Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

14. El De Las Dudas Que Siguen

Los dos me miran con cara seria. Óscar no tiene que esforzarse demasiado, siempre lo hizo así conmigo cuando éramos niños y quería ejercer de hermano mayor. No me preocupa demasiado. 

     Pero Oliver, a su lado, es de los que quieren llevar la razón así no la tengan. 

     Nos tomábamos una cerveza juntos, para brindar por su reconciliación, momento que se ha jodido cuando yo les he dicho de la llamada de Manu de hace horas y de nuestro encuentro de esta noche. 

     —Entiendo que seas supersticiosa para algunas cosas, pero cargarte así una relación que te gusta tanto es de campeonato. 

     —No hablemos de cargarnos nada, que para muestra ya estáis vosotros —les digo levantándome del sofá para ir a mi dormitorio a vestirme. 

     En diez minutos llega Héctor, y en media hora más tengo que tener claro dónde encaja él en mi vida. 

     —Lo nuestro era cuestión de tiempo, de madurez —se defiende Óscar. 

     —Ya, ¿la madurez que demostrabas tener cuando me amenazabas para acercarte a este idiota, o la que él tenía cuando me interrogaba sobre ti, creyendo que la idiota era yo? 

     —La que nos hizo valorar el tiempo que perdimos —confirma mirando a su pareja. Oliver le sonríe. 

     —Por eso mismo necesito hablar con Héctor, no quiero que ese tiempo corra en mi contra, si me enamoro de verdad no quiero estar pendiente de un reloj pensando en qué momento él me dejará porque no es el hombre de mi vida. 

     —Supersticiosa y además gilipollas, pero ¿por qué tiene que acabar nada antes de empezar? Espera a conocerlo primero, ¿no? —Insiste Oliver, que viene hasta mí. Pone sus manos en mis hombros y me dice—: Escúchame bien, cariño, era un test para crías hormonadas de hace veinte años. No está avalado por ningún estudio o experimentación  previos, ahora en el siglo XXI. Es el resultado de una mente disfuncional que no tuvo mejor cosa que hacer que joder la vida de los adolescentes confiadas y soñadoras como tú… 

     —Siempre funcionó, Oli —alego sin demasiada credibilidad. 

     —Porque tú haces que funcione, cielo. Eres tú, y no tu destino, quien rechazas o aceptas a tus parejas. Y hoy estás a punto de estropear eso tan bonito que tienes con Héctor por no darte la oportunidad. 

     —No lo haré si él me da una señal.  

     —Pero ¿por qué eres tan terca? 

     —Está bien, calma —interviene un pacífico Óscar—. Le debo una muy grande a ese capullo, así que por mí que no quede. Pasará tus siete interrogatorios —dice haciendo crujir los dedos de sus manos  como si el trabajo que hará fuera muy duro. 

    —¿Ah, sí? —cuestiono con ironía. 

    —Sí, no es la primera vez que quieres deshacerte de un tío, y Oliver y yo sabemos lo que necesitas que te diga. ¡Joder, Leire, si hasta papá lo sabe! 

    —Vale, campeón, tú mismo —le digo golpeando su pecho—. Cuando alecciones a Héctor, dile que pase a mi dormitorio. Si es el hombre de mi vida, no saldrá de él en toda la noche. 

     Y basta de tonterías, que esta noche se decide mi futuro sentimental aunque yo no tenga la última palabra en él. 


     Me ha parecido oír la puerta, seguro que es Héctor, casi termino de ponerme las botas de tacón y de arreglarme el pelo. 

     Podría parecer que estoy nerviosa, pero nada más lejos de la realidad. Confío, confío en mi suerte. Si Héctor es el hombre de mi vida las señales tienen que indicármelo. No trato de pintar una flecha neón encima de su cabeza, pero oye, ganas no me faltan, porque ese hombre me gusta de verdad. Y por ahora esa indicación solo me lleva en dirección a Manu, que tampoco es que me desagrade. 

     Así que no garantizo que pueda seguir ignorando a mi destino por más tiempo. 

     Aplico un poco de maquillaje en mis mejillas y espero a que se abra la puerta. Héctor ya debió atravesar el corto pasillo, ¿qué ocurre? 

    ¡Mierda, Óscar! 

     Espero que de verdad estén hablando y no quiera retomar la pelea de esta mañana. 

     Salgo corriendo de la habitación y ahí que los veo a los tres, de pie en la cocina, debatiendo mi privacidad botellín de cerveza en mano. 

     —Siete, esa es la respuesta,  tío, ni cuatro, ni dos, ni cien… —Insiste Óscar, explicación que matiza después su novio. 

     —Tú cuenta hasta siete en todo. Letras, palabras, orden de lugares, lo que se te ocurra. Siete. ¿Que ibas a dar una respuesta?, espera un momento, cuenta hasta siete y di la siguiente que pase por tu mente, o ya puestos, la séptima opción que hubieras escogido. 

     —Empiezo a creer que estáis todos locos con eso del siete. Y acojona en serio hablar con vosotros. —Pero más que asustado, lo dice riendo. 

     —Exacto. Siete —grito bien alto para que me vean en la puerta. Y para enfatizar mi descontento, me cruzo de brazos. 

     Héctor se ha girado al oírme. 

     Vaya, su cara marcada le da ese toque de tipo duro, que con el uniforme de poli ha de verse infinitamente sexi. 

     —Leire, eso no suena del todo bien, no cuando estoy encerrado en un piso con tres neuróticos que me obligan a contestar siete —me dice riendo. 

    Se acerca a besarme delante de los otros dos. 

     —Hola, oficial —dice sonriendo al dejar mi boca libre. 

     ¡Ay, por favor! Que alguien me recuerde por qué las dudas que tengo con Héctor son tantas. 

     Y entonces, ya se encargan mi hermano y mi amigo de hacerlo. 

     —Ese beso debería bastar como prueba, ¿qué no? —comenta Oliver como si yo no pudiera oírlo. 

     —Ya te digo,  que sean siete, porque hasta a mí se me cayeron ya las bragas. —Y es por eso que Óscar se lleva la colleja de su novio. 

    —Hablemos en privado, ¿sí? 

     He quitado a Héctor del medio para tener más intimidad. Entramos a mi dormitorio. 

     Allá vamos. 

     Cruzo los dedos por si acaso necesito ayuda extra, total, una vez soplé los dados y funcionó, demasiado, pero funcionó. 

    —Siéntate, estaremos más cómodos. 

    Héctor me mira dudoso. 

    —¿He de sentarme?, ¿o cuento siete y espero? 

    —¿Qué te ocurre? —pregunto sorprendida ante su rostro serio ahora. 

    —Dímelo tú. No entiendo una mierda aunque haya parecido lo contrario ahí afuera. No he querido pasar por imbécil delante de tu hermano y Oli. 

     —Quería hablarte de eso... 

     —Te escucho. —Se dirige a la cama para sentarse, y para nada lo hace cómodo. 

     No pensé que fuera tan difícil, de hecho pensé que si Héctor comenzaba a quererme, me lo pondría más fácil. Al menos si me muestra su sonrisa, puedo equilibrar así la balanza de mis dudas. 

     —¿Qué tenemos en común tú y yo, Héctor? —Quería que empezase a hablar, pues directamente he pasado a la pregunta final.

     —Dame más pistas de lo que he de decir, Leire, porque parece que tú ya lo has decidido sin que yo haya abierto todavía la boca. Y si pretendes que te diga que soy tan supersticioso como tú, ya puedes acabar con este interrogatorio porque no creo en la suerte. 

     —¿Acaso no dudas de que lo nuestro se vaya a la mierda? 

     —Pues claro, joder. 

     —¿Entonces? 

     —Hasta que llegue ese día lo disfrutaré como hace cualquiera. —Se levanta de la cama, ya dije que no se veía cómodo—. Eso es comenzar una relación que te gusta. Y se tienen que esquivar los obstáculos para que no termine, aunque no te garantizo que siempre se pueda lograr. Se llama amor, Leire, no suerte, destino o… siete. 

     —No lo digas con ese desprecio porque me haces sentir ridícula. 

     —Esta situación, que te empeñas en mantener, es la ridícula. ¿Qué importa que no tenga un siete que me dé tu aprobación? Eres tú la que tienes que aprobarme, Leire, ¿no lo ves?

     —No, no lo veo. 

     —Te escondes tras esa teoría absurda que rige tu universo para deshacerte de molestas decisiones, pero esto no es desayunar por error o pasarte de copas. Es el cariño, la confianza y el amor que le puedas tener a una persona lo que tiene que hacerte reaccionar. 

    —Tú no lo entiendes. 

    Por una parte, puedo intentarlo y dejarme llevar por los sentimientos. Pero por otra, me asusta, no me atrevo a que estos sentimientos, que ahora me nacen por él, se equivoquen y me hagan sufrir cuando tengo más que demostrado que si dejo en manos del destino mi decisión, es lo más correcto. 

     Héctor ve que me he quedado sin ganas de defenderme y hace su próximo movimiento, ya lo dijo él, lucharía. 

     Y este consiste en acercarse a mí, agarrarme el rostro con ambas manos y hablarme tan cerca que es imposible no ver su bonita sonrisa. 

     —Ya te dije que no lo entiendo, cariño. Pero yo estoy preparado para entregarme a lo que podamos construir, y me gustaría que tú estuvieras en esto conmigo y no pendiente de un número que te mantenga a mi lado. 

    Su tierno beso hace que mi mundo y mis creencias se tambaleen. 

     Pero no llega a derribarlas del todo. 

     No puedo, me es imposible ignorar que nada lo vincula a mí. 

    —Dime algo, Leire —me pide tras unos segundos de molesto silencio. Apoya su frente en la mía a la espera de oírme hablar.

     Mi destino es cruel, me deja elegir la última palabra, la que no creí tener que decir nunca con Héctor. 

     —No. 

     —Entonces, ¿hasta aquí llegó el intento de lo nuestro? —Se aparta de mí, él también se rinde al verme decir que sí con la cabeza. 

     —Sería un continuo dilema por mi parte, Héctor, y desde ya sé que nos destruiría. Además, Manu cumple con todos los requisitos...

     —Y es mejor apostar al siete, que a nosotros, ¿no es así? Ahora lo pillo, oficial. 

    —No me llames así fuera de servicio, por favor. 

    Me duele tener que pedírselo, pero necesito mantenerme en pie. 

     —Lo siento, Leire. No volverás a oírmelo decir. 

     Héctor se dirige a la puerta en silencio, aunque yo puedo oír cada uno de sus pensamientos sobre mí, me piden una última vez que recapacite y lo detenga antes de salir. 

     Pero mi destino me lo impide y me quedo observando cómo se va de mi vida. 

♣️❤️♠️♦️

Va ser cierto que Leire no lo tenía tan claro, que cuando cree acertada su elección el destino interviene.

Se acerca el final 😭‼️


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro