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Capítulo 20

Salimos del restaurante tomados de la mano y nos fuimos hasta el centro de la ciudad...

Sin soltarnos de la mano, Joey me miró con su perdura sonrisa.

_ ¿Te gustaría ir a tomarnos una foto a la antigua?

_ Si. Me encantaría mucho

_ Jejeje. Vamos, entonces

Me dijo todo animado y sin soltarnos de la mano, comenzamos a correr buscando aquel fantástico lugar para tomarnos aquella foto.

Encontramos un sitio que se apodaba "El Baúl de la abuela", el lugar ideal para tomarse el tipo de fotografías que nosotros queríamos.

Entramos al lugar y yo miré con asombro las vestimentas de época que colgaban por las paredes. Joey también las miró y luego me sonrió con ternura.

Había una pareja posando para la fotógrafa. Estaban vestidos con aquellas vestimentas y los dos ansiosos, nos sonreímos y esperamos a nuestro turno.

Me coloqué un precioso vestido con corsé, largo y muy, muy ancho. Me sentí igual que una dama antigua y con el corazón feliz, miré a Joey y él también me miró. Él lucía como todo un caballero de época. Me sonrió deslumbrado.

Encontré que se veía tan guapo con esa ropa y más que feliz y con ilusiones, me perdí en sus intensos ojos celestes.

_ Que linda

Me dijo y los dos nos sonreímos. Él se colocó el sombrero de copa y volvió a mirarme y a sonreírme coqueto. Yo me levanté un poco el vestido, me le acerqué y los dos volvimos a mirarnos con esa dulce e intensa complicidad.

_ Que preciosa se ve con ese vestido, mi bella dama

_ Lo mismo digo yo mi caballero. Le queda perfecto ese traje

_ Jejeje

Volvió a mirarme perdidamente, yo le sonreí y le acaricié su mejilla.

La encargada me pasó una sombrilla y Joey y yo nos miramos; nos sonreímos y la fotógrafa preparó la cámara.

Ambos posamos frente a la cámara, yo levanté la sombrilla y nos miramos con Joey. Él tomó mi mano, los dos volvimos a sonreírnos, y muy juntos, le sonreímos a la fotógrafa y ella nos tomó aquella linda y tierna foto a la antigua.

Nos entregaron la foto y los dos más que expectantes, la tomamos y la miramos. Sonreímos al unísono.

_ Quedó muy bonita. Te ves preciosa niña mía – le sonreí.

_ Tú tampoco lo haces nada mal. Te ves muy guapo

_ Los dos lo estamos jejeje. Nos vemos muy bien juntos – más le sonreí y sentí que el corazón me latió rápido y contento. Él me miró con destellos.

_ ¿Quieres conservarla tú? – mi corazón brincó de alegría.

_ Si, me encantaría – él me sonrió con destellos y me entregó nuestra foto.

La sostuve y de inmediato la atesoré. Amé mucho más a Joey en aquel tierno momento.

Nos sentamos en la arena, frente al mar y miramos el atardecer juntos...

Él sin contenerse, me abrazó. Mi corazón se estremeció de felicidad y con anhelos, apoyé la cabeza en su hombro.

Él amó aquel momento y sin separarnos los dos, miramos la puesta de sol. Él me miró y con cariño y sin temor, tomó mi mano. Yo le sonreí y de pronto pensé en que mañana tenía que irse y se me hizo un nudo en la garganta.

Joey lo advirtió y miró mis ojos tristes.

_... Sé que es complicado, para ambos... pero tengo que irme

_... Lo sé – la angustia lo abordó y solo pensó en los dos.

_... Si pudiera retener el tiempo justo en aquel día, cuando te conocí. Créeme que lo haría y no lo cambiaría por nada

_...

Se me retuvo el aliento y con la garganta atorada, se me llenaron los ojos de lágrimas y Joey me tomó por impulso de mis mejillas y me besó desesperado, añorando quizás tirar todo por la borda y los dos besándonos, él me recostó suavemente en la arena.

Nos miramos perdidamente, él acarició mi mejilla y volvió a besarme. Yo acaricié su espalda.

Aquel beso fue el más tierno, apasionado y largo de toda mi vida.

Los dos tristes, él tomó con ternura mi rostro.

_ No quiero que estés tristes cuando tenga que irme

_...Lo intentaré...

Los dos nos miramos conteniendo la tristeza y Joey me amó con locura.

De pronto, añoró algo y esbozó una pequeña sonrisa.

_ ¿Quieres que nos tomemos una foto, los dos juntos, con mi celular? – le sonreí enternecida. Amé la idea.

_ Si, quiero – me miró perdidamente.

Nos sonreímos, Joey tomó con cariño mi mano y los dos posamos a la cámara. Yo iba a presionar el botón para tomar la foto y Joey sin evitarlo, tomó mi mano en el botón y lo presionó; yo sonreí y él me miró con ternura, y en instantes la cámara capturó nuestra perdura sonrisa.

Miré el mar y me acerqué. Joey me miró.

_ Posa para mí. Te tomaré una foto

_ De acuerdo jejeje

Con mi sonrisa radiante, estiré los brazos y frente al mar, le sonreí a Joey con toda mi alegría y él perdido en mí, me miró cautivado y me tomó aquella foto.

Miró la foto con amor y se me acercó. Nos sonreímos y yo sin contenerme, le robé un beso, lo que a él más le fascinó y le volvió loco; besándonos, él levantó el celular y nos tomé aquella tierna e inolvidable foto, con nuestro beso.

Me tomó de la cintura, se aferró a mi espalda y yo disfruté de su anhelado abrazo; así juntos, miramos por última vez el mar.

Se había anochecido y los dos volvíamos caminando lento por la orilla de aquel mar.

A punto de llegar al centro de la ciudad, Joey se detuvo y me miró en seco.

_ Stephanie. No quiero que mañana vayas a despedirme al aeropuerto... - se me retuvo el aliento.

_... Pero ¿Por qué?

_ Porque no quiero hacer más difícil esto para los dos. No me gustan las despedidas y menos para ti... - se me llenaron los ojos de lágrimas y se me oprimió el corazón.

_ Ok... Sí es lo que quieres, así será...

Hice un parar un taxi y Joey tan desecho como yo, me miró con tristeza.

_... Adiós Stephanie – lo miré por última vez, con mis ojos cubiertos de lágrimas.

_ Adiós Joey...

Sin más, me subí rápido al taxi. Joey solo me vio y yo sin voltearme a verlo, el taxi partió y se alejó de él.

Corría a toda velocidad al aeropuerto. No me importó todo lo que él me había dicho. Solo anhelaba despedirme de él y verlo, al menos una vez más y esa pequeña ilusión que tenía, se quebrantó al ver el avión, donde él iba, volando por lo cielos.

El pecho se me oprimió y pegada al gran ventanal, vi como aquel avión se alejaba más y más de mí y no tuve fuerzas. Me caí al suelo y las lágrimas escurrieron por mis mejillas.

Ahogada y muy triste, llegué a la playa, donde ambos habíamos estado. Me senté en la arena y recordé su voz, sus besos y abrazos y suspiré con tristeza...

Pensativo tras la ventana, de aquel avión, miró el cielo y con el corazón oprimido, recordó una y otra vez en nosotros y la amargura lo abordó.

Miró las fotos de ambos en su celular y se sintió un completo idiota por haber tomado aquella decisión, pero ya no había vuelta atrás.

Recordó de pronto la carta que yo le había escrito y sin más comenzó a leerla...

Con el corazón roto y resignado, regresé a Santiago...

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