día perfecto se terminara y que Joey se fuera de mi lado.
Llegamos al metro y yo triste, Joey tomó mi mano y ambos nos sonreímos, pero ahora era con cierta melancolía.
Antonia y mis papás nos vieron caminar juntos hasta la boletería y nos dejaron conversar a solas.
_ ¿Estás triste?
_ Si, un poco
_ No tienes por qué estarlo. Hoy fue un día especial e inolvidable
_ Así fue. Fui inmensamente feliz a tu lado Joey – acarició mi mejilla.
_ Y yo hermosa – le sonreí con melancolía.
_ Quiero agradecerte otra vez por haber venido hoy y también por haber compartido con mi familia. De verdad me hiciste muy feliz hoy – me miró perdidamente.
_ No tienes nada que agradecer preciosa. Para mí fue un honor haber viajado hasta aquí, solo para acompañarte en este día tan especial para ti
_ Oh Joey...
Deseé confesarle lo que sentía por él y a punto de hacerlo, lo abrasé fuerte, con todo mi corazón. No me importó que mis padres nos vieran y Joey también me abrazó y acarició mi cabello. Apoyó su cabeza junto a la mía y me sentí tan quería y amada por él en sus brazos. Miró a mis padres y volvió a sonreír.
_ Tus padres son muy sencillos y amables. Me simpatizaron mucho
_ Así son ellos. Siempre han estado para mí en todo – me sonrió.
_ Me alegro mucho de que tengas unos padres tan buenos y cariñosos como los que tienes – mi corazón más vibró al sentir su acogedor abrazo.
_ ¿Volveré a verte de nuevo?
_... Tal vez... - me dieron ganas de llorar.
_ Voy a extrañarte mucho Joey
_ Y yo a ti... Tengo que decirte algo
_ ¿Qué cosa?
_... También fui muy feliz contigo en este día, no lo olvides nunca...
_... ¿Puedo preguntarte algo? – me miró –Ese día en el aeropuerto, cuando mis amigas te entregaron la chupalla ¿por qué te molestó? ¿Creías que era para mujer? – me sonrió.
_ A decir verdad, sí. Creí que era de mujer y estaba un poquito fea – ambos nos pusimos a reír y yo pensé en cuanto debieron de haber gastado mis amigas para comprársela.
_ Que malo eres. Piensa que mis amigas te la obsequiaron con mucho cariño – seguimos los dos riéndonos.
_ Bueno, después en el hotel, alguien me explicó que significaba y yo ahí recién comprendí.
_ ¿Qué es a ver señor Tempest? – le pregunté con una sonrisa picarona y él volvió a sonreírme.
_ Es una de las típicas vestimentas de aquí de tu país y te confieso, si me quedé con ella
_ Muy bien me parece – ambos volvimos a estallar en risas y luego nos miramos fijo y con cariño.
Tomó mis manos y yo me perdí en sus ojos. El corazón me latió acelerado y él me intimidó con su profunda mirada.
Acarició mi rostro y yo ya no pude más.
_ Joey, te amo. estoy enamorada de ti
_ ¿Qué?... No, no puedes estar enamorada de mí. Cariño, soy mucho más mayor que yo
_ Eso que importa ¿No te basta con lo que acabo de decirte? ¿O crees que es solo una niñería mía?
_ No, claro que no, pero es que...
_ ¿Qué?
_ Estoy casado – lo miré con tristeza.
_... Eso ya lo sé...
_... Es mejor que ya me vaya... - se me llenaron los ojos de lágrimas.
<< He sido una tonta >>
Se me hizo un nudo en la garganta.
_...Gracias otra vez por haber asistido a mi ceremonia. Que tengas un buen viaje...
_... Gracias...
_... Adiós...
Con los ojos cubiertos de lágrimas, me di la vuelta para irme, pero Joey me retuvo.
Anonada, él me miró a los ojos y tomó mi rostro en sus manos y lo miré con vergüenza y amor.
_... No sé qué es lo que me está pasando contigo Stephanie, pero siento que a tu lado sería muy feliz
_...
Acercó sus labios a los míos, cerré los ojos y él me besó con desesperación. Me entregué por completo a su beso, toqué su enorme espalda y ambos besándonos, mis padres y Antonia nos miraron con la boca abierta.
Nos sonreímos casi emocionados al cabo de nuestro segundo beso y sin más, nos abrazamos fuerte, como si de ese abrazo no pasara nunca el tiempo.
Me puse a llorar en su hombro y él acarició mi largo cabello negro.
_ No estés triste niña mía... Esto es difícil para ambos
_... No es justo...
Triste, yo no me pude resistir y me acerqué a sus labios, y ahora, yo lo besé y él me correspondió. Volvimos a besarnos los dos larga y apasionadamente.
Caminamos, tomados de la mano, hasta el tren que nos llevaría a mi hogar.
Joey me entregó discreto un papel en mi mano y yo lo miré sorprendida; debía ya subirme al tren y nos tomamos por última vez de la mano. Nos miramos, y a mí se me llenaron otra vez los ojos de lágrimas y él me sonrió por última vez.
Sonó el timbre de partida, nos tuvimos que soltar de la mano y las puertas del vagón se cerraron.
Joey me miró, y yo triste, el tren comenzó a andar. Él levantó su mano y se despidió, yo también lo hice y el tren se fue.
Me fui a sentar junto a mi familia y con la mirada ida en la ventana, solo pensé en él.
No solté el papel de mi mano y vi una y otra vez el número de su celular.
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